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+ THE KONINCKS
Viernes 8 de Septiembre de 2017 – Sala But – Madrid
Vuelta de vacaciones, dejamos los festivales, los chiringuitos, y volvemos a la dinámica de salas de conciertos. En esta ocasión es la sala But la encargada de acoger uno de los primeros shows de esta temporada, ni más ni menos que el mítico Richie Kotzen secundado por THE KONICKS, quienes harían la labor de teloneros para esta noche. El ambiente de la sala bastante bueno desde el inicio de la velada, y más teniendo en cuenta que son los primeros días de septiembre, donde cuesta adaptarse a la dinámica de trabajo, estudios y demás para compaginarlo con los conciertos, y siempre se hace notar en este primer tramo de temporada.
La noche la abrían THE KONICKS, cuarteto de blues rock con voz femenina rota y peculiar, un ritmo muy interesante en todas sus composiciones, y con melodías hipnóticas, en definitiva un sonido muy setentero con algunas influencias indies con el que comenzaba la acción. Los de Lucerna llegan para presentarnos su nuevo EP «Daytime / Nighttime», que precisamente da nombre al single de este último trabajo y que muestra a la perfección el camino que sigue la banda en la actualidad, además de mostrar el lado más rockero del combo. Sin embargo, otras como «Rain» que es puro rhythm & blues, o «Bad Timing», que muestra un lado más reposado e indie, suponen un buena mezcla en su música, ya que sin ser canciones completamente diferentes unas de otras, mantienen una línea para nada pesada o lineal, valga la redundancia. Presentación más que correcta de los suizos que fueron de menos a más, siendo bastante aclamados ante su despedida, con un fuerte intento de que volvieran a salir con un bis, pero el tiempo apremiaba.
Llegaba el turno del cantante, guitarrista y compositor Richie Kotzen con su proyecto en solitario. El artista de Pensilvania se caracteriza por su voz rota (cómo nos recuerda por momentos al lamentablemente perdido Chris Cornell) y por su feeling a la hora de tocar la guitarra sin púa, un músico con una personalidad única que siempre nos demuestra que tiene una capacidad para transmitir muy importante. En esta ocasión nos presenta su nuevo trabajo «Salting Earth», el que vuelve a poner toda su calidad en el asador.
Arranca la presentación y lo hace con «End of Earth», tema inicial y una de las más destacadas sin lugar a dudas de su último LP con un trabajo vocal importante, desgranando unas grandes melodías que se mezclan a la perfección con su voz. «Socialite» servía para mostrarnos el talento a la guitarra del bueno de Richie y del resto de la banda al bajo y batería con sendos solos que daban paso a una «Meds» en la que Kotzen nos deleitaba ahora desde el piano demostrando que en este nuevo disco ha dado un paso más funky en su sonido.
Las nuevas sonaban de lujo, pero fue comenzar a sonar «Go Faster» y la sala se venía abajo, composición que lo tiene todo y que rompe un tanto con la línea bluesera y funk de la mayoría del show, algo que también se agradece para no terminar por hacer lineal su show. No debería faltar «Love Is Blind» por ejemplo, que es otra canción con una vertiente más roquera que contrasta con el virtuosismo instrumental por los cuatro costados de la siguiente «Your Entertainer», mientras una deliciosa «Bad Situation» nos daban un pequeño respiro y nos dejaba disfrutar de las grandes melodías que aguarda en su interior.
Llegaba el momento de otra nueva como «My Rock», una balada preciosa en la que Richie nos acompaña a una atmósfera especial y lo hace de nuevo al piano. Para «Canon Ball» se mantiene al piano el maestro, de nuevo con el sonido tan reconocible que tiene este nuevo trabajo, te podrá gustar más o menos el rumbo que ha tomado el artista con este último plástico, pero el norteamericano como es normal tiene que presentar canciones nuevas también.
Momento especial con el pequeño set en acústico que comenzaba con una prodigiosa «High» que iniciaba Kotzen en solitario con su guitarra, para sumarse un cajón y una línea de bajo bastante silenciosa para no destacar con sus graves. El público no se cansó de corear esta preciosa pieza al unísono, como sucedió con otra preciosa como «I Would», en la que la emoción volvía a estar a flor de piel, una auténtica maravilla. Sería algo importante ver una gira en acústico de Kotzen y los suyos, porque sin duda fue de lo más destacado de su show.
La banda tenía un vuelo de muchas horas, fue por ello por lo que su concierto comenzó a las ocho y media de la tarde, hora poco habitual para el comienzo de una banda cabeza de cartel (lo normal sería a las nueve). Les agradecemos que no quitasen ninguna canción del set, como habrían hecho otras bandas probablemente al tener que finalizar antes su concierto, todo un gesto de profesionalidad, habiendo tiempo incluso para un solo de cajón que no dejó indiferente al público y que supo disfrutar como previa a los bises.
Las tres definitivas no varían demasiado en sus shows, comenzando por una mágica «Fear» que va claramente de más a menos, comenzando y terminando por ese famoso ‘aullido’, espacios en los que el público acompañaba sin dudar. La melódica y a medio caballo entre rock y funk «Help Me» es de lo más divertida, y más cuando Richie vuelve a cambiar la guitarra por el piano en un final extendido. Con el piano como protagonista en una parte inicial de «This Is Life» cargada de jazz, swing y funk que nos recuerdan a músicos como Prince y que es algo bastante distinto a lo que nos tiene acostumbrado. Así termina un show que muchos dirán que le ha faltado algo de ‘chicha’ por así decirlo en lo que a rock se refiere, pero otros dirán que su evolución como artista sigue siendo notable y positiva. La respuesta fue bastante más positiva que negativa, pero siempre hay algunos que no entienden que algunos artistas rebusquen en sus raíces, algo por otra parte totalmente respetable también.
En definitiva, noche de muchos quilates en Madrid, noche de feeling, de emociones a flor de piel, de melodías que se te meten por los poros, de ritmos sosegados y de ritmos contagiosos, en definitiva, noche de mucha calidad en la capital con un Richie Kotzen que volvió a hacer de las suyas, y es que nos encanta en todos sus formatos, ya sea con The Winery Dogs o en solitario. Tome el camino que tome en su sonido seguirá brillando con luz propia, su don como músico es algo innegable. Lo que verdaderamente está claro es que cada visita del artista norteamericano es una cita obligada para nosotros por veladas como esta. Como dijo en una entrevista acerca de este último «Salting Earth», ha dado un paso hacia atrás para dar dos pasos adelante para seguir buscándose a sí mismo, consiguiendo encontrarnos a nosotros también, y es que cada vez queda más claro que toca el palo o estilo que le digas, estamos sin duda ante un ‘supertalento’ que volvió a poner Madrid a sus pies.
Texto y fotos: Óscar Gil Escobar
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