+ 77′ + GIRLSCHOOL
Domingo 18 de Diciembre de 2016 – Sala Razzmatazz – Barcelona
Lo difícil no es llegar sino mantenerse. A lo largo de las últimas décadas el nombre de SAXON ha estado tan vinculado al heavy metal como los elásticos, las tachas o las chupas de cuero. Toda una vida de trabajo, música y carretera han convertido a la mítica formación británica en referente indiscutible del género, sobreponiéndose a cambios de formación, litigios legales y modas. Hace aproximadamente un año su visita acompañando a otra banda legendaria como MOTÖRHEAD quedaba truncada por la irreparable perdida de Lemmy Kilmister. Así que tras reorganizar sus planes de gira, el incombustible Biff Byford y sus muchachos regresaban a nuestro país para presentar las composiciones de su vigésimo primera obra de estudio «Battering Ram».
Durante su longeva trayectoria los metaleros de Bransley han vivido etapas mejores y peores. De modo que tras haber peregrinado por casi todos los locales de la Ciudad Condal, su retorno a la sala grande del Razzmatazz servía para dar lustre a tan señalado reencuentro, y mas cuando para acompañarles contarían con el respaldo de otras ilustres veteranas como son GIRLSCHOOL. Como representantes de la escena nacional contaríamos con el concurso de ´77, quienes aprovecharían su oportunidad para montar una buena fiesta y presentar sus credenciales a quienes todavía no les conocían.
Dispuestos a ser protagonistas y no una simple banda de apertura, la formación liderada por los hermanos Valeta salió dispuesta a ofrecernos una buena ración de ese rock potente, eléctrico y vacilón que les ha valido para ser considerados como los «nietos» catalanes de los australianos AC/DC. Sin duda, el hecho de tocar en casa y la excelente reputación que el cuarteto se ha granjeado en directo sirvieron para que la conexión con el público fuera absoluta desde que aparecieran en escena con el marchoso «We´re 77″, que ponía a la gente a cantar desde el mismo arranque. Con Armand muy metido en su papel de frontman, -repartiendo sonrisas y saludos-, el ambiente se iría caldeando gracias a la pegada que exhibieron en el explosivo «High Decibels», que hacía que LG se convirtiera en el centro de todas las miradas con su desenfrenada forma de tocar la guitarra.
Su cuarto trabajo «Nothing´s Gonna Stop Us», ha supuesto su consagración definitiva dentro de la escena nacional, de modo que durante su presentación no faltarían temas como la desenfadada «It´s Alright», que se convertiría en el preámbulo perfecto para que Armand nos animaría a convertirnos en parte activa de la fiesta al invitarnos a participar en los coros del infeccioso «Down And Dirty», que se convertiría en el único recuerdo que se permitieron a su «Maximum Rock N´Roll».
Como viene siendo habitual en todas sus descargas, no faltaría el paseo LG entre la audiencia mientras sus compañeros atacaban «Things You Can´t Talk About», ni la locura que desató la vertiginosa «Tightrope», que era la escogida para retornar sobre el material de su última entrega. El primer recuerdo de la noche hacia la figura de Lemmy Kilmister llegaría con su versión del «The Hammer», para la que Armand dejaría su guitarra para encargarse únicamente de las tareas vocales. Mientras que el final definitivo estaría reservado para esa declaración de principios que es «We Want More Rock N´Roll». Sinónimo de calidad, diversión y rock n´roll, el cuarteto catalán volvió a demostrar sobre las tablas el porque son una de las bandas más en forma dentro del panorama nacional.
Tras un vertiginoso cambio de equipo el escenario estaba preparado para acoger la descarga de una formación que, sin llegar nunca a despuntar, siempre ha gozado del cariño y el respeto de los seguidores del heavy metal: GIRLSCHOOL. Sin grandes alardes escénicos y parapetadas en la sobriedad que siempre les ha caracterizado las londinenses salieron con las pilas bien cargadas, poniendo toda la carne en el asador desde que irrumpieran en escena con los rotundos guitarrazos de «Demolition Boys».
Acogidas cálidamente por el respetable, el cuarteto supo granjearse el apoyo de una audiencia que acompañó con palmas el desarrollo del fiestero «C´Mon Let´s Go». Pese al paso de los años, la banda sigue manteniendo intacta su personalidad, logrando que temas clásicos como «Hit And Run», siguán conservando esa inconfundible garra roquera que lo convierten en una apuesta segura de cara al directo. En una noche tan emotiva como esta, tampoco faltaría el recuerdo hacia otra figura imprescindible dentro del heavy metal como es Ronnie James Dio, durante la presentación de «I Spy», que les servía para levantar el pie del acelerador mientras Kim McAuliffe y Enid Williams se repartían las tareas vocales.
No sería esta la única oportunidad de escuchar a la bajista, ya que también se encargaría de llevar la voz cantante durante «Come The Revolution» y su vacilona versión de The Gun, «Race With The Devil». Aunque, como era previsible, el grueso de su repertorio estuvo centrado en sus primeros trabajos, no faltaría algún recuerdo a su última entrega discográfica «Guilty As Sin», con la acelerada «Take It Like A Band», que les servía para volver a reivindicarse como alumnas aventajadas de Mr. Kilmister y Cía.
Sin embargo, los momentos más vibrantes y eléctricos de la velada estarían reservados para sus temas clásicos, con la gente muy participativa a la hora de seguir los contagiosos estribillos que marcarían temas como «Watch Your Step» o la final «Emergency», que nos dejaba a todos con un excelente sabor de boca antes del plato fuerte de la velada.
El de esta noche era uno de esos conciertos especiales, de aquellos que suponen el reencuentro entre viejos colegas que hacía tiempo que no coincidían. De modo que, pese a ser domingo por la tarde, el ambiente en el recinto estaba de lo más caldeado, y más después del excelente aperitivo que habían supuesto las descargas de ´77 y GIRLSCHOOL. Todo estaba listo para el desembarco de las estrellas de la noche, con un escenario dominado por un gran logo de la banda y la espectacular tarima sobre la que descansaba la batería de Nigel Glockler, flanqueada por 4 Marshalls a cada lado.
Ataviado con su clásica casaca larga, el vocalista aparecía en escena extendiendo los brazos para saludar a sus seguidores mientras sus compañeros empuñaban los instrumentos para dar el pistoletazo de salida a casi dos horas de auténtico heavy metal con «Battering Ram» dejando claro, desde el mismo arranque, que la banda está en un excelente estado de forma. Y es que durante todo el show el carismático frontman no dejó de recorrer el escenario para demandar nuestra participación a la hora de acompañarle en temas imprescindibles dentro de su discografía como «Heavy Metal Thunder», que desataba la euforia entre las primeras filas mientras ambos guitarristas se encaramaban sobre la tarima de la batería. Ante una sala absolutamente rendida nuestro viaje proseguiría con un rotundo «Sacrifice», que fue recibido como si de un clásico más se tratase, acompañado por unas densas columnas de humo que hacían su primera aparición sobre las tablas.
Sin darnos ni un segundo de tregua, el amenazante bajo de Gus Macricostas, – sustituto de Nibbs Carter en este tramo del tour-, sería el encargado de adentrarnos en «Solid Ball Of Rock», que se convertiría en la excusa perfecta para que Biff calentara nuestras gargantas antes de hacernos entonar su hímnico estribillo. Precisamente, sería esta la única licencia que se permitieron al material facturado durante la década de los noventa, ya que a continuación se sucederían algunas «viejas favoritas» como «Never Surrender», o «The Eagle Has Landed», durante la que caería el telón de fondo para dejar ante nuestros ojos la figura del mítico águila.
Varias fueron las ocasiones a lo largo de la velada en las que la formación tuvo que contemporizar el ritmo del show para dejar que los fieles corearan insistentemente el nombre de la banda, provocando que el propio Biff nos devolviera los aplausos y nos agradeciera la presencia de diferentes generación de metaleros. Una de las sorpresas de la noche llegaría con una inesperada «Stand Up And be Counted», una pieza del mítico «Wheels Of Steel», que la banda ha recuperado para este periplo europeo. El contraste entre el presente y el pasado quedaría plasmado con «The Devil´s Footprint», que nos dejaba con el escenario sumido en la penumbra antes de que el tándem formado por Paul Quinn y Doug Scarratt nos volara la cabeza con la rotundidad de sus aniquiladores riffs.
Una vez más, llegaría el momento de hacer referencia al gran ausente de la noche antes de que el quinteto nos pusiera a todos a botar mientras entonábamos el estribillo del imprescindible «Strong Arm Of The Law». No decaería el nivel de intensidad, ya que la siguiente en sonar sería «Power And The Glory», que impregnaba el recinto de épica metalera mientras Biff se paseaba exultante por el escenario haciendo rugir al personal. Y es que el veterano vocalista sigue conservando intacto el carisma que le ha convertido en uno de los frontmans por excelencia del heavy metal. Su versión del clásico de Christopher Cross «Rock Like The Wind», sería la excusa perfecta para que todo el recinto continuara cantando antes de que Paul Quinn se encargara de rubricar el tema con un fantástico solo de guitarra.
Nuevamente los cánticos volverían a inundar el recinto. De modo que el vocalista se dirigiría a los presentes para preguntarnos si queríamos escuchar un tema lento o uno rápido. La respuesta escogida, como no podía ser de otra forma, fue la segunda, así que la banda se abalanzaría sobre el trepidante «20.000 Ft», que nos hacia agitar la cabeza frenéticamente. Una nueva mirada sobre «Battering Ram», nos adentraría sobre el poderoso uptempo «Queen Of Hearts», que hacia bajar el nivel de revoluciones, que no de intensidad, con toda la banda posicionada junto a la batería de Nigel Glockler para dejar en solitario al vocalista en primera línea de fuego.
Tampoco faltaría durante su show algún guiño hacia sonoridades más roqueras en temas como «And The Bands Played On», que quizás de entre las clásicas fue de las que recibió una acogida más discreta. Sin embargo, si hay algo que les sobra a SAXON son temas para poner cualquier recinto patas arriba, así que la elegida para volver a reenganchar al personal sería «Dallas 1 P.M.». Si intenso y eléctrico fue todo el concierto, la recta final fue absolutamente demoledora con una versión del «Ace Of Spades», que sirvió como homenaje al gran Lemmy, y la final «Wheels Of Steel», que hacía que la sala se viniera abajo.
El retorno de los músicos sobre las tablas llegaría de la mano de «Let Me Feel Your Power», con un Biff impresionante saltando junto a la audiencia, para acto seguido dejar paso a una coreadísima «747 (Strangers In The Night)», que marcaría su vuelta a los camerinos. Entre cánticos de sus seguidores la banda retornaría sobre las tablas para rematar la velada definitivamente con la imparable tripleta que conformaron «Crusader», «Denim & Leather» y una alargada versión de «Princess Of The Night», que rubricaba el triunfo incontestable de los británicos y sellaba su alianza con una audiencia fiel y devota.
Quizás sus cifras de ventas no estén al mismo nivel que algunos de sus coetáneos, pero lo que nadie puede discutirles a SAXON es la fiabilidad, la entrega y la profesionalidad que exhiben en sus directos. Y es que, aunque suene a tópico, tenemos SAXON para rato, y eso quiere decir que la llama del heavy metal sigue viva.
Texto: Alfonso Díaz
Fotos: Carlos Oliver (www.facebook.com/Carlos.Oliver.Music.Photography)
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