MOONSPELL
+ DER WEG EINER FREIHEIT
Miercoles 7 de Diciembre de 2016 – Sala Changó – Madrid
Con el paso de los años, MOONSPELL se han convertido en una de las bandas que más asiduamente visitan nuestro país, y más concretamente la capital del mismo. Hecho altamente grato ya que en paralelo, la calidad en sus directos ha ido creciendo. Asistir a uno de sus conciertos es, sin lugar a dudas, garantía para disfrutar de un buen espectáculo, con unos músicos en estado de gracia liderados por un vocalista que no sólo clava todo lo editado en estudio, sino que además es todo un señor sobre el escenario, tratando a sus seguidores como realmente merecen.
Como ideal complemento a la ecuación, el año pasado editaron una obra maestra de nombre «Extinct», trabajo que, personalmente, es lo mejor de su rica y notable discografía. De hecho, y esto a nivel personal, es el lanzamiento que me hizo engancharme a su música y, a partir de ahí, poder descubrir y disfrutar de todo lo anterior como no había sido capaz de hacer antes.
El resultado de todo ello, fue una sala prácticamente llena -sin abrir el anfiteatro- repleta de fans deseosos de disfrutar de la gira conmemorativa del vigésimo aniversario de uno de sus discos icónicos, «Irreligious». Todo esto en mitad de un puente, dentro de una semana con dos días festivos, lo cual maximiza el ya gran de por sí logro.
Antes que nada, tuvimos oportunidad de disfrutar de los alemanes DER WEG EINER FREIHEIT, quienes venían presentando su álbum «Stellar», editado en 2015. El trío se presentaba sin bajista, desplegando su poderoso sonido de corte death metal aunque combinado con distintas atmósferas, parones, momentos acústicos, ambientales y contrastes con la furia imperante en la mayor parte de sus composiciones. Estilísticamente, me recordaron en cierta manera a los fineses IKUINEN KAAMOS, toda una banda de culto.
Nikita Kamprad (voz y guitarra), Tobias Schuler (batería) y Sascha Rissling (guitarra) dieron un más que correcto recital, mostrando su música a una buena concurrencia de personas que, en su mayoría fueron degustando su propuesta a medida que los minutos se iban sucediendo, terminando por dejar un buen sabor de boca, pese a que a priori no pareciera ésta la banda más idónea para telonear a un artista principal de corte gótico.
Ya con una sala repleta y a pocos minutos pasados de las nueve de la noche, vestidos de riguroso negro, teníamos ante nosotros la estampa de los cinco músicos lusos capitaneados por el simpar Fernando Ribeiro. Comenzarían fuerte, poniendo toda la carne en el asador con un «Opium» brutal, primer himno en caer y calar entre el respetable, pese a que el sonido de la sala no era todo lo óptimo que la ocasión mereciera.
Ya desde el comienzo destacaban los focos a pie de escenario, apuntando tanto hacia dentro como fuera de éste, dando un singular juego de luces del que sacaron provecho. Como elemento adicional, varios cañones de humo disparado hacia el techo, complementaban el espectáculo.
«Awake» sería la siguiente en sonar, añadiendo un ambiente gótico por todo lo alto, en su mayor esplendor con ese vals tétrico que nos propone, continuando en similares tesituras gracias a «For a Taste of Eternity».
Tiempo para saludarnos, decirnos lo contentos que estaban en Madrid, hablándonos en la segunda lengua más hablada aquí, según Fernando Ribeiro, el portugués, haciendo gala de su buen humor. «Ruing & Misery», la menos habitual en sus directos «A Poisoned Gift»… aquello era una fiesta ininterrumpida que subió a mayores en cuanto los acordes de «Raven Claws» nos pusieron a todos a cantar y dar palmas, llegando aún más alto cuando los cuernos de nuestras manos, junto con nuestras voces, fueron unos para invocar a «Mefisto». Para «Herr Spiegelmann» el frontman usaría sendos espejos en sus manos para jugar con el reflejo de las luces, enfocándolos hacia nosotros.
Acto seguido, tendríamos el segundo acto de la velada, dedicada al álbum «Wolfheart», para el que Fernando aparecería ataviado en una túnica de terciopelo con capucha incluida. «Vampiria» sería la primera obra en caer del susodicho álbum, deleitándonos con su soberbia y oscura malignidad. «An Erotic Alchemy» continuaría con el corto repaso a tan magna obra, poniendo la sala patas arriba al grito de «Alma Mater», justo antes de abandonarnos para encarar el bis.
Tras una corta parada, comenzaría el repaso a su último disco, «Extinct» con un «Domina» que, pese a las limitaciones en cuanto a la calidad del sonido que nos tocaría sufrir esa noche, demostraría lo gran tema que es, respetando el sagrado ritual de su estribillo: «you take me down» (agachándose) «and I resurrect» (levantándose) «in this world or the next».
«Breathe (Until We Are No More)» continuaría demostrando lo hondo que ha calado el álbum entre sus seguidores, denotando que las canciones que lo conforman son ya consideradas como clásicos de MOONSPELL. De hecho, bien podrían haberlo interpretado entero, para deleite nuestro.
«The Future is Dark» fue preciosa, sobrecogedora, encarando el final definitivo con la pieza final correspondiente a «Irreligious», un «Full Moon Madness» presidido por los aullidos lupinos, que terminaría por rubricar una magnífica actuación, sólo mejorable por una mayor calidad de sonido, así como por un repertorio aún más extenso.
Tuvimos MOONSPELL para una hora y media y si hubieran sido tres horas, a buen seguro que se nos hubiera hecho también corto. Afortunadamente y, por lo que nos dijeron antes de despedirse: «somos vecinos, llamad y acudiremos».
Texto: J. José Jiménez – J_Jose_Jimenez@RafaBasa.com – Twitter.com
Fotos: Manu Arcas
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Grandes Moonspell! Un gran concierto. Yo estaba a mitad de la sala y desde la mitad de opium el sonido ya se regulo y se mantuvo un buen sonido todo el concierto. La banda perfecta y Fernando clavando los temas. Yo también pienso que el último disco es posiblemente su mejor obra por lo que eche en falta más temas de este.
Los teloneros no me gustaros, no me pega el estilo para con moonspell y llevar el bajo y los teclados grabados no ayudo. De todas formas bien porque tocaron 40min y se paso rapido.
Por ultimo decir que moonspell cumplio con lo que yo considero el minimo de tiempo aceptable por concierto 90min pero aun asi un poco justito. Un segundo bis con uno o dos temas más no hubieran echo mal a nadie. Los grupos deberian tener en cuenta que una parte de la audiencia no reside en la ciudad del concierto, si no que se pega un viaje de varios kilometros en el que ya se deja mas de lo que cuesta la entrada. Si quieren tener gente que viene desplazada deberian esforzarse un pelin más, que cada vez parece que los conciertos son mas cortos. Yo por ejemplo disfrute de paradise lost en bilbao, pero por 75min de concierto no vuelvo a hacer el viaje.