Resulta que tenemos un genio rulando por ahí, y vete
tú que no me había dado cuenta hasta que este disco llegó
a mis manos. El interfecto es un tal Devon Graves (un apellido muy chulo, en
castellano cañí algo así como David Tumbas), un prolífico
e hiperactivo músico que empezó su andadura en 1991 con una banda
llamada PSYCHOTIC WALTZ, que por lo que he ojeado por ahí, recibió
unas críticas superlativas con su álbum debut, «A Social
Grace». En 1993 lanzan el segundo trabajo, y nuestro amigo Devon lanza
un disco en solitario, luego hasta 1997 lanzan dos álbumes más,
y es cuando Devon da por zanjada esa banda y es así como nace DEAD
SOUL TRIBE, y este trabajo que nos ocupa ya es su segundo lanzamiento.
Su estilo, pfffffff, vete tú a saber, su discográfica
los denomina Rock Progresivo, pero llamarlo así es muy fácil.
A través de la hora que dura este trabajo, nos vamos sumergiendo en una
tensión atmosférica que nos llevará de estados demenciales
a estados eufóricos, todo ello gracias a las melodías creadas
por la mente de Graves. La primera vez que escuché este trabajo, me vino
a la cabeza OPETH, pero no los OPETH agresivos que todos conocemos, más
bien a los del disco acústico «Damnation», pero en plan eléctrico,
es decir, a mi me suena a las partes acústicas de OPETH, pero como si
fueran enchufadas, no tanto por su música, sino más bien por el
ambiente y los pasajes.
La voz de Dave, se muestra penetrante y susurrante en la mayoría
de las veces, excepto cuando explota de rabia, y las partes de guitarra, me
han recordado por su densidad a los viejos BLACK SABBATH. El trabajo en la batería
es excepcional, de un tal Adel Moustafa, por su estilo y capacidad de llenar
cualquier milisegundo a golpe de palo, me ha recordado al trabajo que en su
día realizó Richard Christy en los añorados DEATH del Dios
Chuck.
Su música, se mueve por pasajes que nos llevan de un
estado a otro, claro ejemplo es en el inicio, donde las partes a medio tiempo
y los desgarros de agresividad se van intercalando una y otra vez («Stone
By Stone»).
El tercer corte, «The Messenger», es una completa
maravilla, la voz de Graves suena en un segundo plano (que por cierto, en ocasiones
me ha recordado a la de Bob Catley de MAGNUM), con unas melodías vocales
más comerciales pero igual de intensas, con un tono más alegre,
y con una batería brutal. El inicio de «In A Garden Made Of Stones»
es clavado al tema que dio nombre a BLACK SABBATH, un medio tiempo con un estribillo
pegadizo, un tema muy siniestro. «Some Thing You Can’t Return»
contiene un bajo que se lo come todo, tema penetrante y que cuando parece que
va a más, se queda en poco, al igual que «Angels In Vertigo».
Estos momentos de anodina espera en busca de más, nos abrirán
el paso hacia «Regret», un tema que se sale de la media, lo mejor
del disco, con un piano inmenso que recorre todo el tema, un tema emocionante
y conmovedor, llevado al terreno de la desesperación a través
de su envolvente música, difícil explicar lo que tan solo se puede
conocer abriendo las orejas. A partir de aquí la cosa irá decayendo
un poco, «Crows On The Wire» me ha recordado un poco a los desaparecidos
Soungarden. «I’m Not Waving» es el tema más duro, otra
vez la batería sobresale del resto, es un tema bueno sin pasarse, y con
«Flies» mantiene ese recién adquirido punto de dureza pero
sin llegar a convencer, y el final con «Black Smoke And Mirrors»
es un suave corte con flauta, donde vuelven a subir el listón tras unos
descalabros.
La temática de sus letras se mueve por temas mentales
y filosóficos, solo hace faltar mirar los títulos de algunos temas,
«Angels In Vertigo» o «In A Garden Made Of Stones»…
Una banda de culto no apta para las masas, pero que puede resultar
muy interesante para aquellos que entiendan y sepan apreciar su propuesta.
Álex Sánchez alexsanchezcerro@telefonica.net