RAGE – The Devil Strikes Again
Discográfica: Nuclear Blast
Si hace unos meses el Ep «My Way» mostraba un adelanto de lo que sería el ahora nuevo disco de los alemanes RAGE, indicando una vuelta al sonido y la manera de componer de la era «Black in Mind», nos dejaba bastantes dudas sobre cómo se desarrollaría ésta y si realmente estaría a la altura de dicho legado, máxime siendo éste el primer trabajo discográfico con una nueva formación.
Continuando con el formato de trío que tan buenos resultados les ha dado en los últimos años, la nave teutona continúa capitaneada como siempre por Peter «Peavy» Wagner, quien ha sumado fuerzas con el batería Vassilios Maniatopoulos y el guitarrista Marcos Rodríguez, sobre el que se posan la mayor parte de los oídos, pues la estela dejada por su predecesor Victor Smolski es alargada.
RAGE han sacrificado la excelencia técnica de la que hacían gala en la denominada «era Smolski» en aras de la simplificación y mayor contundencia propia del heavy metal practicado por la banda en la década de los noventa, objetivo claro de cara a la renovación de músicos. Y en ese marco, los nuevos miembros encajan a la perfección. Sin embargo, veo «The Devil Strikes Again» demasiado lastrado por el hecho de querer sonar a una época determinada y pienso que tanto Vassilios como Marcos podrían haber dado más de sí como músicos y compositores sin tener que encajarse en sonar de una manera tan determinada. Lo cual me hace pensar que lo realmente bueno está por llegar con esta alineación. No quiero decir con esto que estemos ante un mal disco, pero desde luego tampoco se me antoja que tengamos entre manos una futura referencia para definir los puntos álgidos en su discografía dentro de unos años.
A los mandos de la producción han estado los propios Peavy Wagner y Marcos Rodríguez, dando forma a esa oscuridad sonora tan característica de RAGE, mientras que la mezcla ha corrido a cargo de Dan Swanö. La portada, con ese gusto por las calaveras, en este caso de macho cabrío, inundada por gusanos, ha sido obra de Karim König.
«The Devil Strikes Again», tema título, abre el disco poniendo sobre la mesa las bases de lo que encontraremos desde ahí en adelante, con ese sonido clásico, crudo y contundente en base, aderezado por un riff y base rápidos en su desarrollo. «My Way» ya lo conocemos, pues es el adelanto que a principios de año pusieron en circulación, siendo de lo más melódico del disco, apta para enganchar a primera escucha, sin muchos alardes estilísticos y con un mensaje 100% positivo. «Back on Track» presenta uno de los ritmos más desenfrenados y rápidos de la obra, si bien el trabajo vocal de Peavy no termina de convencerme en cuanto al uso de armonías doblando su propia voz, queda algo extraño. Por el contrario, «The Final Courtain» es un tema curioso, donde predominan las terceras menores en su estrofa, jugando con pentatónicas y desembocando en un estribillo súper melódico que, pese al contraste, encaja a la perfección.
«War» nos trae el riff más duro de la obra, con un fenomenal trabajo de doble bombo por parte de Vassilios, proporcionando la dureza necesaria para el tema, contrastando sus estrofas a medio tiempo y retomando con un puente a tresillos y un estribillo abierto de arpegios, siendo uno de los mejores temas del disco. «Ocean Full of Tears» propone, sin embargo, cierto aire hard rock en sus estrofas, aunque sin renunciar a la crudeza imperante durante cada corte. En una onda aún más melódica, encontramos «Deaf, Dumb and Blind», con el estribillo más marcado y reconocible de todos, siendo no sólo uno de los que enganchan a la primera, sino también de los mejores. «Spirits of the Night», en contrapunto, peca de anodina durante todo su ejercicio, salvo cuando llega al resultón coro, aunque es una de esas canciones con un patrón básico, reconocible y que bien pudiera haber formado parte de cualquier disco anterior. «Times of Darkness» es la constatación de la caída en inspiración, un tema pesado, cadente pero sin chispa alguna, que se desarrolla durante más de cinco minutos casi agónicamente, dando paso un extraño «Dark Side of the Sun» donde juegan con melodías arabescas, donde Peavy adapta sus melodías a la armónica menor de una manera bizarra, tanto por su técnica (que no encaja con el estilo) como por su acento alemán.
Hasta aquí, tendríamos lo que es la versión estándar del disco, el cual viene ampliado con una serie de bonus tracks que a continuación detallo: «Bring me Down» es el típico tema «cara B» que lo escuchas y te acuerdas del que montó el track list del álbum, pues es muy superior a varias de las que encontramos en su versión oficial, sobre todo a las tres últimas canciones, siendo rápida, muy heavy e interesante, ideal incluso para ser interpretada en los directos; no es tan acusada la sensación –aunque siga presenta- con «Requiem», más dura en sus estrofas pero con un estribillo donde la melodía de las guitarras toma el control y con una intro/outro del tema que Vassilios les ha «tomado prestada» a Helloween y su «Hell Was Made in Heaven»; «Into the Fire» es un tema curioso, jugando con los medios tiempos proporcionados por acústicas aunque subiendo intensidad y furia llegado el primer estribillo, aunque Wagner termine desgañitándose; y por último, tenemos las tres versiones que han grabado de «Slave to the Grind» (Skid Row), «Bravado» (RUSH) y «Open Fire» (Y&T), muy llevadas a su propio terreno pero respetando 100% la esencia de las originales.
Estamos, en general, ante un disco correcto que va ganando con las escuchas (pese a sus baches cualitativos), adquiriendo nuevos matices melódicos en cada una de ellas, haciéndolos atractivos para el oyente, aunque en balance general, creo que, como exponía arriba, el resultado podría haber sido superior de haber tenido una perspectiva creativa más amplia, que no fuera sólo la de volver a la época «Black in Mind». El disco suena a RAGE por los cuatro costados y, en ese sentido, tanto Marcos como Vassilios encajan a la perfección, aunque se sacrifica no sólo la vertiente virtuosa de la formación anterior (que a mí, personalmente, me encantaba), sino sobre todo algo que me encanta de la banda teutona y es el hecho de ir buscando nuevos elementos en su sonido, huyendo del estancamiento pero sin desdeñar su propia personalidad. En todo caso, éste es sólo el primer trabajo del nuevo trío y, por lo que se ve en «The Devil Strikes Again», esto puede dar mucho más de sí en el futuro. Veremos…
J. José Jiménez – J_Jose_Jimenez@RafaBasa.com – Twitter.com
Lista de Temas:
- Black In Mind
- Sent By The Devil
- End Of All Days
- Back In Time
- Down
- My Way
- Until I Die
- Don’t Fear The Winter
- Higher Than The Sky
Admito que el disco suena bien pero no puedo evitar pensar en la gran labor que realizó Victor Smolski en los álbumes que grabó con la formación y que le dio a la banda un soplo de aire fresco,caña y melodía sin perder en demasía su esencia de antaño.Ahora no es que suenen mal pero sinceramente a mi…me falta algo;y mira que los sigo desde sus comienzos y me gustan la mayor parte de sus discos pero bueno,cuestión de gustos en definitiva.
¡Buena crítica! Siento como si hubieran corrido demasiado en componer el disco y se hubiesen dejado un poco por el camino el detalle de terminar de pulir las canciones. Hay momentos muy prometedores, pero siento que hace falta un poquito de tiempo para que termine de asentarse la nueva formación.
No obstante yo aplaudo este cambio. Rage gana en motivación y en dobles voces para directo.
PD: Por favor corregid la lista de temas, jeje
Nada que ver con la era Smolski ni con la anterior. El listón estaba muy alto. No estoy decepcionado, pero coincido con la reseña al 100%. Este disco no va a pasar a la historia como un clásico de Rage.
Cuando coges la guitarra y las partituras del señor Smolski y te pones a tocar es cuando realmente te das cuenta del talento tan brutal que tiene, tanto técnico como compositivo.
A partir de ese momento le re-descubres y vuelves a escuchar los temas una y otra vez para fijarte más y más en técnicas y detalles que ignorabas, y te das cuenta del tremendo guitarrista que es, con un estilo muy definido y capaz de llenar casi cualquier canción con su sonido
Habrá que seguirle los pasos en Almanac y allá donde vaya, una pena su salida