Harán ya seis o siete años que conocí a esta banda zaragozana de casualidad en un pequeño festival en Alcobendas (Madrid) y, sin comerlo ni beberlo, ya estoy de nuevo haciendo la crítica de su cuarto trabajo. En este caso han decidido tirar por libre, tras sus tres primeros discos con la discográfica salmantina Akeloo, y liarse la manta a la cabeza y correr ellos mismos con todos los gastos y riesgos para editar el disco por su cuenta, como ya han hecho recientemente otras bandas nacionales como CENTINELA o TEMPLARIO. Eso sí, como siempre ha sido habitual en los maños, lo han hecho con mucha cabeza, tiento y mimo, cuidando al máximo todos los detalles, yéndose a grabarlo ni más ni menos que a Dinamarca con un tal Tommy Hansen (¿os suenan los «Keeper of the seven keys» de unos desconocidos HELLOWEEN?), con resultado excelente que luego comento, y ofreciendo finalmente una presentación de lujo, en libro/disco con tapa dura, libreto de 32 páginas, con un trabajo fotográfico y de diseño de lujo (realizado por el propio batería, José Mayoral, por cierto).
De primeras llama la atención que la portada en este caso es más sobria y sencilla, en tonalidades claras, y con un diseño más directo, sin complicaciones pero que llama la atención e invita a «abrir el libro» a descubrir qué hay dentro. Con esto quiero introducir la idea que desde el principio ya nos damos cuenta que hay algunos cambios, se nota sin duda una madurez y una claridad de ideas que, pese a que ya la tenían sin duda en los tres primeros discos (como siempre he destacado en las respectivas críticas que les fui haciendo), ahora se pone absolutamente de relevancia. Por supuesto que siguen haciendo heavy metal, pero quizás esta vez suenan más roqueros y crudos, con mucha variedad y un punto cada vez más personal.
Además, noto una mejoría general tanto a nivel individual de cada uno de los músicos, como a nivel de conjunto, elevando el nivel que, para mí sin duda, ya tenían en los discos anteriores, pero se nota en «Alabarda» que esto ya no es sólo un grupo de amigos, con buenas canciones y tocando heavy metal como afición. Prueba de ello es el sonido, excelente, notándose que el grabar con Tommy Hansen no ha sido precisamente por el hecho de poner su nombre en el haber, sino que el trabajo conjunto de producción ha sido más que satisfactorio, sonando especialmente las guitarras de lujo, y afortunadamente subiendo en «post producción» (si me permitís llamarlo así), el único punto flaco que escuché en las primeras mezclas del disco, que era el volumen de la voz con respecto al resto de los instrumentos, que finalmente ha quedado perfecto (y de nuevo tengo que darle la enhorabuena a Carlos porque ha hecho un gran trabajo, consiguiendo por fin una voz totalmente personal y reconocible, y un tono más roquero a medio camino entre los graves y los agudos que creo que es exactamente «su tono»).
Eso sí, hay que decir que de primeras seguro que sorprende a los que esperen una continuación sin más de los tres discos anteriores y es que, pese a que reitero que sigue sonando a ALABARDA, el disco es más variado y un tanto diferente de los anteriores, no es tan directo e inmediato y requiere saborearlo más despacio (aunque, por otro lado, por supuesto que hay temas como «Pura diversión» o «Putas y beatas» que se te meten en la cabeza de inmediato). Ya digo que el sonido general es más crudo, no tan afilado, pero con mucha personalidad y «toque gamberro alabardero»… y, una vez más, me gustan las letras con chicha de los temas (incluso las más vacilonas, que también tienen su punto).
En cuanto a las canciones, ya digo que en este caso destaca la variedad. Podemos hablar desde los temas más netamente heavies y «macarrillas» como «Tentación», «Entre locos no hay locura» o «Primera y última vez» (de mis favoritas), el punto más gamberro y roquero de «Putas y beatas» y «Pura diversión» (con estribillo pegadizo que me recuerda mucho a los BARÓN de la última etapa de Sherpa y Hermes), el toque más serio, melódico e intencionado de «Mate quien muera» o «Inocencia», además del punto hardroquero (que tanto le gusta al guitarrista Héctor… y a mí) de «Secuela» (no tan festiva como su «Siente el viento», de «Furía ignea», y más a medio tiempo, pero un temazo), y el toque macarra y machacón de «Un buen día para morir» para cerrar. También hay tiempo para relajarse con una bonita y tranquila balada como es «Nada», e incluso para mirar hacia delante con dos temas bastante potentes y más actuales como son «Recuerdos del camino» y «Magia». Cómo única pega personal, echo de menos un toque de furia y ataque sin concesión de algunos temas como «Senda de fuego», «Nunca es tarde» o «Siervo del miedo», aunque en absoluto desmerece el producto final ni mi opinión general sobre el disco.
En definitiva, un gran nuevo disco de ALABARDA, pegando un puñetazo en la mesa y reivindicándose como una de las nuevas formaciones de heavy metal nacional con más presente y futuro, y demostrando que siguen en el buen camino (y que el metal nacional sigue en buena forma). Sin cambios de formación, sabiendo lo que hacen y lo que quieren, ofreciendo un trabajo sin fisuras y poniendo toda la carne en el asador a nivel de producción y diseño para intentar subir de una vez ese último peldaño que con «Principios de realidad», «Tiempos de metal» y «Furia ígnea» no han terminado de conseguir. ¡Enhorabuena, chicos!
David Esquitino (david_esquitino@rafabasa.com)
Track list:
- Tentación
- Primera y ultima vez
- Putas y beatas
- Mate quien muera
- Pura diversión
- Magia
- Entre locos no hay locura
- Inocencia
- Nada
- Recuerdos del camino
- Secuela
- Un buen día para morir