Crítica del CD de BLACK LABEL SOCIETY – Catacombs Of The Black Vatican

BLACK LABEL SOCIETY – Catacombs Of The Black Vatican

 Discográfica: E1 Entertainment 

Han pasado 3 años desde «Order Of The Black» (2011), y Zakk Wylde sigue apostando por darle continuidad a su propio proyecto mientras todavía resuenan los ecos de Ozzy Osbourne y  los vaticinios de Dimebag Darrel, algo que me resulta honesto, consecuente, y tremendamente positivo teniendo en cuenta cómo de bien le sentó en 2009 la separación de la que llevaba siendo «su banda» más de 20 años. Estaba claro que Ozzy necesitaba a Zakk más de lo que Zakk necesitaba a Ozzy, como quedó demostrado con un último trabajo que fue lo mejor de BLACK LABEL SOCIETY en muchísimos años, para muchos incluso el disco más completo de toda su carrera, entre los que me incluyo. Ahora, no sin alguna que otra novedad importante, BLS regresan a la actualidad con «Catacombs Of The Black Vatican», un trabajo más que esperado que trae de vuelta al hijo pródigo con nuevos temas y una visión de su música sustancialmente diferente a lo que nos ofreció en su última obra, que vista de lejos, ahora parece hasta reivindicativa, como si hubiera querido dedicarle un velado corte de mangas al ‘madmen’ haciendo lo que mejor sabe hacer, heavy metal tan pesado como un martillo de 10 toneladas. En plan: esto es lo que te has perdido…

BLACK LABEL cuentan con una formación renovada casi por completo con el debut discográfico de Chad Szelinga a la batería y la ausencia de Nick Catanese a la guitarra rítmica, quien decidió recientemente centrarse en su carrera en solitario. Tanto Chad como el nuevo guitarrista Dario Lorina (ex – LIZZY BORDEN), que no ha participado en el disco, son bastante desconocidos fuera del panorama norteamericano, lo que refuerza más la idea de Zakk como ente todopoderoso en el que no deja de ser su grupo, claro. Nick tampoco era nadie cuando comenzó con el grupo en el 98′, pero se había convertido con el paso de los años en alguien imprescindible para BLS, en «The Evil Twin», complementándose asombrosamente bien con Wylde en el plano compositivo y mejor aún sobre los escenarios. Esa complicidad se echa mucho de menos en este nuevo disco, que con el paso de las escuchas, no ha dejado de sonarme más a Zakk Wylde en solitario que a BLS, o al menos a los últimos trabajos del grupo.

Estamos ante un disco bien distinto, con mucho de personal, que quizás no guste a los fans del sonido más heavy del grupo, de ese sonido de riffs y ‘grooves’ tan ‘southern’ y tan definidos, pero que, a su manera, tiene la impronta y maestría de su creador por todas partes. Comparado con su predecesor, «Catacombs Of The Black Vatican» destapa una faceta mucho más sosegada, clásica y detallista del grupo, que se olvida casi por completo de los temas más cañeros para mostrarnos un repertorio de temas quizás más atemporales e inspirados en el rock clásico americano donde predomina el medio tiempo y la balada, algo que es obvio que siempre se le ha dado mejor que a nadie a Zakk Wylde, pero de lo que creo que abusa esta vez. De hecho es extraño en cierto modo, porque aunque el disco mantiene una dinámica sin sobresaltos y más bien plana, se escucha muy bien y llega a enganchar bastante al oyente, síntoma de que aunque mejorable, la calidad de las composiciones que conforman el álbum está fuera de toda duda.  

Después de muchísimas escuchas y de poner en perspectiva histórica este «Catacombs Of The Black Vatican», es obvio que no estamos ante el mejor disco del grupo, pero sí que diría que estamos ante algo único y razonablemente sorprendente, ante unos BLACK LABEL SOCIETY aferrados a las raíces del género y a las suyas propias, y por qué no, entendiéndolo e interpretándolo de un modo más bien oscuro y poco cromático. «Fields Of Unforgiveness», «My Dying Time», «Heart Of Darkness» o «Beyond The Dawn» son cuatro temas que reflejan bien esto, donde Zakk busca imprimr ese estilo tan heavy/ groove que resultó descomunal en «OOTB», pero que esta vez resulta más plano, faltos en ocasiones de esa descarga de electricidad y adrenalina que tenían temas como «Crazy Horse», «Fire It Up», «Stillborn» o «Suicide Messiah», tan sólo por nombrar algunos de diferentes épocas. No es que la técnica de Wylde haya sido mejor en trabajos previos o que sus temas puedan ser más rápidos, para nada, sino que más bien parece como si no llegase a tocar la tecla completamente en muchas partes del disco, quedándose a medias… Siempre hablando del plano compositivo.

Sin embargo uno escucha «Damn The Flood» y recupera la fe, y lo mismo sucede con temas más medidos, intimistas y de inspiración country/ rock como «Shades Of Grey», ese corte atípico y caprichoso donde vemos a un Zakk Wylde brillante en el plano interpretativo a ritmo de vals acústico, extendiéndose casi hasta los 7 minutos, en el que acaba por convertirse en uno de los momentos más lúcidos del disco. «Angel Of Mercy» también destaca por su ‘feeling’ para las baladas, algo que seguro que no va a perder nunca como su maestría con el solo, que lleva hasta la perfección en «Scars», donde deja también al descubierto sus influencias más ‘bluesy’, que se mezclan con BLACK SABBATH en otros temas como «I’ve Gone Away», realmente pesado.

Quizás la marcha de Catanese y Will Hunt ha provocado un periodo de tránsito en BLS. Puede que les falte tiempo para encajar de nuevo como banda y re-lanzarse como lo habían hecho en 2011, pero el sabor que me deja este nuevo CD es el de paso atrás, y las escuchas no lo han paliado. Ahora bien, el que piense que de este noveno disco original no se pueden extraer momentos de disfrute máximo es que no conoce cómo se las gasta este señor. Eso que nadie lo ponga en duda…

Jorge del Amo Mazarío (jorge_del_amo@rafabasa.com)

Twitter: @Jorge_del_amo

Lista de temas:

1. Fields of Unforgiveness
2. My Dying Time
3. Believe
4. Angel of Mercy
5. Heart of Darkness
6. Beyond the Down
7. Scars
8. Damn the Flood
9. I’ve Gone Away
10. Empty Promises
11. Shades of Gray