METALLICA – Bilbao BBK Live

12 años. Ese es el tiempo que he tenido que esperar para poder cumplir el sueño de ver en directo a los «dioses» METALLICA. Mil veces me acordé de cuando pasaron por San Sebastián presentando su esperado «Load», primer disco tras el cambio de dirección que supuso un aún excelente «Metallica», más conocido como el «Black album», y entre otras cosas, el hecho de cortarse el pelo, quizás debió ponerme en guardia para lo que se nos echaba encima, pues «Load» me desilusionó considerablemente y me produjo una extraña sensación de zozobra…De todas formas, fue bastante duro aguantar a cierto compañero de clase durante días restregándome por los morros la baqueta de Lars que había ‘cazado’ al vuelo…

Por lo tanto, ilusión, mucha ilusión es lo que llevaba encima (aparte de mi habitual libretilla y bolígrafo acusador) cuando tras salir de trabajar me monté en mi coche para poner rumbo a Bilbao. METALLICA me esperaban, al fin. Casi con dos horas de antelación llegué al mastodóntico BEC de Baracaldo con la ilusión de ‘cazar’ pronto un bus que me llevara rumbo al cielo (nunca mejor dicho, de quien sería la idea de montar un festival en la punta de un monte…), pero al ver esa tremenda cola que rodeaba casi por completo la feria de muestras, como decía cierto anuncio, «…la oscuridad se cernió sobre mi…». No pasaba nada, como crecí viendo a Mcgyver y al equipo A, raudo y veloz tomé el metro hasta el hospital de Cruces y tras una pequeña espera de 10 minutos ya iba camino de Kobeta a bordo de un taxi, aunque tuve que terminar la «escalada» a pie bajo una luna impresionante ya que no permitían que dichos vehículos subieran hasta la cima. Salvado, aún quedaban 40 minutos para que todo comenzara, y no podía dejar de pensar en que más de uno de los que se hallaban en aquella interminable cola un poco más abajo se las vería y desearía para poder llegar a ver siquiera la mitad del concierto.

Pese a llegar con tiempo, no pude situarme más cerca de los 30 metros a los que me ubiqué, tras mucho buscar hueco. Antes de comentar cómo fue el show, me gustaría decir y dejar claras un par de cosas. Comprendo que para un fanático del grupo, haga lo que haga su banda favorita, siempre le parecerá que han ofrecido un concierto memorable, algo que, sin lugar a dudas, también opinarán quienes asistieran por primera vez a un concierto de la banda, cosa que me ha pasado a mi mismo en el pasado…Pero seamos sinceros, cuando se trata de escribir sobre algo, la única forma periodística, decente y sincera de hacerlo es guardándose uno mismo sus gustos y fanatismos en el bolsillo, y eso es lo que voy a hacer precisamente, aunque METALLICA ha sido la banda con la que he crecido (fue mi primer contacto con el metal cuando no tenía nada más que 11 ó 12 añitos), pero como siempre digo, al pan, pan y al vino, vino.

Media hora larga hubo que esperar para que comenzara a sonar la pieza instrumental que los cuatro jinetes incluyeron en su disco con la orquesta sinfónica de San Francisco: «The ecstasy of gold», del genial Ennio Morricone, a la vez que se proyectaban imágenes pertenecientes al largometraje «El bueno, el feo y el malo» en las pantallas situadas a ambos lados del escenario. Y aparecieron al fin, alborotando el gallinero como pocas bandas saben o pueden hacer solo con su mera presencia y un temazo como «Creeping death», que personalmente opino que sonó horrible, aunque a nadie parecía importarle y muchos dijeran después que el sonido fue perfecto. Teniendo en cuenta que me encontraba muy cerca de la torre de iluminación y la mesa de mezclas, el sonido que me llegaba a mi debía ser el mismo que le llegaba a los técnicos, y en mi opinión y en la de los que me rodeaban, a James apenas se le oía, ni a su guitarra, sucediendo lo mismo con la de Kirk, sonando demasiado altos los bombos de Lars, sin irle a la zaga el bajo de Robert, aunque eso es algo que siempre me ha gustado.

Otro pedazo de tema como «For whom the bell tolls» no sonó mucho mejor, aunque personalmente no pensaba darle mucha importancia a eso, doy por sentado que es difícil sonar bien en un recinto abierto, así que me limité a pensar que todo se arreglaría, como así fue, ya que «The four horsemen» y la multitudinariamente coreada «The memory remains» sonaron muchísimo mejor, consiguiendo que se me pusieran los pelillos de punta al sonar «The unforgiven», quien me lo iba a decir a estas alturas…

«Battery» y «Master of puppets» formaron un considerable revuelo, pero lo cierto es que muchísimo menor del que me esperaba, y aquí es donde empecé a sentir que algo no iba bien…La lenta «The thing that should not be» fue la gota que colmó el vaso o dicho de otro modo, la que me abrió los ojos, reafirmándose dicha sensación con «Welcome home (sanitarium)». ¿Dónde estaba la mala leche?, ¿Dónde estaban esos cojones que les han llevado a lo más alto del heavy metal? (si, heavy metal, aunque ahora renieguen de él), ¿Dónde estaba toda esa rabia que sobresalía por encima del hecho de no ser virtuosos instrumentistas? (quizá se salvara Cliff en ese aspecto…). Algo fallaba… Ya contaba con que Kirk, como de costumbre nunca ha sido un prodigio gesticulando, lo mismo esperaba de todas las poses de Robert (demasiado vistas y estudiadas). Sí agradecí (y mucho) toda la entrega de Lars (el autentico motor de la banda), quien no paraba quieto ni un momento; pero ver a James tan estático, tan poco comunicativo, tan…frio, me comenzó a pasar factura. A mi parecer faltaba actitud, y mucha. Pero «al César lo que es del César», mucho publico si, pero con menos gente he escuchado más ruido., así que es culpa de todos.

Continuaron su repaso a su legendario «Master of puppets», pero a estas alturas temas como «Disponsable heroes», «Lepper messiah, «Orion» (esta si la disfrute de lo lindo pese a todo) o «Damage inc» ya no eran lo mismo, el tedio se había apoderado de mi, casi agradeciendo que tras esto se retiran del escenario. Volvieron, como era de esperar poco después, con un repertorio mucho más acertado, aunque muy a mi pesar, con la misma actitud mostrada hasta ahora, no hubo manera que James cambiara su pose, abierto de piernas e inclinado sobre el micro, algo habitual en el, pero se habría agradecido un poco más de movimiento, la verdad.

«Sad but true» fue coreada por todos pese a todo, y como no podía ser de otro modo, «Nothing else matters» hizo que a mi alrededor surgieran muestras de cariño y amor por doquier, evitando el subidón de glucosa (la envidia es muy mala, yo no estaba «acompañado») el espectacular espectáculo pirotécnico preparado para «One», tema que la gente pedía a gritos a mi alrededor desde hacía un buen rato y que recibieron con jubilo, al igual que yo, disfrutando todos con «Enter sandman», uno de sus temas más reconocidos.

Con esto parecía que todo se terminaba, pero la plebe quería más, y así fue como nos deleitaron con «The other new song» (que original el título…), tema que no hay por donde cogerlo, ni suena a lo que se espera de METALLICA (desde hace casi dos décadas) , y dudo que nadie pueda tacharme de retrogrado, carca, costra etc etc dada mí edad y amplio abanico de gustos musicales, así que las cosas como son, me pareció un tema demasiado feliz, muy punk y que para nada pasaría por thrash, ni casi por metal, por mucho que incluyan un solo de guitarra- Lo siento mucho, pero si esto es lo que para ellos sería volver por sus fueros, creo que han perdido el norte, si es que no lo perdieron hace mucho…Ojala retomaran la senda de «Seek & destroy», que fue el tema elegido para despedirse definitivamente entre los vítores de un público entregado y volcado con los de San Francisco, desde el principio.

Lo siento mucho por quien pueda sentirse ofendido o difiera de lo aquí relatado, pero en mi opinión el espectáculo ofrecido por la friolera de 65€ (no nos engañemos, que el 80% estábamos allí solo por METALLICA) no fue digno de tal suma, la banda liderada por James Hetfield y Lars Ulrich está a años luz de lo que fue y sin visos de que la situación vaya a cambiar. Disco tras disco pierdo aún más la poca esperanza que me queda de recuperarlos algún día, y teniendo en cuenta que cada vez es más difícil verlos actuar en festivales puramente metaleros y que sin embargo gustan cada vez más de hacerlo en otros de público más variado, negro se presenta el futuro…en pocas palabras, esperaba muchísimo más.

Angel Ruiz

Fotos: Stuart McDonald.

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