Sábado 23 de junio – Feria de Muestras – Zaragoza
RIVERSIDE
Según despuntaban las primeras horas del sábado 23 de junio, se preveía un día duro, pues tras los avatares propios del primer día del festival, a parte de lo que supone el cansancio del viaje (que la gran mayoría supongo haríamos el mismo viernes) y tomar algo para reunirnos con amigos de toda España que allí estaban tras la actuación de Ozzy, el cansancio hacía mella, pero no el desánimo ante los buenos conciertos que aún teníamos por delante.
Bajé con tiempo a las puertas del recinto, las cuales estaba previsto se abrieran a las 13:00, pero los más madrugadores tuvimos que esperar hasta cerca de las 13:30 para poder entrar, ya que RIVERSIDE aún no habían terminado su prueba de sonido. De hecho, que yo recuerde, este fue el único retraso digno de mención en cuanto a horarios fijados se refiere, lo cual no retrasó en nada las actuaciones del día.
Puntualmente, a las tres de la tarde, los polacos RIVERSIDE hacían acto de presencia bajo un sol de justicia, y ante una audiencia aún escasa. He de pedir disculpas a los seguidores del grupo que lean esto, pero no puedo deciros el título de ninguna de las cinco canciones que tocaron en la media hora que duró el concierto, ya que no tuve tiempo necesario para prepararme su repertorio ni aprenderme sus canciones, cosa que siempre me gusta hacer cuando voy a ver un grupo que desconozco. Su rock progresivo (yo no me atrevería a llamarlo metal) me recordaba en ocasiones a unos Pink Floyd modernos. Canciones largas, casi instrumentales, muy atmosféricas. No hay duda de que el grupo toca realmente bien, aunque en mi opinión estaban un poco fuera de lugar en un festival como éste, aunque los pocos que estuvimos viéndolos desde luego quedamos con un buen sabor de boca.
Texto: J. José Jiménez
Fotos: Diego L. Pérez
MASTODON
Thrash metal progresivo, y de gran calidad es lo que el cuarteto MASTODON ofrecía para una actuación en la que empezó a llegar más gente, con gran curiosidad por ver cómo llevarían al directo la compleja sonoridad de sus discos. Con un telón de la portada de su obra más reciente «Blood Mountain» de fondo, «Circle Cysquatch», la alucinante «Aqua Dementia» y «Sleeping Giant» demostraban lo difícilmente clasificable que es su música. El sonido no estuvo mal, a falta de mayor nitidez, pero aún así pudimos apreciar la cantidad de matices de sus composiciones.
«The Wolf is Loose» es algo más accesible, más directa y algunos que desconocían la música de MASTODON pudieron incluso headbangear agusto, sobre todo con su acelerado comienzo. Tambores tribales sampleados desde la mesa de mezclas dan paso a «Crystal Skull», tras la que dan rienda suelta a su vertiente más progresiva en «Capillarian Crest».
«I am Arab» despedía aroma añejo al thrash clásico de mediados de los años ochenta, al igual que «Colony of Birchmen, si bien esta última posee un aire psicodélico muy acusado.
Para ir terminando la actuación, tocaron «Megalodon» (quizás la canción más representativa de lo que es su sonido en general, con cantidad de cambios de ritmo, combinando partes progresivas con otras más thrashers y speed, amén del pequeño solo «country» que tiene) y «Blood and Thunder», por todo lo alto, metiendo mucha tralla y hasta me atrevería a decir, que ganando nuevos adeptos, amantes de los sonidos más duros, de los que buscan algo que no sea lo mismo de siempre. Sin duda, un grupo muy a tener en cuenta en el futuro, al que sería muy interesante ver en una gira propia.
Texto: J. José Jiménez
Fotos: Diego L. Pérez
KAMELOT
Confieso que una de las bandas que más ganas tenía de ver en este festival Monsters of Rock eran los americanos, (con permiso del noruego Roy Khan), KAMELOT. Lo mucho que me gustaron en su anterior visita a Madrid presentando «The Black Halo» (con nada menos que Epica y Kotipelto de bandas acompañantes) y lo mucho que me gusta su último dvd «On the Coldest Winter’s Night» (que no sé ni la de veces que lo habré visto desde que me lo compré) me hacía presagiar que ésta sería una gran oportunidad de volver a disfrutarles en directo, pese a que «Ghost Opera» es un disco que aún no he terminado de digerir del todo (lo cual no quiere decir que sea malo). No sólo se han convertido en uno de los grupos que más me gustan, sino que a día de hoy los considero, junto a los madrileños Dark Moor, el estandarte de la elegancia dentro del metal a nivel mundial.
Como podéis comprobar, me enfrentaba a la actuación de KAMELOT con el aire más optimista posible, y con ganas de disfrutar de un gran concierto, pero he de reconocer, siendo lo mas objetivo posible, que realmente no fue lo que en otras circunstancias podría haber sido. Con esto no quiero decir que hicieran una mala actuación, ni mucho menos, pero los que sabemos de lo que estos músicos pueden ser capaces sobre un escenario, creo que esperábamos más.
Y que quede claro que el principio, con una intro instrumental en la que Thomas Youngblood salió con la bandera de España, con el famoso toro impreso en ella que de viaje a Zaragoza seguro que vimos en varias ocasiones en nuestras carreteras, y sobre todo, abriendo con un «When the Lights are Down» brutal y avasallador aquello no pudo empezar de mejor manera, pese a que en esta canción como en la siguiente «Soul Society» hubo problemas serios de acoples, y es que los graves estaban altos a más no poder.
«Morning Star» del nuevo disco bajó un poco los ánimos del público (quizás no porque sea nueva sino porque se acerca a otros derroteros más atmosféricos) pero sin embargo retomaron el ritmo con una impresionante versión de «Center of the Universe», en la que Roy Khan hizo virguerías con su voz, y tuvimos la primera de las oportunidades de ver en directo a la corista que les acompaña, destacando que en esta canción no lo hizo del todo mal. De nuevo atacaron con la nueva obra, esta vez de la mano de «The Human Stain», que no bajó tanto el ritmo como «Morning Star».
Hasta aquí, pudimos ver a una banda muy sólida, que ha ganado en presencia con la inclusión del teclista Oliver Palotai (si bien en directo cuesta discernir lo que toca realmente de lo que son samplers, ya que la música del grupo necesita de estos últimos para alcanzar su completa sonoridad en directo) un Glenn Barry al bajo que es una apisonadora, no menos que su compañero Casey Grillo, que se hizo un corto pero intenso solo de batería, y cómo no la parte más visible de KAMELOT formada por Thomas Youngblood (el alma musical del grupo) y Roy Khan, quien es la pura imagen de la elegancia en el heavy metal, y que ha aupado con sus melodías vocales (a veces casi más propias de la lírica) a la banda al nivel de reconocimiento en el que hoy se encuentran.
La cosa iba tan bien, que por eso me extrañó que de repente el vocalista desapareciera de escena, y sus compañeros dedicaran cinco minutos a tocar una pieza instrumental (con el anteriormente reseñado solo de batería en medio). Lamentablemente, la respuesta no tardaría en llegar. De la guitarra de Thomas salían las notas del estribillo de «Forever», arropadas por el teclado (igual que hicieron en la anterior gira y en el dvd anteriormente citado). Roy Khan salía a escena, a priori haciéndolo bien, con la gente entregadísima al oir una de sus canciones más representativas y conocidas, pero en el segundo estribillo el vocalista parecía estar teniendo problemas para alcanzar algunas notas. Salimos de dudas cuando, en la parte lenta que hay tras este segundo estribillo, y más concretamente en la última nota de la frase «I’m wating for the day, that I’m gone», un estrepitoso gallo salía de la garganta del noruego vocalista, tras lo que soltó un sonoro «fuck» ante su lógico malestar y enfado por la situación. No me malentendáis, creo que Roy Khan es un magnífico vocalista, y aunque no sea el tipo con mayor potencia en su voz, si creo que es uno de los que más inteligentemente usa el registro que tiene, a parte de reiterar que le considero uno de los más elegantes hoy en día. Un fallo y un mal día lo tienen cualquiera, y en su caso no iba a ser menos. El problema es que a partir de aquí estuvo más pendiente de no volver a pasar por semejante sofoco, que de la actuación en sí, cosa completamente comprensible. Aún así no lo hizo nada mal durante la interpretación de «Karma», tema que fue de los más coreados.
Lamentablemente lo peor del concierto estaba por llegar. «The Haunting», mi tema favorito de ellos, y que considero una obra maestra en sí misma, fue la siguiente en sonar, y para lo que sonó, hubiera sido mejor sustituirla por otra. No lo digo porque Simone Simons no acudiera a la cita zaragozana para hacer el famoso dueto con Khan (cosa comprensible por otra parte) sino porque entre la corista en directo que tienen, que hizo una interpretación de las partes de Simone totalmente desafinadas en un tono que no era el correcto, y entre que el vocalista no podía llegar a las notas más altas ni hacer las melodías como él quería, fue un destrozo. Una pena que una canción tan hermosa y a la vez, tan especial para muchos se quedara en eso.
Encarábamos el final con «Solitaire», la intro del nuevo disco (en la que la corista aparecía haciendo playback sobre una de las plataformas haciendo como que tocaba un violín) seguida de «Ghost Opera», que le da título, en la que la chica sí hizo una buena interpretación de las partes vocales femeninas del estribillo. Terminaron de forma apoteósica con «March of Mephisto» (curiosamente siguen tocando la versión corta del single, así que de momento nos seguimos quedando sin solo de teclado en esta canción) consiguiendo que el público alzara los puños como si de una marcha marcial se tratara.
Fue un buen final para un concierto que, como decía empezó formidablemente, pero que fue empañado por la mala interpretación de dos de sus canciones más representativas (en concreto con «The Haunting» no os podéis ni imaginar lo que me fastidia tener que hablar así de una de mis canciones favoritas de toda la vida) pero que al final terminó bastante bien. Tengo ganas de volver a verlos, porque sé que cuando vuelvan a España ellos, y sobre todo Roy Khan, sabrán resarcirse de lo ocurrido en Zaragoza y tengo toda mi fe depositada en que veremos unos conciertos grandiosos.
Texto: J. José Jiménez
Fotos: Diego L. Pérez
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