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Viernes 4 de Junio – Olympia Theater – Dublín
Parece que me voy a especializar en ver al bueno de ALICE
fuera de nuestras fronteras. Hace año y medio tuve el inmenso placer
de verle por primera vez en mi vida en Sheffield y ahora en Dublín (y
entre medias en Madrid, je,je). Bueno, bromas aparte, ahora estoy viviendo en
Irlanda y aunque no hay demasiados conciertos interesantes por aquí,
de vez en cuando te encuentras con alguna sorpresa en forma de caramelo que
no se puede desaprovechar. ALICE COOPER es una de ellas y por
supuesto no iba a dejar escapar la oportunidad de volver a disfrutar del carisma,
magia y elegancia del señor Vincent Fournier en directo presentando su
nuevo disco «The eyes of ALICE COOPER«.
El Olimpia Theater de Dublín es un recinto bastante
curioso porque es una mezcla entre una sala y un teatro (sin butacas a nivel
del suelo pero con plateas, balcones y butacas en el anfiteatro). La capacidad
ronda las 2000 personas y lo cierto es que tanto la visibilidad cómo
sonoridad del recinto son de autentico lujo para un concierto. Según
me comentaron después, es un recinto multiusos donde se realizan desde
conciertos de todo tipo, fiestas, obras de teatro y eventos culturales variados.
Es, en definitiva, un recinto construido y pensado con cabeza, detalle que no
suele ser muy habitual por nuestro país y que se debería tener
en cuenta más a menudo.
Bueno, pero no nos vayamos por las ramas y vamos a hablar del
concierto en sí. Se encuadraba dentro de un fin de semana cultural y
musical que organizaba la multinacional holandesa Heineken en Dublín
bajo el nombre de «Green Energy Festival»y entre otros eventos (y
dentro del ámbito meramente musical) tocaban durante todo ese fin de
semana gente cómo Iggy Pop and The Stogges o Supergrass.
ALICE COOPER era el punto más duro
del evento y cómo tal no defraudó en absoluto a todos los fieles
(había público de todas las edades posibles, un detalle que me
pareció muy curioso -había incluso padres con niños
y eso significa que Alice ya ha alcanzado de verdad el status de leyenda viva-)
que colgaron el cartel de «sold out» en la sala para disfrutar de
la puesta en escena y el feeling de uno de los más grandes. Más
de 30 años en la carretera deberían ser un acicate para ver algo
parecido al chiste en que se ha convertido Ozzy Osbourne pero ALICE
COOPER es distinto, está viviendo una especie de segunda (o
tercera o cuarta, para que nos vamos a engañar) juventud y lo cierto
es que sigue siendo un placer disfrutar de su espectáculo y de su actitud
y categoría en directo.
En esta ocasión se presenta de un modo mucho más
sencillo, directo y menos teatral que en anteriores ocasiones y es que la naturaleza
del último disco se presta a ello por completo. No faltaron por supuesto
los cambios de vestuario, actitud teatral y detalles espectaculares que siempre
han dado a los conciertos de Alice la categoría de especiales pero es
cierto que para esta gira ha preparado conciertos más desnudos de artificio,
más básicos y donde se da más importancia a la música
en sí que al espectáculo que montaba siempre alrededor de las
canciones cómo efectivamente pudimos ver en la gira de «Dragontown».
¿Qué es mejor?, para gustos los colores, lo cierto es que ambos
tienen su punto y aunque la gira anterior fue absolutamente espectacular, ver
un concierto de rock n´roll, directo, macarra 100% y con el bueno de Alice
en plena forma física y vocal es muy grande.
El repertorio también ha cambiado esta vez, dejando
de lado temas más netamente teatrales cómo «Nurse Rozzeta»,
«Feed my Frankestein» o «Welcome to my nightmare» (alrededor
de los cuales siempre montaba alguna «historia» cómo parte
del espectáculo) y recordando temas distintos, antiguos y más
roqueros cómo pueden ser «Who do you think we are» (de «Special
Forces» del 81) o «Sick things» (del mítico «Billion
dollar babies») en los que la banda se desata a base de guitarrazos y
Alice da rienda suelta a su faceta más macarra.
La banda que acompaña a Alice sigue estando formada
por Eric Dover y Ryan Roxie a las guitarras (que las tres veces que los he visto
me han parecido impresionantes tanto por calidad cómo por actitud) y
el forzudo Chuck Garrick al bajo. A ellos se ha añadido un nuevo batería
llamado Tommy Clufetos (ex – Ted Nugent), un chaval joven que ha sustituido
a Eric Singer (que ha vuelto a Kiss) y que, de hecho, este era el primer concierto
que daba con la banda en Europa ya que era el inicio de la gira. Esta vez no
había teclista porque esto se trataba de puro y duro rock n´roll
cómo se demostró a lo largo de todo el concierto.
El escenario era bastante diáfano, con sólo un
gran telón detrás de la batería con un dibujo de «los
ojos del jefe», un par de plataformas a los lados de la misma por donde
se subiría el señor Alice en más de una ocasión,
y un par de cubos de basura de donde ALICE COOPER saca sus
famosos floretes, muletas y demás.
Bueno, y tras ponernos en situación, vamos con el concierto
en sí. Tras un telonero muy raro y sobre todo desapropiado para la ocasión
(no era más que un cantautor irlandés desconocido que tocó
durante media hora sólo en el escenario con su guitarra acústica),
de repente se apagan las luces y se iluminan los ojos del telón para
indicarnos que aquello está a punto de empezar. Aparece el batería
que nos saluda y de pronto aparecen cómo un torbellino los dos guitarristas
y bajista (vestidos en una mezcla entre glammies, macarras angelinos y roqueros
más actuales) que dan comienzo al concierto a ritmo del clásico
«Hello Horay». Todo suena de maravilla, la banda está en
increíble forma y aquello tiene muy buena pinta… pero falta algo, ¿dónde
está el jefe?. De repente empieza a verse la figura fantasmagórica
de Alice subiendo al escenario desde unas escaleras situadas en la parte de
atrás y entonando los primeros versos del clásico que abría
«Billion dollars babies» allá por el 73, embutido en cuero
y con las clásicas pinturas de guerra alrededor de boca y ojos que siempre
le han caracterizado.
Es increíble constatar que a sus… muchos años,
sigue teniendo el mismo porte y carisma de siempre. Está viejo, algo
decrépito y tiene muchas arrugas pero sigue teniendo una voz inconfundible,
una manera de moverse en el escenario alucinante y sobre todo un magnetismo
que no puede dejar a nadie indiferente. Tras el inicio llega un primer cañonazo
a modo de «No more Mr. Nice Guy» (con Alice con bombín y
bastón en mano, cómo no podía ser de otro modo) que pone
a botar de verdad por primera vez a la concurrencia. Este es un detalle curioso,
el público irlandés se mueve, baila, corea, da palmas, pide canciones,
… en definitiva, vive los conciertos (no cómo en España, para
qué nos vamos a engañar pero sí de un modo bastante intenso)
y eso siempre es un punto extra para que los conciertos sean algo más
que «simple» música en directo.
Después de esto llegó el primer tema que caería
del nuevo disco, una roquera «Man of the year» que tanto Eric Dover
y Ryan Roxie se encargaron de que sonara de maravilla. Acaba el tema y Alice
coge el primer florete de la noche, lleno de billetes pinchados que iría
arrojando al público poco a poco (cogí tres, je,je), y comienza
a sonar «Billion dollar babies», otro indispensable que me puso
los pelos de punta y que después de 31 años (que se dice pronto)
sigue teniendo la vigencia y magia intacta. Ya por entonces todos nos habíamos
dado cuenta de que esta banda no son precisamente músicos de sesión
al servicio del cacique. Participan activísimamente tanto del concierto
cómo del espectáculo y no cesan en ningún momento de tocar
con toda la rabia y mala leche posible, arengar al público, poner posturas
macarras, … en definitiva, de vivir el concierto sintiéndose si no
tan protagonistas cómo ALICE COOPER, sí al menos
cómo una parte muy importante del concierto. Sinceramente, para mí
fue un gran placer ver a Ryan Roxie, guitarra de flecha en mano, en postura
completamente macarra (en la más clásica tradición angelina
para entendernos), a Eric Dover, con pose y actitud totalmente glam, comiéndose
al público y manejando la parte musical del concierto a su antojo, a
Chuck Garrick (un tío de 2 metros, completamente cuadrado y tatuado hasta
las cejas) diciendo «aquí estoy yo mi bajo suena cómo Dios»,
y a Tommy Clufetos, no amilanándose y pegándole a la batería
con toda la rabia y fuerza posible. Era muy curioso ver el contrapunto elegante
y tranquilo de Alice por un lado y el toque macarra y completamente desatado
del resto de la banda por el otro.
Vuelta al nuevo disco con una más sosa «Between
high & old school» (y es que después de una de las grandes…)
y vuelta atrás «again» con la vacilona «Muscle of love»
y «Be my lover», con el viejo ALICE COOPER jugando con una muleta
y sin desentonar ni un ápice vocalmente (detalle que a su edad y después
de una vida no precisamente monacal me parece destacable). Siguió el
concierto con un temazo antiguo pero algo desconocido por la mayoría
cómo es «Who do we think we are» y otra del último
disco llamada «What do you want for me» que me gustó un montón,
la verdad. Por aquel entonces me olvidé un poco de la cámara de
fotos y me dediqué a disfrutar de verdad del concierto, moviendo los
pelos y «berreando» cada tema cómo es propio en mí.
Tras esto vino una de las más conocidas cómo
es el clásico «I´m eighteen» que fue uno de los mejores
temas de la noche. Musicalmente fue un cañonazo y la verdad es que la
propia magia de la canción más la impronta que le da Alice en
directo son suficientes para ponerte los pelos de punta. Era increíble
ver a los guitarristas viviendo el tema cómo si de meros fans se trataran
y haciendo coros en el estribillo cómo si estuvieran con nosotros entre
el público, impresionante, la verdad.
Entonces vino el primer pequeño parón de la noche
y es que ALICE COOPER tiene que dosificarse si quiere dar el
100% durante todo el concierto cómo efectivamente hizo esa noche. No
se hizo esperar mucho para volver vestido de vaquero para interpretar uno de
mis temas favoritos de toda su carrera cómo es el baladón «Desperado»
de «Killer». A partir de aquí comenzaría la parte
algo más teatral del concierto con más disfraces, la intervención
de la hija-enfermera de Alice de vez en cuando, cambios de vestuario de la banda
(ahora salen vestidos de traje al modo de malos de una peli de mafiosos) y demás
detalles que siempre han caracterizado los directos de ALICE COOPER.
«Desperado» en concreto fue uno de los momentos álgidos de
la noche, con el vocalista totalmente metido en su papel de pistolero, luces
muy bajas y la banda dando pie musical a uno de los momentos más intensos
de la noche. «Halo of flies» fue el siguiente tema de la noche y
el primero donde apareció la hija de ALICE COOPER a
modo de geisha-ninja que intenta acabar con ALICE COOPER pero
evidentemente le sale la cosa mal y acaba degollada en el suelo. Al final de
este tema vino el inevitable sólo de batería, esta vez algo más
interesante porque estuvo amenizado por la pareja de guitarristas tocando unos
tambores situados a ambos lados de la batería, dando un punto más
interesante a lo que casi siempre es uno de los momentos más aburridos
de los conciertos (que me perdonen los baterías pero suele ser así).
Obligado parón entonces tras el que vino uno de los
mejores momentos del concierto para interpretar «Sick things» de
«Billion Dollar Babies». Comienza el tema con los miembros de la
banda dando tralla cómo ya nos tenían acostumbrados desde el principio
del concierto y vestidos ahora con sombreros y pintas algo más macarras.
En estas aparece el jefe Alice del fondo del escenario vestido de gangster,
con sombrero y con una enorme pitón (cómo las que sacaba antaño
pero esta era de verdad os lo aseguro) colgada del cuello. Impresionante el
bich y es que cuando el bueno de Alice quiere dar espectáculo sabe perfectamente
cómo dejarnos con la boca abierta. Eso sí, en un momento concreto
se le enredó la serpiente por la cadera más de la cuenta y no
veáis la cara de susto de Alice hasta que vino el técnico y le
desenredó al bicho del cuerpo.
Los siguientes cortes con los que ALICE COOPER
nos acarició el corazón una vez más (eso sí, de
un modo roquero y macarra a más no poder, «sin mariconadas»
que dirían algunos, je,je) fueron «Gutter cats» de «School´out»
y «Backyard brawl» del último disco. En esta parte del concierto
ya había vuelto ALICE COOPER por sus fueros en el sentido
de dar más teatralidad a las canciones y por ello vino otro de los momentos
espectaculares de la noche, en su más clásica tradición,
con el numerito entre ALICE COOPER con camisa de fuerza y la
enfermera que se ríe de él. El resultado os lo podéis imaginar:
Alice acaba soltándose en un descuido de la enfermera y le da «para
el pelo» a la pobre chica. Ya por entonces suena uno de los temas más
heavies de su discografía cómo es «Cold ethyl» (otra
de mis favoritas, je,je) mientras la actriz ha sido sustituida por una muñeca
a la que no trata precisamente bien el bueno de Alice. Después de todo
esto no podía sonar otro tema más que «Only women bleed»
y es que las pinceladas de humor negro en el momento justo son siempre las que
marcan la diferencia entre lo grotesco y lo genial. De todos modos, sigo viendo
esta balada muy sosa para tocar en directo que queréis que os diga. Bueno,
la mayoría de la gente no pensaba lo mismo que yo porque fue una de las
canciones más coreadas de la noche.
Todos sabíamos que ya iba quedando poco pero nadie quería
que esto terminara. Estaba siendo menos espectacular que anteriores giras pero
era un placer constatar que Alice es igual de bueno en directo con más
o menos espectáculo. Por aquel entonces la banda me tenía completamente
conquistado y lo cierto es que mi mirada se repartía a partes iguales
entre los devaneos y movimientos de Alice y la ración de decibelios y
de macarrería pura que destilaba el resto de la banda.
El siguiente tema en sonar es otro clásico cómo
es «Ballad of Dwight Fry» del tercer disco de ALICE COOPER
(de allá por 1971 que se dice pronto). El ambiente ya era totalmente
festivo y Alice aprovechó para darnos las gracias por estar ahí
y por haber animado tanto durante el concierto. Se le veía sincero y
feliz y la verdad es que son detalles que me gusta mucho ver en directo. Además,
comentó que su madre era irlandesa (concretamente de Cork que es donde
yo estoy viviendo ahora mismo, ¿qué curioso, verdad?) y que por
eso siempre se siente especialmente bien tocando en Irlanda… ante el consabido
y lógico estallido de júbilo del público (y es que aquí
con el tema de la madre patria son especialmente sensibles, la verdad). Tras
eso allegó directamente uno de los temas más conocidos cómo
es «School´s out» que canté y bailé cómo
pocas (¿porqué será que los temas que nos cansa oír
normalmente luego en directo nos ponen las pilas de una manera bestial?) con
un ALICE COOPER «armado» con un florete y explotando
globos enormes llenos de confeti que aparecieron por todos lados mientras interpretaban
el tema. Con esto se despidió la banda pero todos sabíamos que
aquello no había terminado todavía.
Para los bises salió ALICE COOPER vestido
cómo en la gira anterior, con un abrigo largo de cuero rojo con las letras
de «Dragontown» en las mangas (detalle curioso porque no tocaron
nada de este -yo eché de menos algún tema cómo «Sex,
death and money» por ejemplo»-) para interpretar «Brutal planet»
y «Wicked young man», ambos de «Brutal planet», un disco
que nunca me convenció pero que en directo y en manos de estos «animales
de escenario» que son Dover y Roxie suena definitivamente de otra manera.
El siguiente tema en sonar no podía ser otro que el clásico «Poison»,
una canción sin la que posiblemente ALICE COOPER no
hubiera levantado cabeza a finales de los 90. ¿Qué se puede decir
a estas alturas de escuchar una de tus canciones favoritas de toda la historia
en directo?, pues nada, que disfruté cómo un enano, que me dejé
la voz cantando aquello de «you´re poison running trough my veins»,
que sonó potentísima (detalle muy curioso porque no deja de ser
un medio tiempo) y que todo el mundo la estaba esperando y por ello la sonrisa
de satisfacción del público no fue completa hasta que no sonó
definitivamente el clásico ya por excelencia de ALICE COOPER.
Inesperadamente por aquello de que todos queríamos más, Alice
presentó a la banda (con ovación de lujo sobre todo para la pareja
de guitarristas que nos habían dejado a todos boquiabiertos durante todo
el concierto con su entrega y actitud) y dio carpetazo al asunto de la manera
más festiva y bailona posible con «Under my wheels».
En definitiva, fue «más concierto» y menos
obra de teatro cómo tuvimos ocasión de disfrutar en la gira de
«Dragontown» que pasó por nuestro país hace un año
y medio, Alice está en una forma sensacional y además cuenta con
una banda de auténtico lujo que da muchísimo pedigrí al
viejo Cooper en directo. Por supuesto que nos hubiera gustado escuchar más
canciones cómo «Lost in America», «Hey stoopid»,
«Department of youth», «Beed of nails», «Is it
my body», «Black widow», … pero es imposible con una carrera
de más de 30 años y con etapas tan variadas satisfacer a todo
el mundo. También se echó de menos la clásica guillotina
y otros detalles teatrales de anteriores giras pero en este caso Alice ha optado
por sacar a relucir su faceta más roquera y directa y evidentemente también
tiene su punto. Es una pena, eso sí, que esta gira de presentación
de «The eyes of ALICE COOPER» no vaya a pasar por
nuestro país. Yo os cuento lo que dio de si el primer concierto de la
gira europea pero es cierto que sí no lo puedes ver con tus propios ojos
siempre tiene menos gracia. De todos modos, ALICE COOPER sigue
más vivo que nunca y me parece a mí que tiene cuerda para rato.
Un diez para él, para los músicos de lujo que
tiene en su banda actualmente y para todo lo que representa y significa ALICE COOPER desde que comenzara en esto allá por 1969. Quizás sus discos
no terminan de ser buenos al 100%, seguro que no es el mejor cantante del mundo
y tampoco es el más guapo o virtuoso con ningún instrumento pero
si después de tantos años consigue que a la gente se le pongan
los pelos de punta y se les dibuje una sonrisilla estúpida en la cara
sólo con verle aparecer desde el fondo del escenario significa que sigue
siendo grande, grande. Yo lo he podido constatar una vez más, los clásicos
nunca fallan y más cuando ya son leyendas.
Texto y Fotos: David Esquitino
david_esquitino@rafabasa.com
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