BLACK SABBATH – BUCKCHERRY – Zombie Jaialdia

Después de haber repasado todo lo que ha editado Dio -piratas incluídos- estoy inmerso en el trabajo completo de Ozzy ahora mismo. Curioso verano…
De la etapa que el Madman pasó con Black Sabbath ya no recordaba la evolución de la banda con él. Cierto: época de «playlist» , época enemiga del análisis musical. Aún así, armado com mis amados auriculares he prescindido del anglicismo antes citado que no de la plataforma que lo fomenta, no son tiempos estos para otras cosas en mi vida…
Veo un sonido bastante homogéneo hasta «Masters of Reality», a pesar de que este último hunde la oscuridad mucho más abajo que los anteriores. Ya sea por la marcha de su productor Rodger Bain o por otras razones, la etapa más interesante a mi entender de los de Birmingham empieza justo con su «Volume IV». Explotando un año después con «Sabbath Bloody Sabbath» Para mí – y también para el lider de Opeth- lo mejor que han dado: potencia, sofisticación, profundidad, hits memorables… «Sabotage» siempre me chifló, pero justo es reconocer que la cosa se estaba yendo de madre: un coro clásico para esa genial fumada rollo «Excalibur» que es «Supertzar» o ese toque cómico -demente de «I’m going insane» mostraban a las claras que lo que antes era «abertura de miras» era ahora directamente cambiar de estilo. Ellos dicen que los chanchullos judiciales con su ex-manager les afectó, o que los sonidos más melódicos de The Eagles o Boston les hacían parecer dinosaurios fuera de onda. Lo que está claro es que el abuso de todo tipo de drogas ayudó lo suyo a relajar su pétreo sonido y, oye!, por mi sin problema: «Sabotaje» fue lo primero que oí de ellos y me parece una jodida maravilla.
«Technical Ecstasy» va genial con «Backstreet Kids» y «You won’t change me», pero la cosa empieza a torcerse cuando Bill Ward entona la beatleniana «It’s all right» y uno no sabe si ha pinchado por error un lp de mis amados Supertramp. Sensación difusa pero real que no te abandona en lo queda de album. Pero donde la cosa pierde totalmente la base es en «Never say die». Jazz? Pop? Rock n’roll? Bill Ward de nuevo al micro? Prescindibles pistas instrumentales (vicio que volverían a repetir en «Born Again» años después)? Idas y venidas de Ozzy, drogas, duras giras con AC/DC, ridiculo ante Van Halen, drogas, presiones del sello para que sonaran como Queen, Elton John o ve tú a saber y más drogas.
Por eso, ante las palabras de Geezer Butler más arriba, resulta un milagro «Heaven and Hell» ¿Cómo un grupo que venía de donde venía pudo hacer algo así? Viendo los precedentes descritos uno esperaría que lo siguiente que sacaran oliese a refrito entre Kansas y Neil Young, un poco como los Elf de Dio pero en 1980. Nada de eso. Tal vez desde «Masters of Reality» sea el disco más centrado de los Sabbath. El estilo es rocoso, cerrado, firme, sin concesiones a nada. Pero actualizado, con brillo y en la cresta de lo que estaba por venir. Jamás Iommi había sonado así. Él, que parecía un Hendrix del averno, poniendo en práctica las lecciones de guitarra aprendidas tras ver muchas noches al bueno de Eddie Van Halen. Y todo por obra y gracia también de un productor que supo aclimatarse a lo nuevo: Martin Birch. Fue Dio quién lo propuso tras ver su brillantez con Rainbow borrando la peligrosa idea de que Iommi se pusiese de nuevo tras la agotadora tarea de producción.
«Mob Rules» es genial, pero no tiene ese sabor. Ward ya no está y Appice no les da a los temas la elegancia de nuestro borrachuzo. Jamás Sabbath volverán a sonar como aquí.
PD: ese milagro de renovación también lo protagonizó ese año Ozzy; pero eso es otra historia.

El Heaven and Hell sigue estando entre los 3 discos que me llevaría a una isla desierta. Y si en lugar de 3, tuviera que elegir 2, también estaría entre esos dos. Y si, finalmente, solo pudiera llevarme uno, posiblemente también sería el Heaven and Hell. Nada más que decir.

Ya analize y escuche todo de esta banda a su debido tiempo y lo mejor de ellos se resume en tres palabras «HEAVEN AND HELL».