+ HEAVEN SHALL BURN + OBITUARY + MALEVOLENCE
Domingo 5 de Febrero de 2023 – Sala La Riviera – Madrid
Buena tarde la que hacía en Madrid el domingo tras unos días en los que el frío ha sido el enemigo a batir, y es que es un gustazo llegar a la capital con esa buena temperatura, y sabiendo además a quienes vamos a ver. La gira de TRIVIUM y HEAVEN SHALL BURN se había pospuesto con anterioridad por razones obvias, pero por fin la teníamos por nuestro país, acompañando a sendas bandas los veteranos OBITUARY y MALEVOLENCE. Quien no se consuela, es porque no quiere, y quien no tuviese algo de su gusto en este cartel, seguramente estaría recurriendo al autoengaño, porque el bundle que se nos ofrecía esta noche aunaba pasado, presente y futuro del metal, justificando sobradamente el precio de la entrada, y por qué no decirlo, justificado estaba también el hecho de que OBITUARY aceptasen telonear a bandas más modernas, pues la exposición al público de esta gira, dificilmente la tendrían en otro contexto diferente, que no fuese el de un festival. Pero el caso, es que aquí había grandes discos que presentar (como el buenísimo "In The Court of the Dragon" de TRIVIUM o el hirientemente bueno "Dying of Everything" de OBITUARY), y un buen número de asistentes dispuestos a pasar una tarde de pleno en la capital.
Los ingleses MALEVOLENCE, que también traían un reciente "Malevolous Intent" editado bajo el brazo (el tercer álbum de su historia), a pesar de contar con tan solo escasos 30 minutos de actuación, salieron mordiendo el escenario, contando además con un maravilloso juego de luces y un público totalmente a sus pies, sorprendiéndome la convocatoria que tuvieron desde el inicio a pesar de la diversidad del cartel, demostración de que en el mundo del metal no hay, o no debería haber, fronteras musicales. ¿El sonido?…pues arrollador y muy, muy compacto. Tanto, que incluso los que no gozan con su americanizado estilo (que muchos hubiesen tildado en el pasado de "chandal metal"), movían el pie, e incluso hacían headbanging, porque desde que empezó a sonar "Malicious Intent", su frontman Alex Taylor hizo todo tipo de méritos para levantar un show que quedaba muy arriba desde el inicio. Para "Life Sentence", de su nuevo trabajo, el público ya estaba en llamas y los chicos se vinieron arriba. El dúo Josh Baines/Konan Hall sonaba asesino, y la base rítmica como un atropello de estampida. La estética más pandillera, solo es eso…indumentaria y actitud, porque lo que escuchamos por los altavoces, podría pertenecer perfectamente a MACHINE HEAD. Arrollador. Llegados al cúlmen de su actuación, Alex tuvo las agallas de dejar que su público le llevase en volandas entre la multitud durante la interpretación de "Still Waters Run Deep", aprovechando así cada segundo de su espacio en escena, sin decaer ni en sonido ni en actitud en "Self Supremacy" de su álbum del mismo nombre.
Hubo espacio para sacar la cabeza y respirar en la tremenda "Higher Place", en la que Konan sacó a relucir sus dotes vocales, creando un gran tándem seguidamente junto a Alex. Pero estábamos dispuestos para que el frontman diese indicaciones sobre como pasarlo bien en uno de sus conciertos, y durante las siguientes "Keep Your Distance" y la brutal "On Broken Glass", el frontman no dejó de mover sus brazos a favor del movimiento de sus fans, con las que despedían el escenario sabiendo que de Madrid se llevan unas cuantas escuchas más en Spotify, y futuro público para sus próximas venidas.
Poco tardó en cambiarse el atrezo. OBITUARY no necesitan ni adornos, ni presentaciónes. Han publicado otro clásico del death metal, tras más de 30 años de carrera, y tienen editados varios de los álbumes más imprescindibles del metal extremo…¿quién da más?. Solo hay que escuchar los dos álbumes "en directo" (pandémicos) publicados recientemente, para saber que la banda se encuentra en un estado de gracia absoluto…¡cómo suenan ambos!. El que no los haya escuchado aún, que corra a comprarlos, porque desde que salieron, han dado muchas vueltas en mi plato de vinilo, con lo que mi previa al concierto lleva fraguándose desde el pasado año.
Salen los hermanos Tardy a escena, y se produce un lavado de memoria instantáneo…nada de lo que haya sucedido antes de salir ellos al stage importa, ni lo que vaya a suceder después. OBITUARY son un tsunami, y cuando empieza a sonar la martilleante "Redneck Stomp" de su álbum de "regreso" (tras ocho años de inactividad discográfica), Frozen in Time, mi cabeza empieza a moverse sin poder parar. Quizás algo frío se mostraba el público, que en su gran mayoría sería la primera vez que disfrutaban de su música (con una media de edad bastante baja), pero a ellos no parece importarles ni preocuparles. El sonido es indescriptible, y se puede diferenciar cada detalle de la canción por los altavoces…pero, Tardy no abre la boca hasta que empieza a sonar "Sentence Day" de su homónimo y, amigos…lo de este tío no es humano. No solo conserva esa melenaza tan representativa de nuestro rollo, luciéndola como en las fotos promocionales de los gloriosos Cause of Death o The End Complete, sino que su voz suena jodidamente perfecta. La que se lía cuando juntas a Donald Tardy, con el bajo de Terry, con su "bro", y los dos hachas Trevor Peres y Kenny Andrews (que hizo un trabajo magnífico a las seis cuerdas durante todo el show)…diría que no he visto a NINGUNA banda de death metal old school pegarnos el tortazo sónico que nos arrearon OBITUARY esta noche. Glorioso, violento, auténtico y sin concesiones. A la yugular continuaron justamente con la siguiente del mismo álbum, es decir, la trituradora "A Lesson in Vengeance". La boca abierta.
El cortante riff de "Visions in my Head" nos trajo otro momento de puro Tardy, todo un maestro de la transmisión de emociones a través de sus legendarios alaridos y su actitud única en escena, sorprendiéndome, por cierto, su tesón y su convicción, de presentar temas de nueva hornada, porque OBITUARY tienen muy fácil llenar de clásicos 45 minutos y ofrecerte el concierto de tu vida. Pero lo que más mérito tiene, es hacer justamente eso…regalarte un concierto inolvidable, pero con un porcentaje muy bajo de temas de sus primeras obras. Hacen muy bien, porque "The Wrong Time" de su último y flamante nuevo disco, suena tan clásico como cualquier tema de Slowly We Rot. Curioso el observar como fue la primera vez que Jon se dirigía al público para presentar el tema, sin dejar concesión entre trallazo y trallazo. Vinieron a matarnos a todos, sin dejar alma de pie.
Cuando sonó "Don’t Care" de World Demise (y primera representación clásica), sabíamos que esto duraría muy poco, pero que todavía quedaba algún hueco para meternos más tralla y alguna bala de buen calibre entre pecho y espalda. El cover de "Circle of Tyrants" de CELTIC FROST descubre las intenciones de los hermanos…dejarnos un final de show histórico y apoteósico…¡que tiemble La Riviera!. "Dying of Everything" no palidecío ante la apocalíptica "I’m in Pain" del grandioso The End Complete, que sonó con tanta fuerza como su versión original, en la que brilla un Donald que nos hizo alucinar con el parón que se marca tras el redoble de mitad de canción. Increíble la destreza para llevar un tempo perfecto, y terminar un concierto por todo lo alto, sin fallar una nota, sin un error de sonido y sentando cátedra como nadie. Benditos OBITUARY…
Cuando se retiraron del escenario, probablemente, todas las demás bandas se morderían las uñas pensando si podrían superar la salvajada de show que los de Tampa descargaron en 45 minutos. Eso es imposible…¡pero hay que intentarlo!
Los germanos HEAVEN SHALL BURN llevan unos cuantos años en la cresta, y no sin un trabajo previo, plagado de extensas giras, actuaciones en festivales y la edición de discos de estudio regularmente desde que se formasen en 1997. Se han ganado la simpatía (y confianza) del mismo público que sigue a otros monstruos del género metalcore como Caliban o Bullet for my Valentine, y en esta ocasión la combinación con el resto del cartel, a priori, parecía un poco dispar, a pesar de contar con algún cruce estilístico con TRIVIUM. Pero seamos honestos, y es que, el que fuese por OBITUARY, porque es seguidor de los americanos, seguramente, vea a HEAVEN SHALL BURN con ojos diferentes a los que los ven sus seguidores, y viceversa. No es como si metes a OBITUARY , Cannibal Corpse, Napalm Death y Deicide en el mismo cartel…ahí el fan, alucinaría casi con el 100% de las bandas, con lo que, en esta ocasión, había un riesgo extra con el planteamiento estilístico del evento.
No obstante, salieron a escena, y no estuvieron tocados por la varita desde el inicio. "Hunters Will Be Hunted" empezó la traca, y no se escuchaba la voz de Marcus Bischoff, como tampoco lo hacían correctamente las guitarras de Maik Weichert y Alexander Dietz. Una pena, porque el público estaba eufórico con los alemanes, y se veían ganas, tanto por parte de la banda, como por la de su público, que vio como seguía sin escucharse bien el invento en la siguiente "Bring the War Home". Menos mal que para "Übermacht" de su último álbum Of Truth & Sacrifice, el sonido llegó a unos niveles aceptables, y pudimos escuchar a un desgañitado, enérgico y comunicativo Marcus, que llevó el peso total del concierto en todo momento.
Empezó el viaje por su discografía en "Voice of the Voiceless", llevándonos de cabeza a 2004, observando el como la banda sigue la misma senda que trazó hace casi 20 años. Los fans disfrutaron mucho de temas como "My Heart and the Ocean" o "March of Retribution", y poco o nada tenía que mover su dedo el frontman para que se empezase a agitar masivamente la marea humana, que ya sí, estaba disfrutando del concierto a tope. Alexander Dietz estaba sudando la gota gorda, al igual que el resto de sus compañeros, que realmente lo estaban dando todo, a pesar de no gozar del increíble sonido de la anterior banda (aunque eso, a decir verdad, era imposible). Volvieron al álbum de 2020 y último hasta la fecha en "Thoughts and Prayers", y se nota que cada canción era conocida entre las primeras filas, siendo la única de las bandas que no traía nada nuevo para presentarnos. En "Behind a Wall of Silence" es donde más me gustó el sonido de la formación, más desgañitada, descarnada y agresiva…más old school si queréis llamarlo de algún modo. Pero claro, hablamos de que Whatever It May Take, el disco al que pertenece, es de 2002…¡cómo pasa el tiempo!. Compré ese álbum en su año de edición, y sorprende el ver como la banda ha llegado a nuestros días sin moverse de baldosa.
Marcus ya se había ganado un sobresaliente, y el resto de la banda parecía cómoda con el resultado de lo que se veía a lo largo y ancho de una sala muy pendiente de ellos, que, tras "Profane Believers", nos dejaron el mejor momento de su actuación a partir de "Black Tears", tema en el que su adictivo punteo, y ese tono más cercano a In Flames (los criticados), hizo las delicias de casi todos sus asistentes, entre los que me incluyo. "Endzeit" de su Iconoclast (pt. 1 the final resistance) marcaba un maratón hacia un final conformado por "Numbing the Pain" y la brutísima "Tirpitz", dejando ese sabor de boca que no sabes muy bien por qué, no ha sido tan extraño como parecía al primer bocado. El concierto empezó mal, continuó correctamente y terminó muy bien, gracias al esfuerzo y empeño de una banda que luchó por la victoria. No obstante, el show menos espectacular de la noche, sin duda.
¡Y llegó el momento!. Los dragones de la corte, los motivos orientales y el precioso escenario estaban preparados para que lo asaltase una de esas bandas que a todo el mundo simpatiza, y que, desde que grabasen aquel monumental The Crusade en 2005 (con dos trabajazos previos como The Ascendancy y Ember to Inferno), supieron ganarse el respeto de propios, extraños, bandas, prensa…y es que recuerdo como el gran Matt Heafy acaparaba portadas de revistas, webs y plagaba extensos artículos con sus entrevistas
. Era la promesa, que hoy es realidad. Un tipo que cae bien, no solo por su destreza compositiva, vocal y con la guitarra, sino porque respeta al rollo, lucha por él y se muestra al mundo como un metalhead apasionado más. De ahí que empiece a sonar "Run to the Hills" antes de salir a partir la pana. Partirla, porque me encanta que irrumpan a por todas con su clásico "Rain", precisamente de su The Ascendancy. Sonido exquisito, todo nivelado, con Heafy ataviado con una llamativa camisa de motivos acordes. Paolo Gregoletto se muestra mucho más true, y Corey Beaulieu le sigue el rollo, mientras que Alex Bent parece haberse adaptado de maravilla a la banda, y, sin despuntar especialmente con florituras innecesarias, llevó el ritmo al milímetro.
En vez de meternos de lleno en su nuevo In The Court of the Dragon (del cual esperaba más representación), "Sever the Hand" me encantó a todos los niveles. Deaffy no para de animar al público, dirigirse a él, y demostrar lo buen guitarrista que es a la par que un increíble y versátil vocalista, gastándoselas magistralmente en todos los ámbitos. Iban cayendo temas de sus anteriores álbumes como "Strife" de Vengeance Falls, cuyo estribillo cantó todo el mundo, mientras que en "Black" nos volvió locos ese riff tan acentuado, cortante y adictivo que se marca Matt, quién, entre tema y tema bromea, anima, y trata de ser lo que es. Un frontman y showman de los pies a la cabeza. Y ahora sí, tenía ganas de ver como sonaban los nuevos cortes en directo, y "Feast of Fire" no desentona entre clásicos, en la que no se abusa de voces rasgadas, con ese tono más melódico que tanto tienden a combinar TRIVIUM . Colosal, emocionante y enérgico…aunque la nostalgia tire de emociones y "A Gunshot to the Head of Trepidation" vuelva a recordarnos el por qué los estadounidenses entraron a pisotones en el panorama, sin abandonar su podio en ningún momento. Grandiosas guitarras dobladas, voz poderosísima de Matt y un público que ya había captado el buen rollo que da ver a los chicos en el escenario. Toda una experiencia, ¡si señor!. "Catastrophist" de tono más melódico y amable, se encargó de servir como meridiano para lo que se nos vendría encima.
Shogun fue un disco muy valorado en su día, y "Throes of Perdition" venía como anillo al dedo por su afinidad al atrezo y con la temática oriental que envolvía la noche. La disfrutamos a rabiar (quizás de las que más), junto a la siguiente "Until the World Goes Cold" de Silence in the Snow, que de cadencia más pesada, misteriosa y pausada, creó junto a la anterior y la siguiente "To The Rats" (única representante de The Crusade), un trío de ases demoledor, y probablemente conformaron el mejor tramo del concierto. Algunos no pudieron disfrutar de ello, y no consiguieron finalizar el concierto, pues hasta en un par de ocasiones la gente pidió el corte del concierto para solicitar ayuda a la seguridad y sanidad. Esperamos que no ocurriese nada grave a quien fuese, pero incluso el propio Matt se tuvo que dirigir al personal de la sala para asegurarse de que nadie saliese dañado de un concierto que estaba siendo una delicia.
El tono menos agresivo del final lo puso "The Heart From Your Hate", que fue la mecha que prende los dos temas de In Waves, el interludio "Capsizing the Sea" y la propia "In Waves", que junto a "Pull Harder on the Strings of Your Martyr", dejaron tiritando las tablas del escenario de La Riviera a través de un concierto profesional, cargado de buena vibra y mucha, muchísima energía contagiosa, que, a día de hoy, junto a una musicalidad y técnica enormes, son las cartas que mejor saben jugar TRIVIUM . Una banda que fue llamada a ser una de las grandes, y que se aferra a no perder esa confianza que tanto les ha costado ganar.
Con conciertos como el de Madrid, dudo mucho que nadie les vaya a poner en duda a estas alturas. Grandísimos TRIVIUM.
Texto: José Rojo
Fotos: Óscar Gil Escobar
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Una de las giras del año. Será difícil superar una conjunción así.
Y ojo a las cifras para los “nohayrelevistas”: en 10 días esta gira sold out, Beyond the black y Firewind sold out, y Angelus apatrida sold out.
Hay que diferenciar entre creer que no hay relevo, y que tú no te enteres de que hay bandas con más energía que los 60+
Relevo hay eso no es discutible lo que no está tan claro es si van a tener el tirón, supongo que tendrán que juntarse varios como en este caso para llenar una primera sala.
Lo del tirón es, muchas veces, circunstancial. Maiden no siempre han llenado estadios. De hecho, los han llenado en pocas etapas. Y la música es ya solo un estímulo más en esta sociedad. Hay millones de opciones de disfrute. Realmente, fuera del fútbol, no hay tantos espectáculos que puedan meter más de 4000 personas, como esta gira. Y no nos engañemos, a veces miramos al pasado como si el Metal hubiera sido hegemónico alguna vez. Nunca lo ha sido. Ha sido el raro de la clase. Que perviva es un éxito.
Muy buena crítica, para mi MALEVOLENCE fueron la gran revelación para quienes no los conocíamos, cosa que no ocurría con el público más joven. Lo de OBITUARY fue un tanto raro la verdad, habíamos algunos seguidores pero en realidad era una presentación para otro público que no sé muy bien si llegaron a conectar, cuando tocaron la de Celtic Frost la gente como que no se enteró y es una de las preferidas nuestras y que no siempre tocan. Resaltar la conexión de las dos posteriores bandas con el público fue del 100% pocas veces se da ese climax mágico incluso no recuerdo que se diese cuando vinieron TRIVIUM a la sala BUT hace 5 años. Los alemanes también hicieron todo un conciertazo y por cierto ahora los circle pit eran enormes los chavales se lo pasaron de lo lindo, tenemos un buen público de reenplazo. Toda una noche para no olvidar al menos hasta que lleguen lamb of god.
Buenísimo el concierto y todavía mejor el ambientazo. Malevolence una muy grata sorpresa, Obituary tralla con solera, HSB más tralla todavía (lo de sonar mal al principio me da que fue por problemas con la batería porque tardaron más en empezar y se comieron una canción del setlist) y el nivel de Trivium descomunal: Heafy es uno de los mejores frontman que he visto, Gregoletto y Beaulieu unos hachas y lo de Alex Bent es digno de estudio (increíble lo que toca ese hombre sin hacer aspavientos y sin ir de estrellita). En resumen, una gozada.
A mi personalmente Trivium me parece un grupazo. Y sus discos son canela fina.
De los »nuevos» es el grupo que más me motiva con bastante diferencia.
Children of Bodom era otro grupo que me ponía las orejas muy tiesas, pero por desgracia aquella historia tristemente terminó.