WATAIN – The Agony & Ecstasy of Watain
Discográfica: Nuclear Blast
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Si queremos hablar de una banda como grande o trascendental, en el estilo que queramos, siempre me ha parecido especialmente relevante atender al cómo se ha gestionado ese difícil impasse que llega cuando se alcanza digamos la cima o la ópera prima, que puede llegar antes o después. Ese momento es para mí el que traza la línea que separa una banda de relevancia mundial de una promesa eterna que se queda en algún buen trabajo y poco más, y creo que en ese aspecto, pocos se pueden comparar con la maestría y constancia con la que WATAIN han sabido ampliar su legado y gestionar el éxito, dentro seguramente de un submundo oscuro y ampliamente exigente como es el del ‘black metal’. En su caso, diría que ese momento llegó hacia el año 2010 con la edición de un “Lawless Darkness” que como su cuarto LP les situó definitivamente en todos los mapas, reflotando de paso todo un género y provocando la enésima ola de bandas que por entonces, y de repente querían sonar como ellos, colapsando incluso los Necromorbus Studios que ellos mismos popularizaron desde bastantes años antes. Aquel momento fue enormemente trascendental ya no solo para ellos sino seguramente para todo un género del que ya eran marcada tendencia, y la forma de seguir adelante, una lección de sobriedad, entereza y en esencia sentido común, aceptando la evidencia de que repetirse no era una opción y jugando con la calma de quien ya no tiene demasiado que demostrar (demasiada calma, puede), tomarse su tiempo en ofrecer algo más, sin perder la calidad ni su impronta. Es verdad que pandemias aparte, el trío sueco se está tomando las cosas con más parsimonia que nunca, pero a fe que ha merecido la pena…
A nivel estudio, el colapso mundial no puede decirse que haya afectado en exceso a los planes de unos WATAIN que para 2020 ya habían completado la gira de “Trident Wolf Eclipse”, y andaban por entonces ya pensando en nuevo material más a largo plazo que otra cosa. En ese aspecto, el trío ha tenido todavía más tiempo si cabe para plasmar sobre el papel toda su ira e inquina, sus visiones luciferinas y su adoración por la muerte de un modo quizás un tanto revolucionario para lo que venía siendo lo habitual, en un trabajo con cierto aroma introspectivo, con el autobiográfico título de “The Agony And Ecstasy Of Watain”, que viene de la mano de algunas novedades muy importantes pero que, por encima de todo, refleja un momento de cambio y de avance, donde vislumbramos una banda con miras más altas en un momento de madurez compositiva que no podrían haber canalizado mejor, aunando lo mejor del pasado, con un presente brillante.
Cabe destacar que por primera vez, WATAIN han grabado un trabajo como banda al completo, esto es, incluyendo a sus músicos de directo. Es a su vez la primera ocasión en que H. Jonsson no graba las baterías, aunque la banda todavía le acredita como compositor; su lugar lo ha ocupado increíblemente bien un E. Forcas que no sólo ha hecho un trabajo increíblemente solvente, sino que creo que le ha dado al disco un extra que la banda venía necesitando particularmente desde su anterior trabajo. Junto a E. Danielsson y P. Forsberg, el otro 66% del núcleo duro de la banda, la aportación de H. Eriksson a la segunda guitarra es absolutamente crucial para entender el enriquecimiento y refinamiento técnico en el sonido de este disco, mientras que el bajo de A. Lillo es otro aspecto que ha empujado más allá los límites compositivos de una banda que ha cuajado un disco ya no solo más complejo y rico en recursos, sino también más apabullante cuando la banda quiere descuartizarnos, y más profundo cuando toca bajar el tempo. Si a todo ello le sumamos la dirección artística de Tore ‘Necromorbus’ Stjerna en el estudio de la capilla que lleva su apodo, y de la que WATAIN ya son parte, tenemos todos los alicientes para frotarnos las manos y esperar algo muy, muy grande.
Hechas las introducciones, decir que “TAAEOW” no es un disco que entre tan fácil ni de la misma manera que los dos últimos trabajos de la banda, ni tampoco tan exigente como el propio “Lawless Darkness” o incluso “Sworn To The Dark”, discos cuasi-perfectos y enormemente densos también. En esta ocasión WATAIN han cuajado un trabajo bastante ecuánime en lo que han sido sus polos o extremos, con un trabajo muy variado que cubre todo el espectro y lo enriquece desde el punto de vista técnico y de ejecución con momentos brillantes tanto en tempos rápidos como en medios, quedándoles algo que bien podría concentrar sus ya casi 25 años de trayectoria en un compendio de temas cargados de inspiración, perversión y peligro. Aquí la novedad está, como avanzaba antes, en un sonido mucho más enriquecido y complejo, con arreglos de guitarra en ocasiones realmente experimentales para lo que venía siendo habitual en la formación sueca, y partes donde se percibe que la banda ha querido ir más allá en las estructuras de sus temas, dándole de paso un toque de color al disco que, en cualquier caso, no sale de la escala de grises. El resultado nos deja un regusto familiar, pero al mismo tiempo una sensación muy agradecida al comprender que WATAIN han sabido huir del estancamiento de un modo nada rupturista, muy lógico y sin perder identidad en el proceso.
“Ecstasies In Night Infinite”, como declaración de intenciones, es el comienzo más apabullante y majestuoso que WATAIN nos han regalado en toda su trayectoria. La explosión inicial es devastadora, pero es que antes de alcanzar el minuto, la banda ya nos ha descuartizado con un doble bombo salvaje, unos ‘riffs’ demenciales, e incluso un solo al más puro estilo SLAYER sin apenas darnos tiempo a asimilarlo todo. Aquí ya se va viendo ese afán por complicarlo todo, con varios cambios de ritmo realmente desafiantes que le sientan al tema honestamente bien. Dentro del amplio ramillete de temas rápidos y abrasivos marca de la casa, “The Howling”, “Black Cunt”, “Leper’s Grace” y “Before The Cataclysm” creo que serán los temas que más recompensarán al fan ‘old-school’, con mención especial a la locura de guitarras del tercero a lo largo y ancho de un corte magistral y enrevesado, que lleva esta nueva versión de la banda a su máxima expresión. En el otro polo, WATAIN se desenvuelven también cómodamente, mostrándose especialmente sádicos y pérfidos en cortes más lentos como “Serimosa”, “We Remain” o la final “Septentrion”, más a medio tiempo también muy rica en cambios y matices, un buen tema pero quizás no demasiado efectiva como cierre del trabajo. A propósito, poner el foco también sobre “We Remain”, que viene a ser el tema más distinto del trabajo (y de su discografía) y acaba de ser seleccionada como single, un tema en el que la banda cuenta con las colaboraciones invitadas de Farida Lemouchi, la maravillosa vocalista de MOLASSESS, y Gottfrid Åhman, ahora en PÅGÅ.
Un disco que por encima de todo aporta valor a su discografía, abriendo nuevas vías de hacer el mal a través de una música que mantiene la pura esencia del género, pero con unas buenas dosis extra de técnica y producción sensiblemente más gruesa que les ha sentado rematadamente bien. No me imagino lo que será la gira en Septiembre por nuestro país junto a ABBATH…
Jorge del Amo Mazarío (Jorge_del_amo@rafabasa.com) – Twitter: @Jorge_del_amo
Lista de Temas:
- Ecstasies In Night Infinite
- The Howling
- Serimosa
- Black Cunt
- Leper’s Grace
- Not Sun Nor Man Nor God
- Before The Cataclysm
- We Remain
- Funeral Winter
- Septentrion