J. José Jiménez y Paco Sánchez de RafaBasa.com hablan de sus 10 álbumes favoritos de la historia del Metal

J. José Jiménez y Paco Sánchez de RafaBasa.com hablan de sus 10 álbumes favoritos de la historia del Metal

Toca el turno para dos redactores más de nuestra web: J. José Jiménez, quien lleva años ya en este medio y con el que me une una gran amistad desde hace años, y Paco Sánchez, quien lleva con nosotros poco tiempo. De hecho nos conocimos en el último concierto en Madrid de AVALANCH, y además de ser un jovencísimo redactor en nuestro medio, está haciendo prácticas en la Universidad redactando con nosotros artículos de metal .

Gracias a ambos por vuestras elecciones.

Rafa Basa

MIS 10 DISCOS DE REFERENCIA, POR J. JOSÉ JIMÉNEZ GARCÍA 

Es muy difícil, si no imposible condensar mi pasión por la música y más concretamente el heavy metal en sólo diez discos.

La música es mi vida y todas y cada una de las épocas que la han compuesto hasta la fecha, tanto las alegres como las más amargas, tienen una banda sonora en concreto. Y en ocasiones, hay discos o canciones que al escucharlos, me evocan recuerdos de ellas. Y es algo que me encanta. Incluso cuando se trata de recrear las memorias menos agradables. A fin de cuentas, la música siempre me ha ayudado a sobrellevar los malos momentos. Y por supuesto, siempre ha estado ahí en los más dichosos.

Pese a lo complicado del ejercicio, ahí van los discos que marcaron mi vida y lo que han supuesto para mí:

ALICE COOPER – Hey Stoopid

Echemos la vista atrás, al año 1991. Yo tenía 14 años y, por aquel entonces, mi conexión con el rock era limitada únicamente a lo -poco- que escuchaba por la radio. Hubo un estribillo en concreto que me llamó mucho la atención. Más tarde y teniendo ya de aquellas un razonablemente alto nivel de inglés, viendo el catálogo de la Discoplay que buzoneaban en las casas, pude casar las letras “Hey Stoopid” de aquel estribillo con las que aparecían en aquella portada en la que una calavera precedía un simposio de caos, destrucción y glamour unidos de manera extraña aunque atrayente. Aunque reconozco que mi primer acercamiento al rock duro no fue fácil y me costó asimilar el disco en su conjunto, a lo largo de las cientos de escuchas a aquella casette terminé aprendiéndome cada letra, cada fragmento musica, cada solo, cada coro mentalmente.

A día de hoy soy capaz de reproducir buena parte de todo ello. Tener la oportunidad de poder conocer a mi ídolo hace unos meses y darle las gracias por todo lo vivido y por lo que cambió mi vida (sin esa casette probablemente  a día de hoy yo no estaría tendría la vinculación con esta maravillosa música y no estaría escribiendo en esta santa casa) es uno de los momentos que atesoraré para siempre.

MEGADETH – So Far, So Good… So What!

Fue el primer disco que escuché de ellos y con la primera canción ya sentí algo especial, convirtiéndose en mi banda favorita, ¡con un tema instrumental! El impacto de las tres primeras canciones era tan fuerte en mí (“Into the Lungs of Hell”, “Set The World Afire” y “Anarchy in the U.K.”) que me tiré meses escuchando únicamente esos tres temas en bucle y no fue hasta mucho tiempo después que comencé a descubrir lo que era el resto del disco, desde “Mary Jane” hasta “Hook in Mauth”.

He de indicar que, en ningún caso, me sentí defraudado con lo que descubrí de la cuarta a la octava canción, aunque tardara tanto en descubrirlo. Nunca me ha vuelto a pasar con otro disco, o al menos no con esa intensidad.

MEGADETH – Countdown to Extinction

Supongo que extrañará el ver dos discos de la misma banda en un listado de sólo diez. Incluso muchos pensaréis que estoy desaprovechando una de las limitadas posiciones. Sin embargo, y esto es una de las particularidades que tienen las listas personales, “Countdown” tenía que estar ya que supuso todo un hito en mi vida. Suponía un sonido, una estructura de canciones y un tempo (yo por aquel entonces ya tenía primero de Solfeo realizado, con bastantes nociones musicales y conocimientos de guitarra) distintos a lo que conocía anteriormente. Y sin embargo, seguían siendo la misma banda.

La producción de Max Norman es una de las mejores que he escuchado nunca. Me demostró que una banda pueda mantener su identidad sonando distinta. Que ese alma era imperecedera y que si bien ahí estaba aprendiendo a “intuirla”, debía desarrollar mis habilidades para identificarla y saber explicar en qué consistía desarrollando mis habilidades comunicativas, siendo esto fundamental para mi futuro como redactor en www.rafabasa.com (aunque eso, evidentemente fue muchos años después). Lo compré nada más salir y fue el primero de los cedé de los cientos que atesoro (aun sigo adquiriéndolos regularmente) a día de hoy.

KREATOR – Coma of Souls

Y el thrash llegó a mi vida, incluso mucho antes que MEGADETH. Esta es una de esas casettes que llegúe a quemar tanto que se terminó rompiendo y tuve que realizarle un empalme con cinta de celo para poder seguir escuchándola. Si bien “Terrible Certeanly” o “Extreme Aggression” tienen mayor reconocimiento como clásicos, para mi “Coma of Souls” es su máximo exponente, aunque sea casi únicamente reconocido por “People of the Lie”. Esa producción de guitarras y batería, esa voz cortante, esas letras tan comprometidas a nivel político, esa visión tan pesimista del mundo, recordándome al argumento de esas películas de futuro apocalíptico que tanto me gustaban de pequeño como “El Planeta de los Simios”, “Hasta que el Destino nos Alcance” o “El Último Hombre Vivo”.

No os digo nada la ilusión con la que iría años después a comprarme su siguiente disco y el batacazo emocional que me di al descubrir el cambio de estilo y sonido de “Renewal”. Curiosamente, que bandas como KREATOR estuvieran dentro de mis grupos de abecera, me hizo ganarme desde siempre la etiqueta de thrasher, cuando yo siempre he sido bastante de escuchar de todo.

Nunca entendí por qué por gustarme MOTLEY CRÜE o POISON no me llamaban glammer pero sí thrBasher por disfrutar los discos de los teutones, SEPULTURA u OVERKILL.

 FAITH NO MORE – Angel Dust

Se ha hablado largo y tendido del tráfico de casettes grabadas entre compañeros del colegio llegando a tener “tesoros” que eran “la copia de una copia, de una copia de…” con un sonido cuanto menos regulero. Sin embargo, en los ochenta y primeros noventa hubo también un fenómeno popular por aquel entonces que era el programar los videos VHS para grabar la programación nocturna (sobre todo entre semana, cuando teníamos que levantarnos pronto para irnos al colegio) que nos interesara. En este caso, hablo de un programa cuyo nombre no recuerdo, en el que ponían algunos videoclips de rock duro y heavy metal. La tarea en sí era toda una odisea, porque tú programabas el reproductor para que la cinta comenzara a grabar a una hora en concreto, basándote en la guía  de televisión (la revista Teleprograma era el códice sagrado que cada semana nos ayudaba a identificar este tipo de eventos) y dicha guía era bastante inexacta.

Desconozco si porque sus fuentes no eran muy fidedignas o porque las propias cadenas cambiaban la programación sin avisarlas o con poca antelación. En el mejor de los casos, tu lo ponías a grabar algo antes de la hora indicada pero aún así te podías encontrar el programa cortado. En el peor, igual habían puesto otra programa en su lugar y no habías conseguido grabar nada. Todo eso lo averiguabas al día siguiente, una vez rebobinaras la cinta y te pusieras a explorar el resultado de la tarea, con lo que las alegrías y decepciones estaban a la orden del día. Lo de irle pasando los anuncios hacia delante era también un clásico, incluso muchos afortunados que tenían dos reproductores, hacían sus propias ediciones cortando comerciales y dejando sólo las partes que les interesaban. El caso es que, yendo al grano, en una de esas recolectas de VHS nocturno programado, grabando un programa de videoclips, aparecía una banda tocando una canción muy, pero que muy extraña con un tío que llevaba un piercing en la ceja (algo nada habitual, de hecho me tiré media adolescencia y parte de la veintena queriéndome hacer uno, pero nunca lo hice), luciendo unas patillas ridículamente largas, hablando sobre la crisis de mediana edad.

Dos o tres videos más allá, aparecía otro video de la misma banda tocando un tema totalmente distinto, una balada de piano que era una versión de los COMMODORES. No tardé mucho en hacerme con el vinilo donde venían ambas canciones (el cual aun conservo, por supuesto) y la experiencia fue una de las más alucinantes de mi vida. “Angel Dust” vino a enseñarme que había muchos caminos distintos de hacer música rock y que todos ellos podían ser igualmente válidos.

Volviendo al concepto de alma que exponía antes con MEGADETH, si aquella banda demostraba que en dos discos distintos se podía tocar diferente bajo la misma identidad, FAITH NO MORE lo demostraban aquí en cada una de las canciones. Cuando años más tarde pude comprobar la disparidad de estilo, sonido, incluso timbre de voz que había entre “Angel Dust” y “The Real Thing”, ya no me cogió tan de sorpresa, aunque aluciné igualmente.

OBITUARY – The End Complete

¿Qué decir de esta gran obra maestra? Fue uno de mis primeros acercamientos a los sonidos más extremos, aunque la época en la que salió “The End Complete” fue un vergel para el death metal con esos enormes dos primeros discos de DEICIDE y gente como CARCASS aportando unas propuestas de lo más interesantes desde Europa.

Volviendo a OBITUARY, es una banda que desde ese momento me ha gustado muchísimo y he disfrutado enormemente en directo cada vez que he tenido ocasión de verlos. Me marcó muchísimo. De hecho, mi versión favorita del death siempre ha sido la del sonido made in Tampa.

IRON MAIDEN – Fear of the Dark

Imaginaos lo que era 1992 en un chaval de 15 años, con todo lo que he comentado antes de la grabación de cintas VHS programadas o el tráfico de casettes. Pues poneos en el contexto de que un compañero del colegio te dice que su padre ha vuelto del viaje de trabajo en Londres y le ha traído en cedé el nuevo disco de IRON MAIDEN, el cual sale en España dentro de unos días y del que tú llevas leyendo reseñas y reportajes en las revistas un par de meses. La cosa está clara: esa tarde no vas a hacer deberes y te vas a casa de tu amigo a escuchar el disco una y otra vez. Si ya de paso puedes volverte con una copia grabada en casette, ya vas avanzando para seguir quemándolo tú en tu casa por tu cuenta. La verdad que ese disco me encanta y no sólo por el recuerdo tan bonito que tengo de él y que os acabo de contar. Salvo “Weekend Warrior”, que nunca la entendí (me parece una canción rarísima). Incluso la anodina “The Apparition” me gusta; más por la letra (que me parece alucinante) que por la música, que reconozco no es gran cosa.

Como dato anecdótico, tengo tres copias en cedé en casa. Una es mía, la otra de mi chica (es normal que tengamos algunos discos repetidos desde que vivimos juntos, supongo que a otras parejas les pasará igual) pero ¿y la tercera? ¿De dónde ha salido esa tercera copia?

Por favor, si alguien lee esto, recuerda que me dejó el “Fear of the Dark” y no se lo he devuelto, que me pegue un telefonazo y cuando termine la pandemia, ¡quedamos!

HELLOWEEN – The Dark Ride

Una cosa de HELLOWEEN es que, si para un grupo es difícil reinventarse, ellos lo han hecho como poco tres veces: con el paso del speed metal de los primeros EP y álbum al power alemán de la mano de Kiske; con la “era Deris” gracias a una obra maestra como “Master of the Rings”; y cuando ya estaban consolidados, dando un giro de tuerca su sonido, adaptándose con la que para mí es su obra maestra, “The Dark Ride” a los primeros dosmiles. Vale que lo de “Pink Bubbles” y sobre todo “Chameleon” también fue un cambio estilístico, pero viendo las nefastas consecuencias, sobre todo con el segundo de ellos, yo no lo resaltaría demasiado. “The Dark Ride” es oscuridad dentro de la luz. Es trasladar con tonalidades menores lo que antes hacías en mayores. Bajar el tono de tu música. Y sobre todo, tener una banda con cinco personas aportando lo mejor de ellas mismas a la hora de crear música. Recuerdo su concierto de presentación en Madrid donde curiosamente no tocaron “If I Could Fly”, aunque sí hicieron una extensa representación del disco.

¡Fue increíble! Un gran error desmantelar la banda tras este disco, sobre todo viendo que Grapow y Kusch todavía tenían creatividad para rato, como así demostraron en el primero disco de MASTERPLAN.

AVALANCH – Los Poetas han Muerto

Otro de esos discos que quemé hasta la saciedad. Si lo hubiera tenido en casette, seguramente hubiera terminando empalmándola por el desgaste, como con la de KREATOR. Aquí hubo mucha desbandada de fans enfadados por el despido de Víctor García. Incluso admito que me “chirrió” mucho el cambio y tuve que darle múltiples escuchas al disco hasta que descubrí la grandeza que atesoraba. Esa preciosa edición en la que abrías el cedé y olía a jazmín (hace unos meses lo cogí y todavía conservaba algo de ese olor), pasear por sus letras, sus fotografías, leerlo de cabo a rabo. Recuerdo que hace muchos años la gente no entendía cómo podían gustarme más que antes (y yo era seguidor de la banda desde sus inicios, de hecho les he visto con todos sus cantantes y giras, incluyendo “La Llama Eterna”, tanto con Juan Lozano como con Víctor meses después). Recuerdo que en cierta reseña (la de “El Ladrón de Sueños” si no me falla la memoria) llegué a decir que Ramón Lage había llegado a las cotas de Nino Bravo, Camilo Sesto o Tino Casal, hecho que el propio Ramón me dijo en persona que le abrumaba y parecía exagerado, pero que sigo compartiendo, salvando las lógicas distancias. “Los Poetas” fue un disco adelantado a su tiempo que sin embargo estoy seguro a día de hoy ha ganado reconocimiento paulatinamente. Estoy seguro de que una gira con Ramòn Lage y el resto de integrantes de AVALANCH de aquella época tocándolo íntegro, junto a una selección de éxitos de los discos que tocaban aquella formación, sería todo un éxito. Aun sin desmerecer esa gran obra que es “El Secreto”, lo de la “era Ramòn” fue irrepetible.

KING DIAMOND: “Conspiracy”.

¡El rey! Toda mi admiración hacia la figura de Kim Bendix Peterson se resume en la adoración que tengo hacia esta gran obra maestra. Todo el mundo señala “Abigail” (que no desmerece en absoluto) pero para el que firma, “Conspiracy” es su culmen, llevando el terror al heavy metal.

“Conspiracy” junto a los dos primeros discos de MERCYFUL FATE son lo más grande que ha grabado. ¡Larga vida al rey!

¡Y ya está! Es increíble pero, ¡lo he conseguido! Cuando Rafa nos pidió hacer este artículo, tenía claro alguno de los discos que estarían incluidos en él (los de MEGADETH y FAITH NO MORE sobre todo), pero poco a poco he ido eligiéndolos a medida que iba escribiéndolo y abriendo mi mente.

Aunque suene a tópico -que lo es- son todos los que están, pero no están todos los que son, aunque creo que esta lista es una buena muestra de lo que Rafa nos ha pedido.

También me gustaría decir que hubiera incluido algunos otros discos o artistas que me han marcado fuera del metal. Tales como PRINCE (tengo casi toda su discografía en cedé y soy un apasionado del Genio de Minneapolis, que en paz descanse), DIRE STRAITS, MICHAEL JACKSON o U2. En todo caso y aunque en la variedad esté el gusto, ninguna música me ha tocado tanto el corazón como el heavy metal y sus derivados.

J. José Jiménez – J_Jose_Jimenez@RafaBasa.com – Twitter.com

LOS DIEZ DISCOS DE PACO SÁNCHEZ

Os comparto en esta lista los diez álbumes que he seleccionado para esta recopilación de todos los redactores. Ha sido complicado elegir, pero finalmente he optado por introducir únicamente álbumes de rock progresivo y de metal melódico.

Todos ellos ocupan un lugar importante en mi memoria musical; me han marcado de una u otra forma, me han enseñado nuevos géneros o enganchado para siempre a ciertas bandas

Han sido fundamentales para definir mi gusto musical por ciertos estilos y les guardo un gran cariño. Por lo tanto, no pretendo con esto colocarlos como los diez mejores álbumes, porque habría muchísimo donde elegir. Más bien, son diez discos que volvería a escuchar una y otra vez sin cansarme jamás. He seleccionado cinco internacionales y cinco nacionales. El orden no necesariamente implica que uno de ellos sea mejor que otro, es aleatorio. ¡Espero que la música os acompañe y os anime a todos/as en estos momentos difíciles!

ANATHEMA – We´Re Here Because We Were Here

Si tengo que utilizar un par de adjetivos para definir este trabajo serían “preciosismo” y “sentimiento”. Canciones como “Dreaming Light”, “A simple mistake” o “Thin Air” combinan la simpleza y el talento de la mejor manera posible. Vincent canta como nunca. En mi opinión, es el mejor álbum de ANATHEMA. También sirvió para modificar el rumbo de la banda hacia una nueva etapa más pausada, abandonado ya completamente el doom de los primeros lanzamientos. La situación que vivimos ha aplazado la gira de celebración del álbum, pero sin duda es un disco que merece ser interpretado completo en el escenario.

Mientras tanto, habrá que escucharlo una y otra vez en casa. Disfrute asegurado.

PORCUPINE TREE – In Absentia

Siguiendo con este inicio progresivo, no podía faltar una mención a Steven Wilson y a una de las mejores bandas de rock progresivo que he tenido el gusto de escuchar. Algunos todavía guardamos la esperanza de alguna gira de reunión. “Trains” es posiblemente mi canción favorita en global, y siempre será especial en mi vida. Musicalmente, temas como “Blackest Eyes” o “The sound of Muzak” son perfectos. Ritmos extraños que no impiden perder la comercialidad, un contraste perfecto entre riffs oscuros y estribillos directos; grooves de bajo super compactos…una delicia. Siempre recordaré el momento de escuchar en vivo “Heartattack in a layby”; cuando Wilson la incluyó en el set list de una de sus últimas giras. Nunca he vivido en un concierto un silencio tan sepulcral para acompañar a una canción tan oscura. Se creó un ambiente que te erizaba la piel.

En definitiva, un CD de muchos quilates.

IRON MAIDEN – Powerslave

No creo que sea muy necesario desarrollar este disco. El álbum salió a la venta 13 años antes de mi nacimiento, y aun así no he podido evitar incluirlo en la lista.

En mi opinión, el mejor trabajo del grupo. “Aces High” y la maravillosa “Powerslave” hablan por sí solas, pero todo el álbum es perfecto.

SONATA ARCTICA – Eclíptica

Si pienso en power metal, principalmente se me vienen a la mente dos CDs. Este, y el siguiente de la lista. La banda finlandesa siempre me ha encantado, y este fue uno de los primeros discos del género que escuché. A día de hoy, sigo pensando que es magnífico. A pesar de que, en mi caso, sí que disfruto de casi toda la producción discográfica de Sonata (creo que hay un gran debate ahí), es uno de esos pocos grupos que tocaron techo con el primer álbum en realidad y no en tópico. Todo rebosa calidad y te engancha; desde la patada en el pecho de “Blank File” para abrir hasta “Fullmoon”, pasando por los geniales riffs de “8th Commandment” y “Kingdom for a heart”. Incluso la desgraciadamente olvidada “Unopened” me parece un gran tema.

Ningún corte desentona, ni baja el nivel. Eso es muy difícil.

BLIND GUARDIAN – Nightfall in Middle Earth

Me ha costado mucho elegir solo un disco de mi banda favorita, pero finalmente he elegido este. Prácticamente cualquier otro podría haber estado aquí; desde IFTOS hasta ANATO, porque todos tienen su particularidad y pueden diferenciarse entre sí. Sin embargo, creo que el Nightfall es su obra cumbre por la mezcla perfecta de todo lo previo y lo posterior. Aún no habían abandonado del todo la senda de los primeros álbumes ni entrado por completo en la experimentación progresiva y orquestal. Hay temas potentes, temas acústicos y a medio tiempo. Hansi canta en todos sus registros e interpreta el papel de los personajes de “El Silmarillion” perfectamente. Los coros rebosan epicidad. La base rítmica (el bajo suena como nunca en BLIND GUARDIAN) es un cañón. Más allá de los clásicos, canciones como “Thorn”, “When Sorrow Sang” y “Noldor” son puntos álgidos en la carrera de los bardos y en el metal melódico.

Una auténtica joya.

MÄGO DE OZ – Gaia

Pasando a terreno nacional, creo que MÄGO DE OZ ha marcado a muchas personas de mi generación que actualmente escuchan rock y metal. Eso es imposible negarlo. Si tengo que elegir un disco suyo, sin duda es el primer “Gaia”. Creo que el debate generalmente suele estar entre un grupo de seguidores que prefiere “Finisterra” y otro posterior que llegó más tarde, los cuales prefieren “Gaia II” por el cambio de enfoque musical que supuso ese álbum. Personalmente, creo que la cima llegó en el periodo que transcurrió entre esos dos trabajos con el primero de la trilogía. Siempre me he sentido un poco solo en este sentido, pero qué se le va a hacer J. “Gaia”, “La venganza de Gaia”, “Van a rodar cabezas” y especialmente, la maravillosa “Alma”, con esa parte instrumental progresiva, me parecen los momentos más altos. El folk reluce como nunca por encima de los toques metaleros, no hay versiones ni temas de relleno, los teclados suenan genial y la mezcla siempre me ha parecido estupenda.

SAUROM – Maryam

Al igual que con BLIND GUARDIAN, he dudado mucho sobre el álbum que debía elegir de SAUROM. “Sombras del Este” fue el primer disco de heavy metal que escuché cuando tenía unos 12 años, por sus letras relacionadas con “El señor de los anillos”. Por eso, siempre le tendré cariño. “Legado de Juglares” u “Once romances desde Al-ándalus” también podrían haber ocupado esta posición. Pero, finalmente, me he decidido por su álbum más oscuro y guitarrero. La temática y su trato le dan muchos puntos. El trabajo de seis cuerdas, a dúo entre Raúl y Narci, es estupendo. Escucharlo del tirón es una delicia, y Migue canta de una forma muy personal.

Ojalá en el futuro vuelvan a regalarnos algunos retazos de este estilo en futuros trabajos.

DARK MOOR – The Gates of Oblivion

Otra de las bandas nacionales que no podía faltar en esta selección es DARK MOOR. Una de esas agrupaciones que no han editado (en mi opinión) un mal disco. El constante cambio de estilo hace difícil quedarse con un álbum, pero este es uno de los mejores lanzamientos de power metal sinfónico que he escuchado nunca. Es de esos discos que pueden perfectamente pasar por internacionales y competir contra cualquiera. Las líneas de guitarra tienen todas ellas un gusto exquisito, solo hay que escuchar “Nevermore” y su solo de seis cuerdas para comprobarlo.

Podía haber escogido muchos trabajos de la formación actual, como “Ancestral Romance”, pero sirva esto como homenaje a una etapa bonita a la que pocas veces hacen concesiones en directo.

Ojalá se reconozca más en este país a un grupo fantástico.

PERFECT SMILE – Mañana Puede Ser Peor

Este es seguramente el toque más personal de la lista. Sin embargo, no puedo ocultar mi total debilidad por esta banda. Una de las más originales que hemos tenido en el panorama, desgraciadamente en hiatus indefinido. Este álbum mezcla rock, metal, mucho progresivo y mucho de cualquier cosa imaginable. Siempre me pone de buen humor. Teclados, estribillos comerciales, bases muy raras y trabajadas…es complicado de definir. Yo recomendaría a todo el mundo que escuche los dos trabajos de la banda. El segundo también es fantástico, pero me gusta un poco más este. Creo que cualquiera puede llevarse un descubrimiento si los escucha. Solo puedo compararlos con A.C.T., que es la influencia más clara del conjunto.

En este álbum canta Nacho Ruiz, el que fuera vocalista de Santelmo.

Un toque distinto, pero que merece estar aquí. Muy recomendable.

AVALANCH – Los Poetas Han Muerto

Terminamos la lista con uno de los álbumes más polémicos del metal español. Al menos, en su momento. La nueva formación de AVALANCH lanzó un álbum totalmente distinto a los previos. Actualmente, es mi disco preferido del grupo. Creo que “Niño” es el mejor tema que ha compuesto Alberto Rionda nunca, y acompañado de canciones como “Ecos de Vida” o “Del Cielo a la Tierra” suena aún más potente. Es cierto que Ramón Lage ganaría muchísimo en lanzamientos posteriores, cantando mucho mejor, con más garra y en registros muy variados. A pesar de ello, aquí ya daba muestras de ser un gran cantante. Además, toda la parte musical es de un nivel altísimo, con el gusto al que nos acostumbra Rionda.

Un imprescindible.

Paco Sánchez