![]() |
+ TRAGEDY
Sábado 8 de Febrero de 2025 – Sala Wolf – Barcelona
Hay bandas que tienen algo que las hace especiales, que las convierten en únicas y que de alguna forma acaba convirtiéndose en su sello de identidad, y en definitiva en lo que conquista al público. Aún recuerdo la tremenda sorpresa que supuso para un servidor aquel primer acercamiento al debut de THE NIGHT FLIGHT ORCHESTRA, “Internal Affairs” en 2012, y es que he de reconocer que ese sonido no era lo que me esperaba al escuchar una formación que involucraba a miembros de SOILWORK y ARCH ENEMY. Desde entonces la banda no ha dejado de publicar trabajos y realizar giras, convirtiendo cada uno de “sus viajes” en una experiencia musical de lo más placentera, disfrutable y heterogénea.
Habiendo conseguido hacerse un nombre dentro de la escena europea THE NIGHT FLIGHT ORCHESTRA publicaban a finales del pasado mes de Enero su séptima entrega de estudio “Give Us The Moon”. Hacia ya bastante tiempo, -desde justo antes del parón pandémico, como se encargó de recordar el propio Björn Strid- , que la banda no pisaba los escenarios de la Ciudad Condal, de modo que su aterrizaje en esta ocasión tendría lugar en una Sala Wolf que sin llegar a llenarse, si que acabó registrando una notable entrada. Además, antes de convertir el recinto en una pista de baile tendríamos ocasión de echarnos unas buenas risas con TRAGEDY, quienes demostraron su buen hacer como instrumentistas mezclando las sonoridades propias del heavy metal con las letras y los ritmos de artistas como sus adorados BEE GEES, ABBA o FRANKIE VALLI, entre otros.
Ante una sala ya bastante animada y expectante aparecían en escena TRAGEDY. Como montaje escénico el combo americano optó por el clásico telón de fondo y sendas pancartas laterales. Eso si, donde empezaron las sorpresas fue al ver el llamativo look que lucieron todos los miembros de la banda. Pero sin duda la palma se la llevó Lance, que apareció con una sirena sobre la cabeza y megáfono en mano, ejerciendo de showman/gogo en la gran mayoría de temas, ya fuera portando muñecas hinchables, tocando instrumentos de juguete o lanzando confeti con sus propias manos. En definitiva, que fue el gran animador de la velada. En cualquier caso, aunque no soy muy partidario de ese tipo de grupos, he de reconocer que TRAGEDY sonaron solventes y por momentos, -aunque pueda parecer extraño-, muy cañeros. Además otro detalle a destacar es que las voces que nos brindaron tanto su frontman Disco Mountain Man, los guitarristas Mo´Royce Peterson y Gibbon Ass Freehly y el bajista Mo´Royce Peterson, -algunas de ellas en falsete, no olvidemos que se autodenominan “All Metal Tribute To The Bee Gees & Beyond”-, fueron interpretadas en directo.
Como decía, su puesta en escena fue hilarante, pero el despiporre fue total cuando Lance, tras quitarse la sirena de la cabeza, sacó una flauta para interpretar la archiconocida melodía del clásico de EUROPE “The Final Countdown”. Por supuesto que dejando a un lado las pintas “heavylongas” de los miembros de la banda tampoco faltaron las coreografías durante el imprescindible “TRAGEDY”, que servía para que los más devotos se dejaran notar con fuerza mientras los músicos elevaban sus instrumentos al aire al mismo tiempo que Lance lanzaba con sus manos la primera lluvia de confeti que cayó sobre las cabezas de los que ocupaban las primeras filas.
Como era lógico, TRAGEDY con su buen rollo y su vacileo no tuvieron grandes dificultades para conectar con el público y metérselo en el bolsillo. Así que durante su adaptación del “Lay All Your Love On Me”, -que arrancó con guiños a MAIDEN y que contó con varios pasajes a ritmo de doble pedal a cargo de The Infernal Demigibb- , la sala se convirtió en una auténtica fiesta. Tampoco faltó el macarreo durante “Grease”, que arrancaba con un desarrollo de esencias funky, que fue acompañado con las palmas del público, para zanjarse con el disparatado baile de las dos muñecas hinchables que fueron las protagonistas durante gran parte del tema.
Sin duda fue uno de los momentos de la noche, y es que “Sweet Caroline” gozó de una puesta en escena que a muchos nos recordó, -salvando las lógicas distancias-, a KING DIAMOND, desplegando una ambientación de lo más oscura y tétrica, con Lance paseando por el escenario embutido en una capa roja y luciendo una macabra máscara en el arranque para acabar lanzando burbujas de jabón sobre las primeras filas. Y es que solo a una banda de “pirados” como TRAGEDY se les ocurriría tras hacernos bailar al son de “Gimne! Gimme! Gimne!”, fundir los oscuros pasajes iniciales del “Raining Blood”, de Slayer con “It’s Raining Man”. ¿Genialidad? ¿Sacrilegio?, o la excusa perfecta para pasarlo en grande un sábado por la noche rodeado de colegas y cerveza en mano.
Con los ánimos ya bastante caldeados, tocaba encarar la recta final del show y para ello que mejor que dejarnos otro guiño a otra banda legendaria, -y que en estos días está de plena actualidad-, como son Black Sabbath durante el preámbulo del discotequero “You’ re The One That I Want”, para acto seguido embarcarse en el empalagoso “How Deep Is Your Love”, con bailecitos coreografiados por parte de los miembros de la banda. El tiempo de TRAGEDY estaba tocando a su fin, pero antes de abandonar definitivamente el escenario, como no podía ser de otra forma, no podía faltar otra de las imprescindibles para cualquier seguidor de los BEE GEES que se precie “Stayin´ Alive”, que con el personal cantando, bailando y con una sonrisa dibujada en el rostro ponía el broche definitivo dejando las espadas en todo lo alto.
Tras la desternillante descarga del combo americano llegaba el momento de embarcarnos en el atractivo vuelo musical que nos iban a ofrecer THE NIGHT FLIGHT ORCHESTRA. A la hora prevista para el inicio del show la lona que ocultaba el escenario de miradas indiscretas se alzaba mientras a través de la megafonía podíamos escuchar el último aviso para que embarcáramos inmediatamente. El viaje estaba a punto de comenzar. Uno a uno, y de forma parsimoniosa y acompañados de los cálidos aplausos del respetable, los músicos fueron tomando posiciones. Todos ellos elegantemente ataviados con americana, corbata y algunos con gafas de sol. Cuando los primeros riffs de “Straus” empezaron a sonar tras la inaugural ráfaga de sintetizadores aparecieron en escena nuestras azafatas favoritas para tomar posiciones a un lado del escenario mientras que de la parte central se apoderó un Björn Strid que apareció luciendo una llamativa americana plateada con larguísimos flecos, su inseparable gorra y gafas de sol para aferrarse al pie de micro y deleitarnos con sus particulares pases de baile. Desde el mismo arranque la conexión con el respetable fue total, con la gente cantando y bailando como si no hubiera mañana mientras el grandullón Sharlee D’ Angelo aporreaba las cuerdas de su bajo con una amplia sonrisa dibujada en el rostro.
Al igual que sucediera durante la descarga de TRAGEDY, me gustaría remarcar que todas las voces que escuchamos fueron en directo, y la verdad es que fue una delicia escuchar como se empastaban los registros de Björn, Anna Brygård y Åsa Lundman durante los coros del fantástico “California Morning”, que con ese arrollador riff de aromas netamente setenteros hacía que el nivel de euforia en la sala no decreciera. Tras darnos formalmente la bienvenida al show, y celebrar que estaban de vuelta en nuestra ciudad, -para ello las chicas alzaron sus copas-, el frontman nos invitó a bailar intensamente siguiendo el marchoso ritmo de “Shooting Velvet”, que nos dejaba con un fantástico ejercicio solista del guitarrista Rasmus Ehrnborn. Habiendo dejado claro que su nuevo material ha calado hondo entre sus incondicionales era un excelente momento para echar la vista atrás y poner la sala literalmente patas arriba con el que ya se ha convertido en uno de sus clásicos imprescindibles, y es que fue empezar a sonar los teclados iniciales de “Divinyls”, y todo el mundo su puso a entonar su característica melodía.
Tras semejante derroche de euforia tocaba rebajar mínimamente el nivel de intensidad, aunque solo fuera para recuperar el aliento. Así que para contemporizar el ambiente la banda se embarcó en los ritmos de esencias funk/souleras de “Domino”, que nos dejaba una fantástica interpretación del frontman desgarrando sus cuerdas vocales para darle un plus de intensidad y feeling antes de dejar que la guitarra, en esta ocasión con alma bluesera, de Mr. Ehrnborn se encargara de poner el punto de elegancia y sofisticación. No abandonarían el material de su “Ambar Galactic”, dándonos una nueva ración de poderosos argumentos para que no dejáramos de bailar siguiendo el tempo de la marchosa “Gemini”, que nos dejaba la estampa del frontman desprendiéndose de su pie de micro para moverse por todo el escenario mientras no dejaba de agitar las caderas y gesticular antes de ponernos primero a dar palmas para posteriormente invitarnos a cantar con él.
Nuevamente tocaba volver a centrarnos en el presente, en las composiciones de su más reciente “Give Us The Moon”, embancándonos en otra de las que desprende esencias psicodélicas, especialmente por la gran preponderancia de sus “galácticos” teclados: “Cosmic Tide”, un tema vocalmente muy exigente pero que Björn y sus chicas encararon de forma solvente y convincente. Una vez más, las chicas volverían a empuñar sus copas mientras el frontman sueco nos invitaba a acompañar con palmas “This Boy’s Last Summer”, que fue la escogida para volver a incidir sobre el pre-pandémico “Aeromantic”, dándonos más munición para no dejar de mover los pies con esos toques de música disco que tanto gustan a su fiel parroquia de incondicionales.
Cada concierto del combo sueco acaba convirtiéndose en una fiesta, de eso no hay duda. Pero si es sábado por la noche, -como se encargó de recordarnos Mr. Strid-, no hay motivo para cortarse lo más mínimo. Así que tras preguntarnos si estábamos familiarizados con el material de “Give Us The Moon”, y de recibir la ruidosa respuesta de un respetable que se lo estaba pasando en grande llegaba el momento emotivo de la noche, ya que la banda dedicó el siguiente tema “Paloma”, a su compañero desaparecido el guitarrista David Andersson.
La garra y el espíritu más fiestero y desenfadado no tardarían en regresar de la mano de la ochentera “Satellite”, que convertida en la enésima excusa para que todos cantáramos su pegadizo estribillo volvía a subir el nivel de revoluciones e intensidad en la sala, con las chicas animando al personal mientras Björn daba un paso atrás para que sus compañeros se convirtieran en el centro de las miradas. Varios fueron los momentos a lo largo del show en los que THE NIGHT FLIGHT ORCHESTRA supieron crear ese clímax especial que solo algunas bandas saben crear, y sin duda uno de los más intensos fue durante ese arranque deudor de los KISS más bailongos de finales de los setenta que marcó “Transmissions”.
Tras un breve interludio a cargo de los teclados tocaba encarar la recta final del show confiando para ello en los vibrantes increscendos de la rotunda “Can’ t Be That Bad”, con las voces de las chicas despuntado sobre la de Björn cada vez que tocaba atacar su aplastante estribillo. Una nueva mirada sobre lo que fue su trabajo debut nos sumergió de lleno en el arranque lento, -con las teclas arropando el registro de Björn, que nos anunciaba la llegada del uptempo “Transatlantic Blues”. Sin embargo, como no podía ser de otra forma, para poner el punto y seguido a la velada THE NIGHT FLIGHT ORCHESTRA optaron por otro de esos temas que son sinónimo de diversión y fiesta total como es “Burn For Me”, que con su ritmo fresco y vacilón nos ponía a todos nuevamente a bailar.
No tardaría mucho la banda en volver a tomar posiciones sobre el escenario de la sala Wolf para inaugurar los bises con la rotunda cabalgada de aromas metaleros que se encargó de introducir el que sin duda se ha convertido en uno de sus himnos más celebrados “White Jeans”, que nuevamente volvía a poner la sala literalmente patas arriba, con el personal entonando el estribillo con el puño en alto. La noche estaba tocando a su fin, pero con la gente cada vez más encendida y entregada el frontman sueco nos instó a que no dejáramos de bailar durante “Way To Spend The Night”. El remate definitivo corrió por cuenta “West Ruth Ave”, que con el personal dando palmas y cantando ponía fin a una velada intensa, caliente, divertida, y ante todo repleta de pasos de baile y diversión.
Una vez más, y van ya unas cuantas, THE NIGHT FLIGHT ORCHESTRA volvieron a triunfar incontestablemente a su paso por la capital catalana. Esperemos que no tarden en volver. Hasta entonces un servidor seguirá lustrando sus zapatos de baile. Eso sí, esperemos que la próxima vez tengan la deferencia de incluir en su repertorio “Barcelona”.
Texto: Alfonso Díaz
Fotos: Peifer Correspondientes al concierto del (Martes 4 de Febrero de 2025 – Sala Groove – Portugalete)
Para ver las fotos a mayor tamaño, pinchar sobre ellas.
Conciertazo el que se marcaron NFO en Barcelona.Nunca los había visto en directo y me parecieron una maravilla, con un Björn Strid en estado de gracia. Los descubrí con «Transmissions» del Aeromantic gracias a esta web, y se ha convertido en una de mis bandas favoritas fuera del metal.Una lástima que no llenaran la pequeña sala Wolf.