PRIMAL FEAR – SOLSTAFIR – BEWITCHER

La notícia de Primal Fear no podía venir en mejor momento. Llevo semanas sin parar de oírlos.
La cosa es que, este veranito, tras machacar la discografía de Dream Theater algo me llevó a hacer lo propio con la de Blind Guardian y de ahí pasé a Primal Fear. Naturalmente conocía la banda, pero en cuánto apenas los había escuchado. Prejuícios, prejuícios y más prejuícios; ideas erróneas; elitismo y muchas más cosas me llevaron a ignorarlos.
Obviamente conocía el trabajo de Scheepers en Gamma Ray y sabía que era un vocalista excepcional, estando lo grabado con los de Kai Hansen en un lugar muy especial de mi memória. Pero para cuándo Primal Fear aterrizó en escena sobre febrero de 1998 mi vida pasaba por una crisis existencial en cuánto al metal se refiere. Los grandes ya no lo eran tanto y la «segunda fila» ya no me convencía: dejé de seguir a Gamma Ray tras «Land of the free»; me apeé de Helloween en 1996; Rage se habían vuelto previsibles; Running Wild nunca me dijeron mucho y menos en estos años; Blind Guardian gozaban del éxito pero a mí «Nightfall…» me agobiaba (hoy no!). Para mí, pues, Alemania cómo cantera -tras la destrucción de Inglaterra o USA en esto del metal- parecía haberse agotado. Aún así salían nuevas ofertas más o menos actualizadas desde otras partes del globo: Rhapsody, Angra, Hammerfall, Stratovarius, Kamelot, Sonata Artica, Children of Bodom… pero me faltaba algo ahí.
Sea cómo fuere tuve que sobrevivir resguardándome en Dream Theater, Fates Warning, Slipknot, Linkin Park, Metallica, Ozzy, Deftones, Tool, NIN … Fueron años en que muchos colegas abandonaron este estilo navegando a otras aguas para no volver jamás. A punto estuvo también de pasarme a mí.
Cuándo un amigo que no había perdido la fe y pensaba que había relevo me prestó el primer lp de Primal Fear en aquella caja de metal y el cd en forma de sierra, me horroricé. Asocíe a los alemanes con esas odiosas bandas de power metal de última hora con canciones aceleradas, infantiles y vacías. Gamma Ray era para mí un ejemplo de esto último en esos años. «Tío, hay una versión del Speed King de Purple». Ni por esas. Los taché. Los proscribí. «No es eso, suenan cómo los Judas de Painkiller o Ram it down». Ese mismo día le devolví el cd, a pesar de que continuó hablándome de cuánto molaban «Chainbreaker» o «Running in the dust».
27 años después (!!!) tengo que darle la razón. Jamás cambiaran la historia del metal, suenan horrores a Judas Priest y siguen siendo banda de tercera división, pero me han enamorado. Fuertes, abrasivos, con alguna buena letra, grandes solos, un Ralf que puede que esté ya en mi top de voces favoritas… Tal vez sean demasiado prolíficos y algunos de sus discos suenen similares entre sí, pero me alegran el dîa. Están muy lejos de mis prejuicios antes comentados. Los veo honestos y me transmiten una energía y fuerza que necesitaba.
No estarán entre mis grupos de cabecera, pero desde luego han salido de mi cubo de basura personal. Seguiré rebuscando en él a ver si sale otra joya!

Qué buenos son Solstaffir

Me encantaría un doble concierto de Primal Fear y Firewind.No llenan estadios,pero qué gozada verlos en salas

Como el Otoño en Poniente fueron las agonías de los noventa antes de cambiar de siglo y milenio para el metal. Antes de la llegada del Invierno, cuando el venado de la casa Baratheon mugía por la caída de su rey, y todos se posicionaban en la carrera para sentarse en el trono de filos cortantes.
Apenas Stratovarius mantenía la dignidad y Running Wild acusaba el exilio del aporreador Jorg Michael que marchara a cortes más ilustres seducido por el oro y las sedas, cansado del polvo de los caminos de la guerra. La gran Calabaza estaba escindida en dos y sus escaramuzas engordaban las canciones de los bardos , pero no tenía la entrada libre en la Corte del Rey para amenizar el banquete. Y los caras pintadas que vivieron tras el muro y sentían el Invierno y la nieve en la sangre y la cólera de la batalla en el corazón, rezaban al dios cuervo de Blaskyrth para que les trajera otra lucha digna. Oh tiranos, hijos de la oscuridad del norte que pronto se apagaría la candela de vuestra fama por ese entonces. Y ahí estaban ellos , las Manos de los Reyes , los que sujetaron la Candela en la noche que se envuelve en la noche para atemorizar a todos y su fuego mantuvo la luz y dió calor para deshelar las cámaras de hielo donde dormían los Grandes Reyes que reinaron antaño: Priest, con el retorno de su antiguo tirano y la Doncella con el duelista definitivo, el trovador y dueño del aire y los fuegos.
La grandeza de Primal Fear, para sujetar junto a Udo, durante un tiempo, al metal que se azucaraba en exceso y sus epopeyas se banalizaban y a nadie causaban asombro. Paradojas de la vida , los alemanes que surgieron de la fragua de Priest, en cierta forma terminaron influenciando a sus maestros, cuando encaminaron su última etapa power metal de notable éxito. Desde el jugulator que enterró las últimas ínfulas de metal de industria y pesadez, llegaron los angel of retribution, los reedemer y los impresionantes firepower e invincible shield que también tributan, en un magnífico círculo, de los primal fear de puridad metálica sin adulterar. El disco homónimo del 98, el Jaws of Death o el nuclear fire, son piedras firmes que cimentan el metal y con el paso de las lunas llegarían los umbreaklable o los metal commando para adornar el Edificio. Poniente tiene Rey , luce la Casa Baratheon y las manos de rey, están prestas para el avance de los que vienen detrás del Muro.
Nuestra es la Furia.
Abrazo y Saludo OP