Crónica y fotos de MÄGO DE OZ en Alfaro, La Rioja: «Vuelven a ser una banda EMOCIONANTE»

Lunes 19 de Agosto de 2024 – Alfaro – La Rioja

Curiosidades de la vida, allá por el 19 de Agosto de 2019, un servidor escribió su primera crónica de concierto para esta web que tú, ávido lector, estás transitando en este momento. Las casualidades y los caminos del señor, que como bien se sabe son inescrutables, hacen que justamente cinco años después me toque, y con mucho gusto, volver a juzgar y valorar el trabajo sobre las tablas del mismo grupo de aquel entonces: MÄGO DE OZ.

Por este vericueto que todos hemos remontado durante el último lustro, incluida la propia banda, no solo hemos topado con brillantes baldosas amarillas. Evidentemente, la pandemia que sufrimos a partir del año 2020 supuso un gran bache para todos, y una pequeña reestructuración en la industria musical mundial. Pero cuando pensamos en una banda como MÄGO DE OZ , hablar de los últimos cinco años es sinónimo de cambios, evolución y también de una gran revolución interna que hoy voy a intentar resumir fugazmente en cifras.

En estos cinco años que han pasado desde aquella crónica mía inicial, MÄGO DE OZ ha estrenado tres discos: El malogrado “Ira Dei”, cuya presentación tuve que valorar en aquel primer artículo del que te hablaba, el trallazo “Bandera Negra” y el polémico “Alicia en el metalverso”, que es el que nos ocupa en la actualidad. En cuanto a miembros, muchas han sido las bajas: Desde los históricos guitarristas Carlitos y Frank que tanto lamentamos los fans de toda la vida, pasando por miembros de gran importancia y trayectoria como Javi Díez o Josema Pizarro. Y algunas participaciones más fugaces, como la de Ramil a los teclados o Seoane a la guitarra. Ni que decir tiene que quizás, el cambio más importante sea el de sus vocalistas, Zeta y Patricia Tapia. Es decir, cinco años después, los únicos músicos que quedaban ayer sobre las tablas del impresionante escenario Alfareño, a las faldas de la mismísima catedral, eran Txus, Moha y Mainer si no me fallan las cuentas.

Así que me van a permitir ustedes que esta vez, enfoque la crónica a modo comparativo, para intentar de la manera objetiva posible, exponer la evolución de uno de nuestros grupos de rock más grandes e importantes. A ver si lo consigo.

Lo primero que hay que destacar es que la escenografía que llevaron MÄGO DE OZ a Alfaro es la más escueta que yo recuerde en al menos 14 años, desde que viera tocar por última vez a la banda en una sala de Barakaldo, en la gira de despedida de Jose Andrea. Un poco de confeti, algo de fuego, la nueva batería de Txus negra con pentáculos en color morado, y una tela blanca trasera para proyectar la moderna intro, inspirada en el último larga duración:”Alicia en el metalverso”. Así de inicio, la cosa no pintaba bien, y debido al omnipresente “cierzo” que campa a sus anchas por tierras alfareñas, la citada intro quedó bastante deslucida. El show comenzó con media hora de retraso, a eso de la media noche, tras unos cuantos pitidos de algunas impacientes almas que poblaban la abarrotada plaza de España. Como punto positivo hay que resaltar que, a pesar de no existir un escenario como tal, toda la parafernalia e instrumental estaba posicionado sobre las escaleras de acceso al templo de la colegiata de San Miguel Arcángel, muy imponente, cosa que me hizo sonreír y pensar para mis adentros: “Txus lo ha vuelto a hacer. Otra vez tiene su catedral. Pero esta vez mucho más grande”.

El corte que abrió la velada fue “Alicia en el Metalverso”, ya que como era de esperar, esa noche los MÄGO iban a centrar el tiro en presentar un buen puñado de temas extraídos del nuevo disco con título homónimo. Desde el primer acorde, y gracias a mi privilegiada posición en las escaleras de la catedral a escasos centímetros de la banda, pude comprobar la perfección del sonido y estremecerme ante la monumental voz de Rafa Blas, al que yo veía por primera vez con MÄGO DE OZ , consiguiendo erizarme el espinazo con ese inquietante “Ven a mí…Sigue mi voz”. Desde luego, la pequeña decepción sufrida al descubrir la sobriedad escenográfica quedó rápidamente eclipsada gracias a una sensación que mezclaba incredulidad, admiración y expectación a partes iguales. Aquello empezó rápidamente a recordarme a conciertos de hace mucho, mucho tiempo, que ya casi tenía olvidados. Pero no nos adelantemos.

Tras ese magnífico corte que sonó como un auténtico bombazo, cayó el primero de los grandes himnos, cual premio madrugador del sorteo de lotería navideña: “Molinos de viento”. Calcando la misma coreografía que hace cinco años, los nuevos miembros se acoplaron a la perfección a esos saltitos sincronizados a golpe de batería. De nuevo la voz de Rafa Blas fue la auténtica protagonista, haciendo que este clásico con más de veinte años a sus espaldas sonará más fresco, más potente, más heavy y mucho más arrollador de lo normal. Desde luego, lo que aporta a la banda Rafa vocalmente, unido a su presencia y personalidad arrolladora, y su desmesurado tamaño, es incalculable. Con solo estos dos cortes, yo ya había dictado sentencia, no me hacía falta mucho más.

Y ojo, antes de que se puedan dar malos entendidos, quiero dejar clara una cosa. No quiero, bajo ningún concepto, desmerecer la labor de todos y cada uno de los numerosos músicos que han pasado por MÄGO DE OZ . En lo personal, puedo sentir más “cariño” o admiración hacia unos o hacia otros, igual que cualquier seguidor de la banda. Es inevitable. Está claro que Txus siempre ha sabido escoger buenos músicos para acompañarle en este camino, y algunos de ellos (que ya no forman parte del grupo), han aportado cantidades excelsas de creatividad y montones de cosas mucho más intangibles aún. Pero puedo afirmar sin lugar a dudas, que la formación que MÄGO DE OZ presenta en este 2024 es la mejor de toda su historia, sonando mejor que nunca, y dando un nuevo enfoque a temas de hace muchos años.

Los coros de Xana sonaron mucho mejor que nunca, haciendo que por primera vez no echara de menos a mi querida Patricia Tapia. Las armonías fueron perfectas, y en el corte “Te traeré el horizonte”, brillo con luz propia. Por su parte, su compañero en CELTIAN Diego Palacio, también encaja a la perfección con ejecuciones soberbias en la sección de vientos y con ciertos momentos de apoyo en coros.

El trío de mástiles con un Ix valieri bastante polvorilla, el carismático Víctor y el virtuoso Salán, conforma un conjunto sólido que no deja escapar una sola nota, creando texturas y melodías sin fisuras. Y eso es una de las claves para mí, ya que hay grandísimos grupos de heavy metal que, en mi opinión, deberían echarse una segunda guitarra (o una tercera) a la espalda para poder cubrir mejor algunos vacíos.

El nuevo teclista, Francesco Antonelli cumple su labor, sin excesivo protagonismo pero con profesionalidad sobrada y mucho buen rollo. Por momentos también hace las veces de videógrafo, móvil en mano, para retratar para la eternidad a sus compañeros junto al exaltado público.

Eso sí, lo de Rafa Blas…no tiene explicación. Su voz parece estar simplemente a años luz de distancia de los grandes vocalistas patrios del heavy nacional. Él mismo nos explicó de primera mano que era ¡el quinto! bolo seguido de la banda. Y aún así no cesó en su empeño de realizar una auténtica exhibición técnica, cantándolo absolutamente todo (creo que solo perdonó una frase del tema “Gaia” para que el público la voceara), sin fallar un solo agudo, e incluso subiendo aún más de lo necesario. Yo jamás había escuchado el grito final de “Gaia”, o el grito final de “Hasta que el cuerpo aguante” en directo, a ningún cantante, con la contundencia con la que lo escuché ayer. Simplemente, hay que vivirlo. Y en cierto momento del show, cuando juega con los parroquianos al típico pique entre público y cantante, Rafa quiere dejar muy claro que ha vuelto para quedarse. Yo fui de los pocos que pude verle en directo con su propia banda hace once años en un show en la ciudad de Vitoria-Gasteiz, y ya me dejó alucinado en su día. Pero las vueltas al astro rey le han sentado muy bien, y su evolución vocal y física no ha hecho más que sumarle galones.

Los de siempre, los de la casa, siguen todos en su línea. Moha con su simpatía y su buen hacer a las cuerdas, quizás con algo menos de protagonismo que en pasadas giras, salvo por la presentación del último e inamovible tema de cada show, “Fiesta pagana”, donde se explaya al micrófono unos minutos. En este show en concreto nos recordó que era el día de la fotografía, así que tocó selfie. Txus se mantiene con muy poca presencia, escudado tras su imponente batería, como viene siendo habitual desde hace años, sin coger el micro en ningún momento. Atrás quedaron los años de discursos y excentricidades, que han dado paso a un Di Fellatio mucho más profesional, maduro, centrado en su instrumento. Y Mainer al que volví a ver feliz una vez más sobre las tablas, con sus pequeñas gamberradas y su eterna sonrisa, sus púas triangulares verdes y siempre buscando hacer partícipes de la fiesta a todos los presentes. En cuanto a su solo de bajo, ayer brilló especialmente en “La venganza de Gaia”, donde asaltó la tarima central para dejarnos boquiabiertos con su buen hacer. Estos tres, poco o nada han cambiado en cinco años, y eso son buenas noticias, aunque es más que notable que escénicamente han dado un paso al lado, para ceder protagonismo a los nuevos integrantes de manera muy generosa, y casi por completo. Es como si esa idea que tiene Txus en la cabeza y que ha manifestado en diversas entrevistas, se empezase poco a poco a cimentar: MÄGO DE OZ podría continuar cuando ni Moha, ni Txus, ni Mainer, estén entre sus filas.

El primer momento íntimo de la noche se creó durante la interpretación del tema “Por si un día te pierdes”, dedicado a la hija del propio Di Fellatio. Prácticamente todos los músicos se sentaron en una suerte de sillas altas, abarcando casi la totalidad del escenario, y gracias a las armonías entre Xana y Rafa, y a las guitarras acústicas, el tema sonó especialmente bien. Momentos antes pudimos disfrutar del corte “Luna de sangre”, tercer y último single del último disco, compuesto entre Txus e Isra Ramos. La labor de Xana en esta canción fue muy destacable, y aunque no pudimos disfrutar de la presencia del ex- cantante de ALQUIMIA, fue todo un acierto incluirla en el setlist de la noche. 

La velada prosiguió con temas como La posada de los muertos, muy celebrada entre los asistentes. Tras ella fue el momento para presentar a todos los músicos, con solo de Ix incluído, y dar paso al inmortal himno “Hasta que el cuerpo aguante”, que siendo sincero, sonó mejor que nunca, más heavy, y mucho más potente. El alarido final de este tema, donde Rafa consigue calcar lo grabado en estudio por José Andrea hace veinte años, fue sencillamente sobrecogedor. Y antes de los bises, otro solo de guitarra esta vez a cargo de Jorge Salán, completamente desbocado dió la sensación de estar un par de veces a punto de reventar su guitarra contra algún amplificador. Todo un espectáculo musical y visual, donde el virtuoso guitarra demuestra en esta segunda etapa, por qué es un MÄGO de pleno derecho pudimos disfrutar de un corte tan especial y mítico como “Gaia”.

Tras el breve descanso, Rafa jugó un poco a machacar las cuerdas vocales de todos los asistentes, y rápidamente encaramos la recta final de este anómalamente breve show de MÄGO DE OZ, con una dupla ganadora: “La costa del silencio”, y “Fiesta Pagana”. La primera sonó mejor que nunca, y por contra la segunda un tanto descafeinada, no sé muy bien por qué.

En definitiva: Estos cinco años le han sentado muy bien a MÄGO DE OZ Han madurado como banda, y han conseguido continuar su evolución en el sonido, con una clara vuelta a los pasajes más duros y heavys de la banda. Las nuevas incorporaciones están funcionando en todos los sentidos, sin desmerecer la labor de los anteriores músicos en ningún momento. Y lo más importante para mí: Vuelven a ser una banda EMOCIONANTE (nótense las mayúsculas).

Los puntos fuertes del día:

1. Rafa Blas, aportando emoción y un nuevo enfoque, más heavy, a los temas más clásicos.
2. Xana Lavey tomando cada vez más protagonismo y clavado los coros.
3. El buen rollo que emanan todos los músicos sobre el escenario, a los que vemos disfrutar de verdad.
4. El sonido impoluto
5. Recuperar temas en directo como La venganza de Gaia o Gaia.

Los puntos débiles:

1. Lo corto del show, de apenas hora y media de duración.
2. El solo de Ix Valieri, no me terminó de convencer por algún motivo.
3. Lo escueto de la escenografía.
4. Fiesta pagana pudo sonar mejor.

Texto y fotos: Jon Rivas Delgado

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