Crónica y Fotos del LEYENDAS DEL ROCK 2024 con ELECTRIC CALLBOY + DIMMU BORGIR+ IGNEA + LEO JIMÉNEZ + BLOODHUNTER + HAMATOM + LANDMVRKS

 

ELECTRIC CALLBOY + IGNEA + DIMMU BORGIR + LANDMVRKS + HAMATOM + BLOODHUNTER + LEO JIMÉNEZ

Miércoles 7, Jueves 8, Viernes 9 y Sábado 10 de Agosto –
Polideportivo Municipal – Villena

Jueves 8

ELECTRIC CALLBOY

Hay bandas que consiguen llegar más allá de lo estrictamente musical, que consiguen crear tendencia. Evidentemente, esta claro que en pleno siglo XXI cuando todo, o casi todo, esta ya inventado uno tiene que buscar nuevas formas de llegar a la gente, de llamar la atención, y, en definitiva de destacar sobre los demás. Durante décadas han sido recurrentes las bandas que han intentado apartarse de “la norma” en lo musical. Pero si ese afán por innovar en lo musical va acompañado de una estética rompedora y llamativa se acaban creando fenómenos como ELECTRIC CALLBOY.

Sin duda los germanos fueron una de las grandes atracciones de esta  XVII edición del LEYENDAS DEL ROCK , e indiscutiblemente el grupo que más gente movió en la jornada del viernes. Y es que cuando llegué al recinto del festival, lo primero que me llamó la atención fue el rotundo cambio que había experimentado el vestuario de los presentes, ya que muchos optaron por dejar aparcado  su habitual “uniforme negro” para ataviarse con camisas de colores chillones y llamativos estampados, faldas de color rosa, mallas, bañadores, pelucas de colores, calentadores…, en definitiva cualquier cosa para no desentonar y sentirse fuera de lugar en la fiesta en la que ELECTRIC CALLBOY iban a ejercer de anfitriones, y que arrancó con “Tekkno Train” y una copiosa lluvia de confeti. Ese fue precisamente el pistoletazo de salida para que la parte central, -copada de público que no quería perderse el más mínimo detalle de su descarga-, se convirtiera en una pista de baile, con todo el personal botando al igual que los miembros de la banda.

Desde el mismo arranque la comunión con sus fans fue total, un auténtico desmelene. Sí, hubo momentos en los que las guitarras sonaron potentes y arrolladoras. Pero también muchos pasajes en los que las bases de música electrónica se impusieron creando ese cocktail tan característico que conforma la propuesta del combo germano. Por supuesto la dualidad vocal que mostraron ambos vocalistas, alternando registros guturales y melódicos, sirvió para que temas como “Mc Thunder II (Dancing Like A Ninja) sonaran como un rodillo. Pero es que además ELECTRIC CALLBOY no escatimaron la hora de animar  al público para que formase circle pits, bailara, saltara…

Donde tampoco se mostraron austeros fue a la hora de tirar de fuego y confeti. Sin duda su montaje y puesta en escena fue el más completo y ambicioso  de la jornada del viernes. Tampoco faltaron los vaciles con el personal durante la presentación del bailable “Spaceman”. Acto seguido llegaría el momento de acompañar todos con palmas el desarrollo de “Hate/Love”, antes de que la locura volviera a desatarse.

Igual de llamativas que las chaquetas que lucían algunos de los  miembros de la banda fueron varias  de las proyecciones que pudimos ver a lo largo de su descarga en la gran pantalla trasera que presidió el escenario. Sin embargo durante su versión de Cascada, “Everytime We Touch”, pudimos ver parte de la letra mientras la banda nos invitaba a cantarla a la vez que movíamos los brazos de izquierda a derecha. El cambio del dance por las rimas rapeadas marcaría el arranque de “Castrop x Spandau”, que se zanjaba con ambos vocalistas cantando abrazados.

A lo largo de su descarga muchos fueron los temas que sonaron de su más reciente trabajo “Tekkno”. Así que tras semejante derroche de entrega bailonga ambos vocalistas se sentaron para charlar un rato con la audiencia. El momento de relax duró poco, ya que no tardaron mucho en darnos argumentos para que  volviéramos a botar intensamente siguiendo en esta ocasión los aplastantes guitarrazos que marcaron los pasajes más rotundos de  “Arrow Of Love”. Sin duda fue uno de los momentos de la noche, y es que “Hypa Hypa”, convirtió lo que habitualmente suele  ser un templo de las guitarras en una pista de baile, con los miembros de la banda luciendo pelucas y estrafalarios modelitos mientras en las pantallas se proyectaba un logo con el título de la canción  que parecía el de una discoteca de  los ochenta.

La vertiente más dura del combo germano, la más próxima a las sonoridades core, quedaría patente a lo largo de “Parasite”, que llegó acompañada de una generosa ración de fuego y chispas. No tardaría mucho en cambiar el decorado haciendo que una inmensa bola de discoteca se encargara de presidir el escenario mientras interpretaban, ataviados con cascos que representaban esa misma bola discotequera, el tema que compusieron  junto a BABY METAL “RATATA”, haciendo que la euforia se desbordará entre el personal cada vez que en las pantallas aparecía la imagen de las niponas.

Nuevamente el fuego serviría para que la escueta  “Hurrikane” se encargará de reivindicar  la vertiente más agresiva de los germanos. Sin embargo fueron temas como “MC Thunder”,o “Pump It” los que de verdad movieron al personal, gracias al protagonismo de esas  bases electrónicas que nos invitaban  a saltar incansablemente  mientras la copiosa lluvia de papelitos caía sobre nuestras cabezas. Tampoco faltaría durante la parte final del show un concurrido y animado moshpit para acompañar “Mindreader”. Para el último tema de la noche “We Got The Moves”, la banda optó por un nuevo cambio de vestuario, luciendo chalecos blancos para a modo de las “boy bands” ponernos a todos a cantar poniendo el broche de oro para la que sin duda fue una de las grandes descargas de esta edición del LEYENDAS DEL ROCK .

He de reconocer que un servidor nunca ha sido seguidor de este tipo de bandas. Sin embargo,  eso no quiere decir que  uno no pueda apreciar el calado que bandas de este estilo están alcanzando entre los seguidores más jóvenes del metal. Cada uno puede tener su opinión, como digo, yo no soy muy partidario. Pero ver a una audiencia entregada, cantando y disfrutando al máximo con los ritmos bailables que proporcionan las bases electrónicas, es la señal inequívoca de que los tiempos están cambiando.

Texto: Alfonso Díaz

Fotos: Jon Rivas Delgado

 

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IGNEA

Su caída del cartel el pasado año me dejó un vacío que nadie pudo suplir, una decepción terrible ante una de mis actuaciones más esperadas. Las malditas guerras, como siempre, tiene daños colaterales, y esto no fue una excepción para con los músicos de la banda, que se vieron forzados a cancelar su concierto. Es por ello que desde aquí lanzo un enorme agradecimiento al LEYENDAS DEL ROCK por haber contado con ellos para este 2024.

Lo que no es en absoluto de agradecer fue el nefasto sonido que tuvieron (y tuvimos) que sufrir en su concierto. Como sucedió en muchos, con el avance de este, el desastre se arregló ligeramente, pero en general fue algo que deslució injustamente una actuación que, por otra parte, fue puro fuego, como indica el nombre de la banda. IGNEA mezclan un Death Metal rudo y contundente con guitarras muy pesadas, voces limpias y melodías orientales que son su principal seña de identidad. Quedé absolutamente prendado de ellos en un concierto en Madrid, en 2018, y no podía esperar a repetir. Desde las primeras filas (no había demasiada gente), disfrutamos el arranque con la fantástica “Dunes”, en la que hacen gala de todas esas influencias folclóricas en su estilo, especialmente a través de la melodía que nos disparaba Evgeny Zhytnyuk desde sus teclas. Con la orgullosa bandera ucraniana colgando del soporte del micrófono, rápidamente la pequeña gran Helle Bogdanova imantó todas nuestras miradas, combinando con mucha soltura guturales y voces limpias. A pesar del horrible y roñoso sonido (las guitarras no se escucharon absolutamente nada en este primer corte), no desfallecieron, y arremetieron con más furia todavía con “Camera Obscura”. Helle es una vocalista que posee un magnetismo tremendamente especial. Su voz en modo gutural no posee un solo atisbo de timbre femenino, contrastando con la dulzura de sus registros limpios, y su forma de desplazarse por el escenario es absolutamente hipnótica, tanto como sus preciosos ojazos.

Y cuando se pone en plan salvaje, no duda en retorcer el cuello como si no hubiese un mañana, algo que le vimos hacer constantemente en la siguiente “Daleki Obriyi”. Esos teclados ligeramente progresivos también son marca de la casa, junto a las partes más técnicas en la batería de Ivan Kholmohorov, que fue a por todas desde el minuto uno. Un corte más moderno en el que ninguno de los músicos dejó de intercambiar posiciones con el resto. En unos segundos de respiro, Helle Bogdanova se dirigía al público para agradecer su apoyo en los duros momentos por los que pasa su país, pidiendo que les acompañemos hasta la victoria final. El siguiente tema habla sobre un espíritu maligno que habita en las montañas, el “Bosorkun”. Emplearon aquí unas bases de coros pregrabadas, y seguidamente, ya pudimos escuchar con más calidad las contundentes guitarras de Dmitry, que no dio ninguna tregua a sus cervicales.

Tampoco Ivan la dio a la hora de castigar sus platos, ni Helle con sus agresivos guturales. En “Magura’s Last Kiss”, destacaron sobre todo las voces limpias de Helle, que seguía fluyendo por el escenario, como etérea, lanzándonos continuas y enigmáticas miradas, y cantando con muchísimo sentimiento. No iban a faltar tampoco temas de su primer disco “The Sign of the Faith”, lo primero que grabaron bajo el nombre de IGNEA (antes se hacían llamar PARALLAX, manteniendo intacta la formación desde entonces). El primero de ellos fue el potentísimo “Şeytanu Akbar”, que abrió con cuerdas étnicas pregrabadas, para explotarnos en la cara con guitarras de afinación gravísima, toscas y brutales, pero también llenas de detalles y punteos bien integrados. Sobre el escenario, todo melenas y headbanging viviendo la pasión del momento. No sé si estoy en lo cierto, pero creo que Helle llevaba voces dobladas de fondo. Llegábamos al ecuador del concierto, y la cosa estaba muy caliente. Sonido chusco, con el que era muy difícil apreciar detalles, pero de momento, una actuación de sobresaliente alto, que proseguiría con un tema del segundo disco “The Realms of Fire and Death” llamado “Gods of Fire”. Antes de darle cera, miraban todos hacia el batería, y con el primer golpe, volvieron a desperdigarse por el escenario, con la actitud y la energía como nota dominante.

Helle, más que nunca, recorría el escenario con pasos hacia atrás, bailes, saltos y vueltas, de forma fluida, improvisada, elegante, y con un carisma hechizador, haciéndonos llegar toda la magia oriental de temas como “Jinnslammer” y sobre todo, “Alexandria”, una de las mayores sorpresas y alegrías del setlist, ya que hacía 2 años que no la incluían. Era difícil decir cuál de los músicos se lo estaba pasando mejor… pero el entusiasmo de las primeras filas tampoco se podía tomar a la ligera, con todo el mundo agitando la melena al ritmo de esas lacerantes guitarras y estruendosos golpes. Querían darlo todo hasta el final, y “Nomad’s Luck” fue la mejor demostración, con más carreras, riffs explosivos e incluso partes de blast beat, desatando unos mosphits que se mantendrían en el siguiente y último tema, la más conocida “Leviathan”. Con el puño bien alto, y con muchísima gratitud, les despedimos y les deseamos la mejor de las suertes para el futuro. Espero que el deseo que Helle nos contaba al principio del show, se haga realidad. Y sobre todo, espero que puedan volver a visitarnos muy pronto.

Texto: Javi Estan

Fotos: Jon Rivas Delgado

 

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DIMMU BORGIR

Tras la calma siempre acaba llegando la tormenta. Tras la luz…, la oscuridad. Así que apenas quince minutos después de concluir  la explosión de colorido, tanto visual como sonoro, que nos acababan de ofrecer ELECTRIC CALLBOY llegaba el momento de sumergirnos de lleno en la oscura sobriedad metalera que nos proponían DIMMU BORGIR. No lo iban a tener nada difícil las hordas que desde hace  tres décadas lidera el carismático Shagrath. El cambio iba a ser  drástico, y además a  muchos de los que habían estado  bailando con los alemanes ahora  les tocaba refrescarse y  recobrar las fuerzas.

En cualquier caso los noruegos tienen en nuestro país una fiel parroquia de incondicionales, así que no tuvieron problemas para que el recinto del escenario Azucena presentará un fantástico aspecto. Evidentemente su puesta en escena no fue tan impresionante y llamativa como los de sus antecesores, ni siquiera tan impactante como la de BEHEMOTH, pero lo cierto es que tampoco lo necesitaron ya que apostaron por un show en el que la música y las diferentes ambientaciones jugaron un papel fundamental.

La espera se hizo larga, ya que una extensa  introducción sirvió para que los más rezagados pudieran tomar  posiciones frente al escenario mientras a otros nos quemaba la impaciencia conscientes de que íbamos a presenciar la descarga de una banda icónica dentro de la escena extrema europea. Con el escenario tiznado en tonalidades azules, y mientras las luces blancas enfocaban al personal,  aparecían lentamente, casi de forma parsimoniosa, los miembros de la banda todos encapuchados  para desplegar durante los primeros compases del show todo el potencial melódico incluido en  los compases iniciales de “Raabjørn Speiler Draugheimens Skodde”.Fue tras aparecer el incombustible Shagrath, cuando las guitarras empezaron a tornarse más oscuras y agresivas. Y es que el frontman de la formación de Oslo buscó en todo momento la complicidad del respetable, alentándonos a que levantáremos los brazos y gritáramos para acompañar esos desarrollos preñados de oscura melancolía.

Pese a que como comenté anteriormente su puesta en escena no fue de las espectaculares del festival, lo cierto es que la banda no se olvidó de las columnas de humo, ni de incluir una pequeña pared de fuego que ocupó la parte frontal del escenario en temas como “Spellbound (by the Devil)”, que acabó recabando una cerrada ovación. Fue durante el primer speech de la noche cuando Shagrath nos recordó que la banda está celebrando su trigésimo aniversario. Así que para continuar con la celebración de tan destacada efeméride nos propuso viajar hasta los tiempos de “Spiritual Black Dimensions” para adentrarnos de lleno en la extrema brutalidad de “The Insight And The Catharsis”, ya con los músicos desprovistos de sus capuchas, y con todo el escenario tiznado de rojo mientras el personal parecía cada vez más absorto y metido de lleno en la seminal descarga del combo noruego.

Me gustó mucho como la banda supo jugar  con los tempos del show,  su facilidad para  combinar momentos de grandilocuencia melódica con desarrollos absolutamente descomunales, en los que pisaron el acelerador al máximo. Además todo eso estuvo perfectamente ambientado. Un ejemplo claro fue “Stormblåst”, que arrancó con el evocador sonido de la tormenta  para conducirnos sobre una fantasmal andanada que poco a poco fue incluyendo esos oscuros virajes  preñados de matices melódicos que siempre han caracterizado la propuesta de los noruegos.

Como no podía ser de otra forma, los que gustan de los zarpazos más hirientes, directos  y humeantes también tuvieron ocasión de disfrutar intensamente, y es que piezas como “The Chosen Legacy”, se convirtieron en la excusa perfecta para abandonarse al headbanging, con Shagrath nuevamente alzando los brazos para buscar la respuesta de sus fieles antes de embarcarnos en su apocalíptica recta final. Una percusión de corte tribal sería la encargada de anunciarnos que había llegado el momento de volver a descender hasta la profundidades del averno de la mano de “Council of Wolves and Snakes”, con el fuego nuevamente haciendo acto de presencia mientras la banda se arrastraba a lo largo de una composición que sonó como un oscuro ceremonial, alternando momentos de densa calma con despiadadas cabalgadas que destilaron azufre por los cuatro costados.

Fue hacia el ecuador del show cuando vivimos uno de los momentos culminantes del mismo. Encaramado sobre una de las tarimas Shagrath nos anunció que había llegado el momento de escuchar el tema que da nombre a la banda “Dimmu Borgir”, y la estampa de los mas acérrimos coreando su característica melodía no fue la imagen más habitual para una descarga de Black Metal. Con el escenario desierto, y mientras la luces nuevamente se encargaban de crear una ambientación especial, sonaba a través del P.A. “Fear and Wonder”, para convertirse en el preámbulo perfecto para el devastador “Blessings Upon the Throne of Tyranny”.

La recta final de la descarga del combo noruego arrancó con la majestuosa brutalidad contenida en “Progenies of the Great Apocalypse”. Mientras que la exhibición de garra y épica metalera, -con el vocalista encaramado sobre una de las tarimas alzando el brazo para hacernos rugir antes de cantar su inigualable melodía-, llegó durante la final “Mourning Palace”. Quizás su descarga, en un día en el que primaron el cachondeo, los bailes y los disfraces, pasó un tanto desapercibida entre el público menos habituado a las propuesta de corte extremo. Sin embargo, DIMMU BORGIR nos ofrecieron un show sólido y muy convincente, dejando claro que tras tres década de andadura aún les queda mucho que ofrecer a sus seguidores.

Texto: Alfonso Díaz

Fotos: Cesar Valiente

 

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LANDMVRKS

Estos franceses, LANDMVRKS, fueron otra de las sorpresas del jueves, al menos para mi. Había escuchado poco de ellos, pero una vez que los disfruté en directo, mi interés por ellos ha crecido.  Son una banda de metalcore de Marsella, muy recomendables.

Vuelvo a explicar que al coincidir en gran parte con DIMMU BORGIR no vi la totalidad de su concierto.

Nicolas Exposito, su cantante, me gustó mucho, por voz y entrega.

“Scars” de su álbum “Fantasy” título fue el primer tema que vi de su concierto, al que siguió, con introducción acústica incluida, "Suffocate" de su álbum "Lost in the Waves" y "Rainfall" del mismo disco.

Cerraron con sus dos temas "Lost in a Wave" y "Self-Made Black Hole"

Una sorpresa, si señor.

Texto: Rafa Basa

Fotos: Jon Rivas Delgado

 

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HAMATOM

 

En un festival grande, a veces hay descoordinaciones, por ello no pudimos hacer crónicas de HAMATOM y SCARECROW AVENUE. Pedimos disculpas por ello.

Fotos: Cesar Valiente

 

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BLOODHUNTER

La banda de Galicia y Madrid tocaban en el tercer escenario, y dieron “estopa” por doquier.

Los que me leéis y conocéis, sabéis que desde hace tiempo siento debilidad por BLOODHUNTER. Me parece la formación de death metal melódico más importante de este país, y creo sinceramente que deberían tener muchísimo mejor reconocimiento aquí y en el extranjero, pero las cosas son como son. Una pena, porque la banda del guitarrista Fenris (Dani Arcos) y la cantante Rocio, “Diva Satánica” es muy buena, y en directo, esta noche en LEYENDAS DEL ROCK lo demostraron una vez más.

¡¡¡Arrasaron!!! Ofrecieron un show lleno de tralla, calidad, y mordiente.

Diva fue la dueña de la escena y cantó como la fiera que es, mientras sus compañeros Dani Arcos y Guillermo Starless  fueron geniales  con sus guitarras, a veces solistas, -sobre todo las de Dani-, y dobladas de manera espectacular. La  sección rítmica con Fabs Tejeda, al bajo y Adrián Perales, a la batería fue perfecta. Tengo que aplaudir especialmente a Adrián por su trabajazo, Hoy por hoy me parece uno de los mejores baterías existentes.

Iniciaron con  "A twist of fate to come" de su disco "Knowledge Was the Price". Desde el principio, la banda iba picando y picando cual aguijón lleno de veneno, un veneno mortal como nos inyectaron unos BLOODHUNTER ametralladores, con Diva como reina de la batalla sonora. La noté más hecha, más natural, espontanea, dejando un poco de lado los clásicos movimientos habituales que parece tener estudiados, aunque sea espontáneamente.

Muy bien el resto de la banda, especialmente la dupla de guitarristas, y un Adrián Perales al que la batería le sonó muy potente esta noche, gracias a él y al responsable técnico.

"Let the Storm Come" fue el siguiente proyectil, seguido de "Still standing up" y "Spreading your disease", ambos para machacarnos recordando un certero álbum como es "Knowledge Was the Price", del que también interpretaron "Medea’s guidance" y "Nothing beyond the realms of death".

La banda estaba sonando muy bien, cuando tocaron uno de mis favoritos: "Never let it rest", también del mismo álbum.

"All These Souls Shall Serve Forever" fue un zarpazo más de "The End of Faith".

Les quedaban un par o tres temas, cuando yo me cambié del tercer al escenario principal para ver a Leo Jiménez y comer algo, muy satisfecho al comprobar que BLOODHUNTER siguen matando musicalmente. Ojalá el futuro les depare más grandes aventuras.

Texto: Rafa Basa

Fotos: Pedro J. Delgado

 

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LEO JIMÉNEZ

Para cerrar el segundo día de festival, tocaba ver a Leo Jiménez con su nuevo espectáculo, en el cual se rodea de un puñado de buenos músicos y amigos para hacer un repaso a sus treinta años de carrera. A pesar de que a “Los Leos” ya les había visto este año en el Z LIVE FESTIVAL, y de las intempestivas horas del show, tenía bastantes ganas de presenciar de primera mano lo qué tenían preparado el Madrileño y sus secuaces para los ávidos y trasnochadores espectadores de Villena.

El setlist fue prácticamente calcado al citado show del citado festival zamorano, produciéndose únicamente un cambio de orden en los dos últimos cortes del bolo. La gran novedad de la noche supuso ver a Daniel Juarez a la guitarra, hermano del inconmensurable Cristian Juarez, en sustitución de Rufo Cantero que sufría una lesión tenporal, segun dijo el vocalista de Fuenlabrada, Y es que el experimentado espada que suele escoltar a Leo desde hace años en directo, no pudo acompañarle aquella noche por algún tipo de lesión en el pie, en palabras del propio vocalista. 

Cristian Juarez. Menudo flow. Tengo que detenerme un párrafo al menos en ensalzar la labor de este animal, ya no solo con su “flying V”, si no que también con su voz, ayudando siempre por arriba de manera impoluta y muy meritoria. De hecho, hay ocasiones en las que su voz destaca por encima de todas las demás, y eso es mucho decir cuando en el escenario están cantantes de la talla de Leo Jimenez, Patricia Tapia, Zeta, o Korpa.

El repaso a su carrera arrancó con “Desde Niño”, tema perteneciente a su disco en solitario “Animal Solitario”, editado hace once años. Siguió “Con razón o sin razón” y tras ella el trallazo “Soy Libertad”, donde ya hizo aparición en escena el vocalista Korpa, que salió como un puto torbellino y copó el centro del escenario, haciendo suyo el corte con sus guturales de ultratumba y su potencia desmedida.

A Leo Jiménez lo vimos extremadamente enérgico, disfrutando del show en todo momento, y demostrando una enorme generosidad a la hora de ceder espacio a Zeta y Patricia. Vocalmente, muy bien. No obstante, el sonido no hizo justicia para nada a la banda, y las armonías de las tres voces no llegaron a empastar correctamente en ningún momento. El show distó años luz con el que pudimos presenciar tan solo hace un par de meses en Zamora, pero no es algo que nos sorprendiera a estas alturas del festival, ya que fue la tónica general con contadas excepciones.

Zeta se mantuvo bastante estático durante todo el show, pero por contra su compañera Patricia Tapia fue la absoluta protagonista. Vocalmente se comió a todos los presentes, y sin aparente esfuerzo ejecutó las líneas de voz de manera soberbia. ¡Qué grande es esta mujer! Y cuánto se merece poder llevar a cabo un buen proyecto personal que termine de encumbrarla como la grandísima artista que es.

De SARATOGA cayeron “Perro Traidor” y “Vientos de guerra” y de STRAVAGANZZA los dos temas que cerraron la gala: “Grande” y “Hijo de la luna” (versión de MECANO) .

La canción que más disfruté personalmente fue “Volar”, donde Leo Jiménez exprimió una vez más sus cuerdas vocales, clavando el absurdamente alto grito final, cual vinilo en un tocadiscos. Esto me cogió por sorpresa, lo reconozco. Y casi se me escapa una lagrimilla al ver que todavía es capaz de hacer este tipo de burradas.

Por contra, algún tema como “Mesias” no sonó especialmente bien, y hasta costó reconocer el corte durante los primeros compases.

Una pena lo del sonido. Menos mal que ya le hemos visto al 100% en anteriores ocasiones, y sabemos perfectamente el estado de forma en el que se encuentra.

Texto y fotos: Jon Rivas Delgado

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