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Miercoles 19, Jueves 20, Viernes 21 y Sábado 22 de Junio
Parque de la Cuesta del Batel – Cartagena
CELTIAN + ARCHETYPE OF DISORDER + XANDRIA
+ LONELY FIRE + CIRITH UNGOL + ARWEN + KADAVAR
+ SHORES OF NULL + RICHIE KOTZEN
Jueves 20 de Junio
CELTIAN
La apertura musical de la segunda jornada del ROCK IMPERIUM FESTIVAL corrió a cargo de los madrileños CELTIAN, pero a ellos el festival de Cartagena no les cogió por sorpresa, puesto que ya tuvieron la ocasión de participar también en la edición del 2022. El día hoy amaneció muchísimo más caluroso que el miércoles y sin una sola nube que nos protegiera del sol, pero la banda haría todo lo posible por aliviarnos del sofoco con su refrescante música y sus referencias a la fantasía y a la naturaleza.
De entre las bandas que abrieron cada una de las jornadas, CELTIAN fue la que más público atrajo, y es que a base de discos y canciones de lo más adictivas, se han ganado el respeto y fidelidad de muchos, a pesar de su relativamente corta carrera (que ya cumple siete años, ojo). Con los redobles de un siempre implicado David Landeroin a la batería, empezaba destilando energía y buenas vibraciones un tema como “La Profecía”. Los soportes de Sergio y Raúl estaban cubiertos de hiedra, para enfatizar todavía más ese espíritu de naturaleza que la banda siempre ha llevado implícito en sus letras, y a través de sus micrófonos, se curraban unos buenos coros. También tuvieron mucha presencia desde el inicio Txus al violín y Diego, uno de los fundadores de la banda, al whistle. Más y más gente se iba acercando para disfrutar de la siguiente “Sueños de Cristal”, uno de sus singles más triunfales hasta el momento, y no es para menos. Con ese estribillo tan adictivo, unos músicos tan talentosos, y el vozarrón de Xana, que nos deslumbraba al mismo tiempo con su exuberante belleza desde el centro del escenario, nos tuvieron a todos cantando y levantando las manos desde el minuto uno. Una batería potentísima, un violín del que se escuchaba hasta el crujir del arco en las cuerdas, unos bajos muy bien encajados… y todo ello, obra del técnico de sonido Borja Bueno, grandísimo profesional, gracias a cuyo trabajo todo sonó impecable. No exagero: tuvieron una de las mejores ecualizaciones de aquella jornada. Xana se iba desatando más y más con los tonos altos, llegando a la perfección y clavando las melodías, moviéndose como pez en el agua por el escenario. Su naturalidad y armonía nos llegaban de pleno en la más dura “Maleficio de Sangre”, en donde atronaron las bases rítmicas, y hubo hasta guturales, aunque endulzados por las líneas de flauta y violín. Al mismo tiempo, también nosotros nos íbamos dejando llevar cada vez más, saltando y cantando a pleno pulmón esos estribillos fáciles y contagiosos que uno no se puede sacar de la cabeza.
Antes de continuar, Diego se dirigía a nosotros para recordarnos los inminentes conciertos de su gira. Otro de sus grandes singles, y mi tema favorito de la banda, tampoco podían faltar. “Niamh” sonó de fábula, cada instrumento, cada nota, y contó con el infinito encanto de los bailes que Xana se daba de un lado al otro del escenario, sin perder el compás ni por un segundo. Un 10, hasta en los tonos más extremadamente elevados, y por supuesto, con Txus y Diego clavando sus partes, que tanto peso tienen aquí. No sé si es cosa mía, pero me dio la impresión de que en el arranque de “Serena”, los ritmos se les cruzaron durante unos instantes que, por otra parte, fueron efímeros, y todo continuó como la seda, tanto respecto al sonido como a la actitud y alegría desbordante que todos sus músicos nos transmitían. También, con una simple sonrisa, Xana nos sacaba las palmas en alto, que ambientaron prácticamente todos los temas. Para el final, nos tenían preparada una buena sorpresa, y es que en esta recta final les acompañaría nada menos que la imponente Rosalía Sairem, actual corista de THERION. Ambas voces aportaron todo lo que pudieron, bailes y gestos mutuos de compañerismo, diferentes timbres, registros operísticos, y claro, más movimiento del que ya había con seis músicos entusiasmados. “Tierra de Hadas”, tema que en disco cuenta con la participación de Patricia Tapia, fue ideal para cantarlo mano a mano entre Xana y Rosalía. El buen rollo ascendió hasta las nubes con ella, con unos sólidos coros por parte de sus compañeros, y un final muy duro a la batería de David, que golpeaba sin piedad. La pelirroja vocalista nos pedía que le ayudásemos a cantar el estribillo de “El Hijo del Ayer”, y vaya si lo hicimos, hasta quedarnos sin aire, aunque ni de lejos llegamos hasta esos tonos tan altísimos que Xana ejecutó con una facilidad pasmosa. Al igual que en el anterior tema, todos los músicos terminaron rodeando la batería, antes del estruendoso final. Fantástico concierto, muy corto, eso sí. Pero las ganas que me quedaron, me las reservo para la próxima ocasión en la que pueda verles.
Texto: Javi Estan
Fotos: Alvaro Ochoa
ARCHETYPE OF DISORDER
Los encargados de inaugurar el escenario Festivales Región de Murcia eran los locales ARCHETYPE OF DISORDER, quienes practican un metal sinfónico donde predomina la melodía. Con un único álbum, “Odyssey in Space” publicado en 2023, la banda salió a escena con poca gente presente. El calor y el temprano horario jugaron en contra de bandas que tenían la difícil tarea de abrir las diferentes jornadas, pero todas dieron todo lo mejor y ellos no fueron la excepción.
Destacar la voz de la vocalista Amaya, incorporada al seno de la banda recientemente y que supo dirigirse al público con soltura.
En cuanto al repertorio, destacar “Stargazer” de su EP homónimo de 2019 y temas del reciente álbum como “Zero” o “Voices in the Void”, la cual fue la más cañera del setlist y con la que cerraron un concierto que además de sonar bien, demostró la calidad musical que encierra Cartagena, y no serían los únicos en demostrarlo en dicho escenario.
Texto: Alejandro Alapont
Fotos: Cesar Valiente
XANDRIA
El metal sinfónico tuvo mucha representación en esta edición del ROCK IMPERIUM FESTIVAL . Además de los ya mencionados ARCHETYPE OF DISORDER que justo acababan de finalizar su actuación o bandas como GLASYA que actuarían días más tarde, había que sumar la presencia de XANDRIA, una banda que ya tiene un nombre dentro del género.
La banda ha pasado por numerosos cambios de formación, siendo el último en 2022, cuando toda la banda cambió a excepción de su teclista, guitarrista y fundador Marco Heubaum. Esto hace que quizás XANDRIA pierdan algo de autenticidad, pero he de decir que su concierto fue bastante aceptable, gozando de un buen sonido y de aceptación por parte de un público al que no le importó desafiar las altas temperaturas para verlos.
Mención especial a su vocalista, la griega Ambre Vourvahis que estuvo muy comunicativa, hablando algo de castellano. En cuanto al repertorio, como era evidente lo centraron en su último trabajo The Wonders Still Awaiting el cual ha grabado la actual formación, con cortes como “Reborn” “You Will Never Be Our God” o “Two Words” además de presentar una canción nueva, “Universal”.
Musicalmente recuerdan a titanes del género como NIGHTWISH, con mucho protagonismo en los teclados y voces operísticas que Vourvahis supo defender muy bien.
El concierto lo cerraron con su clásico “Valentine” con el que cerraron un concierto breve pero intenso que sirvió para demostrar que con esta nueva formación XANDRIA van a por todas.
Texto: Alejandro Alapont
Fotos: Cesar Valiente
LONELY FIRE
Salvo honrosas excepciones, como las de 91 SUITE (a quienes, por cierto, este año eché en falta en el cartel), LA FASE o GÜRU, por nombrar algunas, muy pocas bandas de AOR han conseguido hacerse un nombre verdaderamente reconocido en estas tierras, y como fan de este estilo, pienso que hacen falta muchas más bandas como estas. Es por ello que siempre es de agradecer el descubrir a cualquier formación que practique ese sonido tan elegante y pulido, y además, sangre joven y músicos de primera.
Creo que muy pocos se esperaban un show de tantísima calidad como el que dieron los LONELY FIRE aquel mediodía, y además, bajo la carpa que nos protegía del tórrido sol. Las melodías más latentes, las teclas más evocadoras y un considerable talento en cada uno de sus músicos, pusieron una de las grandes sorpresas, al menos para mí, de todo el festival. Ya me gustaron muchísimo sus lanzamientos de finales del año pasado, y su flamante nuevo disco recién estrenado, pero con su directo, han terminado de cautivarme hasta los huesos. Tras probar sonido tocándose parte del Separate Ways, de JOURNEY, “Don’t Break My Window” fue la primera prueba fehaciente de que ellos pueden ser parte importante del futuro del AOR en este país. Pletóricos de ganas, con muchísimo movimiento, cruces entre ellos y algún salto por parte de su bajista, salieron al escenario empeñados en gustar y en dar el 100% de sí mismos, algo que no dejaron de demostrar con hechos. Y además, aprovecharon bien el corto espacio de tiempo del que disponían. En “Call of the Wild” destacó uno de los grandes valores añadidos de la banda, su guitarrista Carlota Ágatha, cuyos impetuosos movimientos, su forma de tocar, y sobre todo su voz, le dio un colorido magnífico a los temas, empastando perfectamente con los coros de sus compañeros. No hacía falta ser muy espabilado para darse cuenta de que ahí había calidad a borbotones. Frank Roses al micro también mostraba una imponente presencia y muchísima seguridad en sí mismo.
Ya nos había dado unas cuantas muestras de su versátil rango vocal, y lo volvería a hacer una y otra vez en temas como la siguiente “Casual Encounter”, clavando cada nota con gran dedicación y actitud, y sin dejar de acercarse a cada uno de sus compañeros. Todo fluía a la perfección, todos ellos juntos y revueltos pero haciendo gala de una profesionalidad más que apreciable. Incluso Paul Keys, a las teclas (pieza absolutamente imprescindible en el sonido de la banda) daba saltos tras su instrumento, entusiasmado. “Victory” fue el último single que presentaron antes de la salida de “The Last Ride”, su primer álbum, y entró de maravilla, con esas deliciosas melodías de teclado siempre presentes y una batería a cargo de Emilio Rider que es pura elegancia, sutil cuando procede, y muy enérgico en los puntos clave de intensidad. Recomiendo encarecidamente la escucha del disco para que se puedan descubrir temazos tan pulcros como “Fighter / Lover”, que tiene un aire inconfundible, tanto en ritmo, como en voz o teclas, a la época más ochentera de WHITESNAKE, pero con el toque soul magnífico que le dan los coros de Carlota y Antonio. Manteniendo el buen feeling entre ellos, dedicaron “This Boy is Gonna be Wild” a la mujer y a la criatura del mismo Antonio, guitarra solista, a quien se vio especialmente motivado en este tema.
La rítmica batería, acompañada por los afilados riffs, nos puso de inmediato a bailar, y es que con ese rollazo que destila cada composición, es difícil no hacerlo. Además, disfrutaron de un sonido bastante bueno al que, por poner alguna mínima pega, le faltó un poco de claridad en la voz en ciertas partes del show. Viendo la recepción que tuvieron (no éramos una barbaridad, pero sí muy metidos en la actuación), nos dieron su más sincero agradecimiento, interpretando el primer single que vio la luz, “Learn to Rock”, que destiló grandes melodías de guitarra, buenos coros y tonos altísimos, y unas teclas impregnadas de la motivación que siempre mostró Paul tras ellas. Posiblemente, este es el concierto que más corto se me hizo de todo el festival, pero poco más de media hora no daba para mucho más. Lo importante es que dejaron claro que llegan pisando fuerte, y que el AOR tiene buena cantera con bandas como LONELY FIRE.
Texto: Javi Estan
Fotos: Cesar Valiente
CIRITH UNGOL
Llegaba el que para el que suscribe estas líneas era uno de los momentos más esperados del festival, la visita de los norteamericanos CIRITH UNGOL que recalaban por primera vez en España e irónicamente, parece que la última.
Estos pioneros del llamado epic heavy metal siempre han sido considerados como una banda de culto. Formados en 1971, no lanzaron su primer álbum hasta una década después, pero pusieron las primeras piedras para definir ese heavy metal de corte épico y denso, donde también se les puede catalogar como banda de doom metal. Tras separarse en 1992, volvieron al ruedo en 2015, publicando 2 trabajos a la altura de sus clásicos. Por desgracia, anunciaron que en 2024 realizarían su última gira, lo que para bien o para mal, les ha hecho visitar ROCK IMPERIUM FESTIVAL para alegría de los seguidores españoles que pensábamos que jamás podríamos verlos en directo.
Así que ni el calor ni el temprano horario impidió que los más fieles a este heavy metal más clásico se reunieran para recibir a una banda que dio un concierto apoteósico. Con la intro sonando y la gente aclamando, la banda hizo su aparición en el escenario, pudiendo ver al vocalista Tim Baker y al batería Robert Garven, dos de los miembros fundadores de la banda que estaban acompañados por el bajista Jarvis Leatherby y el guitarrista Armand Anthony, ambos miembros de NIGHT DEMON, quienes horas después actuarían en el mismo festival y siendo el primero el “culpable” de reactivar la banda en 2015. Eché en falta al guitarrista Greg Lindstrom, quien pensaba que actuaría junto a la banda, pero parece que es Armand Anthony quien ocupa su lugar en directo.
Con apenas una hora, tenían que hacer un repaso a su discografía y contentar a un público que en muchos casos era la primera vez que los veían en directo, así que salieron desde el principio a matar, abriendo con “I’m Alive” un clásico de su debut “Frost and Fire” que ya levantó pasiones entre los presentes, enlazándola rápidamente con la propia “Frost & Fire”. La voz de Tim Baker se mantiene igual, algo que parece increíble con los años que han pasado y con ese timbre tan particular que tiene. Musicalmente sonaron muy bien, con los 3 instrumentos sonando compactos y mostrando esa densidad sonora que les caracteriza.
“Chaos Descends” nos llevó a su álbum “One Foot In Hell” de 1986 mientras que con “Atom Smasher” hicieron la primera referencia al disco “King of the Dead” de 1984, posiblemente su trabajo más aclamado y que sus primeros acordes ya despertaron una ovación.
Se notaba que la banda tenía que lidiar con el calor, sobretodo Baker y Garven, pero lograron sobreponerse, dándonos el vocalista la bienvenida y dando paso a “Black Machine”. Se notaba que la banda quería aprovechar al máximo el tiempo y estuvieron parcos en palabras, pero a cambio tocaron todo lo que les fue posible.
“Looking Glass” fue la única referencia a su reciente disco “Dark Parade” el cual se publicó el pasado año y que tras escucharlo cuesta entender por qué deciden dejarlo, ya que sonó muy bien y demuestra que CIRITH UNGOL aún son capaces de rubricar canciones llenas de calidad.
“Master of the Pit” era otro de esos cortes que no podían faltar en el repertorio al igual que la propia “King of the Dead”, con la que cerraban el repaso al álbum homónimo.
El broche final lo pusieron con el himno “Join the Legion” con la que parecía que iban a despedirse, pero les daba tiempo para una más y cerraron el concierto con la acelerada “Blood & Iron” con la que se despidieron bajo una más que merecida ovación por parte de un público emocionado y satisfecho de poder haber presenciado la actuación. Una pena que la gira no pueda pasar por salas para verlos en un formato completo, ya que faltaron canciones como la propia “Cirith Ungol” o alguna del disco “Forever Black”, pero pese a eso, agradecer a la organización del ROCK IMPERIUM por esta oportunidad única y a CIRITH UNGOL por darnos de los que para mí fueron uno de los mejores conciertos de todo el festival.
Texto: Alejandro Alapont
Fotos: Alvaro Ochoa
ARWEN
ARWEN es, para mí, sinónimo de buenos recuerdos, de cuando les descubrí con su primer LP, de aquellos tiempos de aluvión de bandas nacionales de Power Metal. Entre todas aquellas bandas de principios de década, no todas tuvieron la calidad deseable, y por supuesto, no todas sobrevivieron. Sin embargo, para mí estos madrileños siempre tuvieron un aura muy especial que les elevó muy por encima de otras bandas del montón, su personalidad, el tratamiento de sus melodías, sus letras, el hecho de cantar en inglés… y en este caso, hacía la friolera de 18 años que no tenía la oportunidad de verles en vivo (claro que hay que contar que hicieron un parón de casi 10 años).
Me iba a desquitar a gusto, aunque la mayor parte de su setlist estuviese basado en el último trabajo que editaron, “The Soul’s Sentence” y eso me eliminara el componente nostálgico. Sea como sea, la banda brilló a un gran nivel, y sin duda, eran los ARWEN que yo recordaba, excelentes músicos, enérgicos, con una gran entrega y, para la ocasión, un sonido que empezó siendo bastante bueno pero terminó regular. Salieron al trapo, sin apenas introducción, con “Hollow Days”, esgrimiendo ya una gran actitud, con el guitarrista Álex luciendo melena con el pie apoyado en el monitor, y alternando el solo con su compañero de batalla Gonzalo Alfageme. Guitarras que, por cierto, sonaron muy potentes en esos riffs aguerridos y 100% powermetaleros. Una verdadera muralla que nos seguía avasallando en “Crying Blood”, aunque en la parte más sutil, las melodías de David también eran una constante que nos hacía disfrutar a todos (y por supuesto, a él mismo).
Un ambiente muy agradable y distendido por parte del público también, que les recibió con mucho calor. Y es que la amabilidad y la cercanía del gran José Garrido conquista a cualquiera, pero también su rango vocal por el que parece no haber pasado el tiempo. Se dirigía a nosotros con brevedad pero siempre con un mensaje estimulante. Entre las clásicas partes de Power Metal, aires ligeramente hardroqueros, y ese puntito progresivo a lo ANGRA que siempre les gustó darle a los temas, daban caña con “Us or Them”, en donde Garrido seguía en su imparable ascenso vocal y escénico, e incluso se acordaban de sus inicios, con un tema compuesto en el 96 que, si no recuerdo mal, fue “Dreamland”, culminada con una virtuosa parte de teclado y poderosos riffs. Magníficas también esas partes más elevadas en la voz de José, y también los acompañamientos corales por parte de sus compañeros, que también fueron siempre marca de la casa. Nos contaban que, más que en la fantasía, sus letras recogen inspiración de vivencias personales, con lo que ahí tenemos otro de los grandes valores de la banda. Todavía quedaba mucha guerra, pero guardaban la artillería más destructiva para el final, y nos acaramelaban ahora con la preciosa “Our Chance”, con las guitarras de Álex y Gonzalo bajas en distorsión. La estrella aquí volvió a ser J. Garrido, cantando con un sentimiento descomunal, transmitiendo con sonrisas y la motivación por las nubes.
Desconozco el motivo, o a lo mejor fue mi impresión, pero creo que el sonido a partir de aquí empezó a apelotonarse excesivamente, y los instrumentos y voces perdieron bastante definición. La favorita del vocalista se llama “The Void”, y supuso uno de los momentos más cañeros, incluida esa parte de de batería en la que Nacho, ya de por sí potente, casi le salta los tornillos. Sin bajar un ápice el ritmo, “My Worst Self” continuaba haciéndonos desmelenarnos a gusto, y para despedirse, con un volumen algo exagerado, algunos coros guturales por parte de los guitarras, y el mástil elevado de su bajista Daniel cada dos por tres, “Torn From Home” y sus aires orientales, nos dejó un sabor de boca excelente, con la banda sabiéndose triunfadora y diciendo adiós con una sonrisa de oreja a oreja.
Texto: Javi Estan
Fotos: Cesar Valiente
KADAVAR
Del metal épico y doom de CIRITH UNGOL pasábamos al stoner de tintes más psicodélicos de los alemanes KADAVAR, otra de las bandas que era un obligado para mí ver en el festival, ya que no había tenido ocasión de verlos en directo antes por diferentes factores, pero ahora podía sacarme esa espina.
Quizás con ellos el sonido no fue perfecto, pero la banda supo darlo todo, destacando al bajista Simon "Dragon" Bouteloup quien no paró de moverse y bailar por el escenario. Convertidos en cuarteto desde 2023, desplegaron su sonido con raíces en los 70, iniciando con “Skeleton Blues” donde en los primeros compases la voz de Christoph "Lupus" Lindemann apenas se escuchaba y la batería se comía parte del sonido, algo que se solucionó momentos después.
“Doomsday Machine” de su aclamado “Abra Kadavar” mostró la aplastante capacidad sonora de unos KADAVAR que ahora que cuentan con 2 guitarras ganan en potencia. En “Comeback Life” el sonido fue ligeramente mejor (aunque en ningún momento me pareció el adecuado) y se pudo apreciar mejor la pegada del baterista Christoph "Tiger" Bartelt el cual luce ahora la cabeza totalmente afeitada.
“Lord of the Sky” fue el único tema que presentaron del álbum “Berlin” dando cabida a piezas de sus dos primeros trabajos como “Black Sun” o “Into The Wormhole”
“Die Baby Die” es una de mis piezas favoritas de KADAVAR, la cual alargaron a mi parecer de manera innecesaria, dejando al público cantar el estribillo, lo que les hizo mermar minutos de actuación, que en un festival son oro.
La recta final llegó con “All Our Thoughts” y “Creature of the Demon” cerrando un concierto correcto, empañado por el regular sonido y que me dio la sensación que se quedaron a medias. Un grupo que tengo ganas de verlos en sala, donde seguramente ganen, pero aún así ya me puedo quitar esa espina de verlos en directo y demostrar que efectivamente, en su campo son una de las mejores bandas actuales.
Texto: Alejandro Alapont
Fotos: Alvaro Ochoa
SHORES OF NULL
En el tercer escenario vi a unos desconocidos. para mi, SHORES OF NULL.
Fueron una equilibrada mezcla de Doom Metal y dark metal melancólico lleno de oscuridad, muy al estilo PARADISE LOST, con pinceladas de MOONSPELL, OPETH e incluso algún zarpazo de DARK TRANQUILLITY.
SHORES OF NULL son unos italianos que realizaron un show muy correcto, lleno de oscuridad, melancolía, muerte y vida. Acompañaron el pasado abril a SWALLOW THE SUN + DRACONIAN en Madrid y Barcelona.
La banda estuvo liderada por su vocalista Davide Straccione, muy bien escoltado por los dos guitarristas Gabriele Giaccari y Raffaele Colace.
Presentaron ‘The Loss of Beauty’ su cuarto álbum, del que no faltaron los temas ‘Nothing Left To Burn’ y el ‘The Last Flower’
Lo cierto es que fue la primera vez que les veía en directo, y me parecieron una banda muy interesante.
Texto: Rafa Basa
Fotos: Alvaro Ochoa
RICHIE KOTZEN
Para el que subscribe, el mítico guitarrista, que aportó su inmenso talento a bandas como POISON o MR. BIG, y sigue haciéndolo con los grandiosos THE WINERY DOGS (que tuvimos en este mismo festival el pasado año), y en su carrera en solitario, era uno de los grandes caramelos de este cartel del ROCK IMPERIUM FESTIVAL 2024. A parte de con los ya mencionados THE WINERY DOGS, le he visto en directo en dos ediciones del MORC, y no ha conseguido sino mi respeto y admiración más incondicional.
Un Rock muy particular, muy de su propia impronta, que venía a desgranar a Cartagena por primera vez, tirando únicamente de temas de su carrera individual, más una versión que caería al final. Un concierto que puede que no fuese plato de buen gusto para todos los asistentes, sobre todo para aquellos que gustan de más caña, pero que en cuanto a clase y calidad, fue prácticamente insuperable. Todavía algo estático y tratando de calentar su voz poco a poco, con “Losing my Mind” toco registros más asequibles. Ayudándole en las labores vocales, tenía a sus dos compañeros, Dylan Wilson al bajo, y para la ocasión, un batería no era ni Mike Bernett, ni Daniel A. Potruch, sino Kyle Hughes, de la GRAHAM BONNET BAND. Sea como sea, este hombre no busca a cualquiera para que le acompañe en sus conciertos, y la más rimbombante calidad está garantizada de antemano, tal como fue en este ROCK IMPERIUM FESTIVAL
El mismo batería abría con sus baquetas para “War Paint”. Mucho feeling, Richie y Dylan que se van soltando por el escenario y encarándose con pasión, la distorsión en el punto justo, y si acaso, una ligera falta de volumen en el sonido, pero todo más que correcto. Ahora ya al 100%, Kotzen clavaba cualquier virguería vocal que se le pusiera por delante. Tal que así fue en “Fooled Again”, en esos precisos e inconfundibles registros soul que salen de sus cuerdas vocales, y que acompañaba con el efecto wah de su guitarra, aunque no es el típico guitarrista que se pasa el concierto pendiente de su pedalera. Siempre que puede, se aleja del micro para disfrutar junto a sus compañeros, como sucedió, por ejemplo, en “Bad Situation”, contagiándonos con el elegante y buen ambiente que surgía del escenario.
Tampoco es un músico excesivamente comunicativo. De vez en cuando presentaba algún tema, pero sobre todo, se centraba en ellos como si el mundo exterior desapareciese. Su mirada casi perdida, los gestos en su rostro, los matices que da a su voz… es un sentimiento que te va cautivando incluso si nunca has escuchado nada de su carrera. Las líneas más pesadas de bajo, y los múltiples cambios rítmicos fueron la tónica en “Fear”, destacando también la forma de golpear las cuerdas del propio Richie, a lo que también hay que añadir su muy particular forma de rasgarlas, sin usar púa en ningún momento, pero tocando como Dios, sin perder una sola nota, y con una sutileza y clase descomunales, empleando técnicas de shred y tapping a partes casi iguales en sus fastuosos solos.
El guitarrista dedicaba unos segundos a afinar su instrumento del que surgió a continuación “Love is Blind”, y un solo especialmente eléctrico. El repaso de registros vocales nos dejó a todos atónitos, especialmente en el tramo final, que reventó de feeling. A resaltar también la perfecta medición en los tempos de temas como “Remember”, etérea y suave como la seda en algunos tramos, con guitarras casi chirriantes en otros, y con tonos vocales muy altos y cálidos. Una de mis favoritas es también una de las más difíciles de cantar para el músico, aunque lo que prosiguió con “Help me…” fue algo más que una increíble interpretación vocal. También Dylan Wilson voló muy alto con sus cuerdas, con partes en las que se quedó solo, demostrando su inmenso virtuosismo (slaps rapidísimos incluidos) y su solvente voz. A nivel instrumental, el corte fue lo más impresionante del concierto, y además, uno de los temas más cantados. La versión inicialmente comentada fue la del “Shapes of Things”, de THE YARDBIRDS, llevada por supuesto a su terreno más soul y aterciopelado, y con un buen puñado de tecnicismos extra, como los constantes cambios rítmicos y cortes de su batería Kyle Hughes. Con Richie ya haciendo hablar y llorar a su guitarra, y algún que otro arranque de doble pedal, emocionando a todos los presentes, Richie nos dijo adiós… aunque mejor desearía que fuese un ‘hasta pronto’.
Texto: Javi Estan
Fotos: Cesar Valiente
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