+ Richie Kotzen
Domingo 16 de junio de 2024 – Sala La Riviera – Madrid
Si tenía un hambre voraz del concierto del fin de semana anterior con WINGER, no era menor el que se me acumuló durante los días siguientes para ver el concierto que EXTREME y Richie Kotzen iban a descargar en La Riviera el domingo. Sold Out desde hace meses, uno de los mejores discos del 2023 como «Six», y uno de los mejores guitarristas de la historia de nuestra música como Richie Kotzen como invitado especial (casi me niego a llamar a semejante músico «telonero»)… ufff. Mucha carga para la batería, amigos. Uno de esos conciertos a los que si no puedes ir, o no acudes por pereza, te estás acordando toda la vida. A estos eventos hay que hacer lo posible por asistir, porque, sinceramente, no todos los días un escenario se cubre de tanto músico top. Yo no iba a faltar, y lo sabía desde que escuché «Six» y esperaba el anuncio de la gira. Mis plegarias fueron escuchadas.
¡Qué ambientazo había en La Riviera!…un gustazo ver que todavía hay un buen número de personas que aprecian a los grandes músicos, especialmente, cuando ves a niños en las primeras filas cuyos ídolos son Cherone y compañía…¡ojalá fuesen más los herederos del rock!. Soñar es gratis, pero la realidad es que un público que supera los cuarenta, era el predominante. Todos aquellos que crecimos escuchando a todo volúmen «Pornograffitti», alucinando con «III Sides to Every Story» o descubriendo poco a poco el experimental «Waiting for the Punchline». Y si nos referimos a Kotzen, aquellos que tenemos a «Native Tongue» de POISON como el mejor de la banda americana, o «Get Over It» como la más acertada opción de MR.BIG tras la salida de Gilbert. Vamos, que estaba claro que, por expectativas, no iba a ser, máxime cuando, en mi caso, me perdí la gira aniversario de Pornograffitti de EXTREME, y a Kotzen, la última vez que le vi, fue hace más de 15 años en Ritmo & Compás.
Sin habernos visitado en Madrid con el proyecto Smith/Kotzen, ni con WINERY DOGS, sus proyectos más recientes, tenía ganas de reencontrarme, no solo con la guitarra de Richie, sino también con su maravillosa voz, pues no sé muy bien si prefiero sus cuerdas vocales o las de su Fender Telecaster. La respuesta la obtengo siempre cuando sale al escenario y escucho la combinación de ambas. Con un sonido perfecto, en formato power trío y con un look mucho menos estrafalario que en otras ocasiones, pelo corto, canas visibles y buen porte, salía el americano avasallando con «Losing My Mind» de su «Get Up» de hace 20 años. La banda, compuesta por Kyle Hughes a la batería y John Wilson al bajo, suena compensada, compenetrada y perfecta… un complemento de oro para una guitarra que echa fuego, habla, con un tono asombrosamente cálido. Esa calidez, en gran parte, se produce al tocar la Fender sin púa… como lo oís. Una de las especialidades del bueno de Richie. Si a ello le sumamos que creo que cada año que pasa, su voz es menos aguda, adquiriendo otras texturas y matices, el gozo empieza ya, nada más tocar los primeros acordes y cantar las primeras frases. Éxtasis.
«War Paint» sonó mucho más aguardentosa y cruda que en estudio, pero me encanta el resultado, pues ese timbre, cercano al de Glenn Hughes, es una maravilla acompañado de los eternos punteos del guitarrista, que no falla una nota y vive cada una de ellas…solo hay que observar los gestos que acompañan a cada solo, cada riff…pura pasión, arropada por una base rítmica monumental, monstruosa. Llegó el mejor momento de su corta estancia en escena y es que creo que «Fooled Again» de aquel maravilloso «Return of the Mother Head’s Family Reunion», no solo es una canción especial para él mismo, sino que es una de las mejores composiciones de su carrera, motivo por el que la alarga, improvisa, vive y se deja la piel en interpretarla con un sentimiento muy profundo y visceral. Un genio que siguió entregándonos toda su maestría en forma de canciones como «24 Hours», en la que parece increíble que tan solo tres músicos suenen tan increíblemente bien. La Telecaster de Kotzen echaba humo, sus dedos se movían con decisión sobre el mástil y nos sentíamos anonadados y abrumados ante tanta clase, pero quedaba poco para despedirnos con la intensísima «Fear» del genial «Into the Black», y «Help Me», finalizando el show con una contundencia absoluta, dejándonos con ganas de más Kotzen, y es que bien merece la pena un repertorio completo del genio.
Poco tardó el staff en dejar el escenario preparado para que una de las bandas que más flirteó con la comercialidad en sus álbumes, consiguiendo el respeto de un público mainsteam, saliese a justificar cada euro de entrada y el llenazo de La Riviera. Había ganas, y se notaba…e incluso algo de nerviosismo, pues EXTREME no es de las bandas que se pronuncien demasiado, ni en estudio, ni en directo. King Kong nos esperaba tras la pantalla al son de «Sacrifice – Hail to the King» de John Barry. Una fila de luces bajo la batería, una gran pantalla, los muros de amplificadores y poca historia más, fue lo que necesitaron EXTREME para salir a machacarnos el cráneo con un «It’s a Monster» que ya sonó de lujo, perfecta, con cada nota en su lugar, contundente… Cherone, parche en ojo, nos acecha a todos justo después de que el primate de «Six» casi nos despedace desde la pantalla, y todo empieza a ser demencial. Este hombre es increíble, y no me extraña que Van Halen lo quisiese en sus filas… ¡tiembla David Lee Roth!. No para de saltar, abrirse de piernas, subir sus pies a los amplis… ¡qué locura!. Incluso llegó a subirse sobre ellos. Las proyecciones con los neones de Pornograffitti dan vistosidad al stage, y la voz de Gary es casi perfecta, no digamos el resto de la banda. La guitarra de Nuno corta como el mejor de los filos, con precisión milimétrica, pero es que Pat conjunta a la perfección con un sensacional y brutísimo Kevin Figueiredo, que con un kit básico la lía muy parda…¡menudo fiestón!. Seguimos con «Decadence Dance» y madre mía. ¿Cómo os describo esto?…de verdad que pocos guitarristas he visto gozar tanto sobre el escenario, siendo tan sumamente minuciosos con lo que sale por los amplis. Más valor tiene, si contamos con que Bettencourt salió a tocar con una pierna al 70%, con un refuerzo ortopédico visible. Genio es poco.
Venían a presentar un discazo como «Six» y el gordísimo riff de «#REBEL» no faltó, momento en el que esperé con ansia el momento en el que la voz de Cherone se funde con el solo de Nuno, llegando a las notas más altas, para generar un momento de otro planeta…músicos como estos, no se ven todos los días entre los humanos de a pié. Un deleite absoluto que no cesó ante un público caliente, feliz de tener a EXTREME en semejante forma. Para «Rest in Peace» del gran «III Sides to Every Story», la proyección del III en números romanos, alumbraba a una banda en estado de gracia que se estaba dejando la piel, y que nos iba dispensando una tanda de clásicos impagable, acompañados de un Cherone que no bajaba el nivel, con un visible sudor en su chaleco y manga larga. Es elegante hasta para pasar calor. Y aquí llegó un momento que podría haber sido de desconexión con una sección del público, ya que «Waiting for the Punchline» no ha sido nunca de los favoritos, pero, para mi sorpresa, «Hip Today», payaso en pantalla, no solo sonó increíble, sino que encantó al público. En lo personal creo que el disco tiene un gran encanto de la época, y ha envejecido mejor de lo que nació. Esta noche parece que se le hizo justicia gracias a unos músicos que creen en sus canciones.
A partir de aquí, el cielo estaba ganado, Nuno ya nos había mostrado su amor y respeto entre bromas y simpatía, y tocaba el turno de dejar el logo de EXTREME en la pantalla, con variables, para presentarnos un medley del debut compuesto por «Flesh ‘n’ Blood», «Wind Me Up», «Kid Ego», «Mutha (Don’t Wanna Go to School Today)» o «Play With Me», y os diré que siendo uno de esos álbumes que no me parecieron tan brillantes en su día, en directo, lejos de los tópicos de producción de la época, los riffs ganan enteros, la contundencia engrandece los temas y, si los grabasen con su sonido actual hablaríamos de un disco de élite. Ya era bueno, pero tal y como pude comprobar, los propios músicos son capaces de elevar esos temas a otro nivel. Tras este gran maratón, y montar un pequeño kit de batería al frente para que Kevin pudiese mostrarse de pie, la banda nos deleitó con un espectacular mini-show acústico compuesto por la sensacional y emotiva «Other Side of the Rainbow», cuyas alegres y casi infantiles proyecciones dieron un sentido muy positivo al momento, un cargado de matices sonoros «Hole Hearted», con ese aire más country tan bien llevado, y la que más me gustó de todas ellas…»Tragic Comic» superó a la movida y potente versión de estudio, poniendo a todo el mundo a bailotear su adictivo ritmo. Una auténtica genialidad en la que Nuno se salió del mapa, junto a un Cherone estratosférico.
Llegó la electricidad de nuevo y «Cupid’s Dead» de su tercer álbum nos dejó la cara más visceral de la banda, acompañada de un vídeo menos simpático con Cupido en situaciones nada agradables para él, mientras que «Am I Ever Gonna Change» nos reconfirmaba que «III Sides to Every Story» no solo es considerado una obra maestra por sus fans. Acertadamente, le estaban dando una gran cabida, y yo que lo agradecí, mientras que los ritmos más industriales de «Six» y «Thicker Than Blood» nos mostraron el lado más heavy, moderno y desgarrado de unos EXTREME que demostraron ser unos maestros en cualquiera de sus frentes y facetas. Espectacular tema que desembocó en otro corte del álbum del 94, «Midnight Express», ese increíble instrumental en el que Nuno se sienta con la acústica, y entre risas, teniendo que volver a empezar a tocarlo, dejó una auténtica clase maestra de cómo llenarlo absolutamente todo con sonidos acústicos y un solo instrumento. Virtuoso es poco. Nuno es mucho más que un guitarrista, colegas, y, aprovechando su situación en escena, se marcaron un «More Than Words», que, aunque confieso jamás fue una de mis predilectas de la historia de la banda, me puso la piel de gallina, generando una emoción generalizada que desembocó en una sala gritando el nombre de los músicos a modo reclamo en bucle.
Tras el momento de comunión con su público que se produjo con el hit single, un brutalísimo «Banshee» puso de nuevo el piso de la sala en riesgo…¡menudo temazo!. Un futuro clásico, que vio continuación por el único tema de «Saudades de Rock», «Take Us Alive / That’s Alright». Tras dar cancha a sus dos últimos discos, Nuno se colgaba un modelo de su Washburn customizada con motivos de Van Halen, y se marcaron un increíble «Ain’t Talkin’ ‘bout Love», impresionante, con toda la sala volcada, y un Eddie aplaudiendo desde el cielo. Un guiño que nos encantó y puso de nuevo de manifiesto el por qué Cherone fue «el elegido». El momento solista «Flight of the Wounded Bumblebee», en el que Nuno nos volvía a desencajar la mandíbula, fue el inicio del fin. «Get the Funk Out» levantó mucha polvareda, mientras que «Small Town Beatiful» del su último álbum, entrelazada con «Song For Love», parecía ser el último cartucho de la recámara…pero, ¡espera!. Tienen tanta confianza en sus nuevos singles que se despiden a lo grande con un pesadísimo y grandioso «Rise», por el que apostaron, y con el que ganaron, pues nos dejaron en una nube. Cherone chocando manos, la banda agradeciendo, y una felicidad generalizada de habernos reencontrado con una banda grande, no, lo siguiente. Una cita que era obligada cuando se anunció, y que, tras la experiencia vivida, a la próxima es a vida o muerte. Increíble.
Texto: José Rojo
Fotos: Óscar Gil Escobar
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Buena crítica pero corrijo tres afirmaciones:
-The Winery Dogs SÍ han visitado España. 21/08/23 Apolo 1 – Barcelona y 22/08/23 Joy Eslava – Madrid
-Lo de Kotzen tocando sin púa no es ninguna sorpresa ni novedad. «24 hours» fue su primer álbum abandonando totalmente el uso de la púa y es un disco de 2012. Pero ya desde los tiempos del «Mother Head’s Family Reunion» (¡¡en 1.991!!) ha estado alternando el uso de la púa con tocar a lo Mark Knopfler.
-El mono del fondo del escenario y de la portada de «Six» no es King Kong. Se llama Pakenuga, nombre que surge de mezclar las primeras dos letras de cada miembro del grupo en este orden —Pat, Kevin, Nuno y Gary—.
Con Winery Dogs aquí en Madrid ya tocó sin púa.
https://www.youtube.com/watch?v=-DyQsvn64eg
Y antes en 2012
https://www.youtube.com/watch?v=5MIceNCf6OY
Curioseando, he encontrado esto, de Kotzen con Pat Torpey y Phil Soussan como acompañantes, en Ritmo y Compás. Yo no tuve la suerte de verlo en aquella ocasión:
https://www.youtube.com/watch?v=Rjqndj1paNk
https://www.youtube.com/watch?v=q3JOKHIsAx4