Crónica y fotos de MR.BIG + Jared James Nichols en Madrid

+ Jared James Nichols

Jueves 28 de Marzo de 2024 – Sala La Riviera – Madrid

No sé si llegará el fin de las grandes bandas en un futuro cercano, ni tan siquiera que haya relevo o no. Son cuestiones sobre las que podríamos hablar durante horas…e incluso días, sin respuesta. Esa solo la tiene el futuro. Pero lo que quedó muy claro en el paso madrileño del fulminante y decisivo “The Big Finish Tour” de los americanos MR.BIG, es que aquellas generaciones que vivimos la era pre-internet (sí… las únicas que han conocido el mundo sin red), todavía somos capaces de emocionarnos y valorar a una de las mejores bandas de hard rock de la historia. Paladear música de la de verdad, y disfrutar de músicos en directo con mayúsculas. ¿Cuantos años más podremos vivir estas sensaciones?, ¿será de verdad la despedida de la banda?… no os comáis el tarro haciéndoos preguntas sin respuesta instantánea, y limitaros a gozar, sentir, vivir y disfrutar como si no hubiese un mañana, los últimos coletazos de nuestros grandes… nunca mejor dicho, si me permitís la obviedad.

A una temprana hora, previa a la apertura de puertas, ya había una extensa cola en la puerta de La Riviera que hacía presagiar que el ambiente de esta tarde-noche iba a ser inmejorable desde el inicio, y es que hacía tiempo que no veía entrar a los primeros asistentes corriendo hacia el escenario ansiosos por coger un sitio de primera. Gente de todas las edades (aunque especialmente mayores de cuarenta) se empezaron a agolpar frente a un escenario que lucía muy sobrio, sin demasiado adorno, en el que solo asomaba, por el momento, un kit de batería de pequeño tamaño y varios micros. Jared James Nichols sería el encargado de poner la llama bajo la parrilla para calentar el manjar. El gigantesco guitarrista de Wisconsin (fijaos alguna vez en su Les Paul… ¡en sus manos parece de juguete!) ya ha hecho migas con nuestro país, y que yo recuerde, desde su venida teloneando a Zakk Wylde, ha ido creciendo en cuanto a fama, ganándose gran simpatía y admiración a partes iguales por parte del público español. Es por eso que fue salir el power trío al escenario con su último lanzamiento y "Easy Come, Easy Go", y ese crudo riff del inicio que podrían haber grabado Ted Nugent o Nashville Pussy, junto al punteo escuela Gibbons de Jared, y todos estábamos moviendo el pié al ritmo de la electricidad musical. Blues-rock, stoner o rock’n’roll sonaban por el equipo junto a una voz increíble, acompañando a una descomunal base rítmica atronadora en la que despunta un monstruo a las baquetas como Ryan Rice (lo que me gustarán los baterías que aprovechan su kit, sea cual sea su tamaño, al máximo…). Si alguien quería pedirle una púa a Jared… decirle que todavía puede estar esperándola, porque no usa, y todo lo que escucháis por los bafles sale de sus dedos… ¿no es increíble?. Empezamos con buen pie. El derecho, de hecho.

Jared ya nos había ganado, y con una sonrisa que no se le borraba de la cara, desplegó todos sus encantos musicales, y la más accesible "Drown the Drain" nos mostró abiertamente su cara musical más amable, de carácter muy USA (solo tenéis que ver el videoclip para comprobarlo), de sabor muy diferente a "Hard Wired", que podría haber grabado Zakk Wylde y sus BLACK LABEL SOCIETY, con más distorsión y mala leche. Impresiona ver ejecutar los solos del tema con la única ayuda de los dedos, máxime, cuando ejerce de vocalista con la misma destreza que toca su instrumento. De carácter mucho más blues, y ese feeling que todavía conservan gente como BLACK STONE CHERRY, pero con senitmiento más clásico, "Threw Me to the Wolves" de su EP del mismo nombre hizo las delicias de los más exigentes en cuanto a las líneas vocales, a la par que la destreza instruemental. "Skin ‘n Bone" de su último disco, mucho más alternativo en estudio que en directo, marcó la recta final compuesta por la animada "Good Time Girl" y una monstruosa versión de "War Pigs" de BLACK SABBATH, en la que Ryan emuló a Bill Ward como la bestia parda que es, pegando el portazo en una fiesta a la que nadie debería haber faltado. Como dicen por allí, Jared James Nichols "pateó culos" y lo dio todo, vaciando el cargador y dejándonos con ganas de más. Esperamos verle pronto en una sala más pequeña con su repertorio completo… ¡como para perdérselo!.

Cambio rápido de atrezo, quedan los micros (uno de ellos con el característico cable de Gilbert colgado) y una vistosísima batería, con el único aliciente visual extra del telón con el logotipo de la banda…¿para qué más?. MR.BIG nunca han necesitado pirotecnia o grandes alardes físicos añadidos, ni adornos. Ha bastado con el espectáculo que detecta nuestro oído cuando suenan sus canciones. Paul Gilbert, Eric Martin, Billy Sheehan, Michele Lupi haciendo coros y Nick D’Virgilio (en el puesto del malogrado Pat Torpey) se iban a despedir de Madrid en una de sus salas más emblemáticas, y yo, al menos, sentía las mariposas en el estómago…tristeza y felicidad a partes iguales, todo sea dicho. Músicos que nos han regalado discos como "Learn Into It", "Bump Ahead", "What If…" (por hablar de alguno más "actual") o "Get Over It" (este con Kotzen) son auténticos manuales para todo guitarrista, vocalista, batería o bajista…discos con los que hemos disfrutado horas y horas de musicalidad, enormes temas y el mejor hard rock de los años 90. Si hablamos de discos en directo, algunos como el propio "Live" o "Japandemonium", eran la muestra absoluta de que MR.BIG no eran producto de estudio. Y esta noche, lo comprobaríamos… por última vez. Lágrima sobre la mejilla antes de alcanzar la sonrisa.

Empezó a sonar "Blitzkrieg Bop" de RAMONES por el equipo y la sala se puso a cantar, bailar y el nerviosismo se sentía a flor de piel. La banda pisa las tablas, Paul enchufa su Ibanez PGM frente a sus tres pantallas y pila de pedales, y "Addicted to That Rush" del debut arranca el espectáculo. Técnicamente se nota el poderío, la energía de la banda se traslada de inmediato al público, pero la batería suena demasiado alta, y la voz de Eric sufre desde el inicio (intuíamos que ocurriría), lo que hace que los instrumentos tapen todo, máxime, cuando los coros del gran Lupi son, al menos desde la zona más cercana al escenario, inaudibles. No obstante, la energía con la que aterrizó Eric se transmitió ipsofacto, y enseguida pudimos entrar en harina. La cosa no mejoró demasiado en cuanto al sonido con "Take Cover" del "Hey Man" del 96, aunque cuando empezó a sonar "Price You Gotta Pay" del "Bump Ahead", el buen rollo de la banda ya se había contagiado a todo el mundo, la felicidad reinaba a pesar de las deficiencias nombradas, y pinito a la armónica del amigo Billy incluido, el tema sembró para recoger.

Curiosamente, y aunque muchos ya sabíamos que nos darían el gustazo de escuchar "Learn Into It" completo y en orden, cuando empezó a sonar el gigantesco riff de "Daddy, Brother, Lover, Little Boy (The Electric Drill Song)", ni la excelente producción de Kevin Elson en estudio, pudo amedrentar a una banda inspiradísima, presentando a un elegante Gilbert bordar cada nota (usando su clásico taladro para el solo, proporcionado por Martin) un Billy Sheehan para el que no pasan los años, y un Martin que como frontman no ha perdido el toque, aunque finalizando frases sufra, los giros no pueda llevarlos a cabo con la misma elegancia de antaño, e incluso, se le escuche algún "gallo". Ni con esas el espectáculo se vino abajo, aunque no quiero imaginar lo que hubiese sido si hubiese sonado perfecto y Eric tuviese su voz al 100%. Ahora Luppi sí que le ayudaba sobremanera, se notaba, y dicho esto, creo que la propia banda ha sido inteligente integrándole en el line-up de la gira. No hay mayor virtud musical que conocer tus propias limitaciones y subsanarlas de algún modo honesto para ofrecer un buen show. Por eso, en "Alive and Kickin’" ya estábamos todos saltando, disfrutando del concierto y acompañando en este último tour a unos motivados, simpáticos y profesionales MR.BIG .

Cambios de guitarra, el clásico bajo de doble mástil de Billy… si has visto los míticos videos de la banda una y otra vez, esta noche no faltó detalle, y con un repertorio como el de hoy, no hay reproches. El solo inicial del señor de la corbata en "Green-Tinted Sixties Mind" suena tan delicado, bonito y preciso en directo que cuesta creer que exista un guitar hero tan perfecto en el planeta Tierra para llevarlo a cabo… Gilbert pertenece a otra galaxia, y en este tema es en uno en los que más elegantemente lo demostró. La letra es una delicia, y aquí sí que pudimos escuchar un Eric con más matices, aunque todo hay que decirlo, la incursión de Michael fue algo más que una ayuda durante todo el concierto, para que lo difícil, pareciese menos. Sin embargo, una de mis favoritas, es decir "CDFF-Lucky This Time" de Jeff Paris, no sonó todo lo contundente que me hubiese gustado, y casi no pude escuchar a Eric, aunque el sonido de batería ya era óptimo, y a nivel instrumental no podría poner una sola objeción. Las emociones fueron sucediéndose… porque hablar de canciones de este trabajo, es hablar de sentimiento, y "Voodoo Kiss", con ese aire más angelino y gamberro, hizo que Martin mostrase su baraja completa de movimientos, bailoteos y demás, haciendo gala de su eterno carisma. En "Never Say Never", más exigente vocalmente, pusieron la sala patas arriba con su gran estribillo, un bajo martillante de impresión y un feeling especial, que se coronó con los maravillosos coros de Luppi y D’Virgilio. Tras ello, llegó el primer momento "azúcar" de la noche, representado por "Just Take My Heart", que para mí, es la balada del álbum (con permiso de la que todos sabéis). Posteriormente, Gilbert se quitó la elegante chaqueta y eso solo quería decir una cosa… ¡aquí estoy yo!. Me encanta la progresión de acordes de "My Kinda Woman", una de mis favoritas del disco, que sonó de escándalo y que también grabarían Racer X bajo el título de "Mad At the World", en otra extraordinaria versión con diferente letra y color. Por si a alguien se le había escapado.

El tufo a blues de tasca de "A Little Too Loose", en el que Billy hace una increíble primera parte, y la vacilona y deudora de la época "Road to Ruin", fueron el hall del mayor éxito de MR.BIG No hablo de otro que el de "To Be With You", uno de esos temas que junto a "More Than Words" de EXTREME, más éxito cosecharon en el género por su año de edición, dando carpetazo a algo que, con casi toda seguridad, no olvidarán nuestros oídos ni retinas…¡quién me iba a decir que vería el "Learn Into It" interpretado al completo en vivo!. Una cosa más a tachar de las cosas que hacer antes de morir, amigos. A partir de este punto, la noche fue una carrera de fondo repleta de hits conocidos por todos los seguidores de la banda, algunos de ellos, cultura popular, como el cover de "Wild World" de Cat Stevens, tras el que Paul se quedaría solo en el escenario para desencajarnos la mandíbula con su depurada técnica, sus increíbles solos, frases de guitarra y habilidades, entre las que coló multitud de recursos y algún fragmento de algunos de sus riffs, como el de "Technical Difficulties" de RACER X, uno de los temas instrumentales favoritos de servidor, tras el que cayó un obvio, soberbio y plagado de técnica "Collorado Bulldog", al que siguió un estrafalario pero genial solo de bajo del gran Shehaan. Un jefe irrepetible que dejó huella en Madrid… ¡toda la vida viéndole tocar, y todavía impresiona!. Incontestable.

En vez de decidir hacer un repaso a toda su carrera incluyendo algún tema de "Defying Gravity" o "…The Stories We Could Tell", la banda decidió finalizar el set con una tanda de covers, como el famoso y divertido "Shy Boy" de Talas, "30 Days in the Hole" de Humble Pie, o "Good Lovin’" de The Olympics, en la que Paul Gilbert se sentó a la batería, Billy tomó el micro, Eric el bajo y D’Virgilio la guitarra, momento en el que se divirtieron ellos, y nos divirtieron a nosotros, para decirnos adiós con la mano con "Baba O’Riley" de THE WHO, bordando una noche que, con sus pequeños "peros", conformó una despedida a la altura del gran nombre.

Como último show de la formación en nuestras vidas, el de La Riviera queda como un bonito recuerdo, pero si continuasen su carrera unos años más, acudiría de nuevo a otro de sus conciertos con el ánimo de encontrarme los errores de esta noche subsanados de algún modo. Soñar es gratis, y ninguno somos, pensamos, ni actuamos como hace treinta años… es por eso que, siendo conscientes de ello, gozamos, sonreímos, bailamos, cantamos y disfrutamos junto a los americanos. Y al unísono pudimos decir bien alto…¡gracias por todos estos años, MR.BIG !.

Texto: José Rojo

Fotos: Óscar Gil Escobar

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