Crónica y Fotos del LEYENDAS DEL ROCK – Miércoles 9 de Agosto – Segunda Parte – RIOT V + KK’S PRIEST + WARCRY+ SEPULTURA + UGLY KID JOE

UGLY KID JOE + SEPULTURA
+ WARCRY + KK’S PRIEST + RIOT V

Miércoles 9 de Agosto – Segunda Parte

UGLY KID JOE

Pueden gustar más o menos, pueden tener mayor  o menor encaje en el estilo de nuestro LEYENDAS DEL ROCK , pero dejando a un lado gustos personales, es difícil discutir el hecho de que UGLY KID JOE fue una de los grandes sorpresas en cuanto confirmaciones de esta edición, una verdadera golosina para quienes gustamos de sonidos clásicos y hardrockeros. Poder presenciar en directo a una banda de Rock americano por estos lares no es precisamente fácil, por lo cual, su actuación contaba también con ese valor añadido (al igual que quedé anonadado cuando confirmaron a MR. BIG en la edición del 2018).

Nos prepararon un setlist movidito y divertido, cualidad esta última a la que ayudaron los músicos, a la hora de hacer un show ameno que pudiera gustar a casi todo tipo de público. Aunque a decir verdad, sobre todo comparado con el anterior concierto, la zona bajo el escenario presentaba enormes vacíos, había muy poca gente, menos de la que esperaba, y esto a veces me hace pensar que al final, la gran mayoría apuesta siempre por lo mismo, algo que a su vez juega en contra de la variedad musical en un festival.

Con un telón sencillo mostrando su nombre, la banda apareció sin demora, soltando amarras con “That Ain’t Livin’”, costándoles bastante acercar y motivar al público de primeras, a pesar de la empatía que mostraron y de esos riffs tan contagiosos por parte de Klaus Eichstadt y Dave Fortman (la camisa que vestía este último, no tuvo desperdicio). Paso a paso, lo conseguían un poco más, con la marchosa “V.I.P.”, que ya dio bastante más juego a la hora de hacernos bailar, con ese toquecito funk que es santo y seña de los americanos.

El vocalista Whitfield Crane, único miembro original que queda en la banda, junto al guitarrista Klaus Eichstadt, no se puede decir que sea el frontman más enérgico del mundo, pero sí es cierto que, con sus gafas de sol, su gorra del revés, y ese puntito de cachondeo que siempre lleva consigo, no está exento de carisma, y a la hora de cantar, lo hace de maravilla. Poco a poco se fue viniendo arriba, y en “Neighbor” ya le vimos saltar, zanganear por el escenario, agacharse… todo sin prisa pero sin pausa, conectando con nosotros a su ritmo, pidiendo palmas aquí y allá, y haciéndonos alguna que otra carantoña, como sucedió en “Panhandlin’ Prince”, empleando también algunos efectos de sonido en su voz. Al mismo tiempo, Dave Fortman sí hacía gala de un humor y simpatía a prueba de bombas, saltando en momentos de subidón, arrimándose al frente del escenario y compenetrándose con su compañero Klaus, quien bordó ese gran solo del tema.

Las bromas entre ellos fueron constantes, alguna impertinencia incluso, y unas cuantas miradas cómplices. Y esto es algo que también contribuye a crear clima. Antes de comenzar “No One Survives”, con expresión guasona, el cantante nos incitaba a ir subiendo la voz, adaptándonos a la curva de intensidad. Parecía que, ahora sí, los pocos allí presentes íbamos entrando en materia. Vacilándose ambos guitarristas, compartieron solo en “Devil’s Paradise”, una de mis favoritas del set, melodías muy chulas y una pegada consistente por parte del batería Zac Morris. Se dirigía Crane a nosotros para seguir rompiendo el hielo, y a continuación, rompieron también el ritmo del concierto, y lo digo de forma positiva, encajando muy bien esa “Cat’s in the Cradle”, una de las dos versiones que sonarían aquella tarde. El sonido, en general, fue algo apagado, bien ecualizado pero con algún altibajo, aunque por ejemplo, esos arpegios del tema de Harry Chapin sonaron con mucho brillo. Muy en su rollo, el vocalista se sentó frente a nosotros, al borde del escenario, para cantarla, como si no pasara nada. A pesar de ser el tema más lento del concierto, fue una de las que más me enganchó, y aunque parezca lo contrario, animó bastante el cotarro con esas melodías tan guapas y bailables.

De momento, fueron desgranando más temas que cuajaron de fábula, poniendo en movimiento cada vez a más gente, elevando también el nivel de buen rollo que se respiraba con “I’m Alright”, en la que ellos mismos se pusieron a saltar en fila, mientras Dave y el batería Zac ponían unos coros que resaltaron muy bien. Klaus nos conquistaba presentando la siguiente “Failure” en un español más que aceptable (y no solo las tópicas palabras tan manidas). De cara al final, el escenario se iba llenando de humo, y caía ahora “Goddam Devil”. A lo largo de todo el corte, me gustaron mucho sobre todo las partes instrumentales, ese solo bien cargadito de wah, y los tonos altos de su vocalista en el último tramo, que nunca dejó de animar con palmas y gestos.

La sorpresa, o más bien, la gran aparición llegó cuando, de repente, el mismísimo Andreas Kisser (SEPULTURA) entró al escenario para marcarse junto a sus colegas una machacona y feroz cover del “Ace of Spades” (MOTÖRHEAD) que, como era de esperar, nos volvió locos. Zac le aportó su personalidad con partes de doble pedal, y el mismo Kisser se encargó del solo con mucha pasión. Caldo de cultivo perfecto, por otra parte, para terminar a lo grande, de la mano del single que mejor catapultó su carrera, la picante “Everything about you”, con la mejor versión de Crane, y los últimos bailes entre el público. Un momento, este en concreto, de los que se clavan hasta el final del festival. Mil gracias LEYENDAS DEL ROCK por acercárnoslos.

Texto: Javi Estan

Fotos: Carlos Oliver  (@carlosoliverphotography)

SEPULTURA

El tema “Policía” de los rockeros Titãs sonando anunciaba el comienzo de la actuación de sus compatriotas SEPULTURA, una de las bandas que se ha mostrado más activa en directo tras la pandemia y que este verano ha estado presente en múltiples festivales europeos. Como viene siendo habitual, la banda mostró una actitud y predisposición insuperable desde la inicial “Isolation”. Que Eloy Casagrande es una joya en bruto de los actuales SEPULTURA es algo que ya sabíamos y que quedó patente con la gran pegada que imprimió a “Territory”. Un inicio devastador que, eso sí, esta vez se vio disipado por un mal sonido.  Con “Means to an End” y “Capital Enslavement” demostraron porque su último disco “Quadra” es para muchos lo mejor que han editado en años.

Durante la actuación, Andreas Kisser se dirigió en varias ocasiones al público en español (o como él suele decir, en “portuñol”) y hasta Derrick Green se atrevió también a decir algunas palabras en nuestro idioma. El set list alternó temas nuevos y antiguos. Los más clásicos, como “Arise”, “Refuse/Resist” o “Dead Embryonic Cells” sonaron crudos y duros, quizás a ese sonido en directo generado por una sola guitarra eléctrica.

Del repertorio más nuevo, apostaron por temas largos y complejos como “Guardians of the Earth”, “Machine Mesiah” o “Agony of Defeat”, que también cuentan con partes pregrabadas. Es este aspecto lo que hizo flojear la actuación de los brasileños, ya que estos temas mejoran mucho tocados en directo en salas pequeñas, pero pueden llegar a aburrir en festivales.

La actuación fue bastante parecida a las que nos ofrecieron el pasado noviembre en su gira peninsular. La mayor novedad esta vez fue la interpretación de “Ali”, un pequeño homenaje al famoso boxeador y defensor de la lucha por las causas sociales. Para finalizar, todo el público saltó con la festiva “Ratamahatta”, entrecortada y empalmada con la esperada “Roots Bloody Roots” que siempre pone el broche de oro a sus actuaciones.

Texto y Fotos: Carlos Oliver

WARCRY

Parece mentira que fue antes de la pandemia cuando WARCRY anunciaba un parón indefinido y apenas hace unos días volvíamos a verlos sobre las tablas en el LEYENDAS DEL ROCK . Sin duda, mucha expectación por uno de los grupos de la escena nacional que más interés despierta, tanto aquí en España como fuera de nuestras fronteras donde cuentan con una legión de seguidores. A pesar de ello, el concierto no fue precisamente de los mejores de WARCRY , bastante lastrados por los problemas técnicos que sufrieron durante todo el concierto, como incluso alguno de los miembros comentaba en redes sociales.

Comenzaba el concierto con “A por ellos”, el primer tema de su último álbum, “Daimon”, un tema potente, bastante adecuado para abrir, pero en el que ya empezamos a percibir las carencias de sonido sobre todo con la guitarra de Pablo. “Nuevo mundo” arrancaba con ese corte más power/heavy de antaño, con el público coreando la canción y apoyando a Víctor en las tareas vocales, que se adelantaba en algunas de las estrofas provocando las risas de Pablo. “Quiero oirte”, de “Inmortal” es otro de esos clásicos imprescindibles, pero que quedó deslucido por los continuos problemas de Pablo con la guitarra de Pablo que llegaba a abandonar el escenario.

El tramo inicial estuvo marcado por canciones de un discazo como es ¿Dónde está la luz? “Contra el Viento”, ampliamente coreado, con la primera muestra de pirotecnia del concierto y con un Pablo sublime al punteo, como siempre, a pesar del mal sonido. “Perdido” es un tema que con tan solo escuchar el riff de entrada y la primera frase puede emocionarte, evocando los grandes momentos de WARCRY , con un público entregado. Me cuesta admitirlo, pero se echa en falta la potencia de Víctor en este tema que no entró a jugarsela en ciertas partes del tema, invitando a cantar al público más de lo necesario, aunque de nuevo está ahí Pablo para redondear el tema.

El tramo central comenzaba con luces rojas y pregrabado sinfónico, en un tema que rompe a toda velocidad como es “Ardo por dentro” para poner a todo el público a saltar y bailar. Turno para un temazo, probablemente infravalorado, como es “Coraje”, con un ritmo más tranquilo marcado por Pablo a la guitarra y quizás en el que más se evidenció la lejanía de Víctor en los tonos más altos. Pequeña parada, donde Víctor ponía ejemplo a Nadal y su equipo o hacía referencias a la Formula 1 para presentar “Siempre” y su espíritu de compañerismo. Poco a poco fueron cayendo temas siguiendo la misma tónica, como la cañera “La Maldición del Templario” o “Cielo Infierno” antes de llegar a uno de los momentos más curiosos del festival… Decía Víctor que era hora de enfriar la noche, para introducir la odisea con triste final del “Capitán Lawrence”, y justo en ese momento comenzaba a llover. Sin duda, este fue uno de los mejores temas de la noche por su dinamismo y ejecución. La intensidad baja antes de entrar en el tramo final con “La vida en un beso” donde disfrutar del precioso timbre de voz de Víctor y del buen gusto y feeling con la guitarra de Pablo en los solos más lentos, al estilo de una de sus mayores influencias como es John Petrucci.

El tramo final se abría, como no podía ser de otra forma, con la siempre aclamada “Tú mismo” y ese cántico optimista de la vida pues “Nada hay bajo el sol que no tenga solución..”. La rapidez del tema, con solo de bajo incluido, y la empática letra, con la que es fácil sentirse identificado hizo que los fans se entregaran por completo. Antes de terminar, momento para un segundo tema de Daimon y que particularmente me pareció muy entrañable, para pensar, acompañado de un simpático videoclip donde la banda evoca al niño de ayer volviendo incluso a las aulas. Un acierto incluir este extracto en el setlist. Como cierre, no puede ser de otra forma, “Hoy gano yo” en la línea más clásica de WARCRY.

En resumen, a pesar de las dificultades técnicas, WARCRY hizo disfrutar sobre todo a sus fans, manteniéndose fieles a sus temas y a su forma de hacer las cosas. Puede que Victor García no esté en uno de sus mejores momentos vocales y no entre a los tonos altos, pero eso no quita que podamos disfrutar de un vocalista con un precioso timbre de voz sobre el que montar temas con deliciosas melodías vocales. Además, como alguno de sus temas indica, es una cuestión de equipo, y es justo destacar la enorme presencia de Pablo García en el escenario, uno de los mejores guitarristas que tenemos en nuestra escena, al menos en mi opinión.

SetList:

1. A por ellos – Daimon.
2. Nuevo mundo – ¿Donde está la luz?
3. Quiero oirte – Inmortal
4. Contra el viento – ¿Donde está la luz?
5. Perdido – ¿Donde está la luz?
6. Ardo por dentro – Alfa
7. Coraje – Revolución
8. Siempre – Inmortal
9. La Maldición del Templario – Inmortal
10. Cielo e infierno – Donde el Silencio se rompió
11. Capitán Lawrence – El Sello de los Tiempos
12. La Vida en un Beso – Revolución
13. Tú mismo – El Sello de los Tiempos
14. Solo sé – Daimon
15. Hoy gano yo – Warcry

Texto: Manuel R. Reyes

Fotos: Carlos Oliver  (@carlosoliverphotography)

KK’S PRIEST

Quizás de entre los nombres importantes que protagonizaban esta primera jornada festivalera KK’S PRIEST eran a priori  de los que menos andadura tenían a sus espaldas, aunque su líder K.K. Downing lleva más de medio siglo dentro del negocio musical. “Sermons Of The Sinner”, fue la carta de presentación de una banda que contando también con el vocalista americano Tim Ripper Owens promete ofrecernos buenos momentos y reseñables trabajos para todos los seguidores del heavy metal y, como no, a los de JUDAS PRIEST. Su primera incursión en nuestro país había levantado bastante expectación. Había ganas, muchas ganas, de verles en acción. Y lo cierto es que no creo que ningún seguidor de PRIEST se sintiera defraudado con el espectáculo que nos brindó el quinteto.

Presentaron una cuidada puesta en escena con unas plataformas a los lados, diferentes proyecciones en la gran pantalla trasera y varias columnas de fuego y chispas que fueron apareciendo en momentos puntuales del show haciendo crecer la expectación y la intensidad de un show que tuvo más de un momento memorable. Otro detalle a destacar fue que en ningún momento me dio la sensación de estar ante el proyecto en solitario de K.K. Downing, sino ante una auténtica banda, ya que el veterano guitarrista se mantuvo en muchos momentos en un estudiado segundo plano, dejando que fuera Owens quien ejerciera como frontman, y dejando también a su compañero a las seis cuerdas, A.J. Mills, que se encargará de más de uno de los solos de los temas de JUDAS que interpretaron.

Si, evidentemente, el gran reclamo eran los clásicos de la ex- banda del guitarrista, pero lo cierto es que también sonaron algunos de los cortes incluidos en lo que hasta el momento ha sido su único lanzamiento a la espera de que en breve publiquen, -concretamente a finales del próximo mes de septiembre -, “The Sinner Rides Again”. Precedidos de la presentación de los músicos, el quinteto  aparecía en escena para abrir fuego de forma rotunda y certera con “Hellfire Thunderbolt” dejando claro los estrechos vínculos que les conectan con su “banda madre”. Evidentemente no faltaron el cuero, las cadenas, las tachas y los agudos de un Ripper que se despachó a gusto durante el tema inicial mientras nos ofrecía  una primera tanda de esos característicos movimientos pugilísticos que se han convertido  en una de sus señas de identidad.

Habiendo captado la atención del personal tocaba adelantarnos algo del material de lo que será su segundo largo. De modo que “One More Shot At Glory”, llegó acompañada de una sucesión de proyecciones épicas que respaldaron la interpretación de un Owens que, aún ataviado con sus gafas de sol, no paró de buscar la complicidad de un público cada vez más animado. Precisamente el primer gran momento del show llegó cuando el vocalista preguntó cuál era su nombre y la respuesta fue ensordecedora: “The Ripper”, fue el primer guiño a JUDAS, y el primer momento donde vimos a la gente cantar y mover la cabeza como si estuviera poseída. El nivel de euforia continuaría en ascenso cuando la banda atacó “Reap The Whirlwind”, para posteriormente dejar paso al incisivo “Night Crawler” del icónico “Painkiller”, que nos dejaba la estampa del personal coreando el solo de guitarra antes de que todo el recinto explotara para tributarles una ensordecedora ovación final.

No tardarían en regresar a su propio material para seguir su particular ceremonial metálico con el propio corte que prestaba título a su debut “Sermons Of The Sinner”, que llegó acompañado de imágenes del legendario guitarrista tocando en el U.S. Festival  de 1983. Acto seguido llegaría otro de los momentos de la noche con “Burn In Hell”, único rescate que se permitieron de “Jugulator”, con un Owens absolutamente desatado, estirando sus cuerdas vocales al máximo para hacer  vibrar intensamente al personal. Un pequeño golpe de timón nos invitaba a adentrarnos en las ambientaciones más bucólicas de la siempre dramática y efectiva “Beyond The Realms Of Death”, con el vocalista americano paseando por el escenario ya desprovisto de sus gafas de sol mientras buscaba la complicidad de unas primeras filas que a estas alturas del show estaban ya completamente entregadas.

Me gustó mucho la selección de himnos de JUDAS que la banda eligió para la ocasión, ya que apostó por trallazos incontestables que cualquier fan de los británicos conoce y ha tarareado en infinidad de ocasiones. De modo que con un repertorio así era difícil que el personal se desconectara del show, con lo que “Hell Patrol”, hizo que todos volviéramos a levantar los cuernos al aire mientras las columnas de fuego se alzaban majestuosas antes nuestros ojos. Las guitarras se tornarían más marcadas para disparar el riff de la contundente “Brothers Of The Road”, que con ese toque más hard & heavy y su pegadizo estribillo fue la encargada de allanarnos el paso hacia una apoteósica recta final que arrancaba con el siempre trepidante “Metal Meltdown”.

La excusa perfecta para que el personal saltara y cantara llegaría con “The Green Manalishi (With The Two Prong Crown)” mientras el escenario quedaba teñido de un intenso color verdoso. El objetivo de un festival es que el personal cante, se divierta, y en definitiva que se desmelene y himnos míticos e irrepetibles como “Breaking The Law”, son la mejor excusa para ello, y esta noche en Villena fue la mejor elección para que la gran familia metalera allí reunida, independientemente de edad y lugar de procedencia, cantara unida y en hermandad total.

Tal y como mandan los cánones, “Victim Of Changes”, arrancaba con la dupla de hachas ocupando el centro del escenario para que posteriormente Mr. Owens acabará convirtiéndose en el protagonista llevando a cabo esa imposible serie de épicos agudos con los que volvió a poner el recinto literalmente  patas arriba. El colofón definitivo para una descarga que creo que colmó las expectativas de la mayor parte de los presentes corrió por cuenta del hímnico “Raise Your Fists”, una pieza rotunda e ideal para el directo que funcionó muy bien y que hizo que todos levantáramos nuestros puños al aire para rubricar una fantástica descarga de auténtico heavy metal . Y es que si te gusta el metal no puedes dejar de ver en directo a KK’S PRIEST , una formación de nuevo cuño pero que conserva el aroma y la esencia, -por razones obvias-, de una de las formaciones más grandes, legendarias e icónicas de la historia del heavy metal.

Texto: Alfonso Díaz

Fotos: Carlos Oliver  (@carlosoliverphotography)

RIOT V

No era esta la primera ocasión que la formación americana que capitanean el guitarrista Mike Flyntz y el simpático bajista Don Van Stavern pisaba los escenarios del LEYENDAS DEL ROCK, un festival que tiene un vínculo especial con ellos, ya que uno de sus escenarios lleva el nombre del que fuera su fundador y líder: el añorado Mark Reale. En cualquier caso, no tenían una papeleta fácil, salir a escena justo después de KK’S PRIEST era un auténtico reto, pero lo cierto es que la formación neoyorquina no se amilanó y acabó ofreciendo un show muy completo y compacto. Menos espectacular a nivel visual, pero musicalmente intachable, dejando claro que son una formación imprescindible para comprender la evolución del heavy metal. Además esta  noche su repertorio estuvo muy centrado en lo que fue una de sus obras más insignes y celebradas: “Thundersteel”, del que en el presente año se cumple el trigésimo quinto aniversario de su edición.

Arrancaron por todo lo alto, poniendo toda la carne en el asador. Y es que cuando uno da el pistoletazo de salida a  un show con un himno atemporal como es el propio “Thundersteel”, uno se esta poniendo el listón muy alto, y más cuando la banda se mostró, desde el mismo arranque, en un estado de forma intratable, sonando como una auténtica apisonadora y con un Todd Michael Hall absolutamente descomunal, como siempre llegando a todas las notas e interactuando tanto con sus compañeros como con los integrantes de las primeras filas. Con la euforia desatada, el personal en shock, y mientras algunos corrían para tomar  posiciones frente al escenario  arrancaba otro himno altamente coreable como es “Fight Or Fall”.

Pese a la estampa que presidía el escenario “De La Rosa”, con todos los miembros de la banda montados en moto, estaba claro que tampoco iban a faltar esta noche algún tema más compacto y de tempo más marcado y cadencioso. De modo que el bajo de Don Van Stavern sería el encargado de adentrarnos en el vacilón “Sign Of The Crimson Storm” que nos permitía recobrar el aliento antes de sumergirnos de lleno en esos fraseos solistas que son desde hace décadas una de las principales señas de identidad del combo americano. La velocidad no tardaría en regresar dándonos argumentos para agitar frenéticamente la cabeza siguiendo el desenfrenado ritmo de “Flight Of The Warrior”, que fue una nueva excusa para que todos cantáramos junto al fornido Todd Michael Hall.

Tras invitarnos el bajista a brindar era un buen momento para dejar que la épica metalera se encargará de levantar el animo del personal, y para ello que mejor que confiar en la abrumadora pegada de “Johnny’s Back”. Tal y como la propia banda nos comentó el viaje a Villena no había sido fácil, por el camino se quedó la guitarra de Mr.  Flyntz. Así que tras agradecer a K.K. Downing que le prestara una de sus guitarras, el show prosiguió dando buena cuenta de los ágiles y afilados riffs de “Bloodstreets”, mientras el vocalista sacaba su teléfono para inmortalizar el momento.

Evidentemente las páginas más gloriosas de la historia del combo americano se escribieron durante el siglo pasado. Pero lejos de rendirse, la banda ha seguido en esta nueva etapa bajo el apelativo RIOT V facturando trabajos sólidos y sin fisuras, que le han permitido seguir agrandando su leyenda, y temas como “Victory”, rescatado de su fantástico “Armor Of Light”, y “Bring The Hammer Down”, sirvieron para dejar claro que siguen teniendo un presente de lo más prometedor. El contraste entre ambas etapas se haría patente cuando la banda volvió a mirar hacia atrás, haciendo escala en esta ocasión en el tema que prestaba título a su tercer largo, -primero que publicaron durante la década de los ochenta-, “Fire Down Under”.

Acto seguido llegaría uno de los momentos que se han convertido en habituales en todas las descargas de RIOT V , y es que Don Van Stavern alzaría su botella de tequila para brindar con todos nosotros antes de atacar junto a sus compañeros la divertida y coreadísima “Swords And Tequila”. Para alegría de algunos de sus fans mas veteranos las elegidas para representar su primigenio material fueron “Warrior”, de aquel ya lejano “Rock City”, de la segunda mitad de lo setenta, que fue la excusa perfecta para todos alzáramos el puño para acompañar a su ganador estribillo, y una acelerada “Road Racin”, que volvía a animar nuevamente al personal.

Una vez más, RIOT V volvieron a dejar a todos sus seguidores con una sonrisa dibujada en el rostro. Y es que el combo americano no acostumbra a fallar en directo, y he de reconocer que su presentación en Villena nos dejó a todos con un fantástico sabor de boca. Pasado, presente  y futuro del heavy metal. RIOT V continúan su andadura rememorando su glorioso pasado mientras siguen publicando material que es capaz de conectar tanto con sus viejos seguidores como con los se han ido sumando a su causa en los últimos tiempos.

Texto: Alfonso Díaz

Fotos: Carlos Oliver  (@carlosoliverphotography)

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