CANDLEMASS – Sweet Evil Sun
Discográfica: Napalm Records
Pareciera como si, por algún extraño hechizo o sortilegio, los suecos CANDLEMASS se vieran fortalecidos y su leyenda agrandada con cada golpe que sufren, con cada traspiés que han ido atravesando a lo largo de estos años. Parece hasta inverosímil que después de recomponerse una y otra vez a lo largo de varias décadas, de superar problemas internos, problemas de salud varios, el paso de los años, tendencias y hasta una pandemia, hoy esté yo aquí escribiendo sobre un nuevo disco de los indiscutibles Reyes del Doom, y de un disco tan bueno a tantos niveles. No se me entienda mal, lo extraño no es que su nuevo LP sea bueno -a eso nos tienen ya muy acostumbrados- sino más bien que tanto tiempo después, la banda se mantenga cohesionada y tan fértil en tareas creativas, con una formación consolidada ya bastante longeva para tratarse de ellos mismos, que poco después de editar “The Door To Doom” (2019); disco que veía el regreso a las voces de Johan Längquist, tenía que afrontar el parón mundial al que todos nos vimos obligados en un momento de resurgimiento para ellos, viéndose afectada en gran parte la gira de presentación de aquel disco.
Pues bien, tan sólo tres años después de aquello, y sin tiempo que perder ni mirada que dirigir atrás, la banda sueca regresa a la actividad discográfica con toda la urgencia de quien quiere plasmar un momento de gracia que no ha de escaparse, y el acierto y compenetración de quienes llevan ya un rodaje como banda y saben exactamente lo que pueden y tienen que dar para que un disco de CANDLEMASS funcione y suene a lo que tiene que sonar. Parece como si este grupo de alguna manera funcionase ya sólo, en piloto automático, y lo cierto es que nos cuesta recordar un trabajo siquiera mediocre echando la vista atrás, lo que tiene su mérito teniendo en cuenta, como comenzábamos diciendo, los altibajos, idas y venidas con las que ha tenido que lidiar esta banda. “Sweet Evil Sun” es un trabajo de perseverancia, de ambición y que por encima de todo nos habla de una banda que no tiene miedo alguno a volver a examinarse o a pasar las reválidas que sean necesarias; nadie mejor que ellos conoce la lección.
Como en cada trabajo que se recuerda de CANDLEMASS , la composición del esqueleto, o sea, los ‘riffs’ principales y bases, son obra de Leif Edling, el corazón de los suecos. Nadie a estas alturas va a descubrir el talento del veterano bajista de Estocolmo, pero después de los dos últimos trabajos que nos ha dado, sería injusto no reconocer que atraviesa su mejor momento creativo probablemente desde primeros de los 90’s, y que la simbiosis con ‘Mappe’, que los materializa y da forma, y Lars Johansson, que le imprime la magia de los solos y arreglos, ha alcanzado un nivel que yo personalmente comparo sin ruborizarme con el de sus clásicos más gordos, los que todos tenemos en mente cuando nos referimos a la banda. Si hubiera que dar una impresión global de a qué suena este trabajo de CANDLEMASS , y en ello estamos, diría que “Sweet Evil Sun” suena a una versión deconstruída y un tanto primitiva de ellos mismos, en el mejor sentido de la expresión, donde el protagonismo se lo reparten unas guitarras estratosféricas en tempos más ‘doom’ como más ‘heavies’, y cortes que a menudo nos sorprenden por jugar con el ‘heavy metal’ más tradicional y desenfadado, sin miedo alguno a meter tempos más acelerados o incluso a jugar con vocales más melódicas en puentes y estribillos, algo para lo que Längquist es el vocalista perfecto, como demuestra sobradamente en un tema sencillo y muy pegadizo como puede ser el tema que da nombre al disco o “Scandinavian Gods”, sin ir más lejos, este último el primer ‘single’ del disco, por cierto.
Si la banda nos tenía acostumbrados en épocas pasadas un ‘doom’ épico, a menudo con presencia de teclados y arreglos que le daban al todo un tinte muy intenso, estamos en una nueva dinámica desde “The Door To Doom”, que se confirma con “Sweet Evil Sun”, en la que la banda se ha vuelto un poco ‘retro’ en lo que se refiere al tono de guitarra y a la estructura de los temas, pero que al mismo tiempo nunca ha sonado tan variada y cambiante en menos de 55 minutos, un disco este muy fácil de escuchar y muy rico desde el aspecto melódico tanto por lo acertado de las guitarras como por la amplitud de Johan en unas voces que son para mí, de largo, las más poderosas y versátiles que han grabado nunca CANDLEMASS .
Hemos citado ya dos pilares de este trabajo, como son “Sweet Evil Sun” y “Scandinavian Gods”, un tema particularmente llamativo este último, pero hay más, mucho más. Quiero destacar muy por encima del resto el otro single del disco, “When Death Sighs”, un corte que en sus estrofa nos arrastra al abismo de ‘riffs’ inmisericordes a fuego muy lento, pero que en su estribillo nos arroja un haz de luz, con unas vocales magníficas a cargo de Johan muy bien respaldadas por unos coros maravillosos femeninos que llegan realmente alto. Entre los temas que suenan más clásicos, cabe desacar también cómo no “Wizard Of The Vortex”, de lo más oscuro que han compuesto en años y con un giro final muy loco, así como un tema no tan puramente ‘doom’ como es “Angel Battle”, que en sus estrofas sí que lo parece pero que cuenta con un grandísimo estribillo que le imprime al corte una velocidad extra y un toque de melodía muy interesante, fórmula que como ya hemos visto se repite en este disco con más o menos frecuencia y que tiene un efecto muy positivo en la escucha. No quiero dejarme, ya para terminar, un tema más experimental o atrevido como es “Devil Voodoo”, con unos coros tremendamente enigmáticos que por momentos me recuerdan a los mismísimos THERION, en un tema que Johan borda pero en el que, no se por qué, cuesta poco imaginarse a Mats Levén.
Un trabajo que como bien describen sus propios autores, concentra bien la esencia de una banda que roza ya los 40 años pero sin caer en la monotonía o la inhercia que supone llevar en esto más de media vida. Un disco muy disfrutable en registros más distintos de lo que cabría esperar, que además de complir con la expectativas tiene ese punto sorpresivo que siempre hac falta. Derecho al ‘top ten’ del año, faltaría más.
Jorge del Amo Mazarío (Jorge_del_amo@rafabasa.com)
Twitter: @Jorge_del_amo
Lista de temas:
- Wizard of the Vortex
- Sweet Evil Sun
- Angel Battle
- Black Butterfly
- When Death Sighs
- Scandinavian Gods
- Devil Voodoo
- Crucified
- Goddess
- A Cup of Coffin (Outro)
Todavía no he podido escuchar el álbum, pero me ha subido el apetito el leer esta crítica, concisa pero intensa. De momento los adelantos me parecen continuistas con el anterior trabajo, pero se oye calidad desde todos los ángulos.
Guardaré una hora este finde para degustarlo con la calma que merece la banda.
El disco de primeras me pareció un poco meh. Pero va ganando con las escuchas. Cada vez disfruto más de discos con un sonido más básico y que no estén tan sobreproducidos
Coincido en que el tema más destacado es «When Death Sighs», donde por cierto colabora Jennie-Ann Smith de Avatarium. A las primeras escuchas me pareció un poco monótono el disco, con las repeticiones va ganando y se descubren nuevos detalles.
Pues aquí otro que con las primeras escuchas le parecía básico y monótono pero que al final me ha encantado. Candlemass son de mis bandas favoritas y con este disco han querido sonar a sus inicios y por eso creo que les ha salido un buen disco.
A ver si hacen una gira en condiciones por aquí y me paso a verlos que en directo son de lo mejor que he visto.
Personalmente, el último disco que disfruté de Candlemass fue «King of the grey islands». Me gustaba mucho el trabajo de Robert Lowe ahi a las voces, y la banda estaba bastante inspirada. Pero luego: disco repetitivo tras disco repetitivo. En los 80 Candlemass eran más variados, por no hablar del interesante caos que para los de Edling supusieron los 90 (enorme Chapter VI!) Pero desde su particular «White Album» de 2005 que trajo de vuelta a Marcolin a las voces, la banda está bastante agotada. Edling debería hacérselo mirar: sus amados Sabbath eran una banda eclectica a más no poder, pero él parece querer repetir una y otra vez en los últimos años una especie de parodia sin gracia del «Masters of Reality»…
Perdí el tiempo con su anterior disco, pero ya no más.
A ti no te gusta nada, así que da igual.
Decepcionante. Carente de magia salvo en honrosos momentos.
El cantante actual es plano sin sangre ni motivado.. al final no echare de.menos al Mats leven q era un hardrockero empalagoso, pero al menos no era plano… desde Kings of grey island no levantan cabeza.. por mucho master of riffsreality del tito Edling q se empeñe en repetirse con su legado.doom
A mí me ha gustado, pero dándole varias escuchas, no entra a la primera. Ni a la segunda. Por ahora prefiero el anterior.