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WITCHCRAFT + SLIFT + ATAVISMO
Sábado 7 de Mayo 2022 – Sala Con – Madrid
Todo vuelve, y el KRISTONFEST no podía ser una excepción. Después de una espera que como en la mayoría de casos, ha durado 2 años, el veterano festival regresaba esta vez en formato extendido a lo largo de 2 sábados consecutivos regados del mejor ‘heavy/ psych’, cita que viene siendo obligada ya desde hace muchos años, y que en esta edición se trasladaba íntegramente a la Mon abandonando La Riviera, donde tuvo lugar el día grande en 2019, con un cartel quizás algo más modesto, o sin nombres tan rutilantes como los de THE HELLACOPTERS, KADAVAR o HIGH ON FIRE de años previos, pero con una apuesta bien sólida por la variedad y sobre todo por bandas contrastadas en directo, y algunas con un futuro deslumbrante en el horizonte. Quizás hubiese sido bonito poder disfrutar del festival en un fin de semana completo, viernes y sábado, pero por otro lado, una semana es el descanso mínimo necesario a partir de ciertas edades (entre las que me encuentro) para recuperarse y afrontar una segunda jornada como bien merece. Mencionar además que el cartel estaba bastante bien dividido artísticamente, en una primera jornada que ponía el foco en los sonidos más psicodélicos, y una segunda con una banda más, y que se centraba más en el ‘stoner’ más clásico con algún que otro matiz, claro. Hechas las necesarias presentaciones, os cuento lo que dio de sí la primera jornada del festival, que tuvo muchas luces, y algunas sombras también.
La cosa empezaba en hora, con una Mon todavía sin demasiada afluencia, con el calor de Mayo apretando ya fuera, y con unos ATAVISMO que comenzaban a prospectar los límites del ‘kraut’ a partir de herramientas tan dispares como el ‘space rock’, el ‘hard rock’, la psicodelia más descarada o la música de profunda raigambre andaluza.
El trío de Algeciras era la única banda nacional del cartel de este año, pero al mismo tiempo una apuesta más que segura para comenzar una tarde cargada de promesas, donde el trío dejó el listón muy, muy alto con un concierto en el que supieron enganchar a la gente, con un muy buen sonido, y un repertorio enormemente magnético que alargaron todo lo que pudieron, e incluso un pelón más.
Herederos de bandas imprescindibles como MIND! o los VIAJE A 800, ATAVISMO son puro eclecticismo sobre las tablas, un entramado sónico inverosímil que funciona como un reloj y que bebe del talento de un Poti estratosférico a la guitarra, mostrando un despliegue interminable de recursos, efectos y técnica bien apoyados por Sandra a la batería y voces y Mateo al bajo. Fue una pena que Koe no pudiese estar a las teclas, y aun así, diría que la banda superó con nota el trance deslumbrándonos con temas como “Pan Y Dolor”, “Kraken” o “La Palmosa” ya al final, que resultó exquisita. Un comienzo espectacular y diferente para ir metiéndonos en la tarde y afrontar el vendaval que se cernía desde el norte.
SLIFT llevan ya unos cuantos años en esto moviéndose por salas aquí y allí como auténticos posesos, movidos por el puro ansia de tocar, y es ahora cuando por fin les está llegando el premio del reconocimiento, en las circunstancias más adversas. Justo nada más editar “Ummon” (2020), el disco que les ha puesto definitivamente en órbita, llegó la pandemia y con ella se esfumó la oportunidad de aplastar Europa con su inconmensurable directo; aun así, el mundo no se ha olvidado de ellos ni mucho menos, y como premio al estratosférico trabajo realizado, acaban de regresar de Roadburn como artistas en residencia, además de algunas otras fechas importantes como París o el Electric Ballroom de Londres.
Con ese reprís se plantaban en Madrid, muy agrandados, gigantes, para darnos ya no solo el concierto del sábado sino, ya veremos, posiblemente el mejor de todo el festival.El ‘power trío’ de Toulouse se presentó en escena frente a una pantalla de leds que nos tuvo epilépticos durante todo su show, con la batería de Canek Flores a la misma altura de los hermanos Fossat, quienes se zamparon el escenario en dos minutos y nos tuvieron acongojados durante poco menos de una hora. La que se nos vino encima… Los tres funcionan como uno solo, pura simetría, con Jean y Rémi a los lados auténticamente desatados y un Flores completamente abstraído tras los parches marcando el tempo con los ojos cerrados de un viaje ultrasónico por el ‘kraut’, ‘psych’, ‘alt rock’ y qué se yo qué más.
La banda alterna partes donde siembran el más pavoroso caos con viajes de una psicodelia deliciosa, donde exploran los bordes del ‘kraut’ hasta llevarlo habitualmente, ‘in crescendo’, casi hasta el ‘noise’ más infame, y lo consiguen haciéndote partícipe de cada nota, de cada viraje… La mezcla, enormemente original, bien podría encontrarse en algún punto intermedio entre los HAWKWIND más experimentales y los REFUSED más cabreados, con todas las connotaciones que quedan entre medias, claro está. Es cierto que, al menos en las primeras filas, las dos voces se escuchaban muy poco, aunque poco nos importó. Lo suyo, desde luego, no fue de este planeta…
Supongo que en este primer día de festival habría quien se acercase principalmente por ver a SLIFT o por ver a WITCHCRAFT; ahora bien, después de los franceses, y por mucho que seas un cabeza de cartel experimentado, entiendo que tiene que ser difícil. Incluso para los más acérrimos de la banda sueca, el contraste entre lo que acabábamos de ver y lo que vimos después fue tal que, sumado a otros factores, dio como resultado una noche prácticamente para olvidar por completo a cargo de unos WITCHCRAFT que no tuvieron su día, que no estuvieron a gusto prácticamente en ningún momento de la noche, y que aun así, hicieron gala de un estoicismo y profesionalidad dignos de admiración… más o menos.
Después de la auténtica hecatombe que fue la descarga de SLIFT, el trío sueco salía a escena envuelto en la mayor sobriedad y parsimonia, una parsimonia que, por cierto, les acompañaría durante el resto de su actuación y que terminó por exasperar a muchos. Abrían como decía con “Malstroem” a fuego lento, haciéndose mucho de rogar, alargando hasta el exceso una intro que no terminaba, para después desembocar en un majestuoso tema que sonó muy a medio gas. Ya desde el comienzo, me dio la impresión de que Magnus Pelander no andaba demasiado cómodo, con algunas caras y gestos, contagiando a Jussi Kalla a la batería y Elin Tannerdal al bajo, quienes parecían a su vez un tanto contrariados, y quienes por cierto completaban un formato trío en unos WITCHCRAFT inéditos, casi diría que de circunstancias, que venían de estrenar formación en el Desertfest de Londres. Lógicamente la falta de rodaje se notó, aunque la pareja se mantuvo correcta en un claro segundo plano mientras que Magnus, que era sobre quien debía recaer el peso de la actuación, se mostraba bastante dejado y por momentos, hasta vacilón.
Seguíamos con el magnetismo de “Theory Of Consequence”, de nuevo en un tono frío, tardando mucho en comenzar, y con un vocalista, en chaqueta de chándal, por cierto, que visiblemente continuaba sin encontrar vibraciones, traduciéndose en un tema que sonó nuevamente desnudo, y un público que por momentos se aburría. En “It’s So Easy”comenzaron los problemas con el micro de Pelander, y ya para qué queremos más… No fue hasta “Schyssta Lögner” que se le fue la voz del todo, con su consiguiente mosqueo, frustrando el par de temazos de su disco debut.
Ahí los técnicos seguramente anduvieron lentos, porque se veía que aquello no sonaba bien, lo que provocó aún más enfado en un público de entre el que empezaba ya a escucharse algún que otro insulto incluso, ante la impasibilidad de un Pelander que, a pesar de todo, entre tema y tema seguía perdiendo tiempo como si de un partido de fútbol se tratase. Además, decir que su voz, aun cuando sonaba bien, en las primeras filas sonaba bastante débil. Fue retrasar unos metros la posición, y de repente (casi) todo cambió. Ahora sí, WITCHCRAFT sonaban mucho mejor, con una voz impecable, que todo hay que decirlo, que se erigía en clara protagonista, aunque el ritmo de la actuación seguía haciéndose tedioso para la gran mayoría, que con las constantes conversaciones tapaban las partes más ambientales, algo que yo creo que también influyó mucho en la actitud de Magnus.
A partir de ahí, de “Chacina Rainbows”, más o menos, hay que decir que el concierto se estabilizó y el trío sueco completó una actuación cumplidora, muy fundamentada en su catálogo más clásico, más ‘doom’, lógicamente al están tan mermados en lo que a formación se refiere, principalmente tirando de un “Witchcraft” del que dieron buena cuenta, cerrando curiosamente con dos temas de “Firewood”, dos clásicos como “Wooden Cross” y “Queen Of Bees” cuando ya se habían ido, y personalmente pensaba que no habría bises. Se dejaron por el camino el “Legend Entero”, temas icónicos que la gente incluso pedía como “The Outcast”… pero no era el día; simplemente no era la ocasión…
Setlist WITCHCRAFT:
- Malstroem
- Theory of Consequence
- It’s So Easy
- Schyssta Lögner
- To Transcend Bitterness
- Her Sisters They Were Weak
- Chasing Rainbows
- Helpless
- No Angel or Demon
- The Snake
- Witchcraft
- Wooden Cross (I Can’t Wake the Dead)
- Queen of Bees (bis)
Texto y fotos: Jorge del Amo Mazarío (Jorge_del_amo@rafabasa.com) – Twitter: @Jorge_del_amo
Para ver las fotos a mayor tamaño, pinchar sobre ellas.
El amigo Magnus como la mayoría de grandes genios es más raro que un perro verde , con la pedazo de banda que ha llegado a tener , se ha quedado ya solo con su proyecto , espero que enderece la situación porque es un pedazo de compositor, nos quedamos con el bolo del Hell Fest de hace unos años y con su casi impoluta discografía , porque este último Black Metal es infumable