LAMB OF GOD – Lamb Of God
Discográfica: Nuclear Blast
Como una de las bandas de metal más relevantes de nuestro siglo, la importancia de un nuevo trabajo de LAMB OF GOD no debe ser pasada por alto, y en modo alguno despreciada la contundencia y alcance de su onda expansiva.
Son cinco los años que esta vez hemos tenido que aguardar para disfrutar de nuevo material de la banda norteamericana, alguno menos si descontamos el EP “The Duke” (2016), que en cualquier caso supo más bien a poco, dejándonos un hiato quizás demasiado largo durante el que, por primera vez, se ha roto la formación clásica de la banda, coincidiendo con el 20 aniversario de su fundación precisamente, al menos con su nombre actual. Chris Adler dejaba el grupo en Julio del pasado 2019 sacudiendo los pétreos cimientos de una hermandad que, hasta ahora, lo había aguantado todo a lo largo de más de dos décadas de patear traseros a diestro y siniestro, lo que supuso la pérdida de un órgano vital para la banda, como uno de los mejores baterías de la actualidad al que, siendo realistas, es imposible reemplazar. Aun así, LAMB OF GOD siguió adelante con la incorporación de Arturo Cruz, quien ya había tocado en la banda en solitario de Mark Morton y había hecho varias giras con la banda, y la maquinaria del octavo LP había comenzado a funcionar a pleno rendimiento antes de que nos diéramos ni cuenta. Ahora, con el mundo patas arriba, una banda renovada regresa con aires de venganza y la determinación propia de un gigante herido, recuperado y orgulloso que reclama lo que es suyo. No es casualidad que justo ahora, tras el XX aniversario del grupo y los eventos recientes, su nuevo álbum sea homónimo y, adelanto, tan definitorio. ¿Qué puede haber tan reivindicativo?
“Lamb Of God” puede ser por su contexto el reto más trascendental al que la banda se ha enfrentado en los últimos tiempos, y quizás por eso el resultado es tan incontestable y reconocible. En tiempos de autodeterminación, de reafirmación, la banda de Randy Blythe y compañía ha decidido tirar por la calle de enmedio firmando un trabajo devastador, con un obvio sabor añejo, perfeccionando una fórmula que es suya, que les pertenece, y llevando la intensidad y contundencia del estilo hacia un nuevo ‘standard’. Se puede ver también, en esencia, como un trabajo que aúna prácticamente todo lo que la banda ha sido durante los últimos veinte años, y no es que el grupo anduviera en horas bajas, que “VII: Sturm Und Drang” fue un grandísimo trabajo y lo sigue siendo un lustro después, sino que quizás muchos echábamos de menos un sonido más ‘groove’, más americano y quizás algo menos ‘thrasher’, al que este último estaba más enfocado. Personalmente siempre he visto en LAMB OF GOD un filón de ‘riffs’ aplastantes, de ritmos infecciosos y demenciales, y quizás quitaron el foco de ahí en su última obra en aras de revitalizar un poco su sonido, no sin cierta controversia.
En esta ocasión lo que nos encontramos es a una banda en estado de gracia, en diez temas de una violencia extrema y memorable, donde creo que muchos sabrán apreciar esa voluntad de retrotraerse un poco en su sonido por parte de una banda en estado de gracia, esa intención de volver a evocar sensaciones con las que personalmente no me encontraba quizás desde “Sacrament” o “Wrath”, y que aquí guían al oyente en un viaje de infarto a lo largo de 10 temas como digo demenciales, sin fisuras, para reengancharnos al grupo de forma irremediable y recordar por qué son lo que hoy son. Además, las colaboraciones de Jamey Jasta y Chuck Billy en sendos temas no hacen sino darle color y un atractivo extra al disco, por si acaso fuera necesario.
El inicio no deja lugar a dudas, y nos despierta a grito de ‘wake up’ con “Memento Mori”, un corte de guitarras vibrantes, con un Morton tocado por la varita, y un no parar de cambios de tempo y giros, con un Randy descomunal, y un estribillo condenadamente efectivo. El tema es la biblia del ‘american metal’ en su máxima expresión, sin paliativos. Luego llega “Checkmate”, segundo adelanto del disco, un tema que podría estar más cercano a “Sturm Und Drang” en su orientación, pero que aun así no baja un sólo momento la intensidad, y no lo hará después tampoco, algo que habla claro del altísimo nivel del disco teniendo en cuenta que no es de los más sólidos. “Gears” en cambio sí que lo es, una bomba atómica que lo tiene todo, unas guitarras increíblemente adictivas, buenas y oscuras melodías acompañando a ‘riffs’ devastadores, un estribillo que funciona… seguramente todo lo que le ha dado a LAMB OF GOD el reconocimiento que hoy ostentan, elevado a la enésima potencia… “Reality Bath” sirve, además de para rompernos el cuello, para corroborar que el trabajo de guitarras entre Willie Adler y Mark Morton no se sonroja frente a ninguno de los trabajos anteriores, pero con “New Colossal Hate” y especialmente con “Resurrection Man” creo que llega el momento más álgido del trabajo. Este último puede ser el corte más contundente e infeccioso que los de Richmond han parido en muchos, muchos años, y se disfruta en bucle y a todo trapo de un modo indescriptible.
La segunda parte del disco tiene algo más de variedad, aunque la dinámica sigue siendo la de temas enormemente agresivos, melodías clásicas y brutalismo a raudales. “Poison Dream” es un buen ejemplo de esto, y la voz de Jasta (HATEBREED) en ese ‘beatdown’ memorable solo hace que darle un color más a una paleta ya de por sí colorida. Tremendo momento del disco, y tremendo temazo nuevamente con unas guitarras fuera de lo normal. “Routes”, con la voz invitada de Chuck Billy (TESTAMENT) es uno de los temas de naturaleza más ‘heavy’, más clásicos que le he escuchado a LAMB OF GOD nunca, un tema donde además Blythe reivindica los derechos de los nativos americanos con una colaboración escogida y efectiva. Ya hacia el final, “Bloodshot Eyes” es quizás lo más parecido a “salirse de la linde” que el quinteto se permite, incluso utilizando voces limpias en estrofas un tanto “marcianas”, con un resultado bastante interesante y un estribillo bastante ‘standard’, y ya como broche, “On The Hook” es, otra vez, esa orgía ‘groove’ que te esclaviza y no te suelta para cerrar de la mejor forma posible.
LAMB OF GOD han completado, creo que de forma indiscutible, su trabajo más sólido en un porrón de años, y lo han hecho en un momento clave por muchos motivos diferentes. ¿Lo mejor? Que lo han hecho haciendo que parezca sencillo, que los años no han pasado, y que siguen reinando en su Reino. Porque lo siguen haciendo. No quiero pensar en lo que será verles en nuestro país presentando semejante disco junto a KREATOR y compañía, después de todo lo vivido. Yo no me lo perdería…
Jorge del Amo Mazarío (Jorge_del_amo@rafabasa.com) – Twitter: @Jorge_del_amo
Lista de temas:
- Memento Mori
- Checkmate
- Gears
- Reality Bath
- New Colossal Hate
- Resurrection Man
- Poison Dream
- Routes
- Bloodshot Eyes
- On The Hook
A mi me ha gustado mucho, pero la critica en general esta siendo bastante floja..
Para los que os defendais con el ingles la autobiografia de Randy Dark Memoir es espectacular!
Demasiado lineal y monótono, da la sensación que hace tiempo que se quedaron estancados.
Estoy contigo.