+ FRANK TURNER + RUDE PRIDE + JESSE AHERN
Martes 28 de Enero 2020 – Palacio Vistalegre – Madrid
Sin un motivo ni concreto ni necesario, los DROPKICK MURPHYS comenzaban una nueva gira europea a las puertas de su 25 aniversario, que será el año que viene, y a punto también de lanzar una serie de singles/ EP’s para este 2020, siendo el primero de ellos ya mismo, el 31 de Enero, precisamente. El caso es que, casualidades de la vida, Madrid era la ciudad elegida para comenzar su extensa gira, y su primera fecha caía en un martes que necesariamente nos absorbía hasta el Palacio de Vistalegre y nos partía la rutina semanal por la mismísima mitad. Y lo que se agradece. Fecha única en España, y con nada menos que FRANK TURNER acompañando a la banda de Boston, eran argumentos imposibles de rechazar para acudir a la cita sin mirar el calendario, y aunque es cierto que para quien reside fuera de la capital la fecha lo complicaba todo quizás demasiado, lo cierto es que ya sólo con el cartel y lo señalado de la fecha el lleno estaba casi casi asegurado… No lo hubo, pero se rozó. Aunque eso sí, la gente entró más bien tirando a tarde, y eso repercutió bastante en lo que pudimos ver antes de los MURPHYS.
En nuestro caso, entramos al recinto cuando todavía les quedaba un buen trecho a RUDE PRIDE, banda de ‘oi!’ madrileña con un bagaje extenso como pocas, con 7 años partiéndose la cara en sus mochilas y un 2020 en el que se despiden definitivamente. Y qué forma de hacerlo… nada menos que abriendo una noche de ROUTE TO RESURRECTION como la que teníamos por delante. La pena fue la pobre asistencia que sobre las 19.30 presentaba la pista, a menos de la mitad de su aforo, y con un ambiente muy expectante, algo habitual a lo que quizás uno no se termina de acostumbrar. RUDE PRIDE estuvieron más que solventes. Lo primero que me llamó la atención fue el buen sonido del que disfrutaron (ellos y nosotros). A decir verdad hacía varios años que no pisaba el Palacio, pero mis experiencias allí no han sido especialmente buenas. En el caso del martes, tengo que decir que incluso desde el principio, el combo madrileño sonó como tenía que sonar, con la mitad del escenario para ellos, y se dejaron la piel en agradar y abrir con la determinación que la situación requería. En su show se notaron y mucho las tablas, sobre todo por parte de Miguel, un ‘frontman’ de la vieja guardia que no paró un instante, acabando casi metido en el público con un “Screaming Oi!” que les dejó bien alto.
A riesgo de resultar impopular, he de decir que tenía tantas ganas de disfrutar una vez más de FRANK TURNER como de ver a los MURPHYS por enésima vez. Era quizás el aliciente de la gira, la cuadratura del círculo; por eso cuando, desinformado de mí, ví un solo micro en mitad del escenario y ni un ampli ni monitor me mosqueé lo suyo. Efectivamente, un poco después de lo previsto, salía el compositor nacido en Baréin guitarra acústica en mano, y comenzaba un concierto en estricto formato acústico, que comenzaba muy despacio con “I Ever I Stray”, con la que Frankie fue creciéndose él solo. Naturalmente uno, que esperaba un concierto con banda al completo, junto a The Sleeping Souls, quedó un poco contrariado con el cariz de los acontecimientos, pero hay que decir que estaba anunciado en el cartel general de la gira. Fue, de hecho, la única fecha de todo el ‘tour’ en este formato, salvo en Burdeos al día siguiente, que no hubo FRANK TURNER ni enchufado ni sin enchufar. El caso es que una vez asumido lo que íbamos a ver, el formato más puro y desnudo de sus canciones, y teniendo en cuenta que quizás un concierto acústico, sea de quien sea, no era la mejor opción para abrir un show de DROPKICK MURPHYS, tengo que decir que disfruté considerablemente del show. Sí, faltaba todo, pero en esencia eso es un acústico, la esencia, valga la redundancia, y lo demás lo puso un Turner que es un absoluto genio, un currela del rock n’ roll y un vehemente de lo que hace. El músico británico tiene más actitud en un acústico que la gran mayoría del resto de mortales con 20 guitarras, 40 amplificadores y 10 baterías detrás, y lo demostró en un concierto en el que se dejó la vida en enganchar a un público quizás demasiado frío, que no terminó de encajar el formato. Aparte, es cierto que en nuestro país nunca ha llegado a alcanzar la repercusión que sí ha conseguido en el Reino Unido o en Estados Unidos… Disfruté y mucho de un ‘set’ bastante reducido, y que fue al grano, con varios de sus temas más imprescindibles como puedan ser “Four Simple Words”, “The Road”, Recovery”, “Photosynthesis” o la final “I Still Believe”, donde el vocalista hizo un último intento por arrancar los cánticos de un publico que iba llegando poco a poco. De Turner adoro y adoré el martes cómo defiende sus temas, dejándose la garganta con una ilusión palpable, aún en su show 2444, que los tiene contados. Fue una forma distinta de disfrutar de su música, puede que no en el lugar u ocasión adecuados, pero una grata experiencia al fin y al cabo.
Setlist FRAN TURNER (acústico):
- If Ever I Stray
- 1933
- Four Simple Words
- The Road
- Recovery
- Be More Kind
- Jinny Bingham’s Ghost
- Photosynthesis
- Get Better
- I Still Believe
Los de Massachusets se hicieron de rogar un poco más de lo previsto. Con el telón echado, empezaba a sonar la magistral voz de Sinéad O’Connor, que creo que jamás dejará de erizarme el vello, y tras la lona negra empezaban a recortarse siluetas cuando empezaba a sonar “The Lonesome Boatmen”, que sirve también de intro, con un Palacio casi hasta la bandera, sólo con algunos huecos en las gradas y quizás algo de espacio en pista en la parte trasera. Aquí ya se adivinaban las ganas de fiesta de una mayoría muy ruidosa, nada silenciada, en contraste con las actuaciones previas; y es que un concierto de DROPKICK MURPHYS no se parece absolutamente a nada que uno haya visto antes.
Al final de “The Lonesome Boatman”, con las gargantas ya coreando a base de bien, la lona se desplomaba y por fin veíamos el imponente escenario de la banda estadounidense, el mismo que vienen llevando desde hace algunos años en festivales grandes, tal cual. Mola mucho, pero aun así, no estaría de más que le dieran una vuelta. El comienzo fue tan movido como cantado, con un “The Boys Are Back” que ya es inamovible desde que hace ya siete años se editase, y cómo funciona… Juego de luces sencillamente espectacular, que además fue mejorando con el paso del concierto, y un escenario más que amplio, con un telón gigantesco, frente al que se situaban dos plataformas a ambos lados de la batería de Matt Kelly, que dan muchísimo juego y sobre las que se iban situando unos y otros, en el no parar que es ese escenario durante el show. “Rebels With A Cause”, que tiene ya casi 3 añitos, tiene pinta de quedarse en sus repertorios durante mucho tiempo, a juzgar por lo bien que cuajó entre un público voraz de ‘hardcore’ y “esas gaitas”. Como los grandes, todo lo que oasa en el concurrido escenario de los Murphys se rige por unos automatismos que son fruto de años y años de dar directazos. Esa compenetración sinérgica entre Al Barr y Ken Casey, que no cogió el bajo ni por casualidad, es marca de la casa y uno de los grandes alicientes de su directo. Ambos estuvieron a un nivel escandaloso en lo vocal, especialmente Ken, a quien se le notó muchísimo que era la primera fecha de la gira. Espectaculares ambos, como siempre.
Me llamó también la atención, que le dieran tanta caña a “11 Songs…”, el que todavía es su último trabajo, y se dejaran en el tintero otros temas para mí míticos que no deberían faltar, como “For Boston”, “Kiss Me I’m Shitfaced” o “(F) Lannigan’s Ball”, por citar sólo algunos. Fue en general un concierto con más material nuevo que viejo, aunque hay que reconocer que la gente lo disfrutó exactamente igual, porque la fiesta abajo no se detenía. Me dio la sensación también, de que la banda hizo menos parones que otras veces, con menos ‘speech’, lo que se tradujo en un concierto frenético, que nos dejó poco descanso, y que consistió en himno tras himno hasta que la hora y media se nos cayó al suelo y se nos rompió.
El sonido que sacaron por los amplis fue, por su parte digno de mención. Desde la grada era potentísimo, pero definido hasta el extremo, escuchándose absolutamente todo a las mil maravillas, incluyendo gaita, acordeón, ‘whistle’, mandolina, guitarra acústica… Una verdadera pasada lo perfecto que salió todo en ese sentido.
A partir de ahí, DROPKICK MURPHYS dieron una soberana cátedra en directo, y se lo zamparon todo. No bajaron ni un solo instante el listón, tocaran lo que tocaran. Al principio me llamó mucho la atención que se acordaran del “The Gang’s All There” con “The Fighting 69th”, por ejemplo, y en esa primera parte temas como “The Prisoner’s Song” o el “You’ll Never Walk Alone” fueron oro puro. Esta última le va como puñetero anillo al dedo, por cierto. Hubo mucha versión, como era de esperar, por cierto.
“I Fought The Law” es otro ‘cover’ que nunca puede dejar de estar en sus repertorios, y “God Willing” es un tema que muchos esperábamos con ansia y no las teníamos todas consigo. Desató toda la furia de la gaita de Scruffy y Ken interpretó como un auténtico salvaje. Una pasada. Cómo no, “Citizen C.I.A.” fue ese momento de máximo ajetreo en el ‘mosh’, que no paró de funcionar por cierto en la hora y media que estuvieron encima del escenario, que fue seguida de un tema nuevo, que no sabemos si vendrá en el segundo de los singles que la banda tiene planeado lanzar este año. Me gustó también que presentaran, por primera vez en directo, los dos temas que componen el single digital con edición en vinilo de 12’’, “Smash Shit Up”, que sale ya mismo, el primero, y funcionó especialmente bien el primero, un tema sencillo, combativo y que gustó mucho. La versión posterior de Gerry Cinnamon me gustó algo menos, aunque ya se sabe cómo les gusta a los MURPHYS estas cosas…
A partir de “The State Of Massachussets”, comenzaba la traca final y la fiesta subió varios niveles de golpe. Todo ocurrió muy deprisa, quizás demasiado, pero de repente vinieron “Out Of Our Heads”, y “Going Out In Style”, que fueron la locura y dejaron paso a los bises, que no hubo que esperar demasiado porque el tiempo apremiaba. Empezaron con “Rose Tattoo”, que, allá va otra opinión impopular, me parece de las canciones más sosas que han compuesto en toda su carrera. Pero es fácil, y cantable de narices, luego fue uno de los temas más coreados de toda la noche (aquí me acordé yo especialmente de “Kiss Me…”). Después, el acordeón dictaba la locura de “I’m Shipping Up To Boston”, donde lógicamente el bolo alcanzaba su clímax, y la fiesta con “Til’ The Next Time” se completaba con el escenario lleno de mujeres al principio, y de hombres ya también después, en modo locura con un ‘stage’ lleno para despedir su actuación. No hubo más bises, pero tampoco recuerdo un concierto de los MURPHYS que diera para tanto de sí.
Fue creo que el inicio de gira soñado para ellos, y un inicio de semana un tanto raro y maravilloso para el resto que allí nos presentamos, sin importarnos nada más. Insuperables.
Setlist DROPKICK MURPHYS:
- The Foggy Dew (Sinéad O’Connor) (Intro)
- The Lonesome Boatman
- The Boys Are Back
- Rebels with a Cause
- The Fighting 69th
- Blood
- Prisoner’s Song
- Sunday Hardcore Matinee
- You’ll Never Walk Alone (Rodgers & Hammerstein)
- First Class Loser
- Barroom Hero
- I Fought the Law (The Crickets)
- Your Spirit’s Alive
- God Willing
- Amazing Grace
- Citizen C.I.A.
- Nuevo Tema
- Johnny, I Hardly Knew Ya
- Paying My Way
- Smash Shit Up
- The Bonny (Gerry Cinnamon)
- The State of Massachusetts
- Out of Our Heads
- Going Out in Style:
- Rose Tattoo (bis)
- I’m Shipping Up to Boston (bis)
- Until the Next Time (bis)
Texto: Jorge del Amo Mazarío (Jorge_del_amo@rafabasa.com) – Twitter: @Jorge_del_amo
Fotos: Óscar Gil Escobar
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