+ BLACK STONE CHERRY
Sábado 7 de septiembre de 2019 – Palacio de Vistalegre – Madrid
Nueve años después de su anterior visita al mismo recinto, doblando el número de asistentes con respecto a aquella, ALICE COOPER se presentaba para poner de manifiesto aquello de que “más sabe el Diablo por viejo que por Diablo”. A sus setenta y un años, el de Detroit continúa pletórico, dando uno de los mejores espectáculos en el mundo del rock&roll y rodeado de una banda que es una delicia contemplar
Soy un gran amante de la música y las voces en directo, por lo que, en un mundo donde cada vez son más habituales los samples, pregrabados y ayudas varias, escuchar una banda de músicos realizar esos coros, armonías y dobles voces en puro directo, me resulta maravilloso. Además, el colegueo, los gestos de complicidad, la buena onda imperante entre todos los que estaban sobre el escenario, contagian a un público cómplice que, como en el caso de la noche del sábado, se lo pasa estupendamente bien. ¡Qué gusto da contemplar a los músicos disfrutando de su trabajo y no estar únicamente cumpliendo!
Antes de eso tuvimos la oportunidad de disfrutar de unos teloneros de lujo, BLACK STONE CHERRY. Quienes no terminaron de generar un entusiasmo colectivo hacia sus temas, si bien es cierto que había muchos fans deseosos de poder escuchar los temas de los de Kentucky.
Los estadounidenses presentaron un repertorio heterogéneo, repartiendo las piezas de manera que repasaron buena parte de su discografía sobre el colorido escenario repleto de fulares cubriendo los amplificadores.
Chris Robertson y los suyos tomaron posiciones, haciendo suyo un escenario que no pararían de recorrer de un lado a otro.
Su rock de vieja escuela caló con temas pegadizos como la inicial y pegadiza “Burnin’” o “Me and Mary Jane”, combinándolos con otros más pausados y melódicos como “In My Blood” o la blusera “Hollywood in Kentucky”.
Poco a poco el ambiente se iba caldeando, yendo en su actuación de menos a más a la par que el recinto se iba llenando mientras los más rezagados ocupaban sus posiciones de pista o grada.
Temas como “Blame It on the Boom Boom” consiguieron hacer corear a un respetable cada vez más entregado, poniendo la rúbrica con “Lonely Train” y “Family Tree”.
Y llegó el momento de presenciar el nuevo show de ALICE COOPER. Para esta gira, el artista ha apostado por un escenario en forma de castillo, con dos escalinatas y una pasarela alta sobre la que poder hacer sus representaciones en algunos momentos.
En Madrid, por las normas de seguridad del recinto, nos quedamos sin disfrutar de la pirotecnia que sí ha habido en otras ciudades. En todo caso, no se puede poner ninguna pega al espectáculo, siendo este hecho relevado a la categoría de anécdota.
Me gustó mucho el sonido, si bien es cierto que me desplacé a varias partes del recinto y comprobé que variaba bastante según donde se estuviera. Sobre todo el sonido de la batería, en algunas zonas, la caja sonaba demasiado hueca.
En cuanto a la banda, como decía más arriba, estuvieron todos perfectos. Los tres guitarristas repartieron sus labores, riffs y solos en función de su estilo, sonido y tesituras preferidas. Tommy Henriksen y Ryan Roxie llevaban el peso solista en los temas más rockeros de los años setenta. Por su lado, Nita Strauss era la Kane Roberts del grupo, asimilando buena parte del sonido que el forzudo guitarrista implantara en la música de ALICE COOPER en los años ochenta durante los álbumes “Constrictor” y “Raise your Fist and Yell”. Su técnica y estilo son bastante parecidos entre sí y ese tipo de temas le vienen como anillo al dedo. Chuck Garric, Mr. Beasto Blanco, no paró quieto un segundo, animando al personal, cantando, haciendo coros e interactuando con sus compañeros. Por su lado, Glen Sobel demostró por qué es uno de los mejores baterías de rock que hay en la actualidad.
Por su parte, Vincent Damon Furnier, más conocido como ALICE COOPER, volvió a ser el perfecto maestro de ceremonias. Cantó genial. De hecho, su voz apenas se resintió como las otras veces en las que pude verle. Siempre arropado vocalmente por su banda, pendiente de todo, escenificando cada letra, cada dramatismo, trabajándose el concierto como si de alguien que no conoce la fama se tratara.
Tras una larga introducción, caía el telón a golpe de “Feed my Frankenstein” mientras una voz en off nos daba la bienvenida al castillo de las pesadillas de ALICE COOPER. No tardaría en aparecer, eso sí brevemente, el enorme monstruo Franken Alice para darnos la bienvenida. El vocalista realizaría su primera incursión a la pasarela del castillo justo cuando terminaba la canción, encarando a continuación el clásico “No More Mr. Nice Guy” que todos coreamos.
Con “Bed of Nails” me quedé impresionado con el gran trabajo de coros en puente y estribillo. La interpretación era de un nivel sobresaliente.
“Raped and Freezin” supuso un bajonazo para aquellos que no están muy duchos en la carrera de ALICE COOPER más allá de los clásicos que todo el mundo conoce. Sin embargo, los que conocemos su discografía a fondo, disfrutamos con ese rock&roll de letra vacilona que termina con ritmo ultra bailable.
Para “Fallen in Love” ALICE y Tommy se marcaron un duelo entre guitarra y armónica de lo más interesante, justo antes de arrancar con el tema. Las maracas harían acto de presencia para encarar “Muscle of Love”, volviendo a otro de las canciones que nunca pueden faltar, un “I’m Eighteen” tremendo que el frontman interpretó apoyado en su muleta, como viene siendo habitual a lo largo de los años.
En “Billion Dollar Babies” volvimos a ver la interpretación del tema con el cantante florete en mano mientras el personal de producción sacaba una catapulta presidida por la cabeza de un demonio que disparó billetes con la cara de ALICE impresa.
Y llegaría el momento más esperado por muchos. El acople en Re en la guitarra de Nita Strauss anunciaba la canción más conocida de ALICE COOPER, su himno por excelencia. Un “Poison” que todos cantamos con pasión mientras Vistalegre se inundaba de móviles grabando para el recuerdo el icónico tema.
La rubia guitarrista aprovecharía para quedarse sola en el escenario, dando rienda suelta a su técnica en un solo que empalmó con la gran sorpresa de la gira, un “Roses on White Lace” enorme, rescatado después de estar muchos años sin tocarla en directo, donde ALICE y su mujer Sheryl ataviada en un traje de novia blanco ensangrentado protagonizaron mi parte favorita de la velada.
“My Stars” daría paso a un medley musical que daría descanso al vocalista mientras la banda interpretaba fragmentos de “Devil’s Food” y “Black Widow” volviendo a escena para encarar las escenas más macabras con “Steven”, embutido en la camisa de fuerza mientras unos bebés gigantes y cabezones le llevaban sujeto.
En “Dead Babies”, volvería Sheryl, ahora como enfermera, empujando un carrito de bebé que ALICE cogería en brazos para cantarle la canción como si fuera una nana. Indicar que, según me contó la tour manager, ese bebé había sido un regalo de un fan que se había hecho buena parte de la gira estadounidense y al artista le gustó tanto que lo acopló al show.
Volvían los bebés gigantes para llevar al artista hasta la guillotina con el manido -y siempre efectivo, así como esperado- número de cortarle la cabeza mientras la banda interpreta el estribillo de “I Love the Dead”, con Sheryl paseando la parte amputada cual trofeo y con un bebé gigantesco andando por el escenario, para el delirio general.
“Escape” supondría la vuelta al escenario del artista, ahora vestido con un chaqué rojo y chistera. Me encantó ver a su esposa Sheryl entre bambalinas, fuera del escenario y de la vista de la gran mayoría a excepción de los pocos que nos encontrábamos ubicados en el lateral derecho, sentada preparando el candelabro que luciría en su siguiente salida, retocándose el maquillaje y cogiendo un micrófono para hacer coros. Dice mucho esto de lo en serio que se toma esta gente el espectáculo y lo trabajadores y perfeccionistas que son.
“Teenage Frankenstein” fue una maravilla, con todos coreando el estribillo mientras Franken Alice volvía a hacer acto de presencia.
“Under My Wheels” siempre efectiva, vacilona y divertida. Y como fiesta final, el escenario se llenó de pompas de jabón, balones enormes -que el vocalista jugaría a explotar con su katana- y confeti para presentar el siempre bien recibido “School’s Out” tras el que salimos felices, con la sensación de haber visto, una vez más, uno de los mejores conciertos del año en la capital.
Sólo esperamos que para la próxima vez, no tarde nueve años en volver por aquí. Según nos dijo el propio ALICE COOPER una vez terminado el show, Madrid es la ciudad europea favorita de su esposa. Con lo que no tiene excusa posible.
Texto: J. José Jiménez – J_Jose_Jimenez@RafaBasa.com – Twitter.com
Fotos: Óscar Gil Escobar
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Que grande eres Alice
Vaya conciertazo de Alice Cooper, al fin he podido verlo después de muchos años de espera y ha merecido la pena. El show espectacular, el escenario y la puesta en escena fabulosos, parecía el castillo de Frankenstein, digno de película de terror. Los músicos unos virtuosos, sobre todo Nita Straus, una máquina tocando la eléctrica, y Alice un showman que no deja de sorprender a sus 71 tacos, dándolo todo. Fue una pasada que tocaran Teenage Frankenstein, pues es una de mis canciones favoritas, y Bed of nails salió de lujo. La pena fue que no tocaron Go to hell ni the ballad of dwight fry, las eché en falta, y tocaron canciones que no me sonaban nada. Pero no importa pues fue un concierto espectacular tanto musical como visualmente , y queda claro que Alice Cooper es una leyenda única e incomparable. Un saludo
La verdad es que el concierto estuvo muy bien. Alice no dio ni las buenas noches, totalmente metido en su papel de maestro de ceremonias de un teatro de pesadillas. Sigo pensando que se echaron en falta algunos clásicos (especialmente Welcome to my Nightmare, que hubiese sonado muy acorde con la atmósfera del show). También es verdad que se me hizo un poco corto, pero hay que tener en cuanta los costes de producción de un espectáculo así, y la edad de Alice.
Por poner un pero, sigo pensando que Vistalegre suena fatal. Pero eso no es culpa de la banda.
Más show que música.
Se nota que, evidentemente ni estuviste allí, ni tienes ni puta idea de lo que estás diciendo. La bandaza que lleva es de quitarse el sombrero
Porque he ido a más de un espectáculo(nunca mejor dicho) de Alicia y sé de lo que hablo. Piensas en Alice y te viene antes el maquillaje y el atrezzo que su música.
Y si piensan en su música hablan más de los 80´s que de sus orígenes, el material clásico, vamos, que es postureo puro y duro. Y sí, lleva una banda de categoría, sobre todo el batería, que tiene el carisma de una uña.
Y dato importantísimo, los que fueron sin saberse todo el repertorio son unos posers que han ido para sacarse la foto y subirla a Facebook.
Alice Cooper nunca fue un músico muy popular en España. Aquí se le empezó a conocer algo más por sus discos de los ochenta: Raise your fist and yell, Constrictor, Hey Stoopid y Thrash, pero su carrera empezó nada menos que a finales de los sesenta, con lo cual supongo que tocaría temas que la peña no conocía por haberse enganchado tarde al carro. Es como si la gente acudiera a ver a Black Sabbath habiendo oído solo lo de la época de Toni Martin. En todo caso no envidio a los que fueron, porque ahora resulta que me ha salido un rollo bueno en mi pueblo y me estoy hinchando a follar. A ver si para el año que viene estoy a dos velas y voy a un concierto de esos.
Hasta ahora no habían abierto un lugar de lucecitas? Es broma.
El sonido no me parecio tan malo comparado a otros dias.
Estaba en grada, parte de abajo, frente al escenario.
El setlist, impecable. Concierto corto y al resultar tan buenisimo se hizo mas corto todavia. La edad no perdona a nadie, bastante hace el colega con lo que ha llevado a cuestas.
La bandaza que lleva para quitarse el sombrero, en especial su bateria que me dejo alucinado.
No querria dejar pasar el buen concierto que dieron los Cherry, le pusieron muchas ganas y estuvieron muy entretenidos, aunque sufrieron un sonido malo. Gran banda.
Este va a ser uno de los conciertos del año y eso que este año no va mal.
En grada baja suena bien el Problema es de la mitad para arriba que reverbera en el techo.
El problema lo tengo yo de la mitad para abajo.
Empiezo a pensar que Imbatible es la cuenta secreta de Joey DeMaio, el auténtico guardián del Metal. Que su opinión nos guíe para saber qué grupos son buenos y cuáles son malos. Ah, no, si según él todos son malos… Entonces debe ser todo lo contrario, que en realidad es que odia el rock y el metal y simplemente es el rey de los trolls.