+ BURNING WITCHES
Domingo 3 de Febrero de 2019 – Sala Razzmatazz 2 – Barcelona
A lo largo de las últimas cuatro décadas los incombustibles GRAVE DIGGER las han visto de todos los colores. Bastiones del heavy/power en su Alemania natal y liderados por el carismático Chris Boltendahl, la formación de Gladbeck se ha acabado convirtiendo en un pilar indiscutible dentro de la escena metálica europea. Inalterable al paso del tiempo Chris sigue conservando intacta su estampa clásica de metalhead: melena al viento, pantalones ajustados, y su inseparable chaleco repleto de parches de otras bandas, erigiéndose como el anfitrión perfecto para conectar con sus seguidores y lograr que estos se acaben convirtiendo en parte activa del ceremonial metalero que el cuarteto nos brindó. El motivo de su visita era presentar su nueva referencia de estudio “The Living Dead”, la cita estaba programada para la tarde noche del domingo en la sala mediana del Razzmatazz, y como aperitivo antes del desembarco de los germanos contaríamos con la presencia de una joven banda que se ha convertido en toda una revelación: BURNING WITCHES, quienes retornaban a nuestro país para presentar en sociedad las composiciones de su segundo largo “Hexenhammer”.
Como comentaba anteriormente la popularidad del quinteto de Brugg no ha hecho más que crecer como la espuma desde que publicaron en mayo de 2017 su prometedor debut homónimo. Avaladas por las excelentes críticas cosechadas con su flamante “Hexenhammer”, y respaldadas por las buenas opiniones de quienes ya habían tenido ocasión de ver su directo, Seraina Telli y sus chicas salieron dispuestas a dejarse la piel sobre las tablas, dándonos argumentos para que agitáramos frenéticamente la cabeza desde que empezaron a atacar los corrosivos riffs de la inicial “Executed”. Me gustó mucho su cuidada y trabajada puesta en escena, con la tripleta de cuerda ofreciéndonos un catálogo de poses clásicas mientras Seraina se convertía en la perfecta maestra de ceremonias, invitándonos a ser partícipes de temas como “Metal Demons”.
Un detalle que me llamó la atención fue que el repertorio del quinteto suizo estuvo centrado en las composiciones de su ópera prima homónima, de modo que no faltaron durante su presentación los portentosos agudos que marcaron temas como el épico “ We Eat Your Children”. La evolución que ha seguido la propuesta de la banda desde que pusieran en circulación su debut quedaría plasmada en las estructuras más complejas y los desarrollos instrumentales más trabajados del propio “Hexenhammer”.
Precisamente uno de los grandes activos de la banda en directo fue la excelente labor como frontwoman de una Seraina que no dejó de animar e interactuar con el público durante toda la velada, con lo que temas como “Bloody Rose” contaron en los coros con el apoyo de los integrantes de las primeras filas. El cambio de registro hacia parámetros más sosegados llegó de manos de “Save Me”, que nos dejaba la estampa de la gente moviendo los brazos de izquierda a derecha.
No tardaron mucho en volver a tomar el pulso a la velada ofreciéndonos la polvorienta cabalgada que encierra el demoledor “Black Widow”, con la vocalista ofreciéndonos unos registros más oscuros. Esa estrecha relación que la banda había ido forjando a lo largo de su presentación con el público quedó plasmada en la constante interacción que marcó “Open your Mind”. A estas alturas los ánimos estaban ya muy caldeados, así que era un excelente momento para que las chicas se sacaran de la manga una jugada ganadora. Para ello la guitarrista Romana Kalkuhl nos espetó el riff del imperecedero “Holy Diver”, que sirvió como homenaje al maestro Dio, para dejar que la rúbrica definitiva corriera por cuenta de la composición que presta nombre a la banda “Burning Witches”, tras la que se marcharon recabando una rotunda ovación y dejando en el aire la promesa de un próximo regreso.
Hay bandas por las que parece que no pasa el tiempo. Uno puede tener una idea aproximada de cómo va a sonar su nuevo trabajo sin haberlo escuchado, y tener la plena certeza de que no le van a defraudar en directo. Eso sí, no esperes grandes explosiones, excelsos alardes técnicos, músicos corriendo alocadamente por el escenario, ni ningún tipo de alarde gratuito, ya que GRAVE DIGGER son y serán una maquinaría infalible de facturar rotundo heavy metal de estirpe clásica, de ese que resulta ideal para corear sus pegadizos estribillos con el puño en alto.
Debo admitir que me sorprendió que una banda con la trayectoria y el arraigo en nuestro país del que disfrutan los alemanes no lograra congregar a más seguidores, ya que Chris Boltendahl y sus muchachos consiguieron completar algo más de la mitad del aforo de la sala mediana del Razzmatazz. Además, según comunicaron días antes a través de las redes sociales, esta gira significaría la última oportunidad de verles en acción en nuestro país. Con lo que todo hacia presagiar que está última fecha de su “Tour Of Living Dead 2019” acabaría convirtiéndose en una ocasión especial. La primera sorpresa fue ver el vistoso montaje escénico que nos tenían preparado, que hacía que el escenario pareciera un cementerio, con la presencia de varias figuras espectrales emergiendo de sus tumbas.
La principal novedad en el seno de la formación teutona venía dada por la ausencia del baterista Stefan Arnold, -quien llevaba con ellos desde mediados de la década de los noventa-, que ha sido reemplazado para la grabación del disco y la posterior gira por el que hasta ahora había sido su teclista y encargado de llevar al directo la mascota de la banda, The Reaper: Marcus Kniep. Debido a estos cambios el propio Chris comentó en algunas entrevistas que la banda estaba preparada para retornar a su esencia clásica, recuperando la alineación de cuarteto. Otro aspecto a destacar fue el protagonismo que ha adquirido el guitarrista Axel “Ironfinger” Ritt, quien se ha convertido en el socio perfecto para el carismático frontman, y no solo en los directos, sino también a la hora de componer nuevos temas.
Recibiendo la cálida acogida del respetable mientras a través del P.A. sonaba una oscura e inquietante introducción aparecía en escena una lúgubre figura encapuchada: The Reaper, para animar al personal a que acompañara con palmas la entrada de los miembros de la banda para dar por inaugurada la velada con un trallazo directo e incontestable como es el novedoso “Fear Of The Living Dead”, con el que dejaban claro que sus nuevas composiciones siguen conservando la esencia clásica de su sonido. Como siempre Chris tiró de carisma. El incombustible frontman no es el típico vocalista que corre y salta incansablemente por el escenario, pero su sola presencia es suficiente reclamo para aglutinar la complicidad de unos seguidores que no titubearon a la hora de entonar los pegadizos estribillos de “Tattooed Rider”.
Pese a que durante los primeros compases del show a la guitarra de Ritt le faltó algo de potencia, fue a partir de “The Clans Will Rise Again”, cuando el técnico pareció encontrar el equilibrio perfecto, lo que acabó propiciando que la primera muestra de épica metalera de la noche acabará convirtiéndose en uno de los momentos destacados de este primer tramo de la noche. Para muchos, incluido un servidor, la formación germana vivió una segunda juventud en la segunda mitad de los noventa con aquella exitosa sucesión de discos conceptuales de temática medieval. Así que cuando el respetable reconoció “Lionheart”, la locura se apoderó de las primeras filas, con la gente completamente entregada siguiendo las indicaciones de un Chris que recorrió orgulloso el escenario pasando revista a sus incondicionales.
Tras haber hecho que la sala se viniera literalmente abajo, y aprovechando el subidón que había provocado esta primera incursión en su aclamado “Knights Of The Cross”, era un buen momento para volver a centrar el foco sobre las composiciones de su última entrega recurriendo para ello a “Blade Of The Immortal”, con la que nos hacían cambiar de registro para dejar que el potente y reptante riff de Ritt fuera el que se encargara de llevar las riendas del tema. La esencia más clásica del primigenio heavy metal se dejaría notar con fuerza a lo largo del trepidante “Lawbreaker”, que servía para que tanto banda como público volvieran a recuperar esa salvaje intensidad que había marcado los primeros compases de la velada.
Una nueva mirada sobre la mencionada trilogía medieval, que conformaron “Tunes Of War”, “Knights Of The Cross” y “Excalibur”, sirvió como excusa para proponernos una doble ración extraída de aquella primera entrega de 1996. De modo que la primera en sonar fue la inquietante “The Bruce (The Lion King)”, que arrancaba con The Reaper apoderándose del escenario para blandir una bandera antes de que la banda ocupara posiciones para desatar la locura del respetable. Acto seguido, y sin concedernos un segundo de tregua, llegaba el momento de dejarnos arrastrar por los hímnicos cánticos de “The Dark Of The Sun”, que se saldaba con Chris encaramando sobre la tarima de batería para firmar un final épico.
La vuelta sobre las composiciones que la banda ha escrito en los últimos años estuvo reservada “Call For War”, rescatada de su anterior “Healed By Metal”, que nos dejaba la imagen de las primeras filas saltando mientras acompañaba con palmas el desarrollo del tema, poniendo de manifiesto la perfecta sintonía entre banda y público. En uno de los pocos speech que se permitió Chris nos recordó que GRAVE DIGGER llevan la friolera de cuatro década batallando por los escenarios para defender el metal. Así que tras recibir el cálido reconocimiento de sus incondicionales era un buen momento para abalanzarse sin miramientos sobre “The Curse Of Jacques”, que provocaba que las primeras filas levantaran los puños al aire mientras entonaban su inconfundible melodía central.
La velocidad, la rabia, y la habitual pegada que encierran las composiciones más potentes y aguerridas del combo germano nos acabarían abocando sobre la demoledora “War Dog”, que era la elegida para volver a incidir sobre el material de “Return To The Reaper”. Pero no se cerró aquí el capítulo dedicado a su obra de 2014, ya que la siguiente en sonar fue “Season Of The Witch”, que nos dejaba a Chris, Jens y Ritt, encaramados sobre las pequeñas tarimas que había repartidas a lo largo del escenario para acabar recabando una rotunda ovación.
A estas alturas de la batalla resultaba obvio que GRAVE DIGGER estaban venciendo y convenciendo a sus seguidores. Pero por si alguien albergaba alguna duda sobre el incontestable triunfo del cuarteto la artillería pesada aún estaba por llegar. No tardó en llegar el momento de la fiesta, la diversión, y el despiporre; con The Reaper volviendo a irrumpir en escena para encargarse de tocar la gaita durante el arranque de una celebradísima “Highland Farewell”, que nos ponía a todos a bailar. ”Circle Of Witches” fue la que se encargó de adentrarnos en el sprint final del show, convirtiéndose en el primer guiño a su fantástico “Heart Of Darkness”. Entre los cánticos del personal llegaba el momento de volver a retomar su faceta más épica, y para ello que mejor que otro himno imprescindible dentro de su extensa discografía como es “Excalibur”. Mientras que para poner el punto y seguido a la velada optaron por volver a demandar nuestra participación para que nos sumáramos a los coros del rotundo “Rebellion (The Clans Are Marching)”.
No tardaron mucho Chris y sus muchachos en retornar sobre el escenario para rematar la descarga por todo lo alto. A lo largo de toda la velada los incondicionales de los germanos habían demostrado que tenían muchas ganas de cantar, de convertirse en protagonistas del show. De modo que una vez más Chris volvió a dirigir su micrófono sobre sus seguidores para estos se encargaran de entonar los estribillos de “Healed By Metal”. El momento más delirante de la noche llegaría justo a continuación con un disparatado “Zombie Dance”, con The Reaper y el propio Chris marcándose la coreografía siguiendo la letra del tema, provocando más de una carcajada entre los presentes. Como no podía ser de otra forma, el último as en la manga que se reservaron los teutones fue su primer gran hit, el mítico “Heavy Metal Breakdown”, tras el que se despidieron dejando tras de si a una audiencia satisfecha.
No sé si la del pasado domingo fue la última ocasión que tendremos de ver en directo a GRAVE DIGGER por estos lares. Pero aunque no creo que fuera su mejor descarga en tierras catalanas, lo cierto es que el incombustible Chris Boltendahl y sus muchachos volvieron a demostrar que son una banda solvente, con tablas, y que siempre da la talla en directo. En definitiva que GRAVE DIGGER llevan cuatro décadas en activo y saben lo que sus fans esperan de ellos: una buena descarga de puro y genuino heavy metal.
Texto: Alfonso Díaz
Fotos: Carlos Oliver (www.facebook.com/Carlos.Oliver.Music.Photography)
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