TO THE BONE TOUR 2019
Miércoles 16 de Enero de 2019 – La Riviera – Madrid
Apenas once meses después de su última venida a la capital, el simpar STEVEN WILSON volvía en lo que era la segunda vuelta a su tour de presentación de “To the Bone”, su último disco de estudio. Para ello, elegiría un recinto más pequeño e íntimo -de hecho el propio artista nos reconocería a mitad de concierto que prefería tocar en salas como La Riviera para tener a su público más cerca- que en la anterior visita al Palacio de los Deportes de la CAM.
Asistir a un concierto de STEVEN es presenciar la perfección en su máximo exponente. Con un sonido impoluto, unos juegos de luces increíbles y una puesta en escena maravillosa, con cada elemento medido al milímetro, desde cada uno de los vídeos que mostraba la pantalla al fondo del escenario como la interacción de una banda maravillosa, interpretando cada uno de los temas con una precisión milimétrica.
Me encantaron los efectos de sonido que salían de varios altavoces repartidos en las columnas que rodean la sala, en los que eventualmente podíamos escuchar algo parecido al famoso sonido cuadrofónico que PINK FLOYD desarrollaran en su día.
A la hora estipulada se apagaban las luces mientras una voz en off nos invitaba a tomar asiento (hecho imposible en La Riviera a no ser que nos sentáramos en el suelo) y poner atención al vídeo introductorio mientras los músicos iban haciendo acto de aparición. En él, aparecían varias palabras asociadas a imágenes, las cuales luego se iban permutando dotándolas de un mayor significado y connotación.
Poco tardaron en aparecer los miembros pertenecientes a la banda en directo de WILSON, con él a la cabeza (por cierto, con un considerable corte de melena) para encarar uno de sus temas más característicos de los últimos años, el maravilloso “Nowhere Now” en el que nos deleitamos viéndole con el slide justo antes de esa genial parte instrumental que precede al último de sus estribillos. Le siguió la preciosa “Pariah”, con Ninet Tayeb cantando desde la pantalla al igual que en el videoclip, realizando un precioso dueto virtual.
“Home Invasion” fue el primer gran alarde instrumental de la noche, con Wilson pasando de las cuatro cuerdas a la acústica y todos sus músicos dando el máximo. En particular, me quedo con la gran labor de Nick Beggs, tocando no sólo el bajo, sino el chapman stick y realizando unos coros alucinantes.
Rescató varios temas de PORCUPINE TREE, siendo “The Creator has a Mastertape” el primero de ellos, seguida de la extensa “Refuge”. Me encantó “The Same Asylum as Before”, ¡qué grandísimo tema y cómo sonó! Para presentarla, realizón un discurso en el que WILSON reivindicaba el uso de la guitarra eléctrica en la música mainstream y prometió hacer el solo sin mirar al mástil de la guitarra, que así quedaba más sexy. Su videoclip, con un cabezudo deambulando a través de un parque en otoño fue proyectado mientras la interpretaban. Tras ella, la extensa “Ancestral”, con esas complejas piezas de electrónica y orquestaciones, puso el punto y seguido tras el receso de veinte minutos que se tomaron.
Volverían por todo lo alto con la primera y única de las referencias al disco “Insurgentes”, deleitándonos con el desarrollo instrumental de “No Twilight Within the Courts of the Sun”, en la que la banda comenzó haciendo una pequeña jam a la que se fueron uniendo los miembros uno a uno. Tras ella, llegaría el momento de chascar nuestros dedos al compás de “Index” y ese inquietante videoclip con maniquíes.
Anunciando que, debido al carácter oscuro de su música, tenía la convicción de que mucha gente iba a sus conciertos a deprimirse -todo ello dentro del marco del fino humor británico, faltaría más- caería la que, según él, era una de las pocas excepciones en la que su música se tornaba en algo colorido, brillante, reivindicando la figura de bandas como ABBA en la música y estando seguro de que a muchos metaleros les encantaba ese tipo de música. “Permaniting” fue ultra celebrada, tras la que llegarían la intimista “Song of I” con una bailarina realizando coreografías gimnásticas en la pantalla y la preciosa y melancólica “Lazarus” de PORCUPINE TREE. “Detonation” pondría el desarrollo instrumental una vez más en alza, con toda la banda demostrando su enorme potencial, jugando con atmósferas, control de intensidad y poniendo la barrera técnica en un listón bastante alto.
Continuaron con “Song of Unborn”, con STEVEN sentado en una silla, guitarra acústica en mano y una inquietante “Vermillioncore” en el que los músicos interpretaron sus partes cubriendo sus rostros con capuchas. Una nueva referencia a PORCUPINE TREE, “Sleep Together”, terminó por todo lo alto justo antes de retomar para los bises.
Una versión acústica e intimista del tema que diera nombre a su proyecto BLACKFIELD sería la escogida para retomar la actividad, a la que seguiría el cover “Sign of the Times” del Genio de Philadelphia, PRINCE.
Con “The Sound of Muzak” se iba anunciando un final que, no por esperado y conocido, dejaba de ser emocionante. Me refiero, como no podría ser de otra manera, a esa preciosidad hecha canción, “The Raven that Refused to Sing”, la cual gana en melancolía y majestuosidad -si cabe- cuando su videoclip es proyectado como comparsa a esos versos magistrales.
En definitiva, otro concierto de STEVEN WILSON del que salimos maravillados. Otra lección más de maestría, buen gusto y elegancia unidos a esa visión tan suya -y a la vez tan alimentada de los grandes del rock sinfónico clásicos- de ver la música.
Texto: J. José Jiménez – J_Jose_Jimenez@RafaBasa.com – Twitter.com
Fotos: Álvaro Carlier
Para ver las fotos a mayor tamaño, pinchar sobre ellas.