Crónica y fotos de HELLOWEEN en Santiago de Compostela

PUMPKINS UNITED TOUR

Sábado 8 de Diciembre de 2018 – Multiusos Fontes Do Sar – Santiago De Compostela

Se dice, siendo una de las varias teorías que existen sobre el origen del nombre “Compostela”, que éste procede de la derivación Campus Stellae, es decir, el campo de las estrellas cuya disposición supuestamente apuntaba hacia la tumba del apóstol Santiago.

Mitologías aparte, no cabe duda de que el pasado sábado en Santiago presenciamos un campo repleto de estrellas, concretamente siete, bajo las denominaciones de HELLOWEEN y Pumpkins United, el tour de reunión que, conmemorando que hacía un año -menos un día- de su primera visita a España -en Madrid, el 9 de diciembre de 2017- dieron el mejor concierto de la banda que he visto hasta la fecha; y los llevo viendo en todas sus giras desde la del “The Time of the Oath”.

Aproveché el puente de la Constitución para visitar Santiago por vez primera. Y sin duda, el concierto fue el perfecto colofón a un viaje que siempre recordaré.

A pesar de las bajas temperaturas, los aledaños al Multiusos Fontes Do Sar estaban ya repletos desde antes que se abrieran las puertas, con largas colas a derecha e izquierda esperando para una descarga que terminaría siendo histórica.

El sábado nos encontramos una banda pletórica, tanto en cuanto a facultades como energía. Llevaban más de un año de gira y se nota, no sólo en la ejecución de los temas, sino en la complicidad entre cada uno de los miembros de la banda. Me encantó verles a todos sonrientes, formando parte de un espectáculo que irradia buenas vibraciones de las cuales se contagia un público al que siempre vi feliz, disfrutando de cada tema, cada acorde, cada estribillo. Ver a Andi Deris y Michael Kiske abrazados a pie de pista en la pasarela central, deshaciéndose en halagos el uno con el otro, es una maravilla. Como también lo es ver a un Weikath más participativo -para lo que es él, vaya- junto a un Kai Hansen feliz, siempre con esa sonrisa pícara suya y tirando de galones que por derecho le corresponden. Daniel Löble, incansable tras su imponente kit de batería con tres bombos, es la perfecta máquina rítmica, conjugada con un Markus Grosskopf al que la felicidad le desborda por cada poro de su piel, sin parar en ningún momento de ser cómplice con los fans. Y no me olvido de Sascha Gerstner, quien ha asumido un papel más secundario desde que Kai Hansen volviera a la formación, pero quien a la vez lleva la batuta musical en muchos momentos, desde su rincón. Como el propio Kai me confirmara en la entrevista que mantuvimos hace un año en Madrid, fue Sascha quien le había enseñado a tocar algunos temas que él desconocía y le había ayudado a encajar y dar sentido a las tres guitarras en HELLOWEEN, consiguiendo que la banda suene en los directos mejor que nunca, reproduciendo con mayor exactitud aquello que había sido grabado en los discos.

A las nueve de la noche, de manera puntual, se apagaron las luces para escuchar la intro de “Halloween” la cual, una vez caído el telón que tapaba el gran escenario del Multiusos, dio el pistoletazo de salida a una noche mágica. Volví a recordar esas magníficas proyecciones en la enorme pantalla que había al fondo, con ese aire de animación tan propio del director Tim Burton y con esas mini calabazas al final del tema dando saltitos. ¡Una pasada! No menos que la camaradería que, ya desde el inicio, se profesaba cada uno de los miembros con sus compañeros. Me quedo con el momento en el que, en la parte central, Kiske canta aquello de “he’s the corruptor of man”, señalando a Kai Hansen.

“Doctor Stein”, con todo el pabellón dando botes con Deris abriendo sus brazos como si fueran alas de avión, mientras presenciábamos imágenes de Boris Karloff caracterizado como el personaje que le llevó a la gloria y que le ha hecho perdurar en la memoria de generaciones amantes del cine, el monstruo de Frankenstein, acompañado de fragmentos de la banda tocando en directo hace treinta años, ataviados de batas blancas, como científicos locos.

Pequeño receso para darnos las gracias por estar ahí y recordar que esa era su primera visita a Santiago de Compostela -más tarde Kai les corregiría diciendo que él sí había estado allí antes, tocando con sus GAMMA RAY- para introducirnos al primero de los vídeos animados en el que las gamberras calabazas Seth y Doc hacían de las suyas. Decir que los vídeos ralentizaban el devenir del concierto, pero que a la vez eran necesarios. Primero para que los músicos pudieran tomar pequeños descansos ante un repertorio tan extenso y, en segundo lugar, ya que muchas de las canciones precisaban de cambios de instrumentos ya que las afinaciones de la etapa Deris siempre han sido más graves que las de las eras con Kiske y Hansen a las voces. Y, como apunté en su concierto de Madrid, esto no es sino otro punto más a favor de un Deris pletórico, que además está cantando las canciones anteriores a su llegada en el tono original, cosa que no había hecho antes.

“I’m Alive” les quedó de lujo. Primer momento en el que Michael Kiske se quedaría sólo como único cantante, eso sí con Kai haciéndole unos coros de lujo, para delirio de sus fans, que disfrutaron esa noche de un vocalista a pleno rendimiento de sus -enormes- capacidades. A continuación, Andi nos contaría que la siguiente sería una canción de “The Dark Ride”, aunque no tan oscura como el resto del disco. De hecho, iniciaba con una mariconada de piano… “If I Could Fly”. De seguido, Deris nos preguntaría “Are you Metal?” y hacer lo propio mientras el simpático Sascha, impregnado en sudor, jugaba a esconder su púa pegándosela en la frente y preguntándonos que dónde se encontraba ésta mientras nos sacaba la lengua, como si fuera Gene Simmons.

Volvería Kiske a tomar el relevo para interpretar una alucinante “March of Time” que nos dejó boquiabiertos a todos los asistentes. “Perfect Gentleman” con Deris ataviado con chistera, americana de lentejuelas y bastón, les quedó divertidísima, con los dos cantantes al final señalando a músicos y público e instándonos a gritar “perfect”.

Y llegó el momento de volver a los dos primeros lanzamientos de la banda con Kai Hansen preguntando: “¿queréis metal de los ochenta?” El medley de “Starlight”, “Ride the Sky” y “Judas” fue una apisonadora, no menos que la interpretación de un “Heavy Metal is the Law” que sonó rotundo.

La única balada de la noche, para la que Michael diría “es una canción que grabé con dieciocho años, cuando era un chico delgaducho”, “A Tale that wasn’t Right” fue fabulosa, inundando el pabellón de sentimiento, con una interpretación a dúo entre Kiske y Deris sensacional, empastando muy bien ambas voces.

Me gustó mucho “Pumpkins United”. Creo que es un buen tema, síntoma de que se pueden hacer grandes cosas a futuro entre todos los miembros que actualmente forman parte de HELLOWEEN y me encanta que por fin la estén tocando en directo. Su mensaje es evocador y lo transmiten con acierto en los conciertos.

Volvimos a emocionarnos con el solo de batería en el que Daniel rinde tributo a Ingo Schwichtenberg, con la cinta de VHS entrando en el reproductor virtual de vídeo al grito de “let’s ready to rumble” e iniciando el pique entre ambos.

Seguimos con el “Keeper 1” y esa magnífica “Little Time” que inundó de relojes la pantalla del escenario. “Waiting for the Thunder” me encanta y creo que es un buen ejemplo de la faceta más melódica en los HELLOWEEN de los últimos discos. Por su parte, “Sole Survivor” es todo un clásico y como tal fue recibido por el público gallego. Y qué decir de “Power”… toda una maravilla apta para hacernos cantar.

Vuelta a la etapa primigenia con un “How Many Tears” cantado a tres voces espectacular, con Andi diciéndonos que esa fue la primera canción que escuchó de HELLOWEEN y todos los músicos entregados a la causa. Su final, con todos subidos a la tarima mientras Kiske desde abajo les miraba como si fuera el director de la orquesta, fue sublime.

Y, tras un breve receso, llegaría mi momento favorito de la noche, conformado por “Eagle Fly Free” y un “Keeper of the Seven Keys” espectacular, apoteósico. Con un Kiske clavando cada una de sus exigentes notas, dejando boquiabiertos a todos y cada uno de los asistentes. La despedida tras el segundo bis fue alargada, con los miembros despidiéndose uno a uno y quedándose Sascha el último mientras desgranaba el hermoso arpegio que da inicio y fin a la canción.

No tardarían en volver a escena, de la mano de Kai Hansen, haciéndose su clásico solo de guitarra que une a uno de las figuras pentatónicas más famosas en la historia del power metal alemán: “Future World”. Aquello era un no parar de gente bailando, botando y sobre todo, sonriendo. Y qué mejor manera de rubricar una gran fiesta que con un “I Want Out” que todos cantamos hasta la extenuación mientras jugábamos con los enormes balones hinchables que saltaron desde el escenario mientras los cañones del foso disparaban confeti.

Una gran fiesta. Un grandísimo concierto. Y por supuesto, un lugar idóneo para ello, con una gente fantástica. ¡Gracias HELLOWEEN! ¡Gracias Galicia!

Texto: J. José Jiménez – J_Jose_Jimenez@RafaBasa.com – Twitter.com

Fotos: Rubén G. Herrera

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