Sábado 25 de agosto de 2018 – Sala La Riviera – Madrid
Llegaba el momento para los fans más acérrimos de INCUBUS. El sábado era un día que muchos deseaban que llegase, ya fuera por ser una banda importante en su vida, o, en muchos casos, por la nostalgia que traía escuchar ciertos temas; un servidor estaba a trote caballo entre ambas posiciones.
La apertura para entrar en La Riviera—con absolutamente todas las entradas vendidas—se produjo una hora y media antes del comienzo del show, cosa que no comprendimos muchos de los asistentes y en los que era vital entrar puntual si querías ver al grupo desde una posición cercana al escenario. Me atrevo a poner la mano en el fuego a que la inmensa mayoría de los asistentes, vista la propuesta de espera de hora y media, quisiéramos haber visto mientras tanto a un telonero, pero todo no se puede tener.
La espera se hizo muy larga, y pasadas las nueve y cuarto de la noche, INCUBUS salían a escena comandados por su cantante Brandon Boyd. El comienzo fue pletórico, de los que se disfrutan con todas las de la ley; el trío conformado por ‘Privilege’—con participación de Brandon a los bongos y haciendo un dúo de percusión tremendo con Pasillas—, ‘Anna Molly’ y la intensa ‘Megalomaniac’ hizo saltar a toda la sala, darlo todo. Esta última me resultó al acabar el concierto una de las canciones que mejor sonaron y donde pudimos comprobar como Brandon sigue a un nivel exuberante, dejando claro el talento que tiene y centrándose más en cantar que en moverse por el escenario donde sí es verdad que estuvo un poco más estático que habitualmente. Por lo que respecta a mi opinión, cero quejas con este hecho.
El montaje del escenario resultaba curioso por un aspecto; llamaban la atención las pantallas que se pusieron en los laterales del escenario para proyectar las imágenes que también podíamos ver en la pantalla situada en el propio escenario. Es un hecho que personalmente jamás había visto en La Riviera y que resultó como poco interesante.
Llegaba el momento de volver a Light Grenades para enfrentar una ‘A Kiss to Send Us Off’ que sonó con potencia y donde me encantó la ejecución de su batería José Pasillas. La forma de tocar este tema fue escandalosa por su parte, con una entrega como pocas y demostrando que es un batería muy a tener en cuenta, por si alguien no se había dado cuenta ya.
La primera parada en 8, su último álbum hasta la fecha, se producía con ‘State of the Art’. Repasaron muy poco su último trabajo y, a juzgar por el interés del público—al menos en el sector donde me encontraba—era poco menos que un acierto. Sinceramente, es un álbum que me sabe a poco, pero todo hay que decirlo, ‘State of the Art’ no sonó nada mal y cumplió su cometido de repasar el trabajo aparecido el año pasado y que tantas críticas trajo consigo.
Nos llegaba otro de esos tripletes mágicos como con el que habíamos comenzado el concierto. Con el insuperable Morning View como protagonista, ‘Circles’ nos llevaba en volandas a corear su estribillo tan pegadizo como potente. No nos alejábamos mucho del mismo álbum y cambiábamos a un ritmo mucho más lento para adentrarnos en una ‘Echo’ donde Brandon volvió a estar sobresaliente, entonando cada nota perfectamente y volviéndose el centro de las miradas una vez más; si es que a lo largo del concierto alguien lo perdió de vista, claro.
Antes hablaba de un buen trío de canciones y es aquí donde llega una tercera que me pareció otro de los momentos clave del concierto. Con una presentación en las pantallas bastante buena que recordaba a la portada de Make Yourself, caía una de las grandes canciones de los americanos con una impresionante ‘Pardon Me’, donde estaba claro que Chris Kilmore iba a brillar como el que más, y así fue. Coreadísimo el estribillo de la canción y un momento verdaderamente notable dentro del repertorio que ofrecieron INCUBUS.
Me estaba satisfaciendo mucho el ritmo que llevaba el concierto, con una banda que no da charlas extensas, sino que habla lo justo para agradecer al público—un público al que llevaban sin visitar la friolera cifra de 6 años—o caldear el ambiente. Simplemente se dedican a tocar y eso es lo que muchos grupos deberían aprender a controlar, INCUBUS queda claro que lo hacen de forma estupenda, ahorrándose también alargar las canciones ad infinitum, perdiendo tiempo para ejecutar otros temas. Pero aquí sí hay algo que poner como contra, aunque ya hablaremos de ello más adelante.
Qué puedo decir de ‘Sick Sad Little World’, es una canción sublime y que se ha convertido en una de las fijas con todas las de la ley. El tema perteneciente a A Crow Left of the Murder hizo las delicias de todos los asistentes con una banda que hasta ahora estaba ofreciendo un concierto de diez, con algunos fallos de sonido de vez en cuando en las zonas más cercanas al escenario, pero demostrando por qué son capaces de agotar con tanta antelación en una sala como La Riviera.
Último viaje a 8 con una ‘No Fun’ que personalmente no me dijo nada y a la que pronto pude olvidar cuando empezaron los acordes del siguiente tema. ‘Love Hurts’ es una canción insignia en la carrera de INCUBUS y se lo ha ganado con todas las de la ley; la letra, como ya se encargó de decir Brandon en disímiles entrevistas, es un cliché, pero guarda tras de sí una magia especial. Sonó muy bien, con la gente entregada a la causa y más de una persona, como era de esperar, emocionada al escuchar dicho tema o al verse en las pantallas momentáneamente. Mágica es la palabra que le podemos dar a una situación así.
Personalmente noté tras ‘Absolution Calling’ un pequeño receso en lo que a entrega del público se refiere. No me convencieron absolutamente nada las dos versiones que hicieron; ‘Wicked Game’ de CHRIS ISAAK sonó floja y aunque ‘Need You Tonight’ sonó un poco mejor, está muy lejos de despertar el interés que otorga la versión original de INXS. Sí es verdad que tuvimos un gran tema como ‘Calgone’—aunque algo descafeinada por engancharla con la susodicha versión de INXS—, única representación de S.C.I.E.N.C.E. en todo el concierto. Y precisamente este es otro de los puntos negativos; cuando se te quedan fuera temas como ‘Dig’, ‘Are you In?’ o ‘Here in my Room’, por nombrar algunas, tal vez deberías dejar de lado las versiones y centrarte en lo que los fans quieren oír de verdad. Habrá a quien le gustara esta práctica que hizo INCUBUS, personalmente, me pareció uno de los pocos peros que se le puede sacar al concierto.
Pero antes del encore nos esperaba un auténtico golpe en toda la cara con dos obras de arte como son ‘Nice to Know You’—llena de fuerza y coreada por un público que volvía a estar a una tras las versiones—y, como no, uno de sus buques insignia, la indispensable ‘Wish You Were Here’. En las pantallas se ofrecía durante el estribillo las caras de los asistentes con un notable gesto de felicidad, no era para menos. No faltó el homenaje final a PINK FLOYD con la canción del mismo nombre, la cual muchos de los asistentes recibimos con gran alegría y cantamos el estribillo a pleno pulmón junto con la banda.
Aclamación para que la banda volviera a salir y, como no podía ser de otra manera, los americanos salían a escena para ofrecernos tres temas más. Y si bien la banda se iba a olvidar en este concierto de algunos temas míticos, nos sorprendieron con un ‘Punch Drunk’ que sonó de vicio y sirvió como único reclamo para aquellos que querían alguna canción del Monuments and Melodies.
Ahora bien, ¡vaya manera de cerrar el show! No solo el tema más tocado de su carrera como es ‘Drive’ puso a cantar a toda la sala, es que, además, cuando pensábamos que nos íbamos a casa con el cierre de la canción acontecida en Make Yourself, empezaba a sonar otra de las sorpresas del día con ‘A Crow Left of the Murder’; no lo esperaba nadie porque en anteriores conciertos no la habían tocado y muchos creímos que fue glorioso el cerrar con un tema tan pero tan bueno, un auténtico diez incluirla.
Solo hacía falta escuchar al público, ver alzar sus manos y los aplausos y vítores que no cesaban, para ver lo que INCUBUS habían conseguido. Un lleno absoluto garantizado desde hace meses, un público que se portó de diez, una banda que yacía entregada a la causa y un setlist que, con sus peros, dejó buen sabor de boca. Está claro que cuando una banda tiene ganas de comerse el escenario, se consiguen cosas como esta y, con los tiempos que corren, es una noticia verdaderamente notable que INCUBUS triunfaran en la noche madrileña.
La mezcla de edades en el concierto demostraba que la banda no es solo cosa de pasado, sino que tiene un presente bastante solvente; había personas que escuchaban al grupo desde su adolescencia, y, como no, gente que se había subido al carro hace relativamente poco, pero prácticamente todo el mundo salió contento, y eso es lo que agrada contar. Que sean más veces.
SetList:
- Privilege
- Anna Molly
- Megalomaniac
- A Kiss to Send Us Off
- State of the Art
- Circles
- Echo
- Pardon Me
- Sick Sad Little World
- No Fun
- Love Hurts
- Absolution Calling
- Wicked Game (versión de Chris Isaak)
- Calgone
- Need you Tonight (versión de INXS)
- Nice to Know You
- Wish You Were Here
- Punch Drunk
- Drive
- A Crow Left of the Murder
Texto: Juanma García (Twitter) (Instagram)
Fotos: Álvaro Carlier
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Hola, me gustaría que la gente opinase del sonido, desde dónde yo estaba, primera fila a la derecha, practicamente no se oía al cantante durante todo el concierto, y no es porque lo tapara el sonido de escenario del guitarrista situado a la derecha y con unos bafles enormes, cuando éste dejaba de tocar o lo hacía más suave tampoco se le escuchaba bien. También me pareció raro ý un poco molesto que el cantante no se acercáse ni una sóla vez por el lado derecho del escenario y la mayor parte del tiempo estuviese de lado mirando hacia la izquierda dando la espalda a los del lado derecho, imposible decirle lo mal que estaba sonando, no sé si en otras zonas se le escuchaba mejor.
He leido en otros sitios también quejas del sonido en Barcelona.