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PRIMAL FEAR + SHINEDOWN + IN THIS MOMENT + ASKING ALEXANDRIA + ACCEPT + ARCH ENEMY + MEGADETH + IRON MAIDEN + MARILYN MANSON
Viernes 22 Sábado 23 y Domingo 24 de Junio de 2018 – Clisson – Francia
DÍA 3
Calor de nuevo y sol sin encontrar nubes para la tercera y última jornada de festival. Nos alegramos de no haber tenido que lidiar con la lluvia y los estragos que provocarían a la hora de moverse por un festival tan grande.
En el día de hoy tendríamos leyendas del heavy metal, mucho heavy metal, bandas que en Estados Unidos tienen un nivel de acogida enorme y que comienzan a asomar la cabeza en Europa con fuerza, bandas que evolucionan notablemente en su sonido, desfases y momentos de vergüenza ajena, decepciones, pero también algunos de los mejores conciertos de todo el festival. En esta ocasión el gordo tardó en salir, y tuvo que esperar a la tercera etapa.
PRIMAL FEAR
Sol de justicia de nuevo al mediodía, aunque con una brisa que acompañó prácticamente en todo el festival y que no hizo que ese calor seco del año pasado tuviese protagonismo, para recibir a PRIMAL FEAR.
El cañón de puro heavy metal liderado por Ralf Schepers comenzaba a funcionar con “Final Embrace”, mientras que también pudimos disfrutar clásicos como “Nuclear Fire” y otras más nuevas como “The End Is Near”, con esa cabalgada que imprime Matt Sinner al bajo, con Tom y Alex haciendo un dúo de guitarras perfecto y funcionando a las mil maravillas en melodías dobladas como las de “Chainbreaker” o la definitiva y emblemática “Metal Is Forever”, con Ralf exigido y respondiendo de forma impecable como siempre.
A pesar de todo ello, el concierto pasó un tanto desapercibido con un público aún recuperándose de la jornada anterior e integrándose poco a poco en la dinámica maratoniana festivalera.
SHINEDOWN
Guantazo en la cara definitivo para despertarnos el que nos llevamos con SHINEDOWN. Los americanos nos presentaban su aclamado nuevo disco “Attention Attention” y lo hacen con una novedad en sus filas, y es que el guitarrista Zach Myers decidió no viajar a Europa para quedarse con su hijo ya que iba a ser padre. Por lo tanto ahora con Brent Smith al frente, Josh Sturm a la guitarra para esta gira europea, Eric Bass al bajo y Barry Kerch a la batería, la banda aterrizaba en HELLFEST para ofrecernos otro de los grandes conciertos del festival. Un Brent comunicativo desde el inicio, pidiendo nuestra colaboración en muchos momentos, y una banda que no para sobre el escenario, con un sonido pluscuamperfecto, probablemente de los mejores sonidos de todo el festival, para disfrutar de un set breve pero muy intenso de los norteamericanos.
Arranque muy potente con Barry ametrallándonos con el inicio de “Sound Of Madness”, para seguir con “Cut The Cord” y el público cantando esa intro tan coreable “freedom, la lalala…” al unísono. El show no es como los que montan evidentemente en Estados Unidos, teniendo en cuenta el corto espacio de tiempo que tenían para la actuación y que no son headliners como allí en muchas ocasiones no compensaba, pero aun así nos regalaron momentazos como Brent saludando uno por uno a todos los fotógrafos y haciendo algún pequeño discurso siempre acertado, o “Enemies”, en la que se bajó al público, metiéndose entre ellos para pedirles que a la cuenta de tres todo el mundo saltase, creando una atmósfera impresionante tras la aceptación más que mayoritaria de un público muy participativo y metido en todo momento.
No podía faltar la preciosa “Second Chance”, ni la efectiva “Diamond Eyes”, pero tampoco podía hacerlo “Devil”, primer single de su nuevo trabajo para cerrar un show maravilloso, al que únicamente le faltó no contar con su producción americana y no tener mayor espacio para desarrollar su set, teniendo que dejar fuera cortes como “Bully”, “State Of My Head” o “Human Radio” de su último trabajo. Esperemos que en próximas visitas y ante las grandes actuaciones que se han marcado a pesar de no contar con la formación habitual los resultados lleguen. ¡Brillantes SHINEDOWN!
IN THIS MOMENT
De día, en un festival, con poco tiempo de actuación para poner en escena todo lo que tiene preparado, y aun así IN THIS MOMENT se marcaron otro de los grandes conciertos del festival. Con la exuberante y poderosa Maria Brink al frente, los noreamericanos arrancaron un show cargado de teatralidad, con María siendo la única de todo el festival en usar un micrófono de diadema para poder expresarse gestualmente con total libertad y con varias piezas, etapas o entregas de una obra de teatro en la que Maria iba cambiando de vestuario, al igual que parte de su equipo, así como la ambientación del escenario.
El show arrancaba con “Blood”, con Maria coronada con una larga túnica negra, de la que se despoja luciendo un vestido blanco en la pegadiza “River Of Fire”, muy bien secundada por un público de nuevo muy atento. En “Adrenalize” nos sorprendería con una chica enmascarada que parecía ser ella, y que poco más tarde daba paso a la verdadera Maria, quien disparaba con una pistola de CO2, como los que aparecían por todo el escenario en varios momentos de la actuación. La voz de Maria estaba en un nivel bastante bueno para todo lo que hace por el escenario, superando altamente nuestras expectativas, como demostraba en una “Roots” en la que aparecía con otra túnica negra algo más descubierta, que se quitaría también en “Big Bad Wolf”, en la cual aparecía de blanco con un vestido bastante más corto y con una máscara de lobo.
Grandísimo espectáculo visual y sonoro del que estábamos disfrutando que llegaba a su fin con “Whore”, con Maria ataviada con un gorro de pico con el mismo nombre de la canción y subida a una especie de atril recitando una canción brillante con un palo en la mano y con una de las chicas bailarinas que le acompañan luciendo un cartel que reza ‘vergüenza’. Además llegaron a la entrada del foso una gran cantidad de globos gigantes negros, que con el viento acabaron por no llegar ni siquiera al público, uno de los momentos más jocosos y cómicos del festival. Así finalizaba un show excelente de una banda que sonó contundente y desgarradora a la vez con la voz de Maria, otra banda que hay ganas de ver en una sala.
ASKING ALEXANDRIA
La vuelta de Danny Worsnop a ASKING ALEXANDRIA ha creado una gran disparidad de opiniones, con un sonido renovado en este último trabajo que también lleva el nombre de la banda, sin rastro de ese metalcore que les llevó a lo más alto.
A nivel personal creo que este disco ha sido una bocanada de aire fresco y ha supuesto un giro radical a su sonido, perdiendo muchos seguidores pero ganando otros muchos. Los británicos tenían que defender este trabajo en directo y la verdad es que el resultado no fue del todo bueno, y es que Danny vocalmente estuvo bastante limitado en ciertos momentos, a pesar de que sea un vocalista excelente también en voces limpias como quedó demostrado en sus otros proyectos (tanto en solitario como con We Are Harlot).
Pero vayamos a su actuación que arrancaba con una acertada “Into The Fire”, continuando con cortes como “Under Denver” o una muy acertada “When The Lights Come On”, de lo mejorcito del nuevo disco. En esta última sobre todo veíamos un Danny un tanto reservado vocalmente, no como en el disco, aunque volvió a crecer para la versión acústica de “Someone, Somewhere”. No podía faltar su “The Final Episode (Let’s Change the Channel)” a pesar de ser de otra etapa, ni un muy buen cierre con “Alone In A Room”, de nuevo otra muy bien elegida de su nuevo disco. Una pena no poder disfrutar de Worsnop en plenas condiciones. Que se tratase de la hora de comer para muchos tampoco ayudó demasiado, en un show que se quedó un poco frío.
ACCEPT
Efectividad teutona. ACCEPT pusieron el heavy metal con mayúsculas una vez más al servicio del espectador, con una puesta en escena habitual y con un derroche de energía brutal sobre el escenario como siempre. La entrada de Tornillo fue todo un acierto, su voz rasgada y el carisma del dúo Wolf Hoffmann a la guitarra y Peter Baltes al bajo crean una máquina avasalladora que no da respiro.
Set corto pero muy bien elegido, con una nueva para empezar cuando el público más receptivo está como “Die by the Sword”, para no soltarnos hasta el final con una excelente y que nunca debería faltar “Pandemic”. Como digo, no pararíamos hasta el final con dos clasicazos seguidos como “Restless and Wild” y “Princess of the Dawn”, y esas melodías únicas e irrepetibles, para contrastar con la brutalidad y agresividad de “Fast as a Shark”, un verdadero rodillo.
Más clásicos, dándonos donde saben que más duele con “Metal Heart” y otro hit de la etapa Tornillo como “Teutonic Terror”, con la que nos convencieron en su momento de que ACCEPT estaban más vivos que nunca. El cierre como es habitual, “Balls to the Wall”, perfecta para concluir un show parecido a lo que siempre nos tienen acostumbrados.
Sin innovar, tirando siempre de clásicos y nuevos himnos, pero siendo un seguro de vida, con una capacidad de convencer siempre increíble y con una banda que para ser una leyenda está en un estado de forma más que envidiable.
ARCH ENEMY
La entrada de Alissa creó muchas dudas, pero cada vez queda más claro que el cara o cruz ha sido una cara y muy brillante.
El éxito y el subidón de ARCH ENEMY es más que evidente desde que el torbellino con el pelo azul aterrizó en el grupo, y es que además la banda sigue creando material muy interesante, lejos de estancarse en el sonido han ido evolucionando encontrando distintas puertas y melodías que se antojaban un poco lejanas en trabajos previos.
“The World Is Yours”, inicio del show, es ejemplo de ello, melodía por los cuatro costados y un sonido un tanto más power, con las guitarras de Loomis y Ammott funcionando a las mil maravillas, y es que personalmente desde la salida de Christopher, el hermanísimo de Michael, creo que ARCH ENEMY no había tenido una dupla que se entendiese tan bien. “War Eternal” es otra pieza de la época Alissa de nuevo muy acertada y cargadas de melodías, y es que los suecos son expertos en buscar y encontrar nuevas melodías pegadizas, coreables y muy accesibles para el público.
Pronto llegaba un clásico como “My Apocalypse” con el registro más oscuro que Alissa tendría que visitar hoy, defendiéndose a la perfección. Cabe destacar más piezas relativamente nuevas como “The Eagle Flies Alone” o “As the Pages Burn”, pero nunca tan efectivas como “We Will Rise” o “Nemesis”, los dos grandes hits y clásicos por antonomasia.
Excelente presentación de una banda que sigue subiendo en una montaña que cada vez es menos empinada. Nos quedamos con ganas de ver cómo revisitan material más antiguo, y es que poco a poco como es comprensible se van imponiendo los nuevos temas, pero cortes como “Revolution Begins” o “Dead Eyes See No Future”, que funciona siempre de forma excelente, sin olvidarnos de “I Will Live Again” o la no tan olvidada “No Gods, No Masters” deberían entrar también en sus sets de vez en cuando. ARCH ENEMY están en el mejor momento de su carrera con total seguridad, esperemos que la ascensión sea eterna.
MEGADETH
Fallos de sonido constantes, un Mustaine inexplicablemente fuera de lugar vocalmente, todo lo contrario con respecto a sus últimas visitas por nuestro país. A pesar de ello, MEGADETH son MEGADETH y aunque sea por su repertorio sacaron adelante una actuación que se les complicó desde el inicio con “Rattlehead” con graves problemas en el sonido sin ni siquiera poder escuchar a Mustaine ni algunas melodías necesarias.
El filón lo encontraron como es habitual con “Hangar 18” o una “My Last Words” dedicada a Vinnie Paul, fallecido ese mismo fin de semana. Una gran recuperación como “Take No Prisoners” de su lado más agresivo, enlazando con una ineludible “Symphony of Destruction”, contando para la ocasión con Michael Ammott en escena para tocarla junto a ellos.
Final impecable con una archicoreada “A Tout Le Monde” (debería estar siempre en su set), “Peace Sells” y la definitiva “Holy Wars… The Punishment Due”. Concierto salvado por MEGADETH tras un inicio poco esperanzador a base de saber hacer y clásicos. Mustaine ha tenido noches mucho peores, pero también mucho mejores.
IRON MAIDEN
EL SHOW con mayúsculas del festival. Son muchas las veces que hemos visto a IRON MAIDEN, pero realmente pocas como esta en todos los aspectos. La Doncella británica más famosa llegaba a Clisson para desplegar un show para la historia. La banda (para aquel despistado de turno) está formada por Bruce Dickinson a la voz, Steve Harris al bajo, Nicko McBrain a la batería, y Adrian Smith, Janick Gers y Dave Murray a las guitarras, y aterriza por según ellos su mayor show hasta la fecha, como nos recordaba la encargada de los fotógrafos minutos antes de acceder al foso. No es la típica propaganda barata sin fundamento, minutos más tarde nos daríamos cuenta. El escenario guarda en cuanto a composición una gran similitud a giras anteriores, esta vez con motivos más ‘militares’ como la ‘crew’ de Maiden, quienes vestían como auténticos militares mientras iban descubriendo poco a poco el escenario.
El show arranca poderoso a más no poder con “Aces High”, con un Dickinson como un auténtico aviador desgranando una pieza exigente y veloz, y con una banda siempre a favor de la pose y comunicativa en todo momento, con la sorpresa que suponía mirar a lo alto del escenario y ver cómo un avión sobrevolaba el escenario durante este primer corte, comienzo de ensueño. “Where Eagles Dare” es la siguiente en llegar con un Bruce ahora protegiéndose del frío de la nieve desde la parte trasera del escenario también en una atmósfera bélica, representando en todo momento a la perfección lo que nos muestra con su música de forma visual, su lado interpretativo cada día está más conseguido como será evidente esta noche, mientras el resto de la banda sigue mostrándose cercana a su público, supliendo la ausencia del capitán en el primer plano de la escena.
“Scream For Me HELLFEST!!!” y se desataba la locura, así llegaba “Two Minutes To Midnight” con ese riff inconfundible y con Bruce cambiando de nuevo de vestuario para mostrarse de nuevo en primer plano ante un público entregado como hacía tiempo no veíamos en HELLFEST. Qué placer más grande poder escuchar las primeras melodías de “The Clansman”, un corte que pensé que jamás vería en directo y que recuperaba la banda británica para la ocasión, un himno de libertad y rebelión, con un espíritu tremendo y con las tres guitarras sonando a la vez con esos matices tan distintos que aporta cada uno, Adrian pone la sensatez, la maestría y el saber hacer, su escudero a la derecha Dave pone la técnica, la precisión y ese sonido tan personal y limpio, mientras Janick es el gamberro de su izquierda, el inquieto y juguetón que pone el sonido más distorsionado de los tres, mientras Dickinson espada en mano lucha por la libertad en este corte extenso e intenso.
Llegamos a un clásico como “The Trooper”, con la aparición estelar de Eddie y un Bruce que pelea espada con espada con él para después ondear la bandera francesa y posteriormente la británica al ritmo de esa cabalgada tan famosa y frenética, un himno sin igual. Tras unos segundos de sonidos misteriosos y resquebrajados, llegaba “Revelations”, con unas vidrieras de fondo con motivos al más puro estilo IRON MAIDEN, puños al viento en ese inicio que nos incita todo un maestro de ceremonias como Bruce, ahora ataviado con una especie de túnica rota y dada de sí. Otro gran rescate llegaba ahora con “For the Greater Good of God”, una maravilla compositiva que parecía pasar un poco desapercibida con ese “A Matter Of Life And Death”, y que saca el lado más progresivo de la banda a relucir, en una pieza que atraviesa por muchos estadios diferentes.
Otro riff más que reconocible es el del señor Smith (amo y señor de esta canción también en los solos) para introducir “The Wicker Man”, otra de las archicoreadas de esta parte media del set, con un estribillo extremadamente pegadizo y una outro que nos dejaba sin voz y nos ponía los pelos de punta al ver cómo era coreada al unísono por el respetable. El oscuro inicio con voces de ultratumbra de otra joya recuperada como “Sign Of The Cross”, quizás la mejor de las joyas recuperadas en lo musical y en lo teatral, con un inicio todo en rojo, con Bruce cubierto por una gabardina acompañado de una cruz luminosa ahora apagada mientras recita las primeras voces de la canción al tiempo que Steve Harris marca la melodía principal, para entrar después por completo en un tema marcado por la dificultad de sus transiciones y que solventaron con una facilidad impresionante. La segunda mitad de tema es simplemente maravillosa, como va in crescendo y como llega a la explosión final (literal) tras el toque de corneta tras los platos de Nicko, con fuegos artificiales sorprendiéndonos desde lo alto del escenario, finalizando con Bruce en la parte alta del escenario de atrás cruz en mano abandonando al final, grandísimo aporte a su set.
Al fondo del escenario la figura de una escultura de Ícaro, señal inequivoca de que llegaba una joya más como “Flight of Icarus”, qué ganas había de vivir esto en directo, somos unos verdaderos privilegiados, con Dickinson portando un lanzallamas que utilizaba sin cesar en el estribillo, mostrando un nivel estratosférico vocal y escénicamente, y con las guitarras fundiéndose a las mil maravillas en esa parte que coreaba el público a la perfección, momento mágico y para el recuerdo. Y de momentazo en momentazo, ahora “Fear of the Dark”, con las luces de los móviles creando una atmósfera perfecta cantando a una sola voz junto a un Bruce que ahora porta una máscara (que se quitaría a mitad de tema), un sombrero y un farolillo para dar un toque más misterioso si cabe. Y tras esta grandísima interpretación, el speech previo de “The Number of the Beast” pone los pelos de punta coreado por todo el público, pero más si cabe con las primeras notas, con una iluminación puramente roja y con grandes llamaradas en la parte trasera del escenario en el estribillo, para cerrar con una gran explosión.
Nos vamos acercando peligrosamente al final ahora con “Iron Maiden”, tema homónimo de la banda con esas melodías inconfundibles y con Bruce ahora con chaqueta de cuero, camisa y pantalones también de cuero, y con un Adrian Smith, que además de comandar las tres guitarras, se encarga de unas segundas voces que sigue defendiendo a la perfección, acompañados de un Eddie en su última versión apareciendo móvil al fondo del escenario, en una despedida cargada de pirotécnia y el particular show de Janick Gers lanzando la guitarra como colofón.
Ante los gritos de ‘maiden, maiden!” y de la particular petición de otra canción (algo así como nuestro “oe, oe oe oe”), la banda salía con las melodías de “The Evil That Men Do” y con el combo de cuerda más cercano que nunca al público, hay que hacer mención especial en esto, y es que tanto Dave Murray como Adrian Smith se acercan mucho más al público de lo habitual en otras giras, y ya sabemos que Janick pone el punto espectacular y escénico en su rincón, apoyando su talón en lo alto del lateral del escenario, girando con su guitarra, lanzándola e interactuando constantemente con el respetable, todo ello sin perder ni un ápice de efectividad en su labor. Teatralidad y emotividad al poder con “Hallowed Be Thy Name”, comenzando con Dickinson entre rejas cantando la primera parte de la canción, narrando e interpretando perfectamente lo que canta, mientras a mitad de tema aparece una soga de lo alto del escenario, mientras toma protagonismo el resto de la banda en primer plano acercándose entre ellos y regalándonos un poster interesante con Bruce en la parte trasera alta tras ellos trasteando con la soga, con la que juguetea en las últimas horas de vida de una persona sentenciada a la horca.
Faltaba una más y la elegida sería “Run to the Hills”, perfecta como fin de fiesta, y es que no es habitual tenerla en la parte final del set, pero supone todo un acierto tanto por el ritmo, como por la entrega del público, como por acabar en todo lo alto con un hit de siempre. Fuegos artificiales desde el escenario, y despedida de las largas para recibir todo el cariño del público de HELLFEST, que había disfrutado ahora sí del concierto del festival. Sonido redondo y comprobado desde varios puntos de la pista (algo que ha recibido algunas quejas en el Wanda Metropolitano), multitud de gente pero sin grandes aglomeraciones ni oleadas de gente, una banda entregadísima, un show grandioso, un Bruce Dickinson que se merece mención especial por el pedazo estado de forma que muestra una vez más a pesar de ser casi un sexagenario, un público volcado para la ocasión y una producción que está a la altura del mejor show de la historia que vendían los británicos. Victoria aplastante de unos IRON MAIDEN envidiables, rejuvenecidos y sembrados con una actuación gloriosa y para el recuerdo de Clisson y de HELLFEST.
Tras ello, hubo un parón en el que aparecía un vídeo en todas las pantallas, y en el que para nuestra sorpresa, se anunciaban algunas de las bandas que podríamos ver en HELLFEST 2019, como Mass Hysteria, Slayer, Carcass, Dropkick Murphys… y Manowar. Para la ocasión, aparecía un siempre sobrio Joey DeMaio también por sorpresa para lanzar uno de sus famosos discursos anunciando que nos veríamos el año que viene en una cita ineludible para todos los hermanos del metal. Y tras una no muy extensa charla, se volvían a apagar las luces y continuaba la dinámica de conciertos.
MARILYN MANSON
Excesivo, de mal gusto. Así podemos describir el show de Manson en HELLFEST. Desde el inició ya sabíamos que Manson estaba especialmente contento y móvil como nunca, algo que quedó claro en todo momento. Restregándose con los monitores que había por el escenario, destrozando micrófonos y focos, subiendo a chicas al escenario a las que pidió que se desnudaran y que le acompañaron durante el show hasta el final, sobrepasándose en todo lo que hacía, soplando mocos por la nariz para manosearlos y tirarlos limpiándose.
Bastante desagradable, parecía que habíamos vuelto a aquellos años en los que montaba shows fuera de lugar y en los que se pasaba mil pueblos. Pues bien, sin llegar a ese punto pero reviviendo esas actitudes, el carismático y peculiar artista salió a escena a ritmo de “Irresponsible Hate Anthem”, todo un trallazo para iniciar. Cabe destacar una gran “Deep Six”, de lo mejor de sus últimos trabajos, “Disponsable Teens” que no podía faltar, al igual que “mObscene”.
Fue en “Kill4Me” cuando subieron dichas fans al escenario, para continuar con “The Dope Show” o “Sweet Dreams (Are Made Of This)”, dos clásicos que enganchaban al público de cerca, para continuar con otra sobrepasada “Say10”. El cierre llegaba con Manson dando golpes a las cuerdas del bajo con las baquetas al ritmo de “The Beautiful People”, en un cierre con de nuevo un Manson más comunicativo y expresivo que nunca, casi le preferimos cuando se mantiene más reservado. Está bien incluir ciertos “tics” en directo, pero hay veces que se te va de las manos y no hay un límite, eso es lo que había pasado esta noche.
NIGHTWISH
Un amante de NIGHTWISH que les ha visto en todos sus formatos, que ha visto conciertos con Floor como el de Wacken 2013 (apoteósico), se tiene que dar con un canto en los dientes y reconocer que para nada fue el mejor concierto de NIGHTWISH. Ni el ambiente, un tanto desangelado al ser el último concierto del festival, ni el sonido, ni el setlist ayudó en ningún momento, una verdadera pena.
Como digo, luces y sombras desde el inicio, y es que hay que reconocer que desde que Jukka Nevalainen no está en la banda (por motivos de salud), la banda ha perdido mucha fuerza y presencia en el escenario, como sucede con la presencia constante de Troy Donockley, todo ello da demasiado estatismo a una banda que se ha quedado un poco coja de una pata. En cuanto al set, muchos altibajos con muchas inclusiones un tanto extrañas que hacen perder el hilo, y es que el inicio no fue malo con “End Of All Hope” y sobre todo “Wish I Had An Angel”, probablemente de lo mejor del concierto. Pero luego con “10th Man Down”, “Come Cover Me” o “Gethsemane” llegó el primer parón evidente de la noche, que rescataron “Élan”, “Amaranth”, o la siempre efectiva y festiva “I Want My Tears Back”. De nuevo una de cal y una de arena con “Devil & the Deep Dark Ocean” o “Slaying the Dreamer”, contrastando con la efectividad y la facilidad de transmitir con “Nemo” y la definitiva “Ghost Love Score”, que cogió un color especial con la llegada de Floor y se ha convertido en una imprescindible, sin duda de lo mejor de su show que nos dejó demasiado fríos. Las dos veces que he podido verles en HELLFEST me han dejado con esta sensación, un tanto preocupante.
Así finaliza otro año más de HELLFEST Open Air, probablemente y en la actualidad el mejor festival del continente del género, y es que la organización mejora cada año, el camping está cada año mejor organizado, la limpieza y la forma de proceder habla de un festival cinco estrellas. La zona de prensa es perfecta y tiene todo lo necesario para hacer que nuestra estancia sea inmejorable, los accesos están muy bien trabajados, los espacios de comida, de fuentes y aseos… tenemos que aprender muchas cosas en ciertos festivales sobre cómo se trabajan y se cuidan todos los detalles. El trato a los asistentes es un trato de persona que paga por su entrada y que viene a disfrutar, por lo que hay que cuidar y garantizar su bienestar, y el trato a la prensa y otros profesionales es como tal, respetando siempre el espacio de cada profesional en todo momento y atendiendo a todas tus necesidad, siempre con alguien dispuesto a ayudarte (en el caso de la prensa, en la recepción del espacio para prensa). El cashless ha funcionado descaradamente, las colas han sido mínimas a la hora de poder alimentarse, refrescarse o ir a los aseos por lo general.
Son ya seis años de HELLFEST para un servidor y año tras año mejora algo necesario, desde la organización se escuchan las necesidades del público, y es que como rezaba un eslogan con el que lanzaban las primeras bandas para 2019, es un festival hecho para los fans por propios fans. Cuando las cosas se hacen con cariño, con un cuidado minucioso y con gente profesional el resultado es este, un festival que otro año más se ha vuelto a ganar nuestro corazón y que ya estamos deseando volver a pisar en 2019 si todo va bien. Gracias desde aquí a toda la organización, tanto a la seguridad (siempre amable), a los encargados de la prensa en el foso que siempre te atienden y te reciben con una sonrisa y un abrazo, y a las cabezas visibles y organizadoras de este festival como Ben Barbaud, Olivier Garnier y Roger Wessier, siempre visibles y a tu alcance dentro y fuera del festival, es un verdadero placer volver a pisar tierras galas y disfrutar como lo hemos vuelto a hacer este año. Ya solo nos queda decir… ¡hasta el año que viene Clisson, hasta el año que viene HELLFEST!
Texto y fotos: Óscar Gil Escobar
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