+ SEETHER
Viernes 15 de Junio de 2018 – Palacio Vistalegre – Madrid
Esperada noche en Madrid, y es que hace unos años nos dejaron con la miel en los labios, pero al fin era el momento de acoger a NICKELBACK en nuestro país. Tras ese frustrado intento de visita (confirmaron dos conciertos, Barcelona y Madrid), en el que tuvieron que cancelar toda la gira por una intervención quirúrgica que tuvieron que realizar a Chad, ahora sí recibiríamos a los canadienses presentando su nuevo álbum “Feed The Machine”. Para esta gira, como hablamos con su bajista Mike Kroeger en una entrevista que puedes leer aquí en Rafabasa.com, cuentan como invitados especiales con SEETHER.
Ambiente de las grandes noches, y es que el Palacio Vistalegre iba cogiendo un color espectacular, con un público de lo más variopinto, y es que no olvidemos que estamos ante una de las bandas con más discos vendidos de la historia. Aunque parecía de primeras que se les iba a quedar grande, completaron un grandísimo aforo finalmente. En realidad, había muchas ganas de ver también a SEETHER, y es que no eran pocos los que desde primera hora de la tarde aguardaban a las puertas del palacio para acceder lo más pronto posible y con un sol de justicia golpeando.
Una vez dentro a eso de las siete y media, nos topamos con como digo una asistencia ya imponente, y con un calor incluso mayor que en el exterior de las instalaciones, con algunos perjudicados que tuvieron incluso que ser sacados de la pista por los servicios médicos. Y poco más tarde, a las ocho menos cuarto aproximadamente, arrancaba el show de los sudafricanos SEETHER. Su sonido se mueve entre el post-grunge, el rock/metal alternativo, el hard rock y el nu-metal, musicalmente únicos y más que reconocibles. En esta ocasión nos presentaban su nuevo trabajo “Poison The Parish”, y en esta ocasión con un formato nuevo, y es que el terceto se convierte en cuarteto en directo. Es decir, a Shaun Morgan a la guitarra y voz, Dale Stewart al bajo y John Humphrey a la batería ahora se le sumaba Corey Lowery a la guitarra.
El show arrancaba con nuevo material, y es que “Stoke The Fire” era la elegida para abrir el fuego. Luces inexistentes y cuando aparecían se tornaban en magenta, azul y rojo intenso, siempre lo ponen difícil SEETHER para dejarse ver en el escenario. El sonido estaba siendo bueno dentro de lo que cabe para ser un grupo telonero, no espectacular, pero bastante solvente. Pronto llegaban los nuevos hits de la banda como son “Words As Weapons” y “Betray and Degrade”, destacando sobre todo la primera de ellas, con un Shaun vocalmente muy fino en esa estrofa tan maravillosa.
Y también en seguida llegaban algunos de los grandes clásicos de los sudafricanos, hablamos cómo no de ese toque western de “Country Song”, y la precisa “Fine Again”. Momento emotivo con la interpretación de “Broken”, la que originalmente interpretó junto a la vocalista de EVANESCENCE Amy Lee. El final de este breve pero muy bien escogido set llegaba con “Fake It” y “Remedy”, probablemente los dos grandes éxitos y mejores estribillos de la carrera de los de Pretoria. Aunque el nuevo material funciona en directo por el peso y la densidad de sus riffs y melodías, el enganche y el ‘punch’ de los grandes clásicos son los que llevaron al público a despedir con una grandísima ovación a SEETHER, a los que esperamos ver de nuevo pronto con show propio, y es que aunque siempre se fundan en la oscuridad, tienen ese sonido americano que reforzaron y mamaron desde que se asentaron en terreno norteaméricano a vivir. El año que viene cumplen 20 años de carrera, por lo que esperemos que tengamos una gira 20 aniversario y podamos tenerles por aquí porque musicalmente son una auténtica gozada.
Y con una larga espera para preparar una inmensa producción, llegaba un mensaje en la pantalla gigante situada al final del escenario y las dos pantallas laterales por parte de NICKELBACK, quienes nos emplazaban a unos minutos, dando paso a una cuenta atrás de veinte minutos y que se antojaba eterna, primera americanada de la noche más que acertada, así todo el mundo sabía cuando daba comienzo el show. Una vez el contador llegaba a cero, aparecían en escena Chad Kroeger a la guitarra y voz, Ryan Peake a la guitarra y segunda voz, Mike Kroeger al bajo, y Daniel Adair a la batería. La puesta en escena arrolladora, un escenario diseñado para la ocasión, pantalla gigante trasera acompañada de las dos laterales con una realización excelente por cierto, y unos arcos cargados de leds y bombillas que daban un aspecto enorme al escenario.
Comenzaban a sonar los primeros acordes de “Feed the Machine”, agresiva y futurista con un sonido impecable, enganchando con una acertada “Woke Up This Morning”. Pronto llegaban las primeras baladas de la noche, como le comenté a Mike en la entrevista qué facilidad tienen para crear melodías, ejemplo de ello son “Photograph”, ya con Ryan a la acústica, o “Far Away”, bajaban las revoluciones por tanto pero no la intensidad, y es que el público las coreaba a una sola voz. Primeros parones para traernos a uno de los técnicos con los típicos vasos de las fiestas americanas (rojos con el borde blanco) y tiempo también para hacer las primeras bromas.
Entre tanto, comenzaba a sonar un trallazo como “Something in Your Mouth”, demostrando que cuando quieren los canadienses pueden sonar realmente aplastantes, con un sonido redondo desde nuestra zona y con un Chad al que nos esperábamos más flojo de voz, cuando prácticamente lo bordó. Tampoco podía faltar “Someday”, en la que tuvieron el apoyo de una tercera guitarra de 12 cuerdas, para dar una dimensión mayor al corte en vivo, y tampoco lo haría una excelente y bella “Lullaby”, con Ryan al piano en esta ocasión para clavar una perfecta composición, uno de los highlights de la noche, que no fueron pocos.
“Figured You Out” nos devolvía la vena metalera de los de Alberta, mientras llegaba el momento de otra nueva como “Song on Fire”, el nuevo gran medio tiempo que se esconde en “Feed The Machine”, con el público moviendo sus brazos de lado a lado de forma constante y obediente, tremenda instantánea la que se podría tomar en este momento. Chad Kroeger nos presentaba una canción suya en este caso, y que desde la presentación sabíamos que era “Hero”, otra obra maravillosa y necesaria siempre en su set en la que además volvíamos a comprobar que la segunda voz de Ryan, que tomó protagonismo en la segunda estrofa, está en un estado de forma inmejorable, excelsa presentación. Los más rockeros y metaleros dirán que el set estaba siendo un tanto flojo de revoluciones, pero poco importa cuando el talento, la magia y la conexión total con el público inunda un Palacio Vistalegre entregado para esta ocasión única que estábamos viviendo.
Retomábamos el ritmo vertiginoso con “Million Miles an Hour”, primer corte de su “No Fixed Address”, del que echamos en falta alguna canción más como “Edge Of A Revolution” por ejemplo. Otro pequeño parón para subir al escenario a dos personas ‘vip’, en este caso Dayana y Miguel, los afortunados esta noche de cantar “Rockstar” junto a sus estrellas favoritas. Esto evidentemente tiene dos valoraciones, la buena que interactúan constantemente con el público y que brindan la oportunidad a dos chicos de subirse a un escenario junto a ellos, pero la mala es que un temazo como Rockstar debería interpretarlo la banda únicamente, además de la pérdida de tiempo que supone sacar a dos personas del público, subirlas al escenario, hablar con ellos y hacerse la posterior foto de rigor antes de irse. Como digo, todo muy americano, un verdadero show al que solo le faltaron para mi gusto unas llamaradas y plataformas elevadoras.
Como en la anterior, “When We Stand Together” nos volvía a hacer cantar al unísono ese contagioso estribillo, de nuevo con la ayuda de una tercera guitarra, que aparece casi siempre que se da una canción con guitarra acústica y eléctrica al mismo tiempo. Más show con Chad bajando al público a firmar el tatuaje del brazo de una chica del público, más vasos de plástico con una conocida marca que constantemente recordaba, e incluso una petición de matrimonio con su correspondiente ‘si’ en directo. Pero la música volvía a recuperar el protagonismo con la bonita “What Are You Waiting For?”, quizás la más prescindible de todas las emotivas de la noche.
Un chico con una cartulina pidiendo tocar “Animals” fue subido al escenario junto al resto de la banda, le dejaron una guitarra y en este caso lejos de empañar la actuación estuvo muy acertado, sin quitar un ápice de agresividad a la pieza, una de las más reseñables de su actuación además. Y nos acercábamos ya a el final con el tema que les llevó a lo más alto, la canción por la que muchos de los allí presentes les empezaron a escuchar, hablamos de “How You Remind Me”, coreada a una sola voz por todos los presentes y haciéndola sonar como en el disco, algo que hay que destacar de NICKELBACK, y es que el sonido es clavado a su sonido en estudio, o al menos de los más parecidos en este sentido respecto a otras bandas. Así abandonaban momentáneamente las tablas ante una impresionante ovación.
Llegan los bises y las luces de los móviles y los “oés” copan todo el recinto para volver a recibir a los cuatro músicos con “Gotta Be Somebody” y otro poderoso estribillo, pero nada que ver con otra de ese mismo trabajo, para un servidor de lo mejor de su discografía es su “Dark Horse”, y concretamente un “Burn It to the Ground” que cerraba el show de un modo inmejorable, avasallador y dejándonos el mejor sabor de boca posible, de nuevo con el lado más metalero y a la vez pegadizo saliendo a la luz, brutal la actitud de un público que hacía vibrar el suelo con sus saltos al ritmo de esta canción, o haciendo rugir el pabellón en ese estribillo en el que contestábamos a Chad con nuestro grito y puño en alto. Así finalizaba el conciertazo que ofreció NICKELBACK en Madrid.
Musicalmente perfectos, intachables, de diez. Hubiese sido un concierto de matrícula de honor si no hubiesen enganchado tantos parones seguidos para interactuar con el público, lo que rompió un poco el ritmo arrasador que llevaban. Y como buenos americanos, a las once exactamente, ni un segundo antes ni un segundo más tarde, hicieron finalizar su concierto. Tenemos la sensación de haber visto algo único, algo que superó nuestras expectativas musicalmente y con un escenario y una producción que supieron aprovechar a la perfección. Teníamos muchas ganas de ver por fin a NICKELBACK en nuestro país y las dudas siempre están ante una banda que no habíamos visto antes en concierto, pero ningún pero se les puede poner en lo musical, ni que incluyesen demasiadas baladas, cuando la melodía y el sello NICKELBACK lo marcaron con toda la fuerza del mundo en Madrid.
En lo referente al espectáculo sí que se veía un poco medido en cuanto a tiempos, con sus parones, con sus charlas alargadas para clavar el horario… Pero todo eso poco importa cuando lo que te están ofreciendo es de tanta calidad durante exactamente hora y cuarenta y cinco minutos de show. Será para muchos el mejor concierto del año, para los más ‘haters’ será horrendo, y para los amantes del rock/metal sin concesiones habrá sido aburrido por momentos, pero para los amantes de la música en general fue una noche fantástica. Agradecemos el trato a la prensa en todo momento de Rock n Rock, promotora del evento, que se portó de forma ejemplar con nosotros a pesar de las condiciones que imponía la banda. Solo nos queda esperar que no tengamos que esperar ni mucho menos tanto para poder volver a disfrutar de Chad, Ryan, Mike y Daniel en España.
Texto y fotos: Óscar Gil Escobar
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