Crónica y fotos de QUEEN con ADAM LAMBERT en Madrid

con ADAM LAMBERT

Sábado 9 de Junio de 2018 – Wizink Center – Madrid 

Un clásico nunca falla. Siempre es garantía de calidad y acierto, perdura en el tiempo y se mantiene durante todo el tiempo que puede. No siempre es fácil saber cuándo retirarse y no son pocas las voces que han acusado a Brian May y Roger Taylor de perdurar una leyenda caduca, inexistente sin la presencia del querido, añorado e irremplazable Freddie Mercury. No obstante y a tenor de lo visto la pasada noche de sábado, bien justificada queda la frase de “el espectáculo debe continuar”.

Sin duda, el joven Adam Lambert estaba en el punto de mira de todos aquellos que atiborrábamos las gradas y pista del WiZink Center madrileño, otrora Palacio de los Deportes de la CAM. Y no es para menos, ya que calzarse las botas del vocalista en una banda como QUEEN no es cosa menor. Sin embargo, creo que la clave de todo radica en el hecho de que Lambert en ningún momento pretende emular a Freddie Mercury, sino llevar las canciones a su terreno y sacarlas adelante con personalidad propia. A sus treinta y seis años, el estadounidense está en un estado de forma fantástico, cantando increíblemente bien, llegando a todas y cada una de las exigentes notas contenidas en unas canciones arraigadas dentro de la cultura popular a nivel mundial pero llevándoselas a su terreno, adornando todo a su manera, con movimientos propios, llenando el escenario con carisma, sonrisas y toneladas de ilusión. En definitiva, visto lo visto el pasado sábado, si QUEEN deben continuar, no me cabe duda alguna de que Adam es la persona idónea para estar al frente de ello.

El impresionante escenario, basado en la icónica portada del sexto álbum de QUEEN “News of the World”, fue usado continuamente, explotando cada uno de sus recovecos y efectos. Desde la pasarela que desde el se adentraba hasta casi la mitad de la pista del WiZink Center, como la que iba de un lado a otro de la batería y por supuesto, el juego de las pantallas, superior y trasera.

Para la ocasión, llevaban el apoyo de un teclista, bajista y segundo batería quien también ayudaba en labores de percusión adicionales, todos ellos ejecutando unos coros alucinantes de 100% puro directo.

Roger Taylor se mostró seguro como siempre tras su kit de batería sobre cuyo bombo estaba xerografiada una imagen suya con su barba blanca. Aunque el gran maestro de ceremonias fue Brian May, quien no paró de moverse, animarnos, cantar con esa hermosa y versátil voz suya -que se mantiene intacta- y tocar la guitarra con ese estilo y sonido tan particulares en él, usando monedas enlugar de púas para ejecutar las notas de cada himno.

Una vez apagadas las luces, el sector de pantallas de forma semicircular que tapaba lo que era el escenario, comenzaba a vibrar y las planchas de metal que se mostraban en las imágenes se iban tambaleando ante la aparición de Frank, que fue como bautizaron al icónico muñeco mitad robot, mitad Golem que aparece en la portada de “News of the World”. Primero una mano rompía la estructura, luego la otra para hacer como que la cogía y elevarla por encima de su enorme cabeza y mostrarnos al escenario con la banda al completo sobre él dándonos la espalda mientras Adam nos gritaba: “Madrid, are you ready?” y arrancar por todo lo alto con un rockero “Tear it Up” que sonó ya perfecto desde sus primeros compases.

Lambert con abrigo de cuero rojo, sin mangas y plataformas en sus botas, se mostraba seguro, radiante, cantando como un ángel, mientras que May con su colorida vestimenta llevaba las riendas de la actuación, no dejando ni un solo detalle a la improvisación. Con “Seven Seas of Rhye” quedé prendado de la armonización de voces en los coros así como de comprobar que, la estructura que el muñeco Frank había levantado con sus manos y que permanecía en el techo del WiZink Center, eran pantallas que iban mostrando todo lo que acontecía desde el escenario grande. Con “Tie Your Mother Down” terminaron de rubricar un excelente arranque de concierto, provocando la primera de las grandes ovaciones de la velada.

Adam jugó a placer con “Play the Game”, haciéndola suya pero a la vez respetando la original, al igual que un alucinante “Fat Bottomed Girls” en el que Brian May se aventuraba a cruzar la pasarela por vez primera, provocando el delirio de sus fans, alargándola en el solo mientras el vocalista salía de escena para su primer cambio de vestuario. Sonaba “Killer Queen” mientras aparecía la cabeza de Frank a pie de escenario, con Lambert subido sobre ella, ahora ataviado de cuadros, pantalón rosa y chaqueta verde azulada.

Primer parón para dirigirse al público, indicando el vocalista lo muy agradecido que estaba de que dos leyendas como Taylor y May le hubieran invitado a sumarse a QUEEN para la presente gira. A renglón seguido, uno de los momentos más brillantes, que fue la interpretación de “Don’t Stop Me Now”, donde Lambert se lució, al igual que en “Bicylcle Race”, en la que una bicicleta de tres ruedas cargada de flores aparecería sobre la plataforma, sobre la que el cantante se subiría para pasearse a lo largo del escenario mientras tiraba rosas al público. Tras esto, aprovecharía para protagonizar un nuevo mutis escénico mientras Taylor interpretaba su clásico “I’m in Love with my Car”, con su personal voz aún más rasgada con el paso de los años.

Llegó el momento funky por excelencia con la animada “Another One Bites The Dust” que todos coreamos y bailamos al igual que un vocalista que se lo estaba pasando realmente bien, disfrutando de cada momento. “Lucy”, de Adam Lambert en solitario les quedó bastante bien con imágenes de ventanales y mujeres bailando tras cortinas y luz roja, levantando el pabellón con una gran interpretación de “I Want it All” en la que todos nos vinimos arriba en el momento que se acelera, justo cuando comienza el solo central.

Llegaría el momento íntimo por excelencia con May sentado sobre un taburete al fondo de la tarima, guitarra acústica en ristre y hablándonos en un casi perfecto español, interpretando el “Concierto de Aranjuez” y un sentido “Love of my Life” al que se uniría la imagen y voz de Freddie Mercury directamente desde Wembley en 1986. La imagen de Freddie aparece junto a la de May por las pantallas, como si volvieran a estar juntos y es emocionante.

May nos enseña un palo de selfie y nos dice que es un instrumento que uno utiliza cuando quiere inmortalizar un momento para siempre junto a gente a la que quiere. Empieza a jugar con él y vemos que la cámara que porta es la de la imagen de las pantallas gigantes, con lo que el delirio del público es máximo. Aparece una batería en la pasarela justo en el momento en el que se unen a la fiesta Taylor y Lambert para “Somebody to Love”. Continúan la fiesta con “Crazy Little Thing Called Love” en la que el cantante se lo pasa en grande, cantando y bailando cual Elvis para a continuación y, tras un corto solo en el que ambos baterías se batían en duelo, hacer un alucinante “Under Preasure” en el que Adam cantaba las partes de Mercury y Taylor las de Bowie.

“I Want to Break Free” o cómo poner un recinto patas arriba cantando a una sola voz, fue una gozada. ¡Y qué decir de “Who Wants to Live Forever”! Preciosa, adornada por láseres que iban de un lado a otro atravesando el recinto desde el escenario hasta las gradas.

Llegaría el momento del solo de guitarra de Brian May, aupado sobre una plataforma hidráulica aunque desde las pantallas aparecían las enormes manos de Frank, con si le estuviera aupando él. Tirando de efectos, armonizadores y delay, como en él es clásico, volviendo toda la banda para interpretar una gran “The Show Must Go On” que puso el termómetro en su punto más álgido, aunada a otra ganadora, “Radio Ga Ga” que nos puso a todos a realizar la famosa coreografía con los brazos, a la que se uniría Frank desde las pantallas para hacernos corear y gritar.

“Bohemian Rhapsody” les quedaba espectacular, grandiosa, con Lambert cantando la parte baladística sobre la plataforma hidráulica y May emergiendo desde el foso hasta la pasarela, apareciendo entre el humo para interpretar su solo.

Breve parada para coger aire y fuerzas mientras Freddie aparecía una vez más en las pantallas y nos hacía cantar desde su mítico concierto en Wembley ’86. Al poco aparecía el resto de la banda con Lambert vestido de plateado y con una corona sobre su cabeza para entonar el himno por excelencia, “We Will Rock You”. ¡Una pasada! Aunque no menos que el colofón con “We Are the Champions”, con todo el público encantado, feliz y cantando a una mientras se disparaban enormes cantidades de confeti.

Asistimos a una velada mágica, conmovedora, repleta de himnos atemporales y con el siempre imborrable recuerdo de la figura del gran Freddie Mercury, sin olvidarnos tampoco del tímido bajista pero también responsable del sonido clásico de QUEEN así como de la composición de algunos de sus más emblemáticos temas, John Deacon.

Junto a Adam Lambert, la leyenda continúa para toda una nueva generación que quiere poder vivir estas canciones en directo y para todos aquellos que, pasados los cuarenta, desean revivirlas. El público presente repartido entre todas las edades, así lo atestigua. ¡The Show Must Go On!

Texto: J. José Jiménez – J_Jose_Jimenez@RafaBasa.com – Twitter.com

Fotos: Alvaro Ochoa 

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