Crónica y fotos de HELLOWEEN en Madrid

Sábado 9 de Diciembre de 2017 – Wizink Center – Madrid

La del sábado era la cita que todos llevábamos esperando desde hacía meses. En pleno puente de Diciembre, miles de personas llegando a la capital en estas citadas fechas pre-navideñas, no sólo desde diferentes puntos de España, sino también de Europa para la fecha que estaba fijada en el calendario como la gran fiesta del power metal: la gira de reunión de HELLOWEEN.

Tres horas de repertorio repasando lo mejor de su glorioso pasado con Michael Kiske y Kai Hansen, más otra parte de actuación basada en los clásicos de nuevo cuño, desde que a principios de los años noventa Andi Deris entrara a formar parte de la banda como vocalista.

Una gran asistencia, aunque no se llegara a colgar el cartel de “no hay entradas”, en un recinto como el WIZINK CENTER, -Palacio de los Deportes de la CAM- añadida al anuncio que días atrás hacía la propia banda indicando que iban a grabar el concierto de esa noche para un futuro DVD, hacían de la velada algo aún más especial si cabe. Fuimos casi 14.000 almas.

He de decir que todos y cada uno de los músicos cumplieron con su papel. Kiske, pese a no encontrarse en un estado óptimo (según me confirmaba Kai Hansen momentos antes en la entrevista que pronto podréis leer en esta casa, todavía acarrea secuelas de la gripe que cogió en Sudamérica), dio todo lo que tenía, incluso más. Siempre estuvo arropado por Kai Hansen y Andi Deris. Un Andi Deris que la noche del sábado se aupó, personalmente, como el gran líder de HELLOWEEN. Fue, de los tres vocalistas, el que más minutos protagonizó, cantando realmente bien, tanto en sus labores de frontman como haciendo coros y apoyos en las segundas voces. Arengando al personal con sus bromas y sonrisa perenne de oreja a oreja y, cómo no, hablándonos en su castellano aprendido en la bella Tenerife. Sin duda, él es quien está tirando del carro, quien está a los mandos de la maquinaria, la cuida y hace que sus compañeros den lo mejor de sí. Incluso diría que Kiske, quien siempre ha sido un excelente vocalista pero un frontman demasiado parado, ha ganado en esta última faceta desde que está junto a su compañero Andi. Me encantó la camaradería entre ellos. Su complicidad… ¡Muy grandes! Y por si fuera poco, debemos tener en cuenta que las canciones anteriores a la llegada de Deris, estaban tocadas en su tono original, es decir, medio tono por encima de como él las ha estado cantando desde 1994, con lo que el esfuerzo que Deris está realizando en esta gira es mayor si cabe.

Me encantó la actuación de Kai Hansen. Constantemente sonriente, tirando de galones, tocando la guitarra con pasión. Hubo momentos en los que verle tocar esos solos en los temas míticos de los primeros discos fue increíble. Su medley, del que más tarde hablaré, fue uno de mis momentos favoritos del show. Estuvo totalmente participativo, haciendo coros constantemente, ayudando en las voces principales. Y gracias a él, pudimos disfrutar de HELLOWEEN a tres guitarras en directo, dando una versión mucho más cercana de lo reproducido en el estudio de grabación. Me encantó cómo conjugaron el trabajo armónico entre él, Sascha y Weikath, llevando esas melodías dobladas de una manera mucho más fiel al directo. Se notó especialmente en temas como “Halloween”, “I’m Alive” o “Keepero of the Seven Keys”. ¡Una pasada!

También quiero hacer especial mención a la producción del concierto en sí. El escenario a tres niveles con los dos hinchables rodeando la enorme y preciosa batería de Dani Löble, la pasarela central que utilizaron constantemente para deleite de las primeras filas, las impresionantes luces y focos que lo engalanaban y el espectacular sonido que disfrutamos (en mi caso, desde la granda, justo enfrente del escenario, en la planta cero). También quiero hablar de las tres pantallas -dos laterales y una enorme central de alta definición- donde pudimos ver vídeos personalizados para cada una de las canciones, los pequeños cortos de las dos calabazas Seth y Doc (que servían para hacer tiempo y que los músicos pudieran cambiar sus instrumentos cada vez que tocaban un tema de la era Kiske, Hansen o Deris y así interpretarlos con la afinación correspondiente) pero además consiguiendo unas tomas en directo generalmente muy buenas, acertando en mostrarnos los mejores y más destacados momentos de cada canción.

Comenzaba el preámbulo de la gran fiesta que se nos avecinaba sonando por la P.A. el “Let me Entertain You” del británico Robbie Williams. Justo después se apagaban las luces para iniciar con la introducción de “Halloween”. Imágenes de un bosque lúgubre combinadas con otras de animación muy en la onda Tim Burton nos daban la bienvenida junto a una banda pletórica, sonando genial desde el minuto uno. Kiske y Deris cantando como los ángeles, llevando el primero de ellos el peso del tema, haciéndonos guiños al público -“Am I in Spain, or is it Hell?”- señalando a los afortunados de las primeras filas -“He is the snake”, “He’s the corrupter of man”- y haciendo que todo el palacio se viniera arriba a su final. ¡Fue apoteósico y hablo sólo del comienzo!

“Dr Stein” fue una gozada, con todos botando y un Andi pasándoselo realmente bien, cantando sus partes intercaladas con Michael, moviendo sus brazos extendidos hacia los lados como si fueran las hélices de un aeroplano. Terminaron como viene siendo habitual incluyendo la versión que JUDAS PRIEST popularizaron del “The Green Manalishi” mientras veíamos imágenes del gran Boris Karloff interpretando al monstruo de Frankenstein.

Llegaba el momento de presentarnos a las calabazas Seth y Doc, quienes protagonizarían algunos hilarantes momentos en la pantalla principal, mientras se disfrazaban de miembros de la banda e iban echando distintos objetos a un caldero para construir una máquina cuyo propósito era reproducir el logotipo de HELLOWEEN.

“I’m Alive” sonó increíble, con todos cantándola como el gran himno del power metal alemán que es, siendo el primero de los momentos en los que disfrutaríamos de Michael Kiske cantando una canción completa el solo.

Tras ella, llegaría el momento de tener a Andi solo en el escenario interpretando “If I Could Fly” y un “Are You Metal” que serviría para hacernos cantar al compás que el germano vocalista nos marcaba.

En “Rise and Fall” fue Kai Hansen quien ayudaría a sacar adelante la canción, echándose sobre sus hombros la responsabilidad de cantar el puente antes de los estribillos. Su velocidad y empuje supusieron un amplio contraste con la melódica y festiva “Perfect Gentleman”, con Andi ataviado con americana de lentejuelas, sombrero de copa y bastón, uniéndose a la fiesta Kiske poco antes de terminarla y jugando con el público.

Saldrían los roadies al escenario para colocar el pie de micrófono al centro del mismo para, a renglón seguido, tener a Kai Hansen ocupando ese espacio y anunciarnos que nos iban a transportar hasta los inicios de HELLOWEEN gracias al medley que tenían preparado, obteniendo los primeros vítores en forma de “oé” incluso antes de comenzarlo. De esta manera disfrutamos de ese primigenio speed/power que les caracterizaba en sus inicios y que para muchos, sigue siendo la piedra angular de su discografía. Sonaría la introducción de su primer Mini Lp para iniciar con la salvaje “Starlight”. A continuación, “Ride the Sky” fue una pasada, con Kai y Weikath ocupando el fondo de la pasarela a la hora de ejecutar su solo doblado a terceras, “Judas” y un participativo “Heavy Metal is the Law” que todos cantamos puños en alto.

Y tras la tormenta, volvería la calma con el formato acústico, apareciendo sendas banquetas para que las utilizaran Deris y Kiske e interpretaran “Forever and One (Neverland)” con Sascha detrás de ellos marcando los acordes, uniéndose el resto de la banda para el último de los estribillos. Hubo un momento bastante gracioso cuando Kiske le reprochaba a Deris que él no hablaba español y éste le contestaba “yo te traduzco… después del concierto”. Y no paraban las bromas ni el buen ambiente cuando Michi nos confesaba que él siempre quiso cantar como Elvis Presley pero su look se asemejaba más al de Rob Halford, lanzándonos la pregunta “breaking the… what?” justo antes de enlazar con “A Tale that Wasn’t Right”, donde hizo las labores de vocalista principal a la par que su compañero le hacía los coros en los estribillos.

“I Can” fue otro de los momentos más participativos de la noche, toda una oda al positivismo y a creer en uno mismo representada por la imagen de una calabaza escalando una montaña a través de la pantalla principal.

Y llegó el momento emotivo de la noche por excelencia. Comenzaba el solo de batería de Dani Löble y a poco veíamos en la pantalla central como una cinta de vídeo VHS con el nombre “Ingo’s  solo” comenzaba a reproducirse para presenciar un solo del tristemente fallecido batería de la banda y hacerse un pique entre éste y el que a día de hoy ocupa dicho puesto. Aparecerían Kiske y el resto de instrumentistas, ante el jolgorio popular para interpretar un fragmento de “Livin’ ain’t no Crime” y de seguido, un “A Little Time” que fue una pasada, con todo el WIZINK cantando su estribillo con pasión, con relojes por doquier desde la pantalla principal y un final alucinante en el que la banda irían bajando el volumen de sus instrumentos controlando la intensidad con la que atacaban las notas para retomar por todo lo alto cual traca final. ¡Una maravilla!

Me encantó “Why?”, cómo les quedó y lo bien que la cantó Deris (esta vez sin contar con la participación de Kiske como sí ha sucedido en otros conciertos anteriores), buscando la complicidad de cada uno de nosotros. Igual que en un “Sole Survivor” apoteósico que sonó como una apisonadora. “Power” por su parte pondría la fiesta una vez más en su punto más álgido, anunciando la que a priori iba a ser la última pieza de la noche, un “How Many Tears” catártico a tres voces que llegó a lo más profundo de nuestros corazones.

Primer mutis para volver a interpretar un “Eagle Fly Free” en el que Kiske tiró de carisma y de la poca voz que le quedaba a esas alturas, usando todos sus recursos disponibles para sacar adelante un tema festejado por un pabellón que no paró de cantar cada una de sus notas. “Keeper of the Seven Keys” fue una gozada. Me encantaron sus casi veinte minutos -ya que el final fue alargado- y la gran fiesta que montaron a su alrededor, con Sascha interpretando el arpegio acústico principal mientras se iban despidiendo cada uno de los músicos según se les iba presentando.

Para el segundo bis, soltaron toda la artillería pesada que les quedaba en forma de un “Future World” increíble, precedido de un solo donde Hansen elegiría una combinación de armónicos y pentatónicas, matamoscas en mano al interpretar el fragmento de Edvard Grieg, “En la Gruta del Rey de la Montaña”.

Por último, “I Want Out” sería la traca final, con globos y confeti, haciéndonos cantar una y otra vez su estribillo, alargándola y despidiéndose por todo lo alto.

Se encendieron las luces y, mientras salíamos del recinto, miraba a uno y otro lado y no paraba de ver caras sonrientes, felices. Ver momentos después como nuestras zonas de bares estaban abarrotadas de ese mismo personal, festejando una cita histórica, no hizo sino constatar que habíamos estado ante una de las citas más importantes del año. Si se repetirá o no, eso es algo que sólo está en las manos de HELLOWEEN, aunque lo que está claro es que fue una velada que difícilmente olvidaremos. De momento, la próxima cita será en ROCK FEST BARCELONA.

Texto: J. José Jiménez – J_Jose_Jimenez@RafaBasa.com – Twitter.com

Fotos: Óscar Gil Escobar

Para ver las fotos a mayor tamaño, pinchar sobre ellas.