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+ THE LIZARDS
Sábado 25 de noviembre de 2017 – Sala Caracol – Madrid
Segunda fecha de un Route Resurrection en Madrid tras el concierto de SÓLSTAFIR el viernes, y para esta cita nos encontrábamos ante lo que prometía ser una fiesta de rock sin complejos, rock puro y diversión a raudales. Así han sido siempre NASHVILLE PUSSY, un grupo que en sus directos llena de adrenalina y despreocupación a cualquiera.
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Era la segunda vez que los de Georgia nos visitaban tras actuar en el Garage Sound Festival este mismo verano y, aunque la cita parecía no ser multitudinaria y no había muchas esperanzas de hacer sold out, pudimos vivir una gran noche de fiesta y buena música.
Antes de la llegada de NASHVILLE PUSSY, tocaba amenizar la espera con una banda de la que ya antes del concierto me habían hablado bien. THE LIZARDS salieron al escenario de la Sala Caracol mientras la gente seguía entrando para disfrutar del show y, a pesar de algunos problemas técnicos que no desmejoran en absoluto la actuación, hicieron un concierto de lo más ameno.
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El trío barcelonés que ya cuenta con dos discos en el mercado contó con unos 35 minutos de actuación, pero los aprovecharon al máximo. Desde el minuto uno pudimos observar que todo en su apuesta iba a ser energía y actitud, conformando un buen entretenimiento antes del plato fuerte. Si bien tanto Carla (guitarra y voz) como Edgar (batería) hacen un trabajo perfecto en THE LIZARDS, he de decir que me quedé impresionado con la forma de tocar de su bajista Judith, que no paró de moverse a lo largo del escenario y atronaba su bajo con una calidad verdaderamente excepcional.
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Lo de NASHVILLE PUSSY pasó por ser lo que se esperaba de ellos. Desde que el telón de la Sala Caracol se abriera y la gente aplaudiese a la banda, desde que ‘Everybody’s Fault But Mine’ comenzara a sonar en la sala, aquello se convirtió en una auténtica oda al rock ‘n’ roll más sucio y más salvaje, y, por ende, en diversión en estado puro.
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Ruyter Suys se tornaba como protagonista del grupo constantemente y no es para menos. El desenfreno, la manera que tiene de tocar la guitarra tan excepcional y su actitud, llevaba en volandas al grupo en cada segundo.
Si a esto le sumamos la dupla que forma junto con su marido Blaine Cartwright a nivel de espectáculo y confidencialidad, y los papeles más secundarios—y no por ello menos importantes—de Bonnie Buitrago y Ben Thomas, tenemos ante nosotros una auténtica bomba de rock.
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El concierto discurrió como suele ser habitual en el grupo. Comentarios jocosos entre canción y canción, tragos de whisky, y canciones para todos los gustos que, principalmente, se centraron en el álbum Up the Dosage, con temas como la conocida ‘Pillbilly Blues’ o la siempre cumplidora en directo ‘Rub It to Death’.
No faltaron los míticos temas de la banda como ‘Good Night for a Heart Attack’ y la rompedora y coreadísima ‘Go Motherfucker Go’ con la que se encargaron de cerrar un concierto excepcional.
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Y llegó el solo de batería que acostumbran a hacer muchos grupos y en el que Ben Thomas demostró el grandísimo músico que es. Incluso en un inciso del concierto, Blaine se encargó de alzar la botella de Jack Daniels y rendir homenaje al fallecido Malcolm Young a lo que la sala contestó con aplausos y vítores en honor al que fuera guitarrista y fundador de AC/DC.
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Aunque no todo fue perfecto y hubo algunos fallos que eclipsaron el show durante los últimos 25 minutos con el micrófono de Blaine, el concierto fue de categoría y hubo tiempo para pasárselo bomba con una banda que siempre, a pesar de las dificultades cumple en directo y es una apuesta segura.
NASHVILLE PUSSY es de esas bandas que alguien nombrará con total seguridad cuando le pregunten sobre conciertos donde la diversión y la música fueran un todo, y es que se nota que los de Georgia viven y sienten el rock como pocos: con actitud, con diversión, con entrega, como debe de ser.
Texto: Juanma García
Fotos: Alvaro Ochoa
Para ver las fotos a mayor tamaño, pinchar sobre ellas.
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