+ MADDER MORTEM
Jueves, 20 de Octubre de 2017 – Sala Mon Live – Madrid
El que firma tiene la gran suerte, no sólo de escribir sobre música, que es mi gran pasión, sino también de poder hacerlo asistiendo a un buen número de conciertos cada año. Es por eso que de vez en cuando puedo presenciar grandes espectáculos en pabellones o estadios, donde la espectacularidad entra por los ojos y abruma.
Sin embargo, si en este 2017 he de elegir uno de mis momentos favoritos en directo, sin duda me quedaría con lo vivido la pasada noche de jueves en una pequeña sala, junto a otras doscientas personas -quizás algo menos- en un concierto donde los sentidos estaban a flor de piel, patentes en el ambiente que todos los allí congregados compartíamos.
La ubicación, inmejorable, con la otrora denostada por mí sala Penélope, ahora rebautizada como Mon Live, a la que no sólo han dado un buen lavado de cara exterior e interior, sino que además han tenido la brillante idea de suprimir las dos columnas que tanto daño han hecho a muchos de los shows que allí se han vivido. Entre la buena iluminación y mejor ambiente, el sonido nos regaló una ecualización de ensueño; ¡aquello parecía un cedé! Sin duda, el mejor entorno para sentir las mejores sensaciones.
Recuerdo que descubrí a SOEN como teloneros de PARADISE LOST hace unos cuantos años ya y precisamente en aquel mismo recinto. Esa noche, me encantaron presentando su primer álbum «Cognitive», el cual me terminé comprando en el merchandising. Es curioso, porque el 20 de Octubre cerré una especie de ciclo cuando descubrí a MADDER MORTEM, quienes abrían para la banda principal que había ido a presenciar y, una vez más, terminé tan maravillado que me traje a casa su último trabajo «Red in Tooth and Claw», sexto dentro de su discografía y del cual dieron buena cuenta a lo largo de la hora en la que estuvieron sobre las tablas.
Si tuviera que hacer una descripción de la música interpretada por los noruegos, diría que es una banda de metal con muchísimos matices, totalmente ajenos a sonoridades pegadizas o vistosas más propias de radiofórmulas. ¿Hay lugar en el metal para escuchar a una banda que, sin perder las identidades propias de este género, te hagan acordarte de otros artistas totalmente ajenos a éste como son Björk o PORTISHEAD? Pues la respuesta es que sin duda es así y MADDER MORTEM me lo demostraron y con ello me fascinaron.
Poco importaba que su vocalista Agnete M. Kirkevaag sufriera de una poderosa gripe, porque la simpática vocalista dio todo lo que tenía, que no es poco, regalándonos una hermosa voz cuyas melodías se iban superponiendo a la locura musical que sus compañeros de trabajo iban desglosando.
Grandes temas como «If I Could», «The Whole Where Your Heart Belongs», la marcada «M for Malice» o la misticidad de «Armour», pusieron la primera nota de color dentro de la noche madrileña. Finalizaron por todo lo alto con su clásico «Underdogs», dejándonos con ganas de más. Esperemos que la próxima vez no pasen catorce años hasta que volvamos a disfrutar de una gran banda como ésta. Al menos conmigo han ganado un nuevo fan, aunque sospecho que no fui el único.
Doce temas, que viene a ser el 40% de la discografía de SOEN repartida en sus tres álbumes, fueron los interpretados la pasada noche en su más de hora y media de ensueño musical. Eligieron una granada selección de cada uno de ellos, con una pequeña ventaja en cuanto al número perteneciente a su última obra «Lykaia».
El quinteto funciona como un reloj bien engrasado. Aunque lógicamente muchas miradas estaban puestas en el trabajo de Martin López sentado tras sus tambores, principal artífice y compositor, mecenas de SOEN, está claro que sus compañeros no se quedan atrás en cuanto a profesionalidad y alarde interpretativo. Stefan Stenberg nos dejó boquiabiertos con su maestría al bajo, teniendo especial preponderancia en la mezcla sonora de éste, tal y como podemos apreciar también en sus discos. Marcus Jidell demostró ser un pedazo de guitarrista elegante, sobrio cuando era requerido y rico en matices y técnica cuando era de recibo. Resultaba una pasada ver la actuación de Lars Åhlund a sus teclados, místicos y envolventes, así como apoyando con segundas guitarras, percusiones y segundas voces. ¡Y qué decir de uno de mis cantantes favoritos en la actualidad! Joel Ekelöf hizo gala de su hermosa y cálida voz, siendo un gran frontman elegantemente ataviado con sus vaqueros, camisa y americana, todo ello de negro impoluto.
Ya desde «Canvas» aquello fue un regalo a los sentidos que no pararía hasta el fin. «Sectarian», con ese genial solo de slide por parte de Marcus, la mágica «Savia» con el gran trabajo de percusiones y teclados ejecutados por Lars mientras Stefan hacía maravillas arpegiando su bajo… y nosotros disfrutando del deleite musical sueco.
Continuaban las grandes sensaciones con «Sister», primer momento en el que desde el público nos animábamos a corear uno de los estribillos más accesibles y aptos para el directo que tiene SOEN. Aprovechándolo, sería Marcus quien nos haría cantar en «Pluton» reproduciendo varias veces la melodía principal del solo desde su guitarra mientras los asistentes le dábamos la pertinente réplica.
Y llegó el momento más maravillosamente mágico de la noche. «The Words» cayó sobre la noche madrileña inundándonos de pasión y hermosura. No sé si será su mejor canción hasta la fecha, pero lo que si puedo aseverar es que su tema más intenso y en directo ese sentimiento crece exponencialmente.
Aportando contraste, en «Opal» tendríamos la versión más cañera y eléctrica de SOEN, con los músicos dándolo todo desde el escenario. «Kuraman» sería la excusa perfecta para que Joël presentara al resto de sus compañeros, terminando el tema con un sensacional juego de voces a capella.
«Jinn» nos devolvería a la calma y elegancia tan propias de ellos, al igual que una impresionante «Fraccions» con otro sensacional juego de voces entre Joël, Marcus y Lars.
Pequeño mutis para tomar aire y volver por todo lo alto, ante el clamor popular para interpretar la genial «Tabula Rasa» -me encanta ese juego de tapping de Stefan- y despedirse con ese aire de balada country -que me recuerda, salvando las lógicas distancias, a la música de Dylan Leblanc en su debut «Paupers Field»- que posee Lucidity.
En resumen, no pretendo pecar de pedante, pero sin duda, viendo la magnitud del espectáculo que presenciamos y el número de asistentes, no puedo evitar sentirme como un privilegiado, como todo un escogido por poder degustar de este tipo de música, tan idónea para exaltar los sentidos. Esperemos tener SOEN para muchos años y que cada vez seamos más quienes podamos deleitarnos con su arte.
Texto: J. José Jiménez – J_Jose_Jimenez@RafaBasa.com – Twitter.com
Fotos: Alvaro Ochoa
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Para mi estos SOEN han sido una de las sorpresas del año, junto a la de MYRATH, el año pasado. Son geniales.