Sábado 6 de Mayo de 2017- Arena Ciudad de México
Diábulus in Ópera
La mejor formación de MÄGO DE OZ en su historia
Siendo sinceros, siento que la fortuna me ha sonreído durante el transcurso de mi vida. Aunque todavía soy relativamente joven (23 cumplidos al momento de escribir esto), he tenido la suerte de ser testigo de algunos de los conciertos de heavyrock más importantes que en la última década ha albergado la Ciudad de México. Se me vienen a la mente: aquél maravilloso espectáculo del 2012 en donde Roger Waters hizo explotar las cabezas de 55,000 aficionados en el Foro Sol con toda la parafernalia de «The Wall» (incluido el disco en su totalidad) o cuando METALLICA, tres años atrás y en el mismo recinto (también lleno hasta el estacionamiento), tocaron tres noches seguidas, las cuales fueron inmortalizadas en formato audiovisual y posteriormente editadas con el nombre de «Orgullo, Pasión y Gloria», uno de los directos clave del grupo dentro de estos últimos años. También recuerdo lúcidamente la gira del 20 aniversario del que es para mí el mejor disco de metal de la historia, «Rust in Peace» de Megadeth, en la cual no sólo interpretaron el álbum en su totalidad, sino que logró coincidir con el regreso del legendario bajista David Ellefson al grupo, el cual se presentó en otro recinto histórico de la capital: el Palacio de los Deportes; como imaginarán, también abarrotado.
El sábado 6 de mayo otra historia de este mismo calibre estaba por suceder. La expectativa estaba por las nubes, tanto como la difícil decisión que tendría que tomar el conjunto en cuanto al setlist (recuerden que MÄGO DE OZ es un grupo con casi 30 años de trayectoria y con más de una decena de discos de estudios bajo el bazo), como por el inevitable y casi fetiche tema de ver a «Zeta» cantar aquellos grandilocuentes temas que inevitablemente el grupo tendría que tocar para aprovechar el tópico sinfónico del concierto.
La Arena Ciudad de México, un foro relativamente nuevo, pero con la capacidad de albergar a las 18,000 personas que la noche del sábado pasado se reunieron para presenciar el histórico evento, fue el escenario elegido para la ocasión, la cual fue filmada para su posterior edición en CD y DVD. El director de la orquesta «sinfonietta» que acompañó a Mägo se llama José Luis López Antón, director titular de la filarmónica de Ávila, el cual fue el escogido para sustituir a la soprano Pilar Jurado que haría las veces de directora antes de tener que abandonar sus labores por motivos de salud.
Sin duda alguna, uno de los temas más importantes de la noche es el del sonido. No es ningún trabajo sencillo microfonear y mezclar a una sinfonietta y a un grupo de 9 componentes (más los invitados) y que el resultado suene a la perfección, y aunque éste no fue el caso, mayoritariamente en el trascurso de la noche se pudo escuchar gran parte de las partes protagónicas. Por ejemplo, cuando teníamos que escuchar a la orquesta, se escuchaba, o cuando teníamos que prestar atención a la sección folklórica del grupo, estaba destacaba. No fue una noche perfecta en este ámbito, pero estuvo muy lejos de ser un caos.
Donde sí tuve problemas para distinguir «de qué iba» fue la introducción del concierto, la cual narra Christian Gálvez, presentador de TV en España; aunque no por que no haya habido suficiente volumen o por que fueran intangibles las palabras del relator, sino por el ruido de la gente al escuchar que empezaba el concierto. El público sabía que esa noche era diferente por las ya mencionadas circunstancias, y en ningún momento se contuvieron para expresarle el gran amor, admiración y respeto que existe hacia el grupo.
Después, silencio. Entre los gritos de la multitud se distinguía un solemne y delicado piano, y al escucharlo supe que la noche sería grandiosa. Los arpegios de «Dies Irae» empezaban a sonar mientras el cortinaje se abría poco a poco. El escenario consistía en un telón con la inscripción «DIABVLVS IN OPERA» y alrededor de éste una muy trabajada y gótica estructura que rodeaba al escenario, en donde se podían divisar calaveras, demonios y hasta arriba a los «5 Mägos», que rodeaban a un ser demoniaco que abrazaba justo al centro de la edificación a un pentagrama. Atrás del telón estaba el escenario con tres pisos. Hasta abajo se ubicaban las guitarras y Zeta. En el segundo piso estaban la batería, los teclados y Patricia Tapia. Atrás de ellos se ubicaba una de las gigantescas pantallas que, aunque más delgada que la otra, era bastante más larga y abarcaba todo lo largo del escenario. En el tercer piso estaba ubicada la orquesta con su director, y un poco arriba y atrás de ellos estaba la segunda pantalla, más alta pero un poco más angosta. Aparte, la arena cuenta también con un gran tablero de cuatro lados, en donde proyectaban en directo imágenes que iban filmando, más dos pantallas de tamaño mediano en cada uno de los costados del plató.
Zeta hacía su entrada triunfal, y aunque no se le veía por ninguna parte, apareció en las pantallas de la arena cantando de una elegante manera la introducción del tema. La emoción de la gente crecía mientras la orquesta hacía la introducción sinfónica del tema, y mientras éste se transforma en su sección de power, el segundo telón que había encima de la orquesta cayó e hizo que el escenario fuera revelado en su totalidad. El tema sonó brutal, sobre todo por el amplísimo trabajo de orquestación que había encima de éste. Mi parte favorita fue cuando después del ‘badinerie’ de Bach, la orquesta comenzó a hacer unos sencillos, pero efectivos cortes que junto con el grupo que le dieron un carácter muy fuerte a la sección de los solos del tema.
«Diábulus in Música» fue la siguiente. Fue toda una sorpresa para los espectadores por el hecho de rescatarla después tantos años y también por ser la segunda canción del show, siendo una continuación inusual de un principio de concierto. Como era de esperarse, los arreglos fueron muy melódicos, como la canción, aunque también tuvo su parte gótica al final, cuando el coro cantaba junto a Patricia el final del tema. El recital continuó con Alma, una de las canciones que en lo muy personal yo esperaba que tocaran, debido a la inclusión de una versión orquestal en aquél lejano «Belfast». El grupo cumplió la misión de llevarla al concierto y el resultado fue impresionante. La voz de Zeta en los registros medios de los versos le queda como anillo al dedo al tema. El grupo no fue el único que disfrutó de la incorporación de este tema, sino que el público bailó hasta el cansancio al ritmo de las partes folklóricas de la mitad del tema.
Zeta presentó al siguiente tema, Sueños Dormidos, e invitó a los primeros invitados de la noche. Con su guitarra acústica, Manuel Seoane, un clásico ya dentro del círculo del grupo subió junto a Anono Herrero, que en esta ocasión le tocó utilizar un cajón peruano para enfatizar el ambiente flamenco de la canción. También fue la primera ocasión de la noche en que ocurrió el dueto Patricia-Zeta, mientras cantaban con unos grandes arreglos sinfónicos de fondo.
El primer gran y gigantesco momento de la noche sucedió con Siempre, aquella dulce y bella balada de Gaia III: Atlantia. Después de un pequeño diálogo con el público, unos pequeños cocos de nieve bajaban del escenario mientras un tenue color azul aparecía de las pantallas. Zeta, enorme, cantaba de manera espectacular ante un público que estaba entregado a él. Los flashes de las cámaras inundaban el recinto, y mientras Javi Díez y la orquesta acompañaban al vocalista durante toda la canción, el estruendo de la gente cantando al mismo tiempo que sus ídolos permanecerá por mucho tiempo en el recuerdo de muchos.
Otra de las acertadas decisiones de la noche, muy correcta a mi parecer, fue el protagonismo que el grupo le dio a Patricia Tapia. Años atrás quedó la incertidumbre acerca de que si la cantante era un miembro permanente del conjunto o sólo una corista, y durante la noche fueron varias las ocasiones en que los reflectores se posaron sobre ella. Con uno de los temas que al principio sólo era un pequeño ‘jam’ entre Patri, Txus y el público, por aquella gira de «La Ciudad de los Árboles», ahora todo el grupo, incluyendo a la orquesta, participó en una versión de aquél simpático «Mercedes-Benz» de Janis Joplin, dando a notar que no sólo Zeta fue el que cantó espectacular esa noche, sino que también Patri nos ofrecer gratas sorpresas.
A mi gusto, No Pares de Oir Rock & Roll, perteneciente a «Hechizos, Pócimas y Brujería», fue el tema que menos pegó entre el público. Patri tomó las riendas del tema, mientras Anono sustituyó a Txus. La orquesta opacó en su totalidad al rockandrollero riff de la canción, que no se escuchaba en absoluto. Algunos muy fanáticos brincaban y coreaban el estribillo, pero en general la gente nunca ha conectado con esta extraña mezcla de rock and roll y de la sección gótica del medio. Eso sí, una espectacular interpretación de Fernando Mainer, y su solo de bajo.
Prosiguió una de las elecciones más extrañas de la noche, aunque muy efectiva. La instrumental de Finisterra, A Costa da Morte, dio paso a un muy bonito y estético performance de cinco bailarines, cuatro chicas y un chico. La gente retomó la conexión con el grupo y gran parte de la arena bailaba de nuevo al compás del violín de Moha y de la flauta de Josema, que regresaba dándose un respiro de su nuevo trabajo en el «Cirque du Solei». Al otro que le tocaba brillar esta noche era a Javi Díez, no sólo por un concierto también espectacular, sino por su pequeño popurrí que tocó al piano. Sorprendió a todos con una hermosa interpretación de un popurrí en los que temas como «La Canción del Tiempo», de aquél legendario «The Legend Of Zelda: Ocarina of Time», o el tema principal de «Los Piratas del Caribe» deleitaban a los más frikis de los asistentes (¡incluyéndome!).
Pero Javi Díez lo sabía. Sabía que el momento había llegado, el momento de la verdad. Con una ejecución bastante más rápida de lo habitual, pero con la elegancia que conlleva tocarla a esa velocidad, el primer arpegio de «Gaia» hizo que la arena se derrumbara en vítores. La gente, incrédula de que sería testigo de la primera interpretación del tema por parte de Zeta y que fuera una de las canciones escogidas para ser tocadas con orquesta, hizo que el ambiente se transformara en una rápida y gigantesca expectación de lo que estaría por suceder. El cantante tacleó de frente la canción, y verso tras verso dejó al público con la boca abierta, no sólo al llegar a cada uno de los agudos que la gente pensaba que no podría llegar (hay que admitirlo, hay mucho morbo sobre el tema aún), sino al demostrar con la facilidad con la que parecía cantar el tema. Tal vez la pregunta sería el por qué no habían tocado la canción antes. La orquestación para el tema fue fantástica también. En momentos, la orquesta fue densa, dramática, alegre, brillante… sin duda alguna, me pareció el mejor complemento del grupo durante todo el concierto. Aunque todavía no acababa, faltaba la prueba final. Vestido desde el principio como prisionero, Zeta estaba siendo encadenado a su silla eléctrica para cumplir su condena, y no era precisamente morir en esta ocasión. Después de dar una interpretación perfecta, había un último agudo que cerraba la canción: un complicado Sol 5 (como el del principio de Satania). La expectación estaba al límite… y un impresionante agudo salía de las cuerdas vocales del cantante. Al terminar la canción, no se escuchaban más que aplausos. Zeta se había ganado al público.
Llegados al primer descanso del show, una proyección que mostraba fragmentos de todos los sencillos de la historia del grupo se dislumbraba por las pantallas de la Arena. Desde Hasta que tu muerte nos separe hasta La Danza del Fuego (2015), el grupo rendía tributo a los grandes éxitos de su carrera, y con una gran justificación: el grupo rompería una de sus cadenas esa noche, la de tocar una gran cantidad de estas canciones marca «MÄGO DE OZ«, que debido a la popularidad que poseen, los obligaba a interpretar bastantes de éstos temas durante sus conciertos, consumiendo gran parte del tiempo de las actuaciones. Al zafarse de esto, la agrupación se pudo permitir incluir el otro tipo de canciones que están bajo su repertorio: largas, barrocas y con más trabajo de instrumentación, o para los más quisquillosos, las «no comerciales».
Un claro ejemplo de esto fue la siguiente canción: Illusia. En esta parte del show el grupo rendía homenaje a la gran etapa que ha tenido desde que Zeta, Javi Díez y Fernando Mainer entraron al conjunto. El coro y la orquesta ornamentaron e hicieron crecer al tema, que fue bastante celebrado. Las partes líricas, que se pensaba que haría Pilar Jurado, fueron interpretadas sin problema alguno por Patricia Tapia. Después, mientras una gran orquestación de fondo armonizaba La Rosa de los Vientos, Txus, con un gran y elegante disfraz, lleno de la nostalgia de otras épocas del grupo, acompañaba a Zeta a hacer un memorable dueto. La gente sonreía y cantaba mientras que Patricia se le unía a aquél par al final de la canción. Hechizos, Pócimas y Brujería, de su homónimo disco, hizo su aparición después. Este fue el tema que más me gustó la orquestación, después de Gaia. El tema también fue muy celebrado, incluso un poco más que la misma Ilussia.
El otro gran momento de la noche llegaba sin ser anunciado. Subidos a unos bloques con el mismo trabajo de texturización que el escenario, dos actores, uno pintado de blanco, y otro de negro, representaban con espadas a la luz y a la oscuridad de La Cantata del Diablo. Leo Jiménez, otra de las esperadas colaboraciones del show, hizo su aparición para cantar junto a un gigante Zeta, que seguía sin dar respiros incluso al mismísimo Leo. Hubo de todo en la canción, desde los actores bailando alrededor mientras interpretaban los irreligiosos versos, hasta un conjunto de gaitistas que reforzaron la parte más folklórica del tema. Sin duda alguna, fueron unos 20 minutos que se fueron bastante rápidos. El grupo se despidió por primera vez al terminar el tema.
Tras unos minutos de espera y del clásico grito de «¡otra, otra!», el final del show se veía venir. Regresaron a interpretar la versión de la canción de KHY, «Revolución», con Patricia de nuevo al frente y con una orquesta súper melódica detrás. Prosiguieron con La Costa del Silencio, que contó con unos sencillos, pero muy lindos arreglos de la orquesta. Terminarían el show con la gran y famosa Fiesta Pagana, en la cual salió la clásica «Súper-polla», mientras el confeti llovía desde la parte superior del escenario y todos los invitados de la noche salían a divertirse y a despedir al público mexicano.
«Diábulus in Ópera» será recordado como el mayor y más grande concierto que MÄGO DE OZ ofreciesen dentro del marco de sus primeros treinta años de vida. Y aunque el grupo ha tenido otros legendarios recitales de gran calibre, como La Riviera 2001, la Plaza de Toros México 2006, Vistalegre 2008 (los dos últimos incluso fueron grabados, aunque jamás los editaron), lo que sucedió este sábado pasado quedará para la historia por el contexto en que se desarrolló.La noche tuvo una tremenda cantidad de puntos fuertes, como la escenografía, las canciones elegidas, el protagonismo individual de todos sus componentes… pero sin duda destacaría algo en específico: a Zeta. Este señor no sólo está en su mejor forma vocal desde que entró al grupo, sino que también cayó las bocas de sus más aferrados detractores al dar un concierto monumental. La elección del grupo cinco años atrás pareció ser la más indicada a final de cuentas.
Debo compartirles que el título de la nota iba a ser «El final de una era y el comienzo de otra.» Después de un par de años muy sufridos, que desembocaron en la disolución de la agrupación por un año, algunas canciones de la etapa de Gaia III fueron justamente reivindicadas. Poder escuchar al grupo en semejante nivel es un placer, y aunque tal vez tenga muchas críticas por decirlo así, creo que el grupo por fin le dio el cierre que merecía la etapa de los «Gaia». Irónicamente, esto no quiere decir que la ambición de MÄGO DE OZ desaparezca; pienso que, justo al contrario, con un nuevo disco de estas características bajo el brazo y con muchos de los problemas resueltos (como las críticas o la formación en sí), el futuro de la banda se lee más esperanzador que nunca antes.
Setlist:
- Dies Irae
- Diabulus in Música
- Alma
- Sueños Dormidos (Ft. Anono y Seoane)
- Siempre
- Mercedes-Benz
- No Pares de Oir Rock & Roll (Ft. Anono)
- A Costa da Morte (Bailarines)
- Medley de piano de Javi Díez
- Gaia.
- Bis 1 – (Proyección de los singles del grupo)
- Illusia
- La Rosa de los Vientos
- Hechizos, Pócimas y Brujería.
- La Cantata del Diablo. (Ft. Leo Jiménez, Manu Seoane, Gaiteros y Actores)
- Bis 2 –
- Revolución (Ft. Manu Seoane)
- La Costa del Silencio
- Fiesta Pagana (con todos los invitados)
Texto: Miguel Ramos
Fotos: Alan Espinoza – Restart (Muchas gracias!!!)
Para ver las fotos a mayor tamaño, pinchar sobre ellas.
Buena crónica. Siempre desde un punto de vista imparcial y tratando de no creer ni hacer creer a otros que estos cabrones han inventado el fuego, porque no es así.
Sin embargo, o estoy tristemente mal o somos todos los amantes de los Mägo tan sordos, que el agudo del final de Gaia me suena a la voz de Patri haciéndolo. Espero con sinceridad estar mal y si es así, enhorabuena a Zeta por haberse ganado más seguidores y olvidar a Andrëa de una vez. Si estoy en lo correcto, pues…
No parece, ES Paty. En el 10:28
https://www.youtube.com/watch?v=lSvYKKDbc80
Zeta no se cansa de hacer playback por lo visto.
Y como siempre, Miguelín fue a otro concierto, porque en Gaia escuchar el «la muerte se excita es el fin» (mismo vídeo, al 8:50) es lamentable por los cuatro costados: forzado y desafinado. Los agudos de Dies Irae, igual. Los de La Cantata, igual.
Bien o mal, el Mägo aún tiene trucos bajo la manga: con Ilussia vendieron el 60% de la Arena y con la orquesta la agotaron.
Está muy claro que lo de Zeta es playback no hay que ser un experto en música para darse cuenta, la crónica es de muy fanboy, decir que es la mejor formación de la historia de mago es ridículo, el mejor José le da mil vueltas a Zeta (ojo no el José actual) y tuvo mucha mas convocatoria de fans en Gaia 1 y Gaia 2, así que esta formación esta lejos de ser la mejor.
Pues yo escuché un Zeta que se esforzó mucho por hacerlo mejor de lo normal… y es que la ocasión lo exigía. En cuanto al agudo de Gaia, no me convenció del todo, quizá dió la nota, pero no libremente, muy forzado.
Como sea, gran noche de rock y un gustazo ver a Leo haciendo lo suyo y siendo un frontman mucho más notable que Zeta, y eso que fue solo un tema donde participó Leo.
A mi no basta la orquesta y el escenario, no me impresionan, recuerdo el Mago de Oz fest 2007 en el palacio de los deportes, casi sin escenografía ni nada, pero que locura… en fin, me faltó La Cruz de Santiago aprovechando que estaba Leo.
Y no soy de los que solo conozcan los «éxitos» de Mago, muy al contrario, me agradó el set, pero no sé, algo faltó…
Ya veremos como queda el DVD, y a esperar que saquen nuevo disco…
El setlist es una pena para hacerlo con orquesta con la de canciones que tiene Mago de Oz que hubieran sido cojonudas y una cosa está clara, este concierto con orquesta con José Andrea hubiera sido la polla.
¿Pero con qué Jose Andrea, con el de ahora, o con el de hace 15 años?, porque con el de hace 15 años no hay discusión, hubiera sido acojonante, pero con el de ahora tampoco la hay, rotundamente no, porque sería poco menos que de vergüenza ajena, y de profunda tristeza.
Creo que la crónica habla de una cosa respecto a la voz de Zeta y youtube me dice otra.
«La mejor formación de MÄGO DE OZ en su historia» Menudo troll xDDD