+ STICK TO YOUR GUNS + DARKEST HOUR
Jueves 27 de Abril de 2017 – Sala La Riviera -Madrid
Tras una última visita que recordamos con inmejorables recuerdos, PARKWAY DRIVE regresan, esta vez a una sala La Riviera que desde primera hora de la tarde mostraría el ambiente de sus grandes noches a la orilla del Manzanares. Los de Oceanía nos visitaban ahora con su «Unbreakable Tour», en el que para las fechas peninsulares contarían con dos bandas norteamericanas ejerciendo de teloneras, ambas ya conocidas por el público nacional como son DARKEST HOUR y STICK TO YOUR GUNS, un placer también tenerles de vuelta.
A eso de las siete de la tarde se produjo la apertura de puertas con ya una importante masa de público que accedía al interior del recinto, y es que no eran pocos los seguidores que aguardaban como digo desde horas antes por las cercanías de la sala.
Los primeros en llegar eran DARKEST HOUR, ni mucho menos desconocidos ya en nuestro país con varias visitas a varias ciudades de nuestra geografía en los últimos años. Los de Washington DC nos traen una mezcla perfecta entre la actitud y el desenfado del hardcore/punk, y la velocidad y agresividad del metal en vertientes como thrash, speed o death por momentos. Inicio avasallador con «Knife in the Safe Room» o «No God», ejemplos claros de esa vertiente más metalera con el thrash por estilo predominante. Sin embargo y a medida que nos acercábamos más hacia el final de su actuación, como con una clásica como «With a Thousand Words to Say but One», muchos de los asistentes se sienten mucho más identificados musicalmente, con mayor carga melódica y una base rítmica más variable a lo largo de la composición que en el caso de las dos mencionadas anteriormente, mientras «The Sadist Nation» nos muestra el lado más salvaje y brutal de la banda, con un trabajo rítmico tremendo que no dejó indiferente a nadie. Gran aporte energético de una banda que suena demoledora una vez más.
Poco después sería el turno de STICK TO YOUR GUNS, quienes traen desde California el hardcore por bandera con cortes con unas variaciones rítmicas notables entre unos y otros. «Against Them All» es probablemente la más esperada de la noche con un rítmo que ponía a saltar a toda la sala, mientras comenzaban a lanzarse los primeros crowdsurfers de la noche, como sucedía en «Empty Heads» o «Such Pain», otras dos que calentaban motores de verdad, y es que si bien es cierto que DARKEST HOUR estuvieron sublimes, STICK TO YOUR GUNS volaron cabezas esta noche con su actitud sobre las tablas que contagió a una sala que se volvió completamente loca a ritmo de temas tan celebrados como «Amber». Pasaron por encima de un público que disfrutó de lo lindo, como si de un cabeza de cartel se tratara, de una de las mejores presentaciones por parte de un grupo telonero en los últimos meses. Inconmensurable labor de las dos bandas norteamericanas que eran las encargadas de abrir la velada.
Turno para el cabeza de cartel de la noche, sin duda una de las referencias del metal/hardcore en la actualidad como lo son PARKWAY DRIVE. Los de Byron Bay llegaban a Madrid con Winston McCall a la voz, Luke Kilpatrick y Jeff Ling a las guitarras, Ben Gordon tras los platos y Jia O’Connor al bajo, dispuestos a volver a convertir la capital en una auténtica fiesta como nos tienen acostumbrados. Inicio antológico con «Wild Eyes» y esa melodía característica que nos acompañará durante buena parte del tema y que corea toda la sala al unísono, mientras el público comienza a entrar en calor con los primeros pits y saltos de la noche. Otro clásico continuaba como «Carrion», y es que es muy sorprendente ver a una banda iniciando con algunos hits directamente su set.
Tras este inicio desbordante, ahora sí llegaba el momento de direccionarnos a su último plástico «Ire» con una demoledora «Dedicated» sonando redonda gracias a una base rítmica marcada por Jia y Ben que hacía vibrar el suelo de La Riviera. En este mismo disco, encontramos también el que sin duda es el nuevo éxito de los australianos, hablamos de la melódica «Vice Grip», lo que ha supuesto un giro de tuerca más en su sonido y que igualmente pone patas arriba Madrid que salta sin descanso desde el inicio del corte, coreando ese estribillo tan pegadizo y siendo una ayuda inestimable para Winston, quien hace las labores de frontman a la perfección, todo un líder en el escenario.
Y para volver la senda de los circle pits y crowdsurfing, Ben Gordon introduce brillantemente «Karma», una de esas piezas que aparte de melodía sube descaradamente el pistón, apretando el acelerador para a mitad dejarnos con un ritmo más denso y contundente, volviendo a dejar paso a la melodía de las guitarras de Luke y Jeff, para rematarnos con un final vertiginoso, sin duda estamos ante una de las composiciones por excelencia de este quinteto. Seguimos en su exitoso álbum «Deep Blue» con otro ejemplo de trabajo rítmico sensacional como «Sleepwalker», en la que el capitán McCall vuelve a contar con nuestra ayuda desde la pista.
«Dark Days» nos hace desempolvar nuestros puños para corear los instantes iniciales, mientras «Destroyer» es la encargada de abrir su último álbum y fue la encargada de abrir sus shows en su anterior gira, y estoy seguro de que con la efectividad que ha tenido ésta en ambas giras será difícil sacarla del set de los aussies, un equilibrio perfecto entre el trabajo melódico y armónico, y el trabajo rítmico en una canción con un estribillo muy pegadizo y fácil de distinguir, es la clave para crear obras como las mencionadas anteriormente.
También hubo tiempo para saborear joyas más antiguas como «Boneyards» o esa inicial melodía de «Idols And Anchors» y ese ritmo demoledor que te lleva por delante, intercalando entre ambas piezas del «Horizons» una nueva como la ‘rapera’ «Writings on the Wall», en la que Winston nos vuelve a sorprender con esa faceta no tan explotada hasta este último plástico, dejando clara la evolución sonora de esta locomotora australiana que no se ha estancado y ha demostrado que pueden seguir siendo creativos dentro de su estilo, aunque esta canción que comentamos no tuviera el éxito de otras tanto de este disco como por supuesto de anteriores.
«Swing» nos devuelve a la pura adrenalina con un solo de batería en medio de la canción, el cual fue un tanto descafeinado, ya que en el resto de gira Ben Gordon luce su batería giratoria, la cual gira 360 grados mientras interpreta su solo, pero por la capacidad en el escenario de La Riviera, el set de batería era el habitual en giras anteriores, una lástima no haber podido disfrutar de su show al completo como podría haberse desplegado en el WiZink Center. Así se despedía la banda momentáneamente mientras el respetable coreaba el nombre de la banda mientras se tomaba un respiro, y es que pocas veces mires donde mires a tu alrededor verás a gente moviéndose por doquier, ya sea bailando, saltando, o simplemente perdiendo el control sobre su cuerpo, pero nadie paró quieto durante toda la actuación.
Y llegamos sin quererlo ni beberlo a la parte final del show, con la espiritual y contundente «Crushed», que aunque tenga un inicio que nos recuerde a cortes como «Endzeit» de Heaven Shall Burn, cuando se asienta vuelve a mostrarnos la versatilidad que ha adquirido esta banda con este «Ire», sin duda una de las que no podían faltar esta noche. Una de las sorpresas de la noche llegaba cuando Winston nos preguntaba qué canción queríamos escuchar en ese momento, y la amplia mayoría se decidió por «Romance Is Dead» y ese ‘tapping’ precioso y magistral a dos guitarras de Jeff y Luke. Y si es original empezar con clásicos, también lo es terminar con las nuevas, como en este caso «Bottom Feeder» que nos vuelve a hacer botar hasta agotar nuestras últimas energías. No nos esperábamos para nada un tercer bis esta noche, pero fue perfecto para concretar uno de los mejores conciertos del año de nuevo, y es que si el año pasado nos ganaron con un portentoso directo, ahora nos han pasado por encima con un sonido perfecto para la ocasión, y es que desde cualquier lado de la sala se escuchaba igual de bien, pudiendo discernir todos los instrumentos, todos los sonidos pregrabados, la batería sampleada y contundente, y la voz de McCall imponiéndose.
Así se despedía PARKWAY DRIVE de una Riviera que vibró de verdad una vez más ante uno de los grandes fenómenos musical del estilo de los últimos tiempos. Es difícil presenciar shows tan enérgicos y poderosos como el de estos cinco chicos que nos hacen exprimirnos viniendo desde la otra punta del mundo. En pocos conciertos se puede ver ese ‘feedback’ del público con la banda de forma tan notoria y constante. Como comentaba anteriormente, se dieron todos los condicionantes para hacer de este uno de los shows más redondos que hemos visto de PARKWAY DRIVE en la capital, siempre infalibles, pero esta noche sobresalientes de verdad.
Texto y fotos: Óscar Gil Escobar
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