+ CRISIX
Martes 8 de Noviembre de 2016- Sala Razzmatazz – Barcelona
Hay discos que marcan un punto de inflexión en la carrera de una banda. Aunque quizás "Roots", no sea el álbum predilecto entre los seguidores clásicos de Sepultura, lo cierto es que este trabajo, -publicado hace ahora dos décadas-, no solo significó el último lanzamiento de la formación clásica de los de Belo Horizonte, sino que supuso una influencia imprescindible para comprender la evolución del metal durante la segunda mitad de la década de los noventa. Así que mientras muchos seguimos fantaseando con la reunión de la formación que grabó discos imprescindibles como «Arise» o «Chaos A.D.», los hermanos Cavalera han optado por revivir la magia de «Roots», contando con el concurso de sus compañeros en CAVALERA CONSPIRACY: el guitarrista Marc Rizzo y el bajista Johny Chow.
El enclave escogido para semejante ejercicio de nostalgia fue la sala grande del Razzmatazz, un lugar emblemático para los brasileños ya que allí grabaron su «Under Siege» en 1991. Contrastando con la veteranía de los hermanos Cavalera, para abrir la velada contaríamos con la juventud, el desparpajo y la ilusión de una banda que está "on fire» desde que publicara su tercer largo "From Blue To Black". De modo que tan solo unas semanas después de concluir su periplo europeo junto a EVIL INVADERS, SKULL FIST y SUICIDAL ANGELS, CRISIX volvían a reencontrarse con su fiel parroquia de incondicionales.
Como un torbellino y dispuestos a animar al personal de cara a lo que se nos venia encima, los de la Conca de Òdena daban el pistoletazo de salida con el corte que abre su última entrega «Conspiranoia», haciendo gala de esa actitud salvaje que les caracteriza. Curiosamente entre los asistente había quien todavía no les conocía, y lo cierto es que los comentarios al final del show fueron bastante positivos. En cambio, para los que hemos venido siguiendo su trayectoria durante los últimos años su concierto de esta noche fue la enésima demostración de que están en un increíble estado de forma.
Con tres pequeñas plataformas repartidas a lo largo del escenario y en las que podía leerse «Psycho», «Crisix», «World», Juli y sus muchachos no pararon de repartir tralla mientras se movían como posesos sobre las tablas, consiguiendo contagiar a una audiencia que no dejó de hacer mosh y jalearles mientras Busi y Requena nos fusilaban con los devastares riffs de la propia «Psycho Crisix World». Como siempre Juli se mostró encantado de tocar rodeado de amigos, de modo que la descarga proseguiría con la pieza que han incluido en la reciente reedición de su debut «The Menace», «Agents Of M.O.S.H.», que tiene visos de convertirse en un clásico de sus presentaciones.
Tras poner la sala patas arriba llegaba el momento de echar la vista atrás y recuperar algunas composiciones de su segundo trabajo, y que mejor que esa declaración de intenciones que es «I.Y.F.F.», que nos machacaba inmisericordemente con la banda atacando junto al público su aplastante estribillo. Sin tiempo para recuperar el aliento Busi, Requena y Dani, se situarían sobre las plataformas para dejar que un desgarrador rugido de Juli fuera el encargado de dar el pistoletazo de salida al desquiciante «Rise… Than Rest».
Como viene siendo habitual en todas sus descargas tendríamos ocasión de hacer deporte durante «Bring´Em To The Pit», con los globos deambulando por la pista mientras Juli descendía del escenario para sumarse al «football of death». La elegida para cerrar este exhaustivo repaso a su trabajo de 2013 sería «Freiza The Tyrant», que demostraba que, además de pisar el acelerador al máximo, los catalanes también saben desenvolverse a la perfección en tesituras más melódicas.
Una última mirada sobre «From Blue To Black», serviría para desatar la euforia con ese directo a la mandíbula que es «G.M.M.- The Great Metal Motherfucker». Como no podía ser de otra forma la estampida final estaría reservada para la imprescindible «Ultra Thrash», que ponía la sala patas arriba. Una vez más, -y en esta ocasión sin recurrir a sus habituales versiones-, CRISIX constataron que tienen potencial suficiente para batirse sobre el escenario con cualquier banda internacional.
El cambio de local durante las jornadas previas al concierto nos hacia presagiar que el ambiente sería el de las grandes ocasiones. Y es que, pese al paso de los años, el reclamo que significan los hermanos Cavalera es incuestionable. Y más si el motivo de su visita es desgranar de forma íntegra y en el mismo orden las composiciones de «Roots». Con la Auriverde ocupando un lugar de privilegio en el escenario el show arrancaba con la cruda visceralidad de «Roots Bloddy Roots», que provocaba que todo el mundo enloquecido se pusiera a botar. Ya desde los primeros compases del show pudimos percibir que, lamentablemente, Max no está en su mejor momento como vocalista, ya que se lo notó ronco y faltó de potencia. En cualquier caso, la gente pareció disfrutar intensamente de un arranque vibrante, que se vio culminado cuando el frontman apareció en escena con el birimbao para introducirnos en la descomunal «Attitude», que nos dejaba a toda la pista dando la replica a Max.
La primera muestra de la intensidad percusiva que marca todo el plástico quedaría plasmada a lo largo de «Cut-Throat», en la que Max dejaba a un lado su guitarra para aferrarse al micro mientras Rizzo se encargaba de su denso riff central. El momento de ponernos todos a saltar llegaría con «Ratamahatta», que reivindicaba las raíces de los hermanos, marcando la simbiosis perfecta entre ritmos tribales y ardientes guitarrazos metaleros. Y es que aunque Max ha perdido gran parte de su potencial como vocalista, lo cierto es que sigue sabiendo como conectar con sus seguidores, tal y como demostró durante las tortuosas ambientaciones de «Breed Apart».
EL gran hándicap de la noche fue el orden de los temas, ya que al igual que sucede en el disco, tras un arranque vibrante e incendiario la euforia inicial se fue diluyendo al adentrarnos en temas más densos como «Starighthate». Sin embargo, la banda volvería a retomar el ritmo del show cuando Jhony Chow golpeó sobre las cuerdas de su bajo la apertura de «Spit», que volvía a poner a la sala en movimiento siguiendo las demandas de circle pit de Max. No sería tan efusiva la respuesta que el respetable tributó a la ambiental «Look Away», que haría bajar notablemente el nivel de revoluciones del personal.
Por si alguien albergaba alguna duda sobre lo que significó este álbum para todos los grupos de nu-metal, tampoco faltarían los riffs entrecortados de un «Dusted», que sonó bastante lineal y descafeinado. La batería del hermano pequeño de los Cavalera haría retumbar los cimientos del local durante la rotunda «Born Stubborn», que se convertiría en el preámbulo perfecto para la tribal «Itsári», que nos dejaba la estampa de ambos hermanos haciéndose cargo de la percusión. El momento de denunciar los crímenes medioambientales llegaría con «Ambush» y «Endangered Species», que nos flanqueaban el paso hacia el inevitable final con la incendiaria «Dictatorshit», que revolucionaba al personal mientras los pogos se sucedían en la pista.
Mucha curiosidad había por saber que nos tenían preparado Max y Iggor para poner el epilogo a la velada. Muchos esperaban algún guiño a los discos clásicos de Sepultura, mientras otros abogaban por algún tema de los propios Cavalera Conspiracy. Pues bien, ni lo uno ni lo otro. Para los bises de este «Retorno A Las Raíces», los cariocas se reservaron una colección de composiciones que les marcaron e influenciaron durante los primeros años de su carrera. De modo que su pasión por el death metal quedaría plasmada en la oscura «Procreation (Of The Wicked) de Celtic Frost, la vertiente metalera en la inevitable «Ace Of Spades» mientras que su vena punkarra saldría a relucir durante el «Polícia» de sus compatriotas Titas. El colofón definitivo estaría reservado para una desquiciante versión de » Roots Bloody Roots».
No fue un mal concierto, pero teniendo en cuenta el prestigio de los protagonistas y la calidad de un plástico que se ha convertido en un clásico de la década de los noventa, lo cierto es que todos esperábamos bastante más. Desgraciadamente, el tiempo no perdona, y, como comentaba, Max ha perdido potencia vocal y esa presencia escénica que le convertía en uno de los frontmen más carismáticos del thrash metal.
Texto: Alfonso Díaz
Fotos: Yalinku Melero (Correspondientes al concierto del Lunes 7 de Noviembre de 2016 – Sala But – Madrid)
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