Viernes 15, Sábado 16 y Domingo 17 de Julio – Parc de Can Zam – Santa Coloma de Gramenet – Barcelona
+ WILD LIES + THE RAVEN AGE + BATTLE BEAST + LEIZE
+ ARMORED SAINT + UNISONIC + OVERKILL + BARON ROJO
+ IRON MAIDEN + LOUDNESS + RATA BLANCA + DORO + 77′
SÁBADO 16 de Julio
WILD LIES
Mientras los más madrugadores se desperezaban dentro del recinto del ROCK FEST al ritmo del «It’s a Long Way to the Top (If You Wanna Rock ‘n’ Roll)» el Rock Stage se preparaba para albergar la presentación de los británicos WILD LIES. Poco conocidos todavía por estos lares el quinteto londinenses nos daba la bienvenida con su hard rock de guitarras potentes y modernas. Aunque apenas dispusieron de treinta minutos WILD LIES dejaron claro que poseen un directo sólido y convincente.
Aprovechándose de la euforia desatada con la inminente descarga de los míticos IRON MAIDEN, WILD LIES nos hicieron mover los pies con los marchosos riffs y los pegadizos estribillos de «Asteroid Central». Lejos de ser la típica banda que repite constantemente los mismos esquemas, el quinteto apostó por unas guitarras más consistentes y pesadas para sustentar los pasajes más intensos de «Shapeshifter».
Sin duda que la gente se arremolinara en las primeras filas para buscar la sombra que proyectaba el escenario acabó propiciando que muchos se animaran a sumarse a la fiesta mientras los londinenses desgranaban algunas de las composiciones de su último EP «The Animal». Para los más curiosos cabe destacar que su bajista, Dylan Smith, es el hijo del guitarrista de Adrian Smith. Pero dejando a un lado este apunte, resulta evidente que estar de gira junto a la Doncella les está sirviendo para darse a conocer y rodarse de cara al futuro.
Pese a la filiación de su bajista, lo cierto es que su vocalista, Matthew, acabó convirtiéndose en el auténtico protagonista de la descarga gracias a su desparpajo y a sus buenas formas como frontman, reclamando constantemente la participación de la audiencia en temas como «Masons Vial» o la apabullante «The Animal».
Texto: Alfonso Díaz
Fotos: Alvaro Ochoa
THE RAVEN AGE
Siguiendo con el extenso árbol genealógico de la gran familia MAIDEN, los elegidos para inaugurar el Fest Stage serían los chicos de THE RAVEN AGE, la banda en la que milita el guitarrista George Harris, hijo del carismático bajista seguidor del West Ham.
Al igual que sus compatriotas WILD LIES, el quinteto de Harlow está actualmente en gira por el viejo continente acompañando a IRON MAIDEN, pero a diferencia de lo que sucediera con los londinense, THE RAVEN AGE nos propusieron un metal más cañero y de corte más vanguardista, aunque no exento de algunas pinceladas más intensas y melódicas
Pese a llevar en activo desde 2009 el quinteto ha publicado únicamente un EP, de modo que la columna vertebral de su repertorio consistió en desgranar piezas como «Uprising», «Eye Among Of The Blind» "The Death March", o la más envolvente y pegadiza "Angel In Disgrace".
Además también aprovecharían la ocasión para presentar algunas de las composiciones que formarán parte de su nuevo lanzamiento: "Promise Land", "The Merciful One" o "Salem’ s Fate", que servían para plasmar la evolución que ha seguido su propuesta.
En definitiva, buen concierto de los británicos que supieron aprovechar su escaso tiempo sobre el escenario para dejarnos una buena muestra de su metal impregnado de melodía y guitarras machaconas.
Texto: Alfonso Díaz
Fotos: Alvaro Ochoa
BATTLE BEAST
Desde que la vocalista Noora Louhimo ingresara en las filas de BATTLE BEAST la fama de los finlandeses no ha dejado de crecer como la espuma. Resulta evidente que la banda no ha inventado nada nuevo, pero su reinterpretación de los clásicos esquemas ochenteros les ha valido para convertirse en una de las bandas emergentes dentro de la escena europea. Tras pasar en diferentes ocasiones por nuestros escenarios presentando su último trabajo "Unholy Savior", la banda volvía a reencontrarse con una parroquia cada vez más numerosa y entregada.
Y es que el directo de los de Helsinki transmite honestidad, fuerza, actitud y un desbordante amor por el heavy metal, todo ello aderezado por una trabajada puesta en escena en la que su llamativa vocalista se convierte en la anfitriona perfecta para hacer que la gente cante junto a la banda trallazos demoledores como "Let It Roar", o nos pongamos todos a saltar siguiendo el ritmo marcial de "I Want The World…. And Everything In It", convirtiendo cualquier recinto en el que toquen en una auténtica fiesta metalera.
Pese a que la banda ha llamado la atención de las nuevas generaciones de metaleros, tanto por su estilo como por su potencia, los finlandeses han sabido llegar también a los fans más veteranos, y eso se notó en el amplio apoyo que suscitaron los hímnicos estribillos de "Out On The Streets", o en la magnifica acogida que obtuvo "Fight, Kill Die", que servía para que la banda pisara el acelerador al máximo provocando el delirio entre las primeras filas.
Aunque sobre las tablas fue Noora quien se llevó la mayoría de las miradas, lo cierto es que todos sus compañeros rayaron a un excelente nivel, mostrándose como un colectivo sólido y compacto. Mención especial merece el concurso de su teclista Janne Björkroth, quien empuñando su keytar compartió primera línea de fuego con sus compañeros en «Black Ninja», o el más melódico «Touch In The Night». Una vez más, el teclista volvería a delirarnos con su versión de "La Marcha Imperial" mientras apuraba una cerveza para provocar la algarabía entre la audiencia.
Aunque el grueso de su repertorio estuvo centrado en sus dos últimas obras de estudio, no quisieron dejarse en el tintero los primerizos "Iron Hand" y "Enter The Metal World", que se convertirían en la antesala perfecta para un vibrante sprint final protagonizado por un coreadísimo "Out Of Control". En definitiva, son jóvenes, tienen hambre y una colección de composiciones que consiguen conectar con el público, ya sea en la cercanía de una sala o en el marco de los grandes festivales.
Texto: Alfonso Díaz
Fotos: Alvaro Ochoa
LEIZE
LEIZE es una de esas agrupaciones que, a dónde quiera que van, le siguen sus fans dispuestos a darlo todo, y esto se hizo notar en el ROCK FEST BARCELONA.
Desde que regresaron al panorama musical, por allá por el 2007, tras diez años de silencio, no han parado de girar por todo el país, y, en esta oportunidad, el stage Fest del Barcelona ROCK FEST sería el elegido para ofrecer una dosis de Heavy Rock Ochentero. Fue el sábado16 de julio a las 15:30, justo después de los finlandeses BATTLE BEAST.
A pesar del calor y el fuerte sol que azotaba sin contemplación las instalaciones del Parc de Can Zam de Sta. Coloma de Gramenet, salieron a escena con ganas de devolverle a sus seguidores parte del cariño que siempre reciben, ofreciendo un directo enérgico y cargado de clásicos como «Devorando las Calles» o «Nuestra Revolucion».
En total contaron con una hora en la que deleitaron a sus seguidores con doce temas, entre los cuales estaban «Futuro para mi», «A fuego», «Sospechosos», o «Muros» con el que sellaron una presentación más, en la que sus seguidores pudieron disfrutar nuevamente de esta mítica agrupación.
Texto y fotos: Alvaro Ochoa
ARMORED SAINT
No puede decirse que la formación californiana haya sido muy prolífica durante los últimos años, ya que "Win Hands Down" representa su único lanzamiento durante el último lustro. En cualquier caso, la visita de la banda liderada por el incombustible John Bush y el carismático Joey Vera representaba la primera aparición del quinteto en los escenarios de nuestro país, dando una enorme alegría a unos seguidores que pensaban que nunca tendrían la posibilidad de verles en directo.
Aunque los temas más emblemáticos de la banda fueron grabados durante su primera etapa, la encargada de romper el hielo y arrancar el show sería la novedosa "Win Hands Down", una pieza potente y melódica a partes iguales que marca la madurez compositiva de la banda. El encargado de ejercer como maestro de ceremonias sería un simpático John Bush, que se mostró en un excelente estado de forma, tanto a nivel vocal como físico, ya que no paró de correr, saltar, e incluso se atrevió a bajar hasta el foso para reclamar la participación del respetable.
Como era previsible el grueso de su repertorio estuvo centrado en el material de sus primeras obras, de modo que no faltarían a su cita viejas favoritas como "March Of The Saint" , "Long Before I Die" o la delirante "Chemical Euphoria", que Bush presentó, encaramado sobre uno de los amplificadores, como un ejerció de "old school". Del disco que publicaron a principios de la década de los noventa "Symbol Of Salvation", no faltarían la emotiva "Last Train Home" o "Reign Of Fire".
Pero que nadie piense que los americanos habían llegado hasta el Rock Fest para esgrimir únicamente la baza de la nostalgia, ya que para ratificar que la banda está mas viva que nunca nos propondrían los endiablados desarrollos de "An Exercise In Debauchery", "Pay Dirt" y "Left Hook From Right Field", que se convertirían en la representación del material facturado durante este milenio.
Para cerrar su presentación por todo lo alto que mejor que colmar las expectativas de sus fans más veteranos con una buena ración de heavy metal "old school", con dos de las piezas más destacadas de aquel primer largo de 1984 "March Of The Saint", de manos de "Can U Deliver" y una celebrada "Mad House", que sirvió para que Bush nos pusiera a todos a cantar.
Texto: Alfonso Díaz
Fotos: Alvaro Ochoa
UNISONIC
El sábado, uno de los principales atractivos era disfrutar de la actuación de la banda liderada por el bajista, productor y compositor alemán Dennis Ward (por cierto, irreconocible tras su larga y blanca barca) donde militan los archiconocidos Michael Kiske y Kai Hansen.
El sonido se mantuvo difuso, sobre todo al principio, con problemas para diferenciar los instrumentos y la voz. El quinteto se mostró simpático y divertido, pese a que su entrega fue ligeramente inferior a la de la gira de presentación de su último disco «For the Kingdom» el pasado año, comenzando precisamente con el tema que le da título, con un Kiske que no escatimó en energías para encarar cada uno de los exigentes tonos que el tema requiere.
«Exceptional» quedó algo deslucida por la deficiente ecualización y dejó algo frío al personal, pese a que al menos a mí es una canción que me encantó escuchar, algo que solucionó «King for a Day», con la que pusieron a todo el respetable a dar palmas en su inicio.
«Your Time Has Come» fue a mejor, rapidísima, todo un nuevo himno de power metal alemán donde se lució el gran guitarrista Mandy Meyer, mientras que Kai Hansen, ataviado en un sombrero de vaquero no paraba de pasárselo bien, correteando de un lado a otro del escenario.
«When the Deed is Done» nos trajo la calma y continuando con esa línea más intimista, «Star Rider» sirvió para que Kai ganara protagonismo tomando el micrófono mitad del tema para hacernos corear partes de sus estrofas.
Tras un solo de guitarra de Hansen, vendría uno de sus mejores temas, el insigne «Throne of the Dawn», que precedió a la traca final protagonizada por los éxitos de Helloween «March of Time» y «I Want Out», que pusieron a mil el termómetro del festival, consiguiendo que quienes aún no se habían sumado a la fiesta lo hicieran.
El tema homónimo «Unisonic» supondría el colofón, dejando una grata sensación aunque, como decía al comienzo, me quedo con la sensación de que la banda fue en cierto modo con el piloto automático puesto, dando mucho más de sí cuando tocan en gira propia.
Texto: J. José Jiménez
Fotos: Alvaro Ochoa
OVERKILL
Hablar de OVERKILL es hablar de toda institución dentro del thrash metal americano. Quizás su nombre no figure con letras grandes dentro del selecto club del Big Four, pero lo cierto es que la banda de Bobby "Blitz" Elsworth y DD Verni lleva casi cuatro décadas sosteniendo con orgullo la bandera de un estilo que parece estar viviendo una segunda, o tercera, juventud.
Desafiando al intenso calor de media tarde y con las pilas bien cargadas, como en ellos es habitual, el quinteto neoyorquino salió dispuesto a arrasar con todo a su paso, haciéndonos agitar la cabeza violentamente con el devastador "Armorist". Comandados por un Bobby que sigue siendo un torbellino en directo la banda facturó un show brillante y muy bien estructurado en el que el público se convertiría en pieza clave a la hora de dar empaque a los rotundos estribillos de "Rotten To The Core" o "Hello From The Gutter", que nos dejaría a DD Verni liderando a sus compañeros mientras Bobby desaparecía entre bambalinas para recobrar el aliento.
Socarrones, gamberros e irreverentes, OVERKILL tiraron de todos los clichés clásicos del thrash metal para contentar a una parroquia que se entregó al máximo en el desquiciante "Feel The Fire" o en el incisivo "Hammerhead", poniendo de manifiesto que la banda sigue manteniendo intacta la garra y la personalidad que siempre les ha caracterizado.
Mientras el headbanging y los circle pits se sucedían frente al escenario, la banda siguió presentándonos su arsenal de riffs meteóricos y baterías supersónicas, provocando la hilaridad del respetable al reconocer mazazos desoladores como "Infectious", "Ironbound" o la imprescindible "Eliminator", que ponía el recinto patas arriba.
Para que nadie se olvidara de que estábamos en un concierto de thrash metal "old school", Bobby mostraría con descaro su dedo corazón mientras nos alentaba a hacer lo mismo durante la presentación del último tema de la tarde, su particular versión de The Subhumans, "Fuck You".
Fieles a sus raíces y a su estilo OVERKILL siguen siendo una bomba de relojería sobre el escenario. Siempre habrá quien les tilde de ser una banda de sala, pero lo cierto es que ver a unos cuantos miles de seguidores alzando el dedo corazón junto a Bobby es prueba evidente de que los neoyorquinos, a diferencia de lo que ocurre con otros compañeros de la escena americana, siguen contando con el beneplácito y el respaldo de la parroquia thrasher.
Texto: Alfonso Díaz
Fotos: Alvaro Ochoa
BARON ROJO
La verdad es que tenía bastantes ganas de comprobar el estado actual de una de nuestras bandas más queridas y míticas, pues hacía ya bastantes años que no tenía dicha ocasión. No era ajeno a los comentarios y polémicas sobre su estado de forma en los últimos tiempos y, nunca me he dejado llevar por ellos, máxime cuando siempre que había visto a BARÓN ROJO han hecho conciertos buenos o excelentes.
Sin embargo y, pese a que me duele escribirlo, en lo que a mi opinión se refiere, he de decir que nos encontramos ante la gran decepción del festival y, personalmente, creo que si éste es el estado actual del cuarteto, más vale replantearse las cosas. Porque lo que presencié fue una colección de himnos venidos a menos, desafinados, con un sonido que probablemente fuera el peor de los tres días (donde instrumentos y voces iban y venían a su antojo) y por si fuera poco, alargando buena parte de ellos como si lo que estuviéramos viendo fuera digno de ello.
Me duele enormemente escribir estas líneas de opinión (totalmente personal mía, faltaría más), pero creo que el hacer crítica y autocrítica dentro de nuestra música (y si es en el metal propio, más si cabe) es necesario, siempre que sea desde un punto de vista constructivo, que es lo que pretende el presente texto. Y es que me dolía ver a Carlos de Castro encarar una serie de temas con una voz rota, en muchos casos fuera de tono y un vibrato excesivo, exagerado.
Temas como «El Malo», «El Pobre» o «Cueste lo que Cueste» iban cayendo en la tarde catalana sin demasiada fortuna, llegando a sonar mejor «Hermano del Rock&Roll» gracias a su ritmo preciso, aunque de nuevo volvíamos a caer en lo anodino de «Seguimos Vivos».
«Las Flores del Mal» de nuevo remontaba algo en calidad, animando al respetable, volviendo a perder la intensidad, cual montaña rusa con un «Resistiré» carente de fuerza, solo sostenido por el gran himno que es y esa letra que sigue siendo toda una reivindicación hoy día. «Los Rockeros van al Infierno» (con baile de los hermanos De Castro incluido, levantando su pierna izquierda hacia delante) nos llevó a un «Cuerdas de Acero» maltratado por el pésimo sonido que salía por la P.A. Cerraron con «El Rey de Pinball», recordando su último disco homenaje a THE WHO.
En definitiva, un concierto flojo, muy flojo, y lo dice quien hace unos veinte años disfrutó una de las actuaciones de su vida (y llevo muchas a mis espaldas) disfrutando de esta enorme banda en las fiestas patronales de Humanes de Madrid ante un público que seríamos unas cincuenta personas en la plaza, pero que nos regalaron más de dos horas de entrega, dedicación y profesionalidad. Por desgracia, nada que ver con lo visto la tarde del sábado. Sólo espero que ésta no sea la tónica de BARÓN ROJO a día de hoy y, en caso de serlo, que retomen la buena senda, rectifiquen y sepan darle, en los años venideros, el final que la leyenda se merece.
Texto: J. José Jiménez
Fotos: Carlos Oliver
IRON MAIDEN
Setenta y dos horas antes, ya había tenido ocasión de presenciar el concierto de IRON MAIDEN en Madrid y ciertamente, me encantaron, con lo que la idea de volver a presenciar su descarga, teniendo ahora la oportunidad de poder hablaros sobre ella, me resultaba excitante. Se podría decir que viendo un concierto de La Doncella, prácticamente ya los has visto todos, ya que el repertorio, escenografía e incluso comentarios entre canción y canción son idénticos. ¿Es esto algo negativo? En absoluto, como tampoco lo es el hecho de que una representación teatral esté medida al milímetro, con pequeñas variaciones, errores, despistes o aportes de los actores participantes.
He de decir que la gira presentando «The Book of Souls» me parece magnífica, dando una especial importancia a un disco que, si bien en su día me gustó pero con matices, en directo sus canciones ganan una profundidad mayor, máxime cuando algunos de los mejores efectos escénicos son reservados para ellas. La banda está pletórica, tocando con ganas, motivados e inspirados, felices. Son, gustos aparte, la banda más grande de heavy metal en cuanto a reconocimiento, popularidad y, en ocasiones, polémica por parte del propio seguidor metalero. Aún recuerdo los comentarios de Bruce Dickinson en la gira de 1,999, cuando regresó a las filas de la banda, diciendo que lo hacía para que MAIDEN fuera el combo de heavy metal más grande del siglo XXI, y sin duda, lo han conseguido, creciendo con cada una de sus giras mundiales, las cuales cada vez han sido más espaciadas a la par que espectaculares.
La gran pasarela gigantesca que recorría todo el escenario desde los laterales, pasando por su parte trasera, dio muchísimo juego, sobre todo para las correrías del vocalista, quien está en un estado de forma envidiable, teniendo en cuenta los problemas de salud que sufrió el año pasado. Y es que, ¿quién diría que este hombre acaba de pasar por la recuperación de un cáncer de lengua, cantando como canta? ¿Que ya no es el Bruce de antaño? Por supuesto que no, pero creo que su voz ha ganado en matices y fuerza, ha cogido callo, sumando a esto la amplísima experiencia que le han dado los años y los conciertos, manejando la actuación como sólo los grandes saben y pueden.
Steve Harris, como siempre, a los mandos de la máquina musical, apuntándonos con sus míticas «fusileras» en los finales de los temas, viviéndolo como si fuera la presentación de su primer disco. Janick Gers no paró de corretear en su espacio a la derecha del escenario, jugueteando con sus desconchadas guitarras, alzando la pierna izquierda y apoyándola sobre su monitor, concentrado sin embargo cuando la ocasión lo requería, sobre todo con los temas de nuevo cuño. Dave Murray viene improvisando los solos de los temas clásicos desde hace bastantes años, aunque en esta gira le veo también más centrado y reclamando, de vez en cuando, su parte de protagonismo, reclamando en ocasiones la parte central, mientras que Adrian Smith es el más serio, pendiente de cada nota que exhala su guitarra, así como de las segundas voces y esporádicos coros. Por su parte, Nicko sigue siendo esa potencia necesaria tras los tambores, con mayor medida que en otras giras, sin acelerarse tanto como en otras ocasiones (de hecho, en Madrid noté que la velocidad se le fue de las manos en «The Red and the Black» y sin embargo en ROCK FEST se contuvo, llevando bien el tempo), llevando el ritmo a esa forma de tocar tan propia de ellos -y definitoria de su sonido- sin metrónomo que les guíe.
Tras los cortes publicitarios de su nuevo videojuego «Legacy of the Beast», se apagaban las luces ante el ya clásico «Doctor, Doctor» de UFO que indica el comienzo del show. En el video introductor veíamos una jungla y, adentrándonos en ella, el Ed Force One atrapado por la maleza (¡que levante la mano quien también se haya acordado de la serie «Perdidos»!), mientras que la mano de Eddie aparece de entre la tierra, cogiendo el avión y ayudándolo a liberarse. Suena la melodía de trompeta de «If Eternity Should Fail» y es el propio Bruce el que la recita en directo de espaldas a nosotros, escondido bajo la capucha de su sudadera, cual plegaria ante el caldero humeante que tiene junto a él. Pronto la banda al completo se le une en el que es uno de los mejores temas de «The Book of Souls» y no tardaría en llegar el primer «Scream for me Barcelona», justo antes del primero de sus estribillos.
«Speed of Light» sonó genial, gana mucho en directo, aunque no tanto como uno de los puntos álgidos de esta gira, el clásico «Children of the Damned» que fue una apisonadora, dedicada a todos aquellos que no habían nacido aún cuando la compusieron. Para «Tears of a Clown» hubo cambio de telón, con Eddie reflejado en naipes con la simbología maya del último disco. Fue un pequeño respiro, aunque personalmente me encantó, dedicada al actor Robin Williams y tras ella, el desarrollo instrumental de la larga «The Red and the Black», con el escenario inundado por focos rojos. Sonó épica y grandilocuente en su extenso desarrollo.
Tiempo de mirar al pasado, ¡y de qué manera! Aparece el logo de «The Trooper» y nos dejan unos segundos para que gritemos expectantes, antes de iniciar uno de los temas insignia del heavy metal británico. Bruce aparece enfundado en su casaca roja, ondeando dos Union Jack mientras juega con Gers a taparle la cara con una de ellas en la parte de los solos. Siguieron tirando de temas míticos y era el turno para «Powerslave» -¡gran rescate!- donde Dickinson vistió una máscara de luchador mejicano que debía darle de todo menos fresco, cantando con una energía contagiosa para quienes llevábamos tantas horas de festival. En «Death or Glory» asistiríamos a la vis cómica del cantante, ataviado con un sombrero de orejas de mono, el cual revelaba la cara completa del animal cada vez que nos daba la espalda (y bien que lo hizo unas cuantas veces), así como un peluche a modo de collar con la representación del mismo animal colgada a su cuello, en referencia a la frase «climb like a monkey» que homenajea a Manfred Von Richthofen, alias El Barón Rojo. No paró de animarnos a «hacer el mono», imitando la forma en la que éste escala los árboles, para regocijo del personal.
«The Book of Souls» sonó imperial, con una densidad y grandilocuencia que parecía uno de los clásicos, donde la banda jugó con las atmósferas del tema a placer, deleitándonos y deleitándose a ellos mismos, cambiando de acústicas a eléctricas y moviéndose entre varios tempos a lo largo de su duración. Eddie no perdería la oportunidad de salir al escenario, haciendo como que tocaba la guitarra con su hacha de mano maya, rascándose el culo y lo que está opuesto a éste para vacilarnos y batiéndose en singular duelo con Janick Gers, quien le esquivaba pasando de un lado a otro de su entrepierna. Ante el descaro de su mascota, Dickinson le retó a ir hacia donde él estaba, cegándole con un piquete de ojos y arrancando su ensangrentado corazón, salpicándonos con los restos de él y entregándolo al caldero central como ofrenda a los dioses.
«Hallowed be thy Name» continuó con el embeleso entre banda y público, donde el vocalista lo daría todo, pese a que no llegaría a los tonos de antaño, pero no obstante, saliendo mejor parado de lo que a priori pudiera pensarse. «Fear of the Dark» sonó pletórica, una vez más, mientras que «Iron Maiden» supuso la salida de la cabeza gigante de Eddie dándonos la primera despedida mientras Dickinson decía su mítica frase: «Thank you and good night. From IRON MAIDEN. From Eddie and from the boys».
Tras el breve mutis, la mítica frase introductoria a «The Number of the Beast» anunciaba la que se nos venía encima, auspiciada por un macho cabrío enorme en la parte izquierda y llamaradas durante toda la canción. «Blood Brothers» (con discurso inicial sobre la hermandad, ya que había allí personas de buena parte del mundo) fue preciosa, con un fondo estrellado y la cabeza de Eddie dibujada sobre un circulo en el techo del escenario. Un telón con varias portadas nos anunciaba «Wasted Years» como colofón final, con la banda en su vertiente más festiva, pasándoselo bien, con Dickinson gastando bromas a Adrian Smith, moviéndole el pie de micro para que no pudiera hacer sus partes de coros.
En definitiva, gran concierto y espectáculo de una de esas bandas para las que será tarea difícil encontrar reemplazo generacional. Esperemos, no obstante, que todavía podamos presenciar años de giras, como mínimo, tan espectaculares como ésta.
¡Up the Irons!
Texto: J. José Jiménez – J_Jose_Jimenez@RafaBasa.com – Twitter.com
Fotos: Carlos Oliver
LOUDNESS
Para el hard rock y el heavy metal el Imperio del Sol Naciente siempre fue un excelente mercado. Pese a ello no son muchas las bandas niponas que han conseguido una cierta repercusión dentro de la escena metálica internacional. Pero sin duda una de las que más interés ha despertado a lo largo de las últimas décadas ha sido la formación del virtuoso guitarrista Akira Takasaki.
Si ya en su actuación del pasado año LOUDNESS demostraron que estaban en un fantástico momento de forma, en esta ocasión y gracias a las numerosas peticiones del público la banda volvía a repetir aparición para ofrecernos un show muy similar al de su última visita, rescatando para la ocasión una buena selección de clásicos de los ochenta y algunas composiciones extraídas de sus últimos lanzamientos.
Acompañando al insigne guitarrista estarían el incombustible bajista Massayoshi Yamashita, el vocalista Minoru Niihara y el batería Masayuki Suzuki. De forma expeditiva y poniendo toda la carne en el asador el cuarteto abría fuego con uno de sus temas mas conocidos «Crazy Nights», provocando que la gente se posicionara rápidamente frente al escenario para no perder detalle de la peculiar forma de tocar de Akira. Sin apenas tiempo para recuperarnos del subidón que significó semejante apertura, la banda continuaría buceando en el material de su quinto trabajo «Thunder In The East», dejando paso al rotundo riff de «Heavy Chains».
Tras recibir las primeras muestras de cariño de una audiencia que se mostró entregada con ellos llegaba el momento de dar cobertura a su material más reciente, dejando que la velocidad y el virtuosismo se encargaran de conducir «The Sun Will Rise Again». Ataviado con una gorra y su inseparable chaleco de parches, Minoru hizo gala de un registro más afilado y rasgado a lo largo del rotundo «Let It Go», que les servía para volver a incidir sobre su material clásico.
Una nueva mirada sobre su vigesimosexta obra de estudio «The Sun Will Rise Again», nos conduciría sobre las ambientaciones más oscuras de «Got To Be Strong», en la que destacaría la rotunda sección rítmica que formaron el batería Masayuki Suzuki y el bajista Masayoshi Yamashita. La elegida para representar el material contenido en «Eve To Dawn», uno de los plásticos más agresivos de su longeva producción discográfica, sería «The Power Of Truth», que nos abocaría sobre un final épico con Akira volviendo a exprimir al máximo su instrumento.
Aunque ninguna pega se puede poner a la calidad y a la ejecución de sus nuevas composiciones, lo cierto es que gran parte de los allí presentes querían volver a escuchar esas piezas que les dieron fama y popularidad a nivel internacional. De modo que cuando la audiencia reconoció el riff de «The Law Of Devil´s Land», las primeras filas se convirtieron en un hervidero de gente que no paraba de hacer headbanging mientras tocaba su «guitarra de aire». Para encarar la recta final del show optarían por pisar el acelerador a fondo con la incisiva «Mortality», mientras que para el cierre definitivo se reservarían otra de sus piezas emblemáticas, «S.D.I.».
Texto: Alfonso Díaz
Fotos: Carlos Oliver
RATA BLANCA
Tras un concierto de los japoneses LOUDNESS que vi junto a Alfonso y compañía y que salvo el inefable trabajo de solos del extraordinario guitarrista Akira Takasaki no me convenció demasiado, llegó el momento esperado por los seguidores de Giardino y los suyos.
Por fin RATA BLANCA pisaron el escenario de ROCK FEST BARCELONA, en una hora magnífica, con buena temperatura y un espectáculo de luces estupendo, aunque el sonido no estuvo a la altura de lo que merece esta gran banda. En este aspecto hubo momentos buenos, regulares y malos.
La anterior vez que los vi en directo fue en Bogotá, Colombia, junto a MÄGO DE OZ, EPICA, etc en noviembre de 2013, donde me gustaron muchísimo, ofreciendo un espectacular show, mucho más largo, donde Walter se marcó un solo inolvidable y terminó tirando su guitarra por el suelo en plan «Rock Star». Fue brutal.
La actuación del pasado sábado no fue tan bestial, pero si buena, y es que la categoría, marchamo y nivel de RATA son muy altos y todo eso brilla intensamente cada vez que suben a un escenario, como pasó.
Durante una hora repasaron sus éxitos y presentaron dos nuevas canciones de su CD «Tormenta Eléctrica», que incomprensiblemente aún no se ha publicado en España de forma oficial.
Con una descarga sonora a modo de tormenta, arrancaron con el tema que da título al disco, con potencia y con Walter y su compinche Barilari al frente dándolo todo.
El guitarrista es el líder pleno de este grupo, es claro, pero RATA BLANCA también se verían muy diezmados si el vocalista no estuviera en sus filas, con su simpatía, su magnífica voz y una puesta en escena digna de los mejores frontman´s internacionales. Ambos triunfaron extremadamente esta noche.
«Los chicos quieren rock» puso el punto más rocanrolero, dando paso a un gran «Solo para amarte», uno de mis favoritos temas de RATA. Su riff y la melodía de la voz de Adrian sonaron geniales, con sus adornos y mini solos de Walter en cada hueco entre estrofa y estrofa. ¡¡Me encanta como toca el maestro argentino!!
Recordaron su álbum «El reino olvidado» de 2008, con «El círculo del fuego» dando paso a una de sus mejores canciones: «Volviendo a Casa», otra de mis preferidas piezas de los argentinos. Adrian cantó muy bien, sobrado, y dominando los tonos más altos al igual que el resto. Parece que no pasan los años por el cantante. Fue un gran orgasmo disfrutar de tan insigne canción, con su riff mágico, su increíble melodía y estribillo, aunque la pieza estuvo nublada un poco por el inestable sonido.
La siguiente fue «El beso de la Bruja» de su «Magos, espadas y rosas», su álbum más popular hasta la fecha editado en 1990. A renglón seguido, Adrian nos presentó otro nuevo tema de su nuevo CD: «Rock and roll Hotel», con un poderoso riff y una actitud muy heavy. Sonó bien, aunque pasó un poco desapercibido, no como la power balad «Aún estás en mis sueños» del disco «La llave de la puerta secreta», donde nos dieron todo su «calor». Gran canción de la escuela Blackmore/Turner.
Su redoble y riff clásicos abrieron la puerta sonora al gran «Guerrero del Arco Iris», impresionante, para ir llegando a la recta final del show con la inevitable y preciosa «Mujer Amante», -su «Streets of Dreams» particular-, y el tema más querido por sus fans: «La leyenda del hada y el mago» que gustó a todos de forma sobresaliente.
Espero y deseo que RATA vuelva muy pronto a España para poder demostrar una vez más su valía e inconmensurable categoría.
Texto: Rafa Basa
Fotos: Alvaro Ochoa
DORO
Como colofón para esta segunda jornada del ROCK FEST en los dos escenarios principales contaríamos con la presencia de una mujer carismática e incombustible, que se ha ganado a pulso el afecto y la consideración de la parroquia metálica: Doro Pesch. Pese a ser una hora tan tardía, lo cierto es que muchos fueron los que no quisieron perderse la actuación de la vocalista de Düsseldorf.
Luciendo esa amplia sonrisa que en ella es tan habitual DORO volvió a dejar una buena muestra de su calidad y la de los músicos que le acompañan presentandonos un repertorio repleto de viejas gemas de su ex- banda, WARLOCK. Como un vendaval y contagiando su ímpetu a los presentes la descarga se abría con "Earthshaker Rock", con una Doro magistral, dándolo todo desde el minuto uno y alentando al personal a corear junto a ella estribillos míticos como el de "I Rule The Ruins".
Y es que la conexión entre banda y público fue absoluta, con continuos gestos de complicidad y gran participación de una audiencia que se sabía al dedillo cada estrofa de "Burning The Witches". Uno tras otro los himnos iban cayendo, haciendo que la excitación fuera en aumento entre las primeras filas, y más cuando la vocalista presentó esa declaración de intenciones que es "Fight For Rock".
Tras firmar un arranque verdaderamente arrollador, la vocalista presentaría una de las pocas composiciones que interpretó de su etapa en solitario "Raise Your Fist In The Air", que gracias a su hímnico estribillo conseguía mantener el nivel de intensidad del show. La vuelta sobre el material de WARLOCK estaría marcada por ese derroche de velocidad y potencia que es "Metal Racer". Mientras que la parte más emotiva y sentimental estaría reservada para la balada "Für Immer", durante la que Doro alternó estrofas en inglés y castellano provocando el delirio de sus incondicionales.
Tampoco podía faltar para sellar la comunión con sus seguidores una celebradísima "We Are The Metalheads", que se ha convertido en otra imprescindible en sus directos, para acabar dejando paso a otra pieza de su último redondo, «Revenge». Como siempre, Doro no se quiso olvidarse de algunos músicos y amigos desaparecidos durante los últimos años, tributando un sentido homenaje a Dio y Lemmy durante un vibrante tramo final que estuvo marcado por el mítico "All We Are".
Pasión, actitud y heavy metal. Las modas cambian, el tiempo pasa, pero ella sigue ahí impasible e intocable, agitando su melena rubia mientras se dobla por la mitad para ofrecernos su micrófono y hacernos cantar esas canciones que se han convertido en auténticos himnos para todos los seguidores del heavy metal.
Texto: Alfonso Díaz
Fotos: Carlos Oliver
`77
Mientras gran parte de los presentes encaminaban sus pasos hacia sus respectivos cuarteles generales para descansar de cara a la última jornada del festival, la carpa se preparaba para acoger la descarga de 77.
La formación de los hermanos Valeta salía dispuesta a hacernos mover los pies gracias a su frenético rock n´ roll de corte clásico, e influenciado por bandas como AC/DC. Con su último trabajo bajo el brazo "Nothing Gonna Stop Us", los catalanes nos hicieron cantar los potentes estribillos de temas como "It’s Alright", convirtiendo el recinto en un auténtico desmadre.
Tampoco faltarían a lo largo de su presentación temas básicos de su repertorio como la inicial "We´re 77", "High Decibels" o el vacilón "Down And Dirty", ni el habitual paseo de su hiperactivo guitarrista, LG, entre los valientes que aguantaron hasta altas horas de la madrugada.
Sinónimo de diversión y rock n´ roll los catalanes llevan tiempo demostrando a base de buenos discos y unos directos devastadores que son una banda a tener muy en cuenta de cara al futuro.
Texto: Alfonso Díaz
Fotos: Carlos Oliver (www.facebook.com/Carlos.Oliver.Music.Photography)
Me encanta John Bush, pero me fue imposible ir al rockfest, ojalá se pasen por España pronto. Qué raro se me hace que nuncan vengan 🙁
El disco de Unísono no se titula Ford The Kingdom ese fue el ep de adelanto del cd
*Unisonic perdón
Bandas como 77,tienen que tomar el relevo a viejas bandas que no son ni la sombra de lo que fueron,y que tengan la oportuninad de reventar la cabeza delante de los 20000 fucking metalheads como dijo dickinson.
porfavor sangre nueva que de haber hay.
A maiden los vi como un poco cansados,flipe con children,power y fear que esta ultima como que nunca me ha gustado nucho,muy buen principio,a number bueno………
Loudness simplemente los mejores jodido heavy metal en la sangre amarilla.