Viernes 8 de Julio de 2016 – Sala Custom – Sevilla
«Tan humano como máquina»
JOE SATRIANI nos trae esta gira retrospectiva de su último disco, "Surfing a Shockwave", que sigue el 30 aniversario de su primer disco en solitario, «Not of this Earth» (1995) y el lanzamiento de su autobiografía, «Strange Beautiful Music», proyectos que nos describe en la última entrevista concedida a Rafa Basa. Su icono de guitarrista extraordinario ha permanecido inmutable durante tres décadas, y se hace repetitivo decirlo, pero sigue siendo a sus 60 años uno de los más influyentes del rock de nuestro tiempo. El neoyorkino envejece tan bien como su música, verle y escucharle en directo es un ejercicio de disfrute; atemporal y a-idiomático. Sevilla lo sabe, es una ciudad que vive con el recuerdo de aquél lejano Guitar Legends de la Exposición Universal de 1992, donde JOE SATRIANI tocó con los más grandes guitarristas de la época y caló hondo entre jóvenes y adultos. Es de agradecer que el bueno de Joe se siga dejando caer por la capital hispalense, ciudad de reducida agenda musical.
Con la precisión matemática que le caracteriza, el show arrancó a las 21:30 con cero segundos. No es una exageración. Espera sí que hubo, ya que el público había tomado posiciones con buena anticipación. Los comentarios en el aire eran técnicos, y se apreciaban innumerables canas; abundaban las mentes experimentadas.
Con todos los equipos que llevan en su nombre, guitarras y pedaleras de firma y elaboración propia ya en el escenario y, especialmente, las preciadas signature JS de Ibanez, Joe y los suyos salieron a los focos con gran entusiasmo, a lo que el público respondió de igual modo, evidenciando que Sevilla es una ciudad con memoria.
El setlist apostaba por el último disco, y esto fue un acierto, dado el éxito cosechado en el último año, incluyendo el amparo de la crítica más especializada, que lo ha considerado, en líneas generales, su mejor trabajo en décadas. Aunque sólo sonarían algunos de sus primeros temas: Shockwave Supernova, Shockwave Supernova, Lost In A Memory, Crazy Joey o Cataclysmic. Joe y los suyos volvían a ellos, intercalados con clásicos como Summer song, If I Could Fly, Play in a Blue Dream, Not of This Earth… y finalmente, un bis de cierre entre aplausos, con Big Bad Moon o Surfing With the Alien.
Un punto de reflexión que nos proporciona ver a Satriani en directo es comprender cómo van quedando las posturas más prototípicas del guitar-hero ochentero. Este símbolo está hoy diluido, y sin embargo, aún muy presente en Satriani, en esos gestos de epicidad, guitarras al aire o el tocarla con los dientes. Pero nunca estos elementos están por delante de la «elegancia grupal» y la conexión con sus compañeros, pues a Satriani le acompañan absolutos prodigios: Mike Keneally a la otra guitarra y teclados; Marco Minnemann a la batería y Bryan Beller al bajo.
Un motivo de peso para no perderse su minitour de tres fechas por España era precisamente esto: la actual formación. Especialmente destacada fue la presencia de Marco Minnemann, sus múltiples técnicas o su extenso sólo en mitad del show. Baste recordar quién es: ha tocado con bandas como Nina Hagen, Wolfgang Schmid’s, The Kick, Steven Wilson o Necrophagist.
Fue una de esas noches en las que el calor se convierte en olas de vapor sobre las cabezas del público. Aunque mejor dejarnos de ornamentos retóricos y seamos francos: el calor fue insoportable, y los aires acondicionados provocaron algún apagón durante el show. Algo que, afortunadamente, fue tomado con muy buen humor por parte de los músicos. Resulta sorprendente que ni el calor extremo impidan que este show instrumental de dos horas se haga ameno, pero el tiempo pasa volando mientras dura este viaje, ya que el virtuosismo queda en segundo lugar; lo que se estaba disfrutando era la composición, esa reconocida habilidad de Satriani para concebir la guitarra como instrumento total, más allá de la técnica/virtuosidad, y cuyo fin máximo es expresividad y la versatilidad.
En definitiva, la teatralidad como un ejercicio de creatividad más que de pose. Y así, los músicos se envolvían también de luces intensas, focales, y proyecciones de Cristal Planet, la serie de animación basada en el libro ilustrado que publicó el guitarrista en 2013.
Ver a estos músicos en directo es como tener una enciclopedia musical delante de los ojos; escucharles es como realizar un trazado histórico de cada riff donde podemos apreciar lasinfluencias lejanas como Jimi Hendrix o Billy Bauer, o más actuales, como Van Halen o Steve Vai, y en general, todo ese cauce de vínculos que le aporta su mayor creación, que es el G3, evento creado por Satriani hace veinte años y que en la actualidad continúa enriqueciendo su trayectoria y conocimientos. Pero, y esto parece que siempre haya que recordarlo: no hace falta ser guitarrista, o tener un conocimiento profundo, «pedante» si quieren, para gozar de una noche con el neoyorkino. El siempre humilde y educado Satriani es tan humano como máquina.
Texto y fotos: Rubén G. Herrera
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