Sábado 20 de Febrero de 2016 – Circo Volador – Mexico DF – Mexico
Una noche inmortal
Las formaciones suelen anhelan el concierto ideal: una actuación impecable, un público pasional, un recinto legendario y una ocasión especial. La noche estaba servida para que WARCRY hicieran que la recién renombrada CDMX (Ciudad de México, antes Distrito Federal) fuese testigo de una noche que tanto la banda como el público podrán recordar el resto de sus vidas.
Lejos queda aquél MÄGO DE OZ FEST del 2007, evento el cual permitiría que los asturianos se presentaran por primera vez en el país. Ahora, casi 10 años después de incursionar en el mercado mexicano, WARCRY estaría a punto de reventar el circo volador, tanto musicalmente como vendiendo la totalidad de las entradas.
Para los lectores de España o de otros lugares que no conozcan el aforo, el Circo Volador es un complejo el cual había un cine llamado «Francisco Villa» (caudillo de la revolución mexicana) el siglo pasado. Terminó transformándose en un recinto de formación, esparcimiento, difusión cultural y desde hace más o menos 15 años, aforo de música nacional y extranjera, entre ellas, por supuesto, el Heavy Metal. Han pasado por el Circo tanto giras legendarias como la de STROTAVARIUS + HAMMERFALL + RHAPSODY OF FIRE, como innumerables artistas, entre ellosLEO JIMÉNEZ, BLIND GUARDIAN, ÉPICA, HELLOWEEN, SONATA ARTICA, LACRIMOSA, GAMMA RAY y hasta BABYMETAL; y aunque el circuito no sea el más grande de entre las salas (tiene una capacidad de 2500 personas), es fan-favorite de tanto bandas como de fanáticos, por el peso y el estatus que conlleva ser una de las cunas del heavy metal en México.
La banda tenía casi cuatro años sin tocar en la capital. Los nervios y las ansias del público estaban servidas e incluso se sentían en la fila para entrar al concierto, y aunque se sabe que WARCRY son profesionales tanto en lo musical como en lo que a show se refiere, siempre está esa expectativa de ver a un grupo que lleva mucho rato sin tocar en tu ciudad (y recuerden, hablamos de la Ciudad de México, el Madrid de américa latina).
Después de un leve retraso por parte de la organización, y con una apabullante, épica introducción en donde la pantalla que acompañó al quinteto mostraba imágenes de los miembros del grupo envueltos y mezclados entre figuras faraónicas y egipcias, WARCRY se daba cita con el público que tanto lo anhelaba. La noche empezaba con Quiero Oírte, corte que, con mucha energía, abre su más ‘reciente’ (¡ya son tres años desde que se publicó!) trabajo, «Inmortal». Una de las cosas que más me sorprendió fue cómo el público cantaba las canciones nuevas, como las del disco ya mencionado o las del tan acertado y aclamado «Alfa» (2011), como si se hubieran convertido en himnos de la banda contemporáneamente a los demás clásicos como Hoy Gano yo o Capitán Lawrence.
Sin detenerse, y tras ser vitoreados por un público emocionado y caluroso, el grupo no reparó en tirar toda la carne al asador y puso de cabeza al Circo volador con Nuevo Mundo, favorita entre los fanáticos y que hizo que absolutamente todos los presentes corearan. La actuación de Víctor rozó los niveles más altos durante todo el concierto, y desde aquel momento se podía percibir el pedazo de noche que tendría el grupo. Acto seguido, y tras las primeras palabras del frontman con el público, caería otro trallazo: El Anticristo. En esta canción se pudo notar la maestría con la que el grupo maneja su mezcla de audio. Cuando se tenía que escuchar la guitarra, se escuchaban. Cuando lo tenía que hacer el teclado de Santi, lo hacía. La experiencia también se hacía audiovisual, porque todo esto se sincronizaba a la perfección con el montaje de luces y las imágenes que se mostraban detrás del escenario.
El concierto prosiguió con La Muerte de un Sueño, heavy y pasional a la vez. Desde el principio del concierto se podía notar la maestría con la que Rafael Yugueros maneja su batería, y esta pieza no fue la excepción. Víctor entregaba, conforme avanzaba la canción, un coro tan ardiente como increíblemente conciso. Antes de empezar Contra el Viento, otro de los más remembrados por la fanaticada, el cantante nos recordó que llevaban casi cuatro años sin tocar en México, discurso que repitió un par de veces durante el trascurso del concierto. La canción, pegajosa y con ese estilo tan ¿Dónde está la Luz?, lleno de melodías asequibles y que combinados con unos riffs a caballo entre el heavy y el hard rock, llenó al público de esa energía que caracteriza y desprende el grupo.
Hablando de clásicos nuevos, Alma de Conquistador definitivamente conquistó a la Ciudad de México. Sin duda alguna, fue una de las más coreadas del concierto, probablemente debido a esa mezcla de carácter y un cono atronador, y aunque la canción se esfumó relativamente rápido, fue en definitiva uno de los mejores cortes del show. A continuación, el queridísimo Pablo García (todo un favorito del público) tomó el primer plano del escenario y junto a la batería dieron comienzo a Perdido. Cabe resaltar que gracias a Pablo y a su increíble carisma y personalidad, se puede notar la estupenda salud que goza WARCRY. Bromean, ríen, bailan y gozan en el escenario de una forma envidiable. El guitarrista tuvo muchísimos momentos de protagonismo a través del concierto, e incluso, como anécdota, hizo que el público gritara más que cuando Víctor lo intentó cierta vez. Hasta llegaron a intercambiar instrumentos él y el vocalista. Fue la noche de Pablo.
Continuando con el concierto, Coraje fue la primer representante de Revolución (2008). Correcta y con mucha pasión dentro de ella, cedió lugar para una de las canciones nuevas de la banda: Siempre. Con un coro tan pegajoso y bonito, logró controlar la energía y atención del recinto para hacer que el público la cantara al unísono con la banda. Se podía observar a los demás miembros del grupo, aparte de Víctor, cantar muchas partes de sus canciones mientras tocaban.
Tras tan acertada exhibición, continuó Cobarde, que para mí, es uno de los mejores temas de la banda. El grupo dejaba en claro en su mezcla de imágenes sobre feminicidios y maltrato hacia la mujer y de un heavyrock bastante melódico, que en pleno siglo XXI no se puede permitir más maltratar a las mujeres por su género (o por cualquier razón). Fue una de las canciones más visuales del show.
La parte más emocional del concierto se daba en este tramo de su actuación, empezando con Devorando el Corazón y prosiguiendo con El Amor de una Madre, los encendedores (y los celulares) se iluminaron para acompañar a la banda, que se muestra cómoda tocando tanto baladas como heavy. Le tocó a Santi tomar las riendas del show y tras la –ya clásica- introducción de piano, empezaba uno de los temas más duros de la noche: Ardo por Dentro. Consolidado como clásico de la banda, el Circo Volador volvió a ponerse de cabeza debido a la popularidad de la canción.
Prosiguieron Amistad y Huele el Miedo, que de nuevo, fueron recibidas con un entusiasmo atronador, pese a tener poco tiempo en el repertorio de la banda. La Vieja Guardia continuó la actuación, marcando tributo a los grandes del género y haciendo que todos los oyentes levantaran sus cuernos al ver proyectados imágenes de sus bandas favoritas, como AC/DC, OZZY OSBURNE, METALLICAy hasta MÖTORHEAD (gran ovación por el difunto Lemmy Kilmister). Al terminar la canción, y de una manera sorpresiva, el grupo empezó a tocar Paranoid, de BLACK SABBATH, hasta el final del primer verso. Hubo muchos aplausos para la banda por el montaje visual y el tributo hacia los ingleses. También cabe recordar que cuando se presentaba la canción, el público empezó a cantar de manera estruendosa el coro de Tú Mismo. Escuchar la fuerza con la que la gente interrumpió el discurso de Víctor para pedir uno de los clásicos de la banda todavía me pone la piel de gallina. El recinto se contagió en su totalidad y el grupo no tuvo otra opción que dejar que los fanáticos hicieran de la fiesta suya.
Después de semejante momento, cayó Un Poco de Fe, la cual fue prólogo de la parte final del concierto, en el cual empezaron a caer, uno tras uno, los clásicos más fuertes de la banda. Empezaron, sin anunciarlo, Capitán Lawrence, que con un mensaje melancólico y épico y que, con una energía que no parecía tener fin por parte de la banda, empezarían a saciar el hambre del público de esas canciones las cuales los hicieron enamorarse de WARCRY. Poco después, el Circo se caería a pedazos con (ahora sí) Tú Mismo, probablemente, la más esperada de la noche. El grupo, intacto, empezaba a consumir la energía restante del público, el cual se entregó al máximo durante todo el concierto. Notable actuación de los ingenieros de sonido, otra vez, por darle el protagonismo a Roberto García durante sus solos de bajo. Despidieron la noche por primera vez con Trono del Metal, otro de los más grandes himnos de la banda y que, junto a un Víctor que portaba una cerveza en mano, nos invitaba a brindar por estar ahí, en plena faena metalera. El grupo se despedía por primera vez para descansar cinco minutos y dar paso a los bises.
Me sorprendió de manera excepcional escuchar la introducción de La Maldición del Templario¸ puesto pensaba que tendría espacio en el show. Sin embargo, y repitiendo la tendencia, fue una de las canciones más celebradas. No sé si por si por la grandeza misma de la canción o porque fue el regreso de lo que parecía un eterno descanso de parte del conjunto.
La larga espera por fin había terminado, otro de los hits más grandes de la banda por fin caía: El Guardián de Troya. La gente, que había también esperado con ansias esta canción, acompañó a los asturianos por toda la canción, la cual culmina en un agudo por parte de Víctor, que pese a no ser tan largo como en Alea Jacta Est (2004), si cumplía en potencia y en emotividad. Al terminar la canción, el público empezó a entonar el Cielito Lindo, famosa y tradicional canción mexicana que incluso hizo que la banda terminara acompañándolo. Gran detalle de parte de WARCRY.
El final de la noche tenía que llegar. Después de una larga, gloriosa y estupenda actuación, el grupo culminaría con el que sería el mayor de sus himnos: Hoy Gano Yo. El público, ya cansado debido a un concierto en el que realmente no concedió respiros, aprovechó su última oportunidad para brincar, cantar, gritar y alzar sus cuernos en nombre del metal. La banda fue aplaudida, admirada y celebrada, en recompensa por ofrecido haber ofrecido semejante concierto, el cual rozó un poco más de las dos horas y media.
WARCRY salió del Circo Volador en plena gloria. Tuvieron una noche que rozó la perfección, hicieron un SOLD OUT por primera vez en el mencionado recinto y conquistaron al público con un show casi sin fallos. Probablemente, el mayor de éstos sea que el grupo ha acumulado una cantidad de hits considerable y haya tenido que dejar que otro fuera del setlist (Alejandro, La Vida en un Beso, Luz del Norte, etc), pero bueno, al final es entendible: un grupo con la trayectoria musical de WARCRY tenía que llegar al momento en el que debía hacer sacrificios para darle espacio a nuevos himnos, y no vivir del pasado por siempre.
WARCRY hace esto a la perfección, consolidando canciones recientes como himnos de toda la vida y saliendo con la frente en alto de un concierto y una gira que ni ellos ni los asistentes olvidarán fácilmente.
Setlist:
- Quiero oírte
- Nuevo mundo
- El anticristo
- La muerte de un sueño
- Contra el viento
- Alma de conquistador
- Perdido
- Coraje
- Siempre
- Cobarde
- Devorando el corazón
- El amor de una madre
- Ardo por dentro
- Amistad
- Huelo el miedo
- La vieja guardia/paranoid
- Un poco de fe
- Capitán lawrence
- Tú mismo
- Trono del metal
Bises: - La maldición del templario
- El guardián de troya/cielito lindo (canción tradicional mexicana)
- Hoy gano yo
Texto: Miguel Ramos – miguel.astaroth@hotmail.com
Fotos: Dilemma (Germán García) (Gracias!!!)
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