|
Sábado 11 y Domingo 12 de Abril 2015 – Sala Club Live – Trezzo Sull Adda – Italia
PRIDE OF LIONS + LYNCH MOB + HOUSE OF LORDS + PINK CREAM 69 + TED POLEY + VEGA + BAILEY
Domingo 12
Después de un buen descanso y una no menos buena comida llegaba el segundo día de conciertos para poder disfrutar de la actuación de los cabezas de cartel, motivo principal que nos hizo desplazarnos a más de uno a tierras trasalpinas. Pero antes había mucho que ver y en algún caso bastante bueno, aunque en esta jornada el nivel general me pareció algo inferior, PRIDE OF LIONS aparte, estos juegan a otra cosa como luego detallaré.
El encargado de abrir el domingo era el británico BAILEY presentando su primer disco en solitario «Long Way Dawn» del que interpretó cinco temas, además del single «Trouble In a Red Dress» de su otro proyecto THREE LIONS, que presentó en la pasada edición del festival, pero que en esta ocasión no pude ver ya que llegué para escuchar sólo los dos últimos temas del concierto. Respecto a su actuación del año pasado Nigel Bailey cambió el bajo por la guitarra, siguió cantando con la misma elegancia y personalidad y sonó realmente bien rodeado de una banda de músicos desconocidos para mí pero que, al menos en los dos temas que les pude ver, lo hicieron francamente bien.
Los dos temas en cuestión fueron la melódica y pegadiza «Dirty Angel» llena de encanto con ese sonido típicamente británico de hard melódico pero con fuerza en sus guitarras, y la más épica y poderosa «In The Name Of The King». Por lo que puede ver el público, bastante numeroso para ser a primera hora, quedó bastante satisfecho con el concierto, y yo me quedé con ganas de más, no se puede estar en todos lados.
Salimos a dar una vuelta por el patio descubierto de la sala, gran acierto de los organizadores ya que gozamos de un fantástico tiempo soleado todo el fin de semana, y volvimos dentro para ver lo que podían ofrecernos los chicos de VEGA. Unos chicos a los que como he dicho ya alguna vez no termino de pillarles el punto, tanto en estudio como en directo, la última vez que les había visto en el HARD ROCK HELL no me convencieron en absoluto, demasiados efectos, demasiados sintetizadores, pero eso sí mucha entrega y ganas de agradar.
Así que, sin demasiadas expectativas me dispuse a ver si esta vez eran capaces de hacerme mejorar mi opinión acerca de ellos, y la verdad es que algo sí que mejoró. Obviando el detalle de unas luces horribles, algo en lo que ellos no tendrían nada que ver, el sexteto salió a comérselo, con un buen número de seguidores apoyándoles y cantando sus temas comenzando por el que daba título a su primer disco «Kiss Of Life» que sin ser la panacea sí me sonó mucho más crudo y real.
Con el vocalista Nick Workman liderando con carisma la formación junto al guitarrista Marcus Thurson, al que se unió otro hacha al que no reconocí, consiguieron dar más empaque y fuerza a su sonido, algo que se les fue un poco de las manos en «The Wild, The Weird, The Wonderful» donde se ensució y embarulló, aclarándose un poco con «What The Hell», y sobre todo con una tremendamente pegadiza «Gonna Need Some Love Tonight», tema de enganche de su último trabajo «Stero Messiah», del que también cayó posteriormente la menor «Wherever Your Are», con la que llegaron al ecuador de su actuación, y tras la cual me dediqué a otros menesteres que no vienen al caso y me impidieron ver el resto del concierto. Lo dicho, mejor que otras veces, pero todavía lejos de seducirme.
Otro que repetía, pero esta vez en solitario, era el neoyorquino TED POLEY. Si el año pasado con DANGER DANGER apenas pasó del aprobado, esta vez para mí directamente el rubio frontman suspendió. Creo que es la vez que más flojo le he visto vocalmente, quedándose a medias muchas veces, y sin acabar de encontrar la complicidad necesaria con los músicos que le acompañaban que, por cierto, no eran ningunos mancos, Alessandro Del Vecchio (teclados), Anna Portalupi (bajo) y Mario Percudani (guitarra).
Ya empezó la cosa regular con una intro enlatada excesivamente larga y que no era otra cosa que una adaptación del «Unholy» de KISS cambiando el estribillo por «Ted Poley», como gracia vale. Pero lo que ya tuvo menos gracia fue ver como Ted no empastaba con la banda ni llegaba a las notas de «Bite The Bullet», con Percudani tocando excesivamente distorsionado para lo que suele ser él, mucho más limpio. No mejoró mucho la cosa con «Man Alive», tema que a muchos pilló descolocados, perteneciente al disco «Disappearing Inc.» de Bone Machine y que pasó sin pena ni gloria. Pero ya lo que acabó de rematarme fue la flojísima versión de mi tema favorito de DANGER DANGER, «Under The Gun» que me pareció de lo más soso y descoordinado.
Tras esto decidí que mejor me reservaba para empresas mayores y con las notas de «Don’t Walk Away» de fondo y con el show habitual de Poley cantando entre el público, salí a despejarme un poco. Por lo que me han comentado luego la cosa no mejoró demasiado, a pesar de caer clásicos como «Feels Like Love», «Bang Bang», «One Step From Paradise» esta con la colaboración de la noruega Issa que según parece no estuvo demasiado afortunada, o la final «Naughty Naughty». Esperemos que Ted se ponga las pilas y que vuelva a ser el gran frontman de antaño.
Una vez despejados y con energías renovadas afrontamos una de las actuaciones que más ganas tenía de ver, la de los germanos PINK CREAM 69. Un grupo que siempre he pensado que por calidad y constancia debería haber llegado mucho más alto, aunque suele contar con una buena base de fans como quedó patente en Trezzo. Ha pasado más de una década del único concierto de la banda al que tuve la oportunidad de asistir en el que compartían cartel con sus paisanos AXXIS en la sala Caracol de Madrid redondeando una espectacular velada, por lo que la espera se me hizo muy larga, pero mereció la pena.
Dispararon una intro con un mix de clásicos del hard rock de siempre para ir calentando antes de arrancar de forma arrolladora con «Keep Your Eye On The Twisted» sonando contundentes, nítidos, perfectamente engrasados desde el inicio, con un David Readman pletórico a la voz como maestro de ceremonias, secundado en los coros por un casi irreconocible Dennis Ward al bajo (alguno pensó que PC69 habían fichado a Sherpa) y por el guitarra rítmica Uwe Reitenauer. Ambos cumplieron perfectamente con sus tareas instrumentales, pero si hubo dos músicos que brillaron fueron Alfred Koffler dando un clínic de guitarra desde su estática posición, y el espectacular batería Chris Schmidt que aporreó su set con una técnica y contundencia brutales.
Tras la andanada inicial continuaron casi sin tregua para seguir arrasando con la primigenia «Hell’s Gone Crazy», antes de llegar a las más melódicas «Special» perteneciente a la última entrega en estudio de la banda «Ceremonial» (2013), y a una magnífica «Lost In Illusions». Todo seguía sonando espectacularmente, con la gente cada vez más metida, tomándose un pequeño respiro con la cadenciosa «Talk To The Moon», antes de volver a romper con fuerza para descargar «Break The Silence» una de las que más me enganchó del show.
La segunda mitad del concierto fue igual de buena e intensa, cayendo temazos como «Do You Like It Like That», el medio tiempo «The Spirit», la rotunda «No Way Out» o la reciente «Wasted Years» que funcionó a la perfección en directo con su potente y melódico estribillo coreado por los presentes.
Para el final se dejaron dos buenas balas, una enérgica «Welcome The Night» para recordar su debut discográfico de hace veintiséis años, y uno de sus mejores temas «Shame» de mis favoritos junto a «Seas Of Madness» que en esta ocasión no tuvieron a bien incluirla en el repertorio, aunque esto no desmereció en absoluto una brillantísima actuación de una grandísima banda.
Estábamos todavía recuperándonos de la descarga de PINK CREAM 69 cuando empezaron a sonar las notas enlatadas de la intro que daba paso a la salida a escena de HOUSE OF LORDS. Los norteamericanos fueron incluidos en el cartel casi a última hora sustituyendo a los suecos TREAT, y algunos hacíamos la broma de que habían cambiado a unos que hacían play back últimamente por otros que lo hacían casi siempre, con lo cual y dadas experiencias anteriores íbamos con la mosca detrás de la oreja.
Así que empezamos a escuchar y a mirar con atención como se desenvolvía James Christian que, para empezar, me pareció que presentaba un aspecto físico bastante más saludable que en otras ocasiones algo que siempre es motivo de alegría. Como siempre, intros, teclados y algunos coros fueron disparados sin ningún tipo de disimulo, pero esta vez James cantó, y lo cantó prácticamente todo, solo al final me pareció que iba más ayudado de la cuenta en un tema. Con la voz más rasgada, llegando donde pudo que por momentos fue bastante, sacó adelante junto a los tres pedazo de músicos que le acompañan la actuación más digna que le recuerdo al grupo.
Arrancaron como es habitual con la evocadora «Sahara» metiendo ya en harina a un buen número de fieles que siguieron enganchados con la rotunda «Big Money», antes de llegar a una tremenda «Battle» que sonó muy cañera con Jimi Bell desatado con su guitarra mostrando una vez más su buen hacer a las seis cuerdas. Por su parte Chris McCarvill al bajo y BJ Zampa a la batería sonaron muy potentes, algo excesivos incluso en algún momento, pero cumpliendo con nota en general.
Siguió el repaso por la discografía del grupo con la dramática «Cartesian Dreams» tema que daba título a LP de 2009, y en la que la banda desplegó su vena más sinfónica abusando un poco de las teclas grabadas, que desaparecieron para permitir el lucimiento más desnudo de James y Jimi con una estremecedora «Love Don’t Lie», para reaparecer en la intro de la envolvente «Come To My Kingdom» que les quedó realmente bien, al igual que la más directa «I’m Free» que fue rematada por un correcto solo de batería de BJ Zampa.
Nuevo momento emotivo y tranquilo con «Can’t Find My Way Home» con James colgándose la acústica para acompañar una preciosa interpretación, endureciéndose luego con la cañera y pegadiza «Rock Bottom», antes de cerrar con una «I Wanna Be Loved» que fue en la que me pareció que hubo más ayuda grabada en las voces ya que Christian había sufrido bastante para llegar al final del tema anterior y luego sonó casi perfecto, milagros de la técnica, supongo.
Para el final dejaron «Pleasure Palace» que si sonó más real, con ese crescendo magnífico en el que como siempre se echa de menos un teclista en el escenario (podían haber contado con Alessandro del Vecchio, por ejemplo), aunque Jimi tomó más protagonismo con su guitarra supliendo en parte esta carencia. Concierto digno, con un buen set aunque siempre faltarán temas, y sobre todo con la buena noticia de la recuperación física de James Christian.
Ultima salida a cenar antes de la traca que se avecinaba para cerrar el festival, llegando a tiempo para el tercio final de la actuación de LYNCH MOB, me hubiera gustado ver más pero fue imposible. Era la primera vez que veía a uno de mis guitarristas favoritos, George Lynch, y tenía muchas ganas de comprobar su clase en directo, a pesar de que ya iba avisado de su estatismo y escasa empatía con el público, pero la verdad es que tampoco me pareció que fuera para tanto, incluso gastó alguna broma cuando alguien del público le dio al cantante Oni Logan un par de vinilos de DOKKEN diciendo algo así como «eso fue antes de mi cambio de sexo».
Cuando entramos en la sala lo primero que comprobamos fue lo bien que sonaba todo mientras caían las primeras notas de la cadenciosa en clave casi blues «All I Want» de su maravilloso «Wicked Sensation», con Logan arrastrando su voz con fuerza y encanto mientras Lynch destilaba pura esencia con su Les Paul. Por lo que sabemos antes de este tema el set estuvo basado en temas de ese primer disco de LYNCH MOB, y del «Smoke & Mirrors» de 2009, algo que hace que me dé más rabia no haber podido llegar antes a la sala.
Pero afortunadamente quedaba un regalito en forma de recuerdo a DOKKEN del que sí pude disfrutar, empezando por «Into The Fire» con la que por fin pude ver en directo uno de mis solos de guitarra favoritos a manos de su autor, seguida por la preciosa «Alone Again» que me pareció tan intensa como esperaba en vivo, de la rotunda «Tooth & Nail» en la que Logan hizo que nos olvidáramos, o que nos acordáramos para mal de Don Dokken dado su estado vocal de un tiempo a esta parte, rematando el póker como era previsible con «Mr. Scary» probablemente una de las mejores instrumentales del género y que fue preludiada de un vibrante solo.
El cierre final lo puso «Wicked Sensation» en una versión también alargada con el público coreando y palmeando al son que marcaba un sobresaliente Oni Logan. Gran sabor de boca, pero quedándome con las ganas de haber visto todo el concierto.
Y por fin llegó el momento que tanto estábamos esperando muchos de los que nos dimos cita en el Frontiers Rock Festival 2015 y que en algún caso viajamos hasta Italia prácticamente sólo por ello. Era la hora de encontrarnos cara a cara con la que es para mí, quizá junto a WORK OF ART, la última gran banda de A.O.R. propiamente dicho y con mayúsculas, PRIDE OF LIONS.
Se palpaba un grado de excitación y expectación como pocas veces, y eso que la sala no estaba llena ni mucho menos pudiendo llegar a las primeras filas sin ningún problema, de hecho hubo gente que se fue tras el concierto de LYNCH MOB, pero los que nos quedamos nos entregamos al arte de Jim Peterik, Toby Hitchcock y compañía desde que empezaron a sonar los primeros acordes tras la emotiva presentación a cargo de dos locutores de la emisora oficial del festival. Aquello apuntaba a algo grande e inolvidable, y así fue.
Resulta realmente complicado intentar expresar en unas cuantas líneas la cantidad de sentimiento y calidad que pudimos compartir, con unos músicos excelsos, con la emoción de recordar a dos grandes que nos dejaron recientemente como Jimi Jamison y Fergie Frederiksen que recibieron su merecido homenaje, sobre todo el primero y, sin desmerecer ni mucho menos al resto del grupo, con un señor cantante como Toby Hitchcock que refrendó en directo todo lo bueno que ya nos había demostrado en estudio, a día de hoy creo que es sencillamente insuperable.
No hay que perder de vista tampoco al amigo Peterik que hizo prácticamente de todo durante el concierto, tocó la guitarra, los teclados, maestro de ceremonias, acompañó en los coros, y cantó bastante bien, pero en la comparación con Toby cualquiera saldría perdiendo. Resulta gratificante ver como alguien en edad casi de jubilación y que simplemente con lo que le renten los derechos de «Eye Of The Tiger» seguramente tendrá para vivir más que holgadamente durante muchos años, todavía muestra esa entrega y esa pasión, además de una simpatía tremenda. Para mí un grande con todas las letras.
Como decía antes los músicos que acompañaron a Peterik y Hitchcock mostraron un nivelazo a la altura de la exigencia que marcaban los dos protagonistas principales, con Mike Aquino vibrante y brillante a la guitarra, Christian Cullen preciso y protagonista en los teclados, Klem Hayes divertido y versátil al bajo, y Ed Breckenfeld técnico y sólido a la batería.
En cuanto al desarrollo y elección de los temas fue incluso mejor de lo que me esperaba, comenzando con un bloque espectacular de temas propios de PRIDE OF LIONS abriendo con la inmensa «It’s Criminal» en la que comenzó la exhibición de toda la banda con un sonido increíble, potente y cristalino, y sobre todo con un Toby que en cuanto empezó a cantar nos ganó sin remisión. Qué barbaridad, que manera de llegar, modular, cambiar de tono, respirar, y todo sin parecer que le costara ningún esfuerzo, brutal.
Pero si con «It’s Criminal» casi nos hicieron levitar, lo de «Sound Of Home» fue de un nivel de sentimiento que hacía tiempo que no sentía viendo a un grupo en directo, la expresión «los pelos como escarpias» se inventó para ocasiones como esta. A todo esto con Peterik entregado como un chaval con su rítmica, y con todos los músicos transmitiendo una positividad y energía enormes. «Let Me Let You Go» y «Unbreakeable» siguieron sonando igual de bien, aunque bajando un poco respecto al infranqueable listón marcado por las anteriores suponiendo un ligero respiro, para recuperar toda la garra e intensidad con «Music And Me» ya con Peterik a los teclados y en la voz principal, sublime.
Tras esta primera tanda de temas propios, llegaba el momento de recordar al gran Jimi Jamison, y que mejor manera de hacerlo con algunos de sus temas con SURVIVOR. Después de la charla de un Peterik visiblemente emocionado y feliz, sonaron las primeras notas de teclado de «High On You», en algunas mejillas rodaron las lágrimas y algún que otro nudo en la garganta se formó impidiendo que pudiéramos acompañar coreando a Toby que remató el tema aguantando su nota final hasta el infinito. «Oceans» y «Man Against The World» siguieron el despliegue para cerrar este bloque con una burrada de versión de «Can’t Hold Back» con unas alternancias vocales descomunales.
Después de tanta emoción tocaba relajarse un poco cambiando de tercio con la entrada en escena del vocalista Marc Scherer que dio un descanso a Hitchock, y que Peterik aprovechó para presentar en sociedad ya que juntos han puesto en marcha un nuevo proyecto con el que acaban de lanzar su primer CD. Esto creo que dejó un poco frío a parte del público ya que no conocían a Scherer, pero en cuanto empezó a cantar logró captar la atención desarrollando una muy buena labor en unos registros similares a los de Hitchcock pero algo menores. Nos dejaron dos temas de este nuevo disco, «Risk Everything» que le da título, y «Cold Blooded», ambos sonaron muy bien y no desentonaron en absoluto ya que van en la línea del resto del concierto.
Y de aquí al final fue un no parar, descargando temazo tras temazo con un poderío monumental haciendo que los cien minutos de arte que nos regalaron se nos hicieran muy cortos. «Born To Believe In You» marcó el inicio de esta última parte, seguida por una estremecedora «Gone», a la que sucedió una súper festiva «Heaven On Earth» que sonó impresionante, con todo el mundo botando y vibrando, empezando la plana mayor de la organización que no pararon de bailar desde un lateral del escenario.
Los bises, como no podía ser de otra manera, resultaron igualmente maravillosos, con «The Courage To Love Somebody» desprendiendo energía positiva a raudales siendo otro de mis puntos álgidos del festival, para despedirse definitivamente con la inevitable «Eye Of The Tiger» contando también con Scherer y que alargaron bastante como inmejorable fin de fiesta del que, desde entonces, se ha convertido en uno de los conciertos más grandes que he visto en mi vida, decir que el mejor es mucho decir, pero en el Top 5 está seguro.
Sólo espero que esta no sea la única vez que pueda disfrutar de PRIDE OF LIONS en directo, aunque no sé por qué me dio la impresión de que había cierto ambiente de despedida, quizá por los otros proyectos de Peterik o por lo difícil que resulta sacar a Toby de Estados Unidos, pero en cualquier caso los que tuvimos la suerte de estar en la sala de Trezzo el pasado 12 de abril nos llevamos un recuerdo imborrable que perdurará en nuestra memoria. Si vuelven a Europa y si no hay una causa de fuerza mayor que lo impida no tengo ninguna duda que haré todo lo posible por repetir, y para los que no los habéis visto todavía, si se da la oportunidad, haceros un favor y no os lo perdáis.
Y así, todavía casi flotando, terminamos un fantástico fin de semana, con un festival que parece que va asentándose con una magnífica organización a cuyos responsables, una vez más, me gustaría darle las gracias por su trato y profesionalidad. Nos comentaron que el evento tendrá continuidad el próximo año, estaremos atentos a las fechas que seguramente serán más o menos las de sus ediciones precedentes, y muy mal se nos tiene que dar para no volver.
Grazie Mile.
Texto: Mariano Palomo
Fotos: Fran Cea
Para ver las fotos a mayor tamaño, pinchar sobre ellas.