SANCTUARY – The Year The Sun Died
Discográfica: Century Media
Quién nos iba a decir que después de 25 años sin sacar un disco, y lo más increíble, que gracias a Jack Black íbamos a tener en nuestras manos un nuevo trabajo de unos casi desconocidos, pero muy idolatrados, SANCTUARY. Sí amigos, el artífice de la nueva reunión de esta banda, allá por 2010, fue ni más ni menos que el multidisciplinar artista Jack Black, quien eligió el tema «Battle Angels» para promocionar su proyecto de aquel momento: el videojuego Brutal Legend. A partir de esa nueva toma de contacto por parte de la mayoría de miembros del combo, comenzaron a hablar sobre su posible vuelta a los escenarios y poco a poco fueron componiendo nuevas canciones.
Para el que no los conozca, SANCTUARY es una banda formada a mediados de los ochenta en Seattle, que contaba en sus filas con Warrel Dane a la voz; Lenny Rutledge y Sean Blosl como guitarristas; Jim Sheppard al bajo y Dave Budbill en el papel de batería. Después de publicitar una pequeña demo presentación, consiguieron fichar por la discográfica Epic Records y lanzar así en 1987 lo que sería su primer LP, Refuge Denied, producido por el propio Dave Mustaine, quien incluso llegó a grabar un solo para el disco. Dos años después, sacarían lo que supondría su segundo (y hasta ahora último) álbum de estudio, Into the Mirror Black, que tuvo una gran acogida por parte de su público. Pero ni los fans, ni ellos mismos, lograron evitar la discordia que sembró en el grupo la presión por parte de la discográfica para orientar su estilo a lo que estaba pegando fuerte en aquel momento, el grunge. Esto acarreó la separación de la banda hasta prácticamente este reencuentro, y a la vez, la formación de NEVERMORE por parte de Warrel Dane y el bajista Jim Sheppard.
Hay que destacar que estos dos únicos álbumes de los que hemos dispuesto durante todos estos años han conseguido erigirse al nivel de verdaderas obras de culto, representando a la perfección lo que fue el nacimiento de un precario power metal en América, por llamarlo de alguna manera: ese heavy metal crudo, con tintes de thrash clásico y ese plus de velocidad al más puro estilo speed, han supuesto un gran atractivo para muchos en nuestro gremio.
Para este nuevo trabajo, solo faltaría Sean Blosl para completar la formación original, sustituido finalmente por Brad Hull (FORCED ENTRY). Además, han contado con el amparo de Century Media como sello discográfico; así como con la más que depurada producción de Chris Zeuss Harris (SUICIDE SILENCE, CROWBAR o WHITECHAPEL), desde los Soundhound Studios de Nueva York (aunque parte de las mezclas han sido grabadas en el estudio del guitarrista Lenny). Por último, mencionar un acertado artwork por parte de Travis Smith, a quien también se le atribuyen varias portadas de Nevermore (además de trabajos para OPETH o AMORPHIS).
Entrando ya propiamente en materia, quizá este disco no cumpla todas las expectativas de muchos de los fans más acérrimos en el más puro sentido musical, pero ni de lejos es una mala obra. Me explico: la evolución en el sonido de Sanctuary es más que notable, alejándose de aquel metal rápido con esa voz híper aguda sostenida en interminables notas en favor de un sonido más actual, un metal más conciso y abordable, pero sin perder un ápice de calidad, técnica o fiereza. El disco enseguida te atrapa con la calidad y la garra del primer tema, Arise and Purify, que intercala potentes riffs con lúcidos solos. Continua la sorpresa con las pesadas estrofas Let the Serpent Follow Me y ese estribillo algo más sosegado, casi místico. Este nuevo trabajo de los americanos alterna cortes rápidos y contundentes que recuerdan más a sus trabajos anteriores como Question Existence Fading, Frozen o The World Is Wired; con canciones más ambientales y melódicas como Exitium (Anthem of the Living), I Am Low, The Dying Age, incluso instrumentales (Ad Vitam Aeternam) o semi acústicas (One Final Day (Sworn to Believe)); para finalizar con un resumen del redefinido camino de la banda con el tema que da nombre al disco: The Year the Sun Died .
En general, 20 años de carrera musical de los componentes han dado para mucho, y la etapa Nevermore ha tenido un especial calado en varios de ellos. The Year The Sun Died supone simplemente un proceso de crecimiento a partir de Into The Mirror Black con unas señas de identidad claras, pero con el fin de contextualizar el sonido de la banda al siglo XXI. El resultado: un gran disco que realmente merece la pena escuchar, aunque tengamos hacernos un nudo en el corazón y dejar atrás el clásico sonido de la banda.
Carlos Esteban (@mapexvsmeinl)
Lista de Temas:
- Arise and Purify
- Let the Serpent Follow Me
- Exitium (Anthem of the Living)
- Question Existence Fading
- I Am Low
- Frozen
- One Final Day (Sworn to Believe)
- The World Is Wired
- The Dying Age
- Ad Vitam Aeternam (Instrumental)
- The Year the Sun Died
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Situación:
Pensilvania (EE.UU.); Verano de 1990: Recuerdo que compré el CD de su segundo trabajo «Into the mirror black» en la mítica Tower Records. Me pasé todo el verano en Estados Unidos escuchando este pedazo de disco.
Como bien se dice en la crítica, son un grupo de culto, que en su día tuvieron cierta repercusión, y luego cayeron en el olvido más absoluto. Yo de vez en cuando desempolvo los CD’s y sigo disfrutando de ese metal tan bueno que supieron hacer.
Animo a todos los que no los conozcan, a que le den una escucha a esas dos joyas.
Y por mi parte, no puedo juzgar el presente trabajo, pero ya estoy con ganas de escucharlo y ver qué ha pasado 24 años después.
Saludos,
Raúl.
Lo cierto es que su actual sonido tiene más que ver con lo que hacen su vocalista y bajista en Nevermore.El álbum no está muy mal del todo pero pienso que deberían haberse ceñido al sonido o feeling de sus dos primeros y míticos discos…Y dejar el sonido Nevermore para los propios Nevermore.
Sin duda,me quedo con las sensaciones que aún me transmiten sus anteriores obras.
Gran nuevo disco de regreso de Sanctuary. Sonido espectacular. Las guitarras aturden, muy gruesas y con un nivel solista abrumador. Los temas muy bien cuajados, melódicamente impecables, con nombres propios como «Arise And Purify» o el single «Frozen». Discazo, muy maduro y que gana, obviamente, con sucesivas escuchas.
Este disco tiene mas aires a Nevermore que a sanctuary, no es un mal disco, pero esto ni es Sanctuary es mas Nevermore.
Suscribo lo que habeis dicho. El disco mas parece un trabajo de Nevermore que de Sanctuary, y que conste que a mi los Nevermore me flipaban.
Suena como lo harían si no hubiesen tenido un parón de 25 años. No puedes grabar algo como en el año ´89 porque te pegarías una castaña.