Viernes 20, Sábado 21 y Domingo 22 de Junio 2014 – Clisson – Francia
Nueva andadura hellfestiana y muchos ya hemos perdido la cuenta de las que van. Desde que el festival viviera ese salto tanto cualitativo como cuantitativo sobre las cenizas del llamado Fury Fest, muchos somos los que no hemos podido contenernos ante unos carteles tan atractivos. El eslogan del festival es bastante revelador «El festival más ecléctico y especializado en metal extremo». Esa, ESA, es la clave del atractivo para quienes amamos la música más allá de etiquetas. Poder ver en un mismo día a STATUS QUO y a CARCASS nos resulta una gozada.
Para esta ocasión nos acomodamos en una casita a varios km de Clisson, o sea que poco podemos hablar de una zona de acampada que suponemos que fue correcta como en anteriores años. Tan sólo espero que en esta ocasión hubiera más duchas para así evitar las terribles colas matutinas. Pocos cambios en el recinto de conciertos, si acaso para bien, como la mejora del sonido en los escenarios principales, un punto en el que los años pasado se flaqueaba.
Algo más de espera para pedir comida y bebida debido al sold out, pero nunca llegando a casos exagerados. Gente hubo y mucha, pero se podía circular por el recinto sin llegar a los niveles de saturación de un Wacken. Como detalle curioso, se marcarían un gran punto a favor si instalaran algún puesto de bebidas que fueran más allá del vino, el refresco o la cerveza. Afortunadamente un servidor podía encontrar algo más de variedad en la zona de prensa, pero me sé de más de uno que hubiera vendido su alma al diablo por un chupito de Jägermeister.
VIERNES 20
Empezamos el primer día con la actuación de TOXIC HOLOCAUST en uno de los escenarios principales. Ya vimos que la tónica habitual de esta edición iba a ser aguantar el calor y el Sol, pero bueno, siempre será mejor que la lluvia y el barro. Los americanos dieron unas buenas dosis de cera, nunca fallan y esta vez no fue la excepción, labrándose un set list absolutamente perfecto con temas como «Bitch», «Awaken the Serpent», «666» o «Nuke the Cross», con la que finalizaron. El sonido del que gozaron se quedó lejos de lo deseado pero tampoco sonaron mal del todo, lo que les fue al dedillo con ese toque punk con el que adocenan su propuesta thrash. Nos dolió perdernos a GEHENNA que tocaban al mismo tiempo, pero era una de esas coincidencias feúchas con las que nos encontrábamos en el running order.
Tiempo para DESTROYER 666 que por un lado imprimieron presencia escénica y potencia pero por otro sufrieron la temida bola de sonido que hacía que nos costara apreciar las guitarras con nitidez. Les hemos visto en mejores condiciones, si bien tampoco les podemos echar nada en cara.
Muchas ganas de ver a THERAPY? Teniendo en cuenta que no los había visto nunca y que hace como 20 años me escuché hasta la saciedad aquél discazo llamado «Troublegum», mezcla excelentemente ponderada entre grunge, metal y algo de punk americano desenfadado. Cuál fue mi sorpresa al comprobar que en directo lo iban a tocar casi entero y con un sonido de aúpa. Rememoramos tiempos mozos de la mano de gemas como «Knives» o «Teethgrinder» y por supuesto sus laureados «Screamager» y «Nowhere», teniendo tiempo por el camino de marcarse una versión del «Breaking the Law» de JUDAS PRIEST y su fantástica reinterpretación del «Isolation» de JOY DIVISION. Unos elegidos, por mucho que en su día la banda engendrara obras tan fallidas como «Semi-Detached». Quizá viven de su pasado, pero no nos importa.
Tuvimos tiempo de escuchar desde la lejanía a TRIVIUM y de comprobar que, al menos para nosotros, esta agrupación se ha deshinchado del todo. Lejos quedan aquellos días en los que sonaban más a heavy y thrash metal de base, pues su sonido cada vez se ha inclinado más hacia el componente metalcore de su propuesta, sobretodo en vivo. Han dejado de atraernos.
Una de esas coincidencias que nos tocaban lo que no suena, ROB ZOMBIE con NOCTURNUS AD. Empezamos viendo la actuación del polifacético artista americano, que tristemente nos ofreció un espectáculo lamentable, al menos en la primera parte del concierto que es la que presenciamos. Al igual que dos ediciones atrás en este mismo festival, píldoras tan agraciadas como «Dragula» o «Living Dead Girl» sonaron carentes de fuerza, impregnadas de desidia, apáticas y con unas melodías de voz totalmente inventadas. Una pena porque Rob Zombie es un tipo al que admiro (quizá más por su faceta de director que por la de músico), pero las cosas como son.
Para cuando sonaba «More Human Than Human», el tema insigne de WHITE ZOMBIE, nosotros ya estábamos camino de NOCTURNUS AD, y no nos arrepentimos del cambio. Qué sonido, qué potencia y qué nivel interpretativo. Los «reinventados» NOCTURNUS, una experiencia en directo francamente singular, como tantas otras que nos ofrecía esta edición del Hellfest, dieron cera de la buena. Ni cortos ni perezosos se tocaron entero el «The Key», nuestro disco favorito de la banda, el clásico que inició la andadura de los americanos en 1990. La formación viene comandado por un espabilado Mike Browning que se ha rodeado por los músicos de AFTER DEATH para ganarse unos cuantos miles de euros utilizando el nombre de NOCTURNUS. ¿Reunión? Difícilmente podría decirse tal cosa, pero teniendo en cuenta el conciertazo que nos dieron a nosotros casi que nos da igual. Pudimos escuchar «BC/AD», «Andromeda Strain», «Droid Sector» y otro buen puñado de temas de su opera prima, así como un par de versiones de MORBID ANGEL. De lo mejorcito del festi.
Tras recobrar aliento nos mentalizamos para el concierto de IRON MAIDEN. Pese a que los habíamos visto hace escasamente un mes en Barcelona, el bolo del Hellfest fue netamente superior. ¿La principal razón? Un sonido totalmente inteligible e impoluto que hace muchos años que no disfrutaba en un live show de la doncella. Ya los podemos ver medio millar de veces que no nos cansaremos.
Qué despliegue de clásicos inmortales de la música, qué colección de Eddies monstruosos, qué interpretación y qué Bruce Dickinson, el mejor frontman que se paseó por el escenario del Hellfest junto a Steven Tyler. Por supuesto llevan un set list fijo durante toda la gira, pero ya lo sabíamos y no nos importó. La idea de volver a escuchar en directo temas tan geniales y poco habituales como son «Revelations» y «Seventh Son of a Seventh Son» ya nos eriza el vello de por sí.
Última gira remember de la banda y a darlo todo. «Moonchild», «Can I Play With Madness», «Wasted Years» (una gozada que no se olviden de esta gema) o «Phantom of the Opera» se encargaron de arengar a un público que ya se tenían ganado sin necesidad de que Bruce mascullara sus «Scream for me Clisson». «Aces High», «The Evil That Men Do» y «Sanctuary» serían las encargadas de cerrar la actuación en los bises, finiquitando así una de las mejores actuaciones del festival.
No acababa aquí la jornada para nosotros, a quienes nos esperaba una tripleta de infarto en las carpas grandes, en los escenarios Altar y Temple. Si antes hablábamos de unos pseudoreunificados NOCTURNUS ahora tocaba hacerlo con DEATH y su versión en directo DEATH TO ALL, que bajo la excusa de rendirle tributo a Chuck Schuldiner se vienen marcando unos buenos conciertos en festivales desde hace un par de años. Insisto, más allá de la legitimidad o la ética de estas reformaciones, lo cierto es que toca simplificar y darse cuenta de que aquí los beneficiados somos nosotros, los fans.
Sobre todo si se nos brindan conciertazos como estos (si se arrastraran por los escenarios sería para apedrearlos , sin duda). Pese a que tocaban SLAYER al mismo tiempo, congregaron una cantidad de público importante. Para las voces principales y guitarras esta vez contaron con un tímido pero increíblemente solvente Steffen Kummerer (frontman de OBSCURA) que nos dio toda una lección de técnica. ¡Menudo portento el tío! Un sonido apabullante y un set list que dudo que decepcionara a alguien nos hacían presagiar un concierto perfecto. Hasta que una de las guitarras empezó a fallar en dos de los temas claves y más técnicos, «Symbolic» y «Spirit Crusher», algo que provocó cierto caos y que los músicos se perdieran en algunos pasajes fruto del poco entendimiento y los nervios que esto generó. Una pena.
Afortunadamente el desaguisado se solucionó y pudieron terminar con «Zombie Ritual» y «Pull the Plug». ENSLAVED se comieron con patatas su anterior concierto en este mismo escenario hace 3 años. Sonidazo, canciones mucho mejor escogidas y en general una banda en estado de gracia. Son un grupo absolutamente especial y cuando los pillas inspirados te erizan el vello sin excepción. Acojonado me quedé cuando vi que habían recuperado para el playlist ese temazo que es «As Fire Swept Clean the Earth» del «Below the Lights». El resto de canciones no es que fueran moco de pavo: «Ruun», «Riitiir» (por cierto, el último disco que editaron se come con patatas a los tres anteriores, ¿en serio no os habéis dado cuenta?) o «Alfaor Odinn» (fantástica elección para cerrar) fueron algunas de ellas, temas cargados de esa aureola mágica donde la mitología rúnica, la melancolía y lo oscuro se entremezclan con insultante naturalidad.
Cerrarían el primer día del festival (pese a que nos dolió perdernos a KVELERTAK) los griegos SEPTICFLESH, otra de esas bandas a las que amamos y no nos podíamos perder. Más allá del set list más o menos previsible que vienen ofreciéndonos en sus últimos años, nos obsequiaron con tres regalitos en forma de temas inéditos de su próximo álbum, «Order of Dracul», «Prototype» y «Burn». De nuevo, y tal y como vino siendo la tónica habitual en estos escenarios, un sonido francamente bueno ayudó a realzar el perfecto equilibrio entre orquestaciones, belleza y brutalidad de los temas de los dos últimos discos de la banda, amos y señores del actual set list. L a sobriedad de Spirus y su séquito acentuaron el talante ritual de la velada, si bien se les puede echar en cara que lleven el 90% de las voces limpias pregrabadas. «A Great Mass of Death» y, sobretodo, «Persepolis» y «Anubis» fueron algunos de los puntos álgidos de la actuación. No decepcionan y llevan un camino ascendente que pocos les presagiábamos hace 10 años, cuando realizaban música de igual calidad pero sin obtener la misma respuesta del público.
SÁBADO 21
Segundo día del festival y comenzamos dejándonos la piel para llegar a tiempo para el concierto de SKID ROW, que tocaban a las 13:35 en uno de los escenarios principales. Sorprendente cuanto menos que por encima suyo en el cartel estuvieran sus propios teloneros de la presente gira (BUCKCHERRY) o grupos que no nos sonaban de nada (¿WE CAME AS ROMANS? ¿WALKING PAPERS? ¿Quiénes son estos?) La banda realizó un buen show, sin embargo no nos acabó de convencer el cantante Johnny Solinger, que si bien no cantó mal, los que no habíamos tenido la oportunidad de ver todavía a la banda en directo esperábamos a alguien más brillante siendo el encargado de cargar con el legado de SEBASTIAN BACH. Donde más flaqueaba el amigo Johnny era en las baladas, capeando bastante bien el resto de temas.
Pero lo dicho, no es ningún portento. «Let’s Go», «Riot Act» o «Slave to the Grind» fueron algunos de los temas que sonaron, si bien los que se llevaron la ovación del público fueron los inmortales clásicos pertenecientes al primer disco de la banda, como no podía ser de otra forma. Ahí estaban «Piece of Me», «18 and Life» o «Youth Gone Wild» para hacernos cantar a pleno pulmón. Sin embargo, fue la siguiente actuación, la de sus teloneros BUCKCHERRY la que se llevó la palma. Incendiarios sería la palabra. Esa mezcla entre hard rock, rock angelino y sleaszy les hace ser una banda plenamente de directo. Su cantante Josh Todd es un líder nato, con toda la apariencia de frontman americano de manual que no engaña a nadie, su voz rota imprime un macarrismo contagioso. Me sorprendió que tocaran ese trallazo que es «Lit It Up» al principio de la actuación, siendo posiblemente su tema más reconocible. Canciones homogéneas pero para nada repetitivas, cortes como «Sorry», «All Night Long» o «Crazy Bitch» hicieron las delicias del respetable.
Tuvimos el placer de ver parte de las actuaciones de INCANTATION y SKYCLAD. Los primeros dieron buena cuenta de su experiencia sobre las tablas, dando cera sin dilación con su brutal death metal americano old school, aunque sacándole a su propuesta un sonido menos nítido al de otras ocasiones en los que los he podido presenciar, mientras que los ingleses congregaron a una gran cantidad de público que disfrutó como un enano de su propuesta folk/heavy metal, rindiéndoles el culto que se merecen como instigadores y padres de un estilo. Curioso que tocaran en la carpa y no en uno de los escenarios mayores. El público pareció disfrutar especialmente de los pasajes que más presencia de violín y componentes folk tenían.
Tras un breve período de relax (y es que llevábamos un ritmo de infarto) nos desplazamos a uno de los escenarios principales para presenciar la actuación de una de las bandas que más ganas teníamos de ver, los americanos EXTREME. No tenía claro con lo que me iba a encontrar pues era la primera vez que los veía en directo, pero el show de Nuno y compañía nos dejó ojipláticos. En la actualidad se encuentran realizando una gira en la que se tocan de cabo a rabo su excelente «Pornograffitti» acompañado por algunos otros clásicos, pero para nuestra sorpresa en su concierto en el Hellfest se salieron totalmente del guión para ofrecernos una retahíla de temas clásicos sin más, suponemos que por las limitaciones horarias Sea como fuere, un conciertazo, diferente, algo que revalorizó el hecho de que los pudiéramos ver dos veces en una semana.
Sin lugar a dudas los dos líderes de la formación, Gary Cherone y Nuno Betencourt, cargan el 95% del peso de la banda a sus espaldas y con ello se sobran. No me cabía ninguna duda sobre la pericia de Nuno a las cuerdas, pero es que verlo en directo, con su carisma, su sonrisa y su amplia presencia escénica es todo un espectáculo, ya sea con acústica o eléctrica en mano. A Gary le costó un poco calentar su garganta, pero luego lo dio todo, dejándonos plenamente convencidos. Son una banda raruna y su propuesta a medio camino entre el funk, el hard rock, la técnica y la experimentación hacen de su actuación una experiencia de lo más entretenida, con temas que pueden llegar a ser tan dispares entre sí como «Get The Funk Out», «More Than Words» (que corearon hasta en el pueblo de al lado) o «Decadence Dead». Un show corto, directo y alucinante.
Hoy era el día más hard rocker y guitarrero, por lo cual seguimos nuestra andanada con los rockeros ingleses STATUS QUO, a otros que tenía muchas ganas de ver. Y pese a que priori se trataba de una de las bandas más relajadas del festival, estos afables y sexagenarios señores nos dieron cera de la buena. Si otros años fueron BLUE OYSTER CULT o URIAH HEEP, este año nos dejamos llevar a los dorados 70 de la mano de Franscis Rossi y Rick PArfitt, miembros originales que nos trajeron los mejores temas de la banda tal y como habían sido concebidos. Cayeron «Rock’n’Roll’n’You», «Big Fat Mama», «The Oriental», «Down, Down» o las míticas versiones que hicieran suyas, «In The Army Now» y «Rockin’ All Over the World», así como su laureado «Whatever You Want». Nos dejaron con una buena sonrisa dibujada en nuestro rostro, una pequeña leyenda que nos faltaba por ver.
Intentamos acercarnos a la carpa del Warzone para ver a CLUTCH, obteniendo escaso éxito en nuestra empresa. Se les quedó pequeña no, pequeñísima, con multitud de gente intentando ver algo del concierto desde fuera de la carpa. Los shows que tienen lugar en este emplazamiento suelen reventar el sitio cada año, pero en el caso de los americanos este extremo alcanzó límites insospechados, por lo cual apenas pudimos escuchar en la lejanía canciones como «Sidewinder» o «Electric Worry», que provocaron entre el respetable algunas de las ovaciones más sonadas del festival.
Nuestra siguiente parada sería DEEP PURPLE, una banda mítica, mágica y maravillosa pero de difícil encaje en un festival multitudinario debido a la naturaleza de su música, singular, progresiva y poco comercial. Hay que saber disfrutarlos entrando en su juego, y de eso nos encargamos, dejándonos llevar por la naturaleza de sus composiciones, obtusa en muchas ocasiones.
Les hemos visto en mejores momentos, pero a pesar de eso y de las opiniones negativas que llegué a escuchar, para un servidor el concierto fue de notable. «Uncommon Man», Perfect Strangers» o la contagiosa y cañera «Space Truckin'» sonaron a gloria, por no mencionar a sus temas más conocidos y bailoteados, que no podían ser otros que «Smoke On The Water» y «Black Night». A día de hoy resulta una suerte poder seguir viendo a la banda en directo, y si bien no destilan la magia de hace 3 décadas y los músicos parecen mucho más apagados, deberíamos sentirnos afortunados de que nos deleitaran con un show más que correcto como este.
Turno para AEROSMITH, cabezas de cartel del segundo día y para mí el sorpresón del festival. Había tenido la ocasión de verlos en el Palau Sant Jordi de Barcelona y ni punto de comparación, oiga. La banda parece estar viviendo una segunda juventud con shows espectaculares como este. Da igual que Steven Tyler tenga 66 años, es uno de los frontman definitivos de la historia de la música, nació para ello, lo lleva en la sangre y a su edad se mueve como un chaval de 20 con 2 dosis de anfetaminas en la cocacola.
Deliciosamente insultante, un portento. Y no sólo eso, sino que con una voz todavía prodigiosa. Más machacadete se le ve al segundo de a bordo, Joe Perry, a quien le cuesta más moverse por el escenario, conservando, eso sí, sus dotes musicales casi intactas. Para la ocasión se había reservado una pasarela central que fueron la única banda en utilizar y en la que Steven se pasó gran parte del concierto, pues es tal la energía que destila el amigo que cualquier espacio se le queda pequeño, terminando incluso en algún momento entre bastidores para ofrecerle el micro a Nuno Bettencourt de EXTREME para que cantara, tal y como pudimos comprobar por la pantallas que flanqueaban el escenario.
El set list, a gusto de todos: «Love In An Elevator», «Cryin'», «Oh Yeah», «Livin’ on the Age», «No More, No More»… Mención especial merecen las baladas, un punto y aparte de emotividad que Steven se encarga de cantar poniendo todo el alma y sin fallar ni una nota. Esto sí es un frontman y esto sí que es un gran concierto, y no el bochornoso espectáculo de GUNS’N’ ROSES de hace un par de años. Así pues, «Cryin'», «I Don’t Wanna Miss A Thing» o «Dream On» fueron espectaculares, así como cuando Steven se ponía a manos de su piano y Joe Perry se subía encima del mismo. «Walk This Way» dio la nota movidita y casi funky en la recta final del show, mientras que «Sweet Emotion» sirvió para finalizar acompañada de confeti. Absolutamente grandes AEROSMITH.
Finalizaríamos la velada con los ingleses CARCASS, que a diferencia de los conciertos de reunión que venían haciendo en los últimos años, parecen haberse desinflado un poquillo. Unos set lists algo más reguleros, un sonido no tan abrasivo, un montaje escénico simplificado, sin pantallas, y unos músicos algo más apáticos provocan que los conciertos actuales palidezcan frente a los de antaño. No así para los que los ven por primera vez. Tampoco es que hicieran un mal bolo, pero pasaron bastante más desapercibidos de lo esperado. Sea como fuere, la brutalidad sonora de cortes como «Reek of Putrefaction», «Incarnated Solvent Abuse» o «Corporal Jigsore Quandary» es difícil que deje indiferente a nadie. Por otro lado, su nueva obra de estudio no acabó de convencerme y los temas de la misma no parecen revalorizarse en directo. Es lo que hay. Convencieron pero no entusiasmaron.
DOMINGO 22
Nos embarcamos en la última jornada del festival con más Sol, más calor y más polvareda, pese a que a primera hora de la mañana cayeron algunas gotas que parecía que iban a refrescar el ambiente. Todo fue un espejismo. El efecto horno de las carpas se volvía demasiado insoportable como para aguantar dos conciertos seguidos en ellas, mientas que en los bolos al aire libre la ligerísima brisa mejoraba algo la situación, muy a pesar de que el señor Lorenzo nos diera directamente.
De nuevo, carrera para llegar a ver la primera banda que realmente nos interesaba. Nos perdimos el primer tercio del concierto de IN SOLITUDE, pero llegamos a tiempo de disfrutar de un buen puñado de gemas de esta joven formación que con 3 discos se ha ganado un gran reconocimiento, con su propuesta a medio camino entre el heavy metal y la oscuridad de unos primeros PARADISE LOST. Composiciones personales que nos embriagan tales como «A Buried Sun», «Lavender» o «Horses In The Ground» sonaron lo suficientemente interesantes como para cautivar a los pocos cientos de festivaleros que se congregaron, pero demostraron no tener el mismo gancho que en sala cerrada y tocando a una hora decente. Eran apenas la una y media del mediodía y sonaba «He Comes» para cerrar, a modo de outro. Interesante show, pero no el mejor. No os los perdáis de gira porque valen muchísimo.
Tras recobrar fuerzas y ver algo de REPULSION por el camino, nos enfrentamos a la actuación de UNLEASHED, que nunca fallan en directo. Su viking death metal vetusto y de sonoridad Estocolmo siempre ha tenido una pegada en directo impepinable. «Blood of Lies», «The Longships Are Coming» o «Don’t Want to be Born» fueron algunos de los temas que sonaron durante la primera mitad del show, con un sonido decente pero no excelente. Algo más de nitidez en los riffs de las guitarras hubiera hecho ganar muchos más enteros al directo, sin duda. Johnny Hedlund se basta él sólo para comandar el Drakkar al amparo de su cavernosa voz y su ampulosa presencia.
Además, se encargó de darnos las gracias en un par de ocasiones por permanecer apoyando la banda durante estos 25 años de historia que se estaban encargando de celebrar. Finalizaron con un triunvirato matador: «Hammer Battalion», «Death Metal Victory» (en la que jugaron un montón con el público, haciéndole cantar el estribillo) y la imprescindible «Before the Creation of Time». No fallan. Al igual que no lo hace Jeff Waters, que le ha pillado el gusto a esto de pasear a sus ANNIHILATOR por los festivales estivales europeos, cuando hasta hace unos años resultaba un poco más difícil verlos. Buen sonido que sobretodo resaltaba las labores de este rara avis de guitar hero que es Jeff. En directo queda claro que Dave Padden es la mano derecha definitiva del maestro, que ha conseguido mantener cierto equilibrio en la formación en sus últimos años más allá de mercenarios. Cuando la segunda canción que suena es «King The Kill» ya nos damos cuenta de que los canadienses han venido a por faena. «Road to Ruin» o «Brain Dance» apenas palidecerían ante los dos temas más celebrados de la tarde, «Phantasmagoria» y «Alison Hell», que sonaron de muerte y coronaron un concierto que se hizo corto a todas luces.
Ver a los thrashers DARK ANGEL el directo se nos antojaba como toda una rareza. Tan sólo el mero hecho de ver al mítico Gene Hoglan aporreando la batería con algunos de los tupa tupas más hirientes que he visto en mi vida, justificaba de por sí el hecho de acercarse al Main Stage 01 para ver de qué eran capaces los americanos. Y pese a un Ron Rineheart de aspecto algo desmejorado nos encontramos con una banda muy bien engrasada para no estar acostumbrada a ofrecer shows en directo, algo que dice mucho a favor del nivel de los músicos que sobre las tablas se encontraban. «We Have Arrived» se convirtió en toda una declaración de principios, mientras que «Never To Rise Again» o «Merciless Death» dieron el do de pecho de una actuación ciertamente agresiva y visceral. Lamentablemente no parecieron congregar a demasiada gente frente al escenario, fruto del desconocimiento a cerca de la banda en la mayoría de casos.
A continuación, nos desplazamos al escenario Altar para presenciar uno de los conciertos más esperados por un servidor. Nada más y nada menos que a VREID interpretando temas de los desaparecidos y míticos WINDIR. Algo muy especial teniendo en cuenta que VREID (formados sobre las cenizas de WINDIR) nunca tocaban temas de su exbanda en directo. Para la ocasión se trajeron al hermano del fallecido Valfar para que interpretara algunas de las voces de los temas originales, tal y como hicieran hace unos 10 años en el concierto de homenaje al malogrado frontman que tuvo lugar en su noruega natal y que quedó inmortalizado en el dvd «Sognametal». Desde mi punto de vista, poca gente sabía de qué iba el asunto. Si el concierto se hubiera anunciado como VREID plays WINDIR o algo similar, creo que mucha más gente se hubiera acercado a ver el espectáculo. Sea como fuere, aquello fue una de las mejores experiencias del festival con diferencia. Los pelos como escarpias, señores. Cuando pensaba que nunca iba a escuchar temas en directo como «Arntor, A Warrior», «The Spiritlord», «The Profound Power» o «Journey to the End», vinieron VREID y me los trajeron con su esencia original intacta. Si también se hubieran atrevido a tocar «Todeswalzer» hubiera sido ya el acabóse. Una experiencia mágica y única para recordar a uno de los grupos más singulares y místicos que ha dado el metal, los grandes WINDIR.
Nos faltan fuerzas para ver a SOUNDGARDEN o sea que nos estiramos en la playa artificial de la zona de prensa para poder encarar así la recta final del festival con ciertas garantías. La traca final empezaba con EMPEROR interpretando íntegramente el «In The Nightside Eclipse», un disco fundamental para entender el black metal de los noventa y una obra maestra sin parangón. Eran el único grupo de metal extremo que actuaba en los escenarios grandes (con la excepción de BEHEMOTH) y seguro que más de uno alucinó con la avalancha de tralla y teclados que se le vino encima. No era la primera vez que les veíamos en directo pero sí la primera que íbamos a disfrutar de la interpretación de dicho disco en su integridad. Poco importa que Ihsahn tenga en la actualidad aspecto de moderno gafapastas, sus cualidades técnicas se encuentran intactas y no ha parado de hacer música de lo más interesante en todo este tiempo.
Por poner un ejemplo, el muy cabrón sigue marcándose solos complicadísimos mientras canta al mismo tiempo, algo al alcance de muy pocos. «Into the Infinity of Thoughts», «The Burning Shadows of Silence»… por Satán, cómo sonaba aquello. Y no por casualidad. Por primera vez tras los parches podíamos deleitarnos con el arte de Faust, que no había estado presente en las apariciones en directo de la banda años atrás. Su técnica y su rapidez siguen siendo únicas e inigualables. Además, el show estuvo arropado por fogonazos y pirotécnica que ayudaron a enfatizar los momentos de clímax. Con «I Am The Black Wizards» tocaron techo, pero para el final del show nos tenían reservadas dos sorpresitas: «Ancient Queen» y «Wrath of the Tyrant» de su demo de 1992. Marco incomparable para un show que vio caer el dia hasta transformarlo en noche. Épica, técnica y oscuridad nunca estuvieron tan unidas.
Tiempo para ver la primera mitad del show de BLACK SABBATH. Hubiera dado medio riñón por verlo entero, pero en una de esas coincidencia deleznables, el concierto de los ingleses se solapaba en gran parte con el que posiblemente sea mi grupo de black metal favorito, 1349. O sea que me tocó repartir mis oídos y mi oscuro corazoncito.
El concierto de BLACK SABBATH iba a bascular entre los que nos ha ofrecido Ozzy en los directos de los últimos años y la magia impertérrita que se podía esperar de una formación que incluye a personajes clave de la historia de la música como Tony Iommi o, en menor medida, Geezer Butler. «War Pigs» o «Into the Void» se podían erigir como piezas clave en el engranaje ocultista de la banda, pero con la que realmente sentí algo especial fue con «Black Sabbath», esa composición que abría su disco homónimo y que la banda compuso para dar miedo (según sus propias palabras). Ozzy no la suele incluir en sus set lists en solitario y escucharla en directo me resultó absolutamente terrorífico. La primera canción de doom de la historia, básicamente. No presencié muchos más temas, pero puedo hablar con suficiente autoridad como para decir que los de Birmingham se marcaron un señor concierto.
1349 se encontraban en la carpa descargando su black metal impío, cargado de riffs oscuros y rápidos, muchos de ellos memorables, y con una base rítmica equivalente a 100 divisiones panzers comandadas por un Frost inconmensurable. Al entrar en la carpa estaba sonando su nuevo single «Slaves», preludio de su nueva obra de estudio que suena francamente bien. Ninguna de las canciones posteriores dieron tregua: «Chasing Dragons», «Pandemonium War Bells», «Serpentine Sibilance»… Para su sonido de directo resulta imprescindible captar la esencia analógica que destilan en los discos, especialmente ese sonido de la caja de Frost y lo afilado de las guitarras.
Doy buena fe de que lo consiguieron. Aunque principalmente sonaron blast beats (llenos de redobles por todos los lados en la más plena tradición de Frost), los cambios de ritmos de cortes como «Riders of the Apocalypse», nos volvieron absolutamente locos. Pinturas de guerra, túnicas, pinchos y adoraciones al maligno varias por parte del frontman Ravn sirvieron de apoyo a una música que de por sí sola ya se servía para sacudirnos como peleles. Acabaron con «When I Was Flesh» y «Atomic Chapel» abocándonos a la demencia. Existen bandas sobrevaloradas como GORGOROTH y bandas que definen el black metal como lo que ha de ser, componiendo discos de calidad, cargados de alma y oscuridad, caso de 1349. Chapeau.
Cerraban el festival los suecos OPETH, que no podían ofrecernos otra cosa que clase y calidad sonora, amén del humor negro de Mikael Akerfeldt, tan dicharachero como siempre. El sonido, el más impoluto de todo el festival, increíble. La interpretación, de las más técnicas y sentidas. El equilibrio entre sentimiento, técnica y composiciones bellas y heterogéneas que ha conseguido labrar esta banda es absolutamente épico. Volvieron las growl voices y con ellas Opeth en todo su esplendor, más allá del giro de su último disco «Heritage». Asi pues, cortes como «The Devil’s Orchad», «Heir Apparent» o «Demon of the Fall», por todo lo antes expuesto, brillaron con luz propia. La actuación se hizo de las más cortas de todo el festival. No en vano, pueden haber transcurrido 8 minutos de una canción sin que nos demos cuenta, asi son OPETH. Para acabar, dos de las gemas más apreciadas por los fans: «Deliverance» y «Blackwater Park». Una gozada.
Un fin de semana en el que pudimos gozar de estilos muy variados de música y en el que bandas de todas las características rallaron a un muy alto nivel, siendo escasas las decepciones y, sobretodo, justificando los cabezas de cartel su derecho a serlo, demostrando que son agrupaciones que han llegado hasta ahí por méritos propios. La organización del festival volvió a rallar a un alto nivel pese a la inevitable escalada hacia la masificación que está sufriendo el festival. Nos veremos el año que viene, sin duda.
Texto: Carlos Javier Pulido Roncero
Fotos: Eric BAGNARO – OZIRITH
Para ver las fotos a mayor tamaño, pinchar sobre ellas.
Que grandes son Extreme, los vi hace 4-5 días en la Riviera y estuvieron espectaculares. Una de las bandas más infravaloradas de la escena metalera.
+1
Yo los vi en Barna y me lo pasé en grande 😀
Cuando dejo el Hellfest de ser un festival de metal extremo?? 🙁
El día que tuvieron pasta para costearse a bandas como Kiss, Iron Maiden, …