Crítica del CD de MICHAEL MONROE – Horns and Halos

MICHAEL MONROE – Horns and Halos

 Discográfica: Spinefarm

¡MICHAEL MONROE  ha vuelto!… si es que se puede decir que alguien con un currículum tan extenso para abarcar una longeva carrera tanto en solitario se ha ido alguna vez del todo excepto en aquel breve retiro a finales de los 90. En su historia podemos destacar bandas como JERUSALEM SLIM, DEMOLITION 23 con Steve Stevens (BILLY IDOL, VINCE NEIL, PETER CRISS o el propio Michael Jackson) y sobre todo los añorados HANOI ROCKS, como puntales de su celebrada historia, además de la carrera en solitario que retomó hace pocos años tras la definitiva separación de su banda original.

Es cierto que quedan lejos los grandes picos de popularidad que el finlandés tuvo con HANOI ROCKS, especialmente cuando el batería Razzle murió en un accidente de tráfico provocado por Vince Neil de MÖTLEY CRUE. Y, aunque menos, pero también ha pasado tiempo desde que los pesos pesados de GUNS N’ ROSES querían participar de alguna manera en su carrera en solitario (Slash por ejemplo le ofreció formar parte de SLASH’S SNAKEPIT)  y Axl Rose incluso aparece en su primer disco en solitario, «No fakin’ it», en el vídeo de «Dead Jail or Rock and roll» (y nunca ha ocultado su admiración por el espigado y rubio vocalista).

El caso es que, con un status de músico de culto de Hard Rock bastante asentado, Michael Monroe retorna a la actualidad con este disco y nos da a su consolidada base de seguidores nada más y nada menos que lo que esperamos de él… ¿Únicamente Hard Rock?, pues claro que no, que aquí hay vientos, un cierto aire punk y rock clásico del más sudoroso e intenso que bebe directamente de THE NEW YORK DOLLS, de SLADE,  de JOHNY THUNDERS  y del resto de aquellas  primigenias bandas glameras, y es precisamente un corte de este tipo el que abre este gran «Horns and Halos». Me refiero a «TNT diet», toda una vacilona declaración de intenciones cargada de provocativa actitud rockera contra los convencionalismos sociales. La segunda pista es para «Ballad of the lower East side», con cierto aire musical a salmo de iglesia en las líneas vocales y más de un «aleluya» intercalado en los textos, pero que de balada no tiene nada y aprovecha esas connotaciones musicales eclesiásticas para contrastar con la letra reivindicando el viejo Nueva York de los camellos, drogadictos y prostitutas que por allí pululaban durante los 10 años que Monroe vivió allí ¿Se trata de una vuelta al viejo «Cafe Avenue» de «Self Destruction Blues» de HANOI ROCKS?, pues supongo que sí.

En «Eighteen Angels»  las guitarras ceden el protagonismo a las líneas de bajo de Sam Yaffa (el viejo compinche de Michael en HANOI ROCKS y) y al saxo, con un resultado que nos transporta a los mejores tiempos de su banda madre, en concreto a «Two steps from the move» de HANOI ROCKS, aunque no transcurre mucho tiempo antes de que volvamos al  lado más rockero y marchoso del grupo con «Saturday night special» con un buen solo a cargo de Steve Conte (CROWN JEWELS, THE NEW YORK DOLLS) y doblado por Dregen de BACKYARD BABIES (Dregen sustituyó a Ginger de WILDHEARTS como segundo guitarra, aunque en la actualidad ya ninguno de los dos forma parte de la banda, una pena).

Pero no todo va a ser rock and roll desenfrenado, y para refrendar esto la siguiente canción es la emotiva «Stained Glass Heart». Y no es casual que esta última haya sido la elegida para el vídeo promocional (junto con "Ballad of the lower east side» que también ha recibido el mismo trato) porque su potencial como single es tremendo: comercialidad bien entendida dentro del contexto del rock and roll y un estribillo de los que se pegan, no se puede pedir mucho más.

El tema título del CD, «Horns and Halos», muestra de nuevo lo heterogéneo de la propuesta de la banda que, sobre una base netamente rockera, a mitad de la canción se intercala una parte a medio camino entre el reagge y el ska que se remata con la vuelta al guitarreo cargado de «wah  wah» y un breve solo con dos guitarras armonizadas. Para hacer este tipo de fusiones  y que el resultado sea tan fluido dentro de un mismo tema hay que valer, y en esta banda vale cada uno de sus integrantes, destacando en cada momento Karl Rosqvist "Rockfist» (STEEL PROPHET, DANZIG, CHEAP TRICK), para los amigos lidiando con los cambios de tempo marca de la casa.

Hasta este momento no nos hemos detenido mucho en  las letras del disco, y no es «Child of the revolution» el único tema con aires de rebeldía, y es que a pesar de la imagen glamurosa no podemos olvidar las raíces de rabia punk de MICHAEL MONROE… Esa misma que le llevaba a comentar en entrevistas hace ya varios años que siempre se tenía que maquillar en los baños de las chicas, porque en los de chicos en cuanto recibía algún comentario o mirada despectiva respecto a su apariencia al final siempre terminaba montándose una buena pelea. En fin, macarrería y actitud aparte, un buen tema sobre rebeldía en el rock, como debe de ser.

Sigue el disco con «Soul Surrender», que de nuevo muestra la variedad estilística de este trabajo combinando unos furiosos riffs punkies con un poco de reggae. Después de oír este tema, y especialmente la parte cañera, está claro de quién han bebido todas las bandas de Punk Rock escandinavo estilo TURBONEGRO, BACKYARD BABIES…  aunque lo cierto es que nunca han ocultado quién era el maestro del género ni la banda de la que posiblemente más se hayan influenciado.

Aunque a estas alturas todavía quedan 5 temas en el disco, debido a la duración de los mismos podríamos estar hablando de encarar la recta final de éste. Arrancamos con «Half the way», con coros cruzados y las guitarras con más distorsión de lo que llevamos de LP, para continuar con la perla escondida del álbum, la preciosa «Ritual» con unas guitarras con efecto Chorus y Delay que aumentan aun más si es posible lo hipnótico de la tonalidad de la voz en el tema. Y sin darnos cuenta y a través de un crescendo bastante sutil  al final de la canción nos encontramos a MICHAEL MONROE  desgañitándose en un final realmente intenso. Tras varias escuchas, creo que es mi favorita del disco…

«Hands are tied», puede ser la canción más distinta del disco, es una de las que contiene  más saxofón y arreglos de viento, un sonido con pinceladas de «motown» en su vertiente más funky, «wah wah» y Rock clásico contrastando con los dos últimos temas de marcado carácter Punk Rock de nuevo: «Happy never after»  y «Don’t block the sun», casi ramonianas y que ponen el broche de de oro a un disco variado, muy rico en detalles y matices pero siempre de alta intensidad. De hecho, no llega a cuarenta minutos de duración, pero es de los que te deja con ganas de más y te hace pincharlo de nuevo una y otra vez.

Los que hemos visto en alguna ocasión a MICHAEL MONROE  en acción sabemos que estos temas en directo van a ser defendidos con sudor, uñas y dientes ¿Acabará esta vez el rubio frontman cantando sobre la barra? ¿Acabará tirado en el suelo enredado en el cable de micro y todo el maquillaje corrido por la cara?… Lo sabremos en pocos días, aunque ésas serán las únicas incógnitas porque lo que queda claro es que estas canciones no van a desentonar con la línea que HANOI ROCKS empezaron a trazar a finales de los 70 y que, a pesar de haber ido introduciendo matices a lo largo del tiempo, su rubio vocalista y posiblemente principal protagonista no ha dejado de seguir firme y en la misma dirección hasta llegar a nuestros días con toda la coherencia y clase intacta.

Tanto si eres un viejo fan de MICHAEL MONROE  y/o HANOI ROCKS, como si eres algo más joven y te has fogueado en el estilo con TURBONEGRO, BACKYARD BABIES y demás, o incluso si te gustan GUNS N’ ROSES y quieres saber cuál era la principal influencia en su sonido, este disco está recomendadísimo para ti.

Texto: Pablo Mayoral

Lista de Temas:

1. TNT Diet
2. Ballad of the Lower East Side
3. Eighteen Angels
4. Saturday Night Special
5. Stained Glass Heart
6. Horns and Halos
7. Child of the Revolution 
8. Soul Surrender 
9. Half the Way
10. Ritual
11. Hands Are Tied