Crónica y Fotos de SCORPIONS y STEEL PANTHER el sábado 8, en Madrid

Sábado 8 de Marzo – de 2014 – Palacio Vistalegre – Madrid

+ STEEL PANTHER

El sábado fuimos testigos de una de esas citas ineludibles, largamente esperada, así como reclamada cuando aún no se habían concretado fechas en nuestro país. La gran gira de «no despedida» de SCORPIONS estuvo a la altura de las circunstancias en cuanto al gran evento que, por historia y derecho propio debería de ser, con una de las más grandes bandas de la historia del rock como protagonista. Asistiríamos pues a la segunda fecha madrileña, confirmada antes que la del viernes, obteniendo nuestra recompensa por la fidelidad hacia la banda comprando todos los tickets en forma de tema inesperado fuera del set list.

En los aledaños de Vistalegre ya se podía palpar el buen ambiente, con un público de varias generaciones expectante, en contraste con el impresionante despliegue de seguridad y policía que no obstante cumplieron su función en cuanto a permitir que el personal entrara escalonadamente, llegando a disfrutar de un sold out en el que se podía estar cómodamente tanto en grada como en pista sin sufrir apreturas.

De tan positivo entorno supieron sacar provecho STEEL PANTHER, quienes abrirían la velada gozando de un muy buen sonido (tónica predominante durante toda la noche) y un juego de luces bastante correcto. Los de Hollywood recogieron en su día el testigo de la mítica banda cómica Spinal Tap y de hecho su show es tan musical como socarrón, repleto de monólogos/diálogos que lamentablemente suponen un hándicap para todo aquel que no entienda inglés. Tienen estudiado al milímetro además el vídeo en directo «Swallow This Live» de Poison, en cuanto a vestimenta, coreografía y poses.

Nos dejaron impagables momentos como sus contoneos de pelvis, las idas del bajista Lexxi Foxx al tocador que tenía junto a sus amplificadores para arreglarse el pelo, la incansable búsqueda del guitarrista Satchel de groupies con las que tener sexo tras la actuación (asegurando incluso que sus huevos sabían a fresas), Stix Zadinia al que presentaron como «el que mejor toca la batería de los cuatro» o las carreras y cambio de vestimenta (gorro rojo y capa de lentejuelas plateada incluidos) del cantante Michael Starr, a quien presentaron como «un hijo de David Lee Roth y Meat Loaf» y de quien me comentaban que nada más terminar la prueba de sonido estuvo buscando un gimnasio cercano.

Tanta parada para soltar sus chascarrillos les granjeó quejas y pitidos por una buena parte del público, que demandaban más rock y menos hablar, aunque en honor a la verdad, he de decir que no es fácil dar en la diana en esto de las parodias/homenajes y creo que ellos lo consiguieron.

Musicalmente, es una banda que tiene un directo bastante bueno, y es que si no fuera así, toda la faceta humorística sería vacua. Lo demostraron con la inicial «Eyes of a Panther», «Tomorrow Night» (con cierto regusto en el riff al «Looks That Kill» de Mötley Crüe», «Asian Hooker», la melódica «Just Like Tiger Woods» y sus analogías entre el golf y el sexo femenino, una divertidísima «Party Like Tomorrow Is The End Of The World» que sirvió de adelanto al que será su nuevo disco «All You Can Eat», la balada «Community Property» y la declaración de intenciones denominada «Death To All But Metal» con la que pusieron fin a una divertida actuación que sirvió de perfecto preámbulo al plato principal.

Y llegó el momento de tener en escena a SCORPIONS, por el que llevábamos meses con ese fin de semana marcado en el calendario. A nivel de sonido, luces y escenario, la banda nos brindó un muy buen espectáculo. Lógicamente no son los de hace veinte ni treinta años, aunque muchos nos quedamos con la sensación de que ya nos gustaría llegar con esa energía a su edad.

La principal incógnita era ¿cuál sería el estado vocal de Klaus Meine? Y he de decir que, en este nuevo tramo de la gira, tras meses de descanso, cantó muy, muy bien. Sólo le oí un pequeño gallo en «Make It Real» encarando uno de los «fantasy» del estribillo (tema que, por otro lado, en el directo oficial ya se nota que le cuesta por lo alto que está en cuanto a tonalidad). Por lo demás, incluso arriesgó en algún que otro momento, saliendo victorioso del lance. Como frontman se mostró activo, corriendo con su pandereta, regalando baquetas mientras aporreaba el cencerro que sostenía en la mano izquierda y realizando su pose clásica extendiendo los brazos cual alas de avión y planeando gracias a ellas. Rudolf Schenker no paró quieto un segundo, moviéndose, corriendo de un lado a otro del escenario, dando pasos de baile de atrás adelante y sus medias vueltas tan características. Es el verdadero motor escénico y musical que pone en marcha la maquinaria teutona y tira de ella con energía. Matthias Jabs se mostró sonriente, regalando maestría a las seis cuerdas. James Kottak fue todo un espectáculo, un showman del rock&roll aportando su sólida base y segundas voces. Por su parte, Pawel Maciwoda tomaba una posición secundaria tanto en el apartado musical como en el escénico, haciendo un trabajo correcto al bajo pero sin destacar en demasía.

En cuanto al repertorio, está claro que en una banda con la dilatada trayectoria discográfica de los teutones, cada uno tenemos nuestros temas preferidos y, ni aun tocando tres horas contentarían a todos. Cierto que se echan en falta piezas pertenecientes a sus primeros álbumes, personalmente también de su etapa noventera como «Face The Heat» («Alien Nation» o «No Pain, No Gain» por ejemplo), incluso de los fabulosos «Humanity Hour 1» o «Unbreakable», recientes pero olvidados en giras posteriores. También algunos clásicos imprescindibles en sus conciertos como «Dynamite» o «No One Like You» brillaron por su ausencia…

Cinco minutos pasada la hora prevista se apagaban las luces y veíamos como introducción el vídeo de San Bernardino, se alzaba varios metros la plataforma del kit de batería y la fiesta daba comienzo a base de «bang, bang, rock with the gang», grito de guerra de «Sting In The Tail» y las primeras imágenes en color rojo con el logo de la banda rodeado de rosas. «Make It Real» nos ofrecía un fondo azul de una vieja fábrica, mientras que «Is There Anybody There?» impregnaba Vistalegre de pegadizos ritmos y melodías, haciéndonos cantar mientras se nos inundaba de verde, rojo y amarillo.

El hipnótico ritmo de «The Zoo» nos ponía a todos a dar botes, alargando su parte central en el solo de Matthias soplando por su talk box y Klaus haciéndonos gritar la palabra título tras arengarnos con «The streets we call the…». A continuación, la instrumental «Coast To Coast» sirvió para que Klaus se colgara su guitarra y descansara la voz haciendo labores rítmicas, volviendo a sentar cátedra con una genial interpretación de «Loving You Someday Morning».

Comenzaría el primer turno de baladas con la que, en principio, iba a ser su epitafio, «The Best Is Yet To Come», con la que, al igual que cuando escribí la reseña del álbum, me quedo con esa frase de «Cómo voy a envejecer si la banda sonora de nuestras vidas es rock&roll«, cantada con pleno sentimiento. Con los cinco músicos en la plataforma central ataviados por las banderas española, asturiana y portuguesa (que alguien les hizo llegar y provocó una confusión posterior), siguieron con el set acústico gracias a los coreados «Send Me An Angel» y «Holiday».

«Raised On Rock» nos devolvía los decibelios con imágenes de la banda en retrospectiva, seguida de un  «Tease Me, Please Me» que pondría la nota picante gracias a las escenas de una bailarina frotándose con una bola de discoteca en su pelvis, alargando la nota final mientras Rudolf giraba cual peonza con su guitarra colgando de los hombros. Velocímetros, sirenas y pistolas aparecerían en la potente «Hit Between The Eyes», llegando al espectacular solo de Kottak en el que el músico se introduce en las portadas de «Fly To The Rainbow» (fallándole sus zapatos-hélices e interrumpiendo bruscamente su vuelo), entrando en buena compañía a la limusina de «Lovedrive» , encerrado en la jaula de «Pure Instinct», cruzando la puerta de «Crazy World», llegando a la playa de  «Animal Magnetism», coge la bandera, la besa al grito de «viva España», sólo que era la de Portugal, que tomó por error… No es plan tampoco de crucificar al músico, son fallos del directo. Terminando en una habitación acolchada con camisa de fuerza, aplicándole corriente eléctrica en sus pezones y terminando al grito de «get your sting and Blackout», lo que enlazó al inmortal tema, con todo el respetable envuelto en la locura del riff interpretado por Schenker ataviado de sus gafas-tenedor, perilla postiza y venda en la testa.

Nuevo parón para el solo de guitarra de Matthias, encarando el final gracias a otro clásico como es «Big City Nights». No obstante, la banda no se haría de rogar, dando un primer bis al grito de «Still Loving You España!», unida a otra de sus inmortales baladas: «Wind of Change», con el segundo de sus estribillos cantado en castellano. Dos de los momentos que, por mucho que hayan sido repetidos en centenares de ocasiones, siguen siendo la cumbre sentimental de sus shows.

«Rock You Like A Hurricane» sonó rotundo y demoledor, con Vistalegre siendo una sola voz. Parecía que iba a ser el punto y final, pero sorprendieron a todos (sobre todo a los que ya estábamos camino de la salida) con la interpretación de «When The Smoke Is Going Down» como regalo final hacia los asistentes del sábado madrileño.

Texto: J. José Jiménez – J Jose Jimenez@rafabasa.com

Fotos: Marta Errea (martaerreaphotography)

Para ver las fotos a mayor tamaño, pinchar sobre ellas.