THE DARKNESS – Crónica y Fotos de su concierto en Madrid

Domingo 7 de Octubre de 2012 – Sala Riviera – Madrid

Tal vez no era el mejor día para un concierto de este tipo en Madrid: domingo, día del Madrid-Barca de fútbol (que de hecho hizo retrasar el horario del show hasta pasadas las 22:00) y además coincidiendo con GREAT WHITE+JORGE SALÁN el mismo día en la capital, pero al final el ROCK con mayúsculas está por encima de todo esto y el concierto de los británicos fue un triunfo total. Es cierto que la entrada se quedó en un medio aforo de La Riviera, pero ni a los protagonistas ni a nosotros mismos nos importó un ápice y es que la comunión fue total y absoluta de principio, con un grupo literalmente alucinando con la respuesta de la gente, y nosotros debajo correspondiendo con el mayor calor y movimiento posible a la rotundidad, clase y calidad a todos los niveles que ofrecieron THE DARKNESS en su concierto en Madrid.

Es cierto que el día anterior habían teloneado a LADY GAGA en Barcelona, pero el domingo sí tenían a su público 100% roquero delante, variado pero con el denominador común del gusto por las bandas clásicas, guitarreras y con tanta personalidad como son los liderados por los hermanos Hawkins: Justin, histriónico, provocador y rockstar, en todos los sentidos de la palabra, el vocalista (y muy buen guitarrista, además de un frontman soberbio); y más sobrio pero tremendamente efectivo su hermano, y guitarrista, Dan. Es cierto que fueron enormemente grandes en sus comienzos, con aquel "Permission to land" que estaba destinado a remover los cimientos del rock y convertirles en la última banda grande allá por 2003/2004, aunque el éxito y las presiones desmedidas les terminaron por desmembrar de la mano de un ambicioso pero más flojo "One way ticket to hell…an back" (de hecho sólo tocaron el tema título de este álbum) y las adiciones de un Justin totalmente enloquecido y enganchado a la cocaína y los excesos de todo tipo a mediados/finales de la década pasada (como toda estrella del rock legendaria que se precie). Pero ya ha vuelto del infierno y está 100% recuperado y totalmente hambriento de recoger el cetro del estilo de la mano de sus DARKNESS, que ya digo que están renacidos y con su formación original más unida y en forma que nunca.

Vamos de manera directa y rotunda al repaso del show, como fue el propio concierto: rock n´roll clásico y atemporal, con una banda excelente sobre el escenario, sonando como un cañón y con un cantante y frontman líder absoluto y dominador a su antojo del concierto, del público, de "su banda" (aunque mostrando muy buen rollo y complicidad entre ellos, superadas ya las rencillas que les llevaron a la separación hace algunos años). Concierto "breve" pero totalmente efectivo en el que no faltaron ninguno de los éxitos y temas más conocidos del grupo, además de presentar su disco de reunión, "Hot cakes", 100% THE DARKNESS, clásico, muy guitarrero y con temas a la altura de su ya legendario debút. Comenzaron sobre las 22:15 tras su intro de THIN LIZZY "The boys are back in town" y esa pieza de música clásica de ABBA llamada "Arrival" sonando por megafonía. Justin vestido con un precioso mono blanco de cuero ajustado (que le duró poquísimo puesto, al menos la parte de arriba, mostrando un cuerpo fibroso y muy en forma, además de lleno de tatuajes), el bajista Frankie Poulain con ese look setentero, bigote y cardado en ristre, "imitando" a su adorado Phil Lynnot, y la banda en sí sonando como un cañón de la mano de los primeros cortes "Every inch of you" y "Black shuck", que abrían respectivamente el tercer y primer álbum del grupo. Y todo ello sobre un escenario muy sobrio sólo con un gran telón de fondo con el logo del grupo y mucho espacio para que la banda demostrara que en directo se está para sudar y rockear, y el resto son sólo aderezos a veces innecesarios… y eso que ellos son los primeros que en giras previas han mostrado producciones enormes de escenario, a la vieja usanza de las grandes bandas de rock, pero en este caso son sólo ellos y su colección de guitarras y bajos, que sacaron unos cuantos.  

Justin iba calentando la voz y mostrando sus inimitables falsetes, pero demostrando que está totalmente sobrio, centrado y tocado por esa varita que sólo acaricia a los músicos únicos, legendarios, icónicos y que lo tienen todo para ser considerados por derecho estrellas del rock. No paró de moverse, de jugar con nosotros y con la banda, cantando muy bien y demostrando que, aparte de ser todo un animal de escenario (haciendo el pino, cambiándose de ropa y mostrando vestuario del rock a cada cual más extravagante pero con estilo, haciéndonos reír con su acentazo británico intentando hablar en español…), es un musicazo y un artista como la copa de un pino. Alternando cortes sobre todo del primer y tercer disco, como digo, iban cayendo temazos uno tras otro mientras tanto nosotros como ellos íbamos subiendo la temperatura y el buen rollo de La Riviera hasta el infinito: "Growing on me", la caña melódica de "She´s just a girl, Eddie"… Excelente el recuerdo al mejor tema con diferencia del segundo disco, ese homónino "One way ticket" que hace años hubiera sido superhit en todo el mundo, para seguir soltando calidad y bromas constantes a ritmo de superclásicos como "Get your hands off of my woman", ¡genial!, o el baladón a medio tiempo que es "Love is only a feeling" (¡vaya pedazo de sólo!). Más temas nuevos del reciente y excelente "Hot cakes" como "Concrete" o la divertida "Everybody have a good time" para cerrar, tras la cañera versión de RADIOHEAD incluida en su último disco ("Street spirit") a golpe de clásicos como son ya "Givin´up" (con toda la sala sin parar de bailar y cantar, y ellos alucinando), "Stuck in a rut" y el desfase final de "I believe in a thing called love" que puso la sala patas arriba con uno de los últimos superclásicos del rock.

Ya en los bises, y con Justin mostrando descarado y hortera mono hawaiano sin cortarse un pelo, era el momento de terminar con una acedeciana "With a woman" y una alargada y desenfadada versión de su "Love on the rocks", con presentación de la banda incluida, lanzamiento constante de púas al público y Justin bromeando con nosotros de manera totalmente histriónica y muy divertida (incluso haciendo la grulla de "Karate Kid", jaja)… De hecho, acabó tocando entre el público subido a hombros de un pipa al más clásico estilo Angus Young, agradeciendo de primera mano y con mucha cercanía el gran público que habían tenido delante esta noche. En definitiva, un concierto soberbio de un grupo diferente y muy especial, tal vez la última gran banda del rock (junto con AIRBOURNE) y que le echaron todo el morro del mundo en Madrid para hacer que algo menos de hora y media fuera inolvidable y ya esté apuntado y subrayado como uno de los mejores conciertos que hemos vivido en la capital en una sala en mucho tiempo. Es sólo rock n´roll pero es divertido y me gusta… ¡qué gran manera de terminar la semana con una sonrisa y convencido de que sí, de que aún hay esperanza para el futuro a nivel de bandas nuevas en el estilo!

Texto: David Esquitino (david_esquitino@rafabasa.com)

Fotos: Andrés Abella

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