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Viernes 10 de Agosto de 2012 – Fiestas de Lavapiés – Madrid
Ver al Molina y sus secuaces siempre es motivo de alegría y disfrute, especialmente si atendemos al carácter esquivo del genio y sus contadas apariciones en directo en los últimos años. De todos modos, y siendo justo, está claro que en esta nueva etapa del grupo parece que le van cogiendo el gusto al directo y está siendo más habitual ver conciertos de ÑU (al menos de lo que era en los últimos tiempos), algo que los fans agradecemos de manera superlativa. Y si encima lo enmarcamos dentro de unas fiestas populares como las del castizo barrio de Lavapiés en Madrid, pues mejor que mejor. Si el año pasado fueron BURNING los que amenizaron las fiestas de San Lorenzo, el menos en el "día roquero", este año no podía haber mejor elección clásica para ver un viernes por la noche a mediados de agosto, y de gratis, que ÑU, que además se marcaron un conciertazo.
Es más, en estas mismas páginas virtuales pudisteis leer hace poco mis impresiones sobre el concierto de la banda en las fiestas de Hortaleza (allá por mayo), y no oculto que aquel día salí decepcionado del show, y eso que sabéis todos de mi pasión absoluta por José Carlos Molina y su banda en cualquiera de sus vertientes y épocas. En este caso resultó un concierto podría decir que prácticamente perfecto, divertido, desenfadado mucho más directo y totalmente enfocado a disfrutar y hacer disfrutar… Y ante mucha gente, está claro. De hecho, se tocaron menos instrumentales, se recuperaron clásicos y hubo alguna sorpresa, muchas sonrisas encima del escenario y encima se vio al Molina más humilde y entregado a su gente, lo que a veces es una lotería (que una cosa es que muchos admiremos el carácter "molinesco", valga la redundancia, y otra que a veces se exceda en chulería, irreverencia y macarrismo, como bien sabemos). No, pero en este caso vimos al músico genial, al cantante mágico y al flautista juglaresco. Y en estas tesituras no me importa que decidiera suprimir los temas del último disco (fantástico, por cierto, no me cansaré de decirlo) del repertorio, que siga sin querer cantar "Manicomio" y "Títeres" e incluso que le haya metido unos extraños arreglos "latinos" (de cumbia, vaya) a "La bailarina", si no me equivoco. E incluso los fans acérrimos le perdonamos que hicieran un "Sé quién" un tanto irregular y "sui géneris" esta vez, jeje, porque lo cierto es que fue un conciertazo de principio a fin, consiguiendo además que nos olvidáramos de la maldita farola y árbol plantados justo delante del escenario totalmente urbano ubicado al final (o principio, según se mire) de la calle Argumosa.
No me olvido de quitarme el sombrero hasta la fantástica banda actual que acompaña al jefe, destacando obviamente al loco Peter Myer, maestro del Hammond y todo un animal de escenario (homenajeando de vez en cuando a su admirado Jon Lord, como no podía ser de otro modo). Y me encantó ver al guitarrista Nacho de Carlos más suelto y disfrutando 100% de la versión más roquera e incluso heavy de la banda que sí vimos en Lavapies (en comparación con el show más sinfónico y pesado que nos ofrecieron en Hortaleza). Y finalmente hay que nombrar una vez más a la preciosa y encantadora Judith Mateo, otro animal de escenario y fuerza natural (destilando clase, simpatía, macarrería en su estilo y elegancia a un tiempo) que se volvió a unir a la banda en la parte final del show para aportar un punto de violín a algunos de los temas más festivos como "El tren" y sobre todo "La danza de las mil tierras". Y le sigue vacilando, en el buen sentido, al Molina, ¡qué tía!… Además, pese a tratarse de unas fiestas de barrio y un escenario normalito, el sonido fue bastante decente durante todo el concierto, tal vez con un punto más bajo de volúmen de lo que muchos hubiéramos deseado, pero manteniendo en todo momento el nivel de, cuanto menos, aprobado alto sonoro.
Y dicho esto, me encantó que empezaran directamente con "Animales sueltos", "obligándonos" a todos a comenzar ya en "modo conciertazo" activado, y a partir de aquí todo fue fiesta y diversión, tanto en las partes más conocidas y esperadas ("La granja del loco", "No hay ningún loco", "El flautista" o el final con "Más duro que nunca"), como en las sorpresas (¡qué lujo escuchar la "sencillez" y preciosidad de "Pícaro"!, o ese "Trovador de ciudad", que tanto me gusta, aunque fuera en acústico… y también que hayan decidido mantener "El hombre de fuego", por ejemplo), además del para mí siempre momento único que es escuchar "Tocaba correr" en boca del maestro y acústica en mano (previo guiño a "Esperando", aunque al final sólo la esbozara entre risas y frase irónica marca de la casa).¡Ah!, y por si alguien lo duda (quizás incluso él mismo), la voz del Molina sigue perfecta, tal vez con un mínimo punto de potencia menos, pero con el mismo encanto, gancho y tono gamberro, canallesco y cálido (todo a la vez, por supuesto) inconfundible. Y sí, la melena también sigue intacta… por si alguien también dudaba de esto.
No, bromas aparte, lujazo ver a ÑU en tan buenas condiciones y ofreciendo un concierto "intermedio" entre lo que ellos quieren ofrecer y lo que la gente quiere ver y escuchar. En el punto intermedio está la virtud, como se suele decir, y en este caso acertaron con creces. Luego se puede matizar lo que queramos (aunque el Molina me tire de las orejas lo voy a decir: quitar los temas del último disco no es necesario ni es "actitud molinesca", José), elegir la faceta de la banda que más nos guste a cada uno y seguir pidiendo canciones diferentes para el repertorio futuro de la banda (me sigo desmarcando pidiendo con ansia "Cruz de hierro", "Prometo besar" y " Galeras"… además de ese "Imperio de paletos" que viene al pelo para cantarla a voz en grito en estos tiempos), pero en Lavapiés todo fue fiesta y diversión… Y (permitirme usar la frase por última vez) por si alguien lo duda, también una clase maestra de música en directo. "Me dijeron en la puerta que estoy embrujado, no se admiten animales sueltos…". Un gran placer y una noche excelente, ¡claro que sí!
Texto y fotos: David Esquitino (david_esquitino@rafabasa.com)
Pues la verdad es que discrepo bastante con la crítica, no sé si habremos visto conciertos distintos, pero ví a Ñu el año pasado en las Fiestas de San Blas y estuvieron bastante mejor que en Lavapiés. Además, en ambos conciertos abusan mucho de temas instrumentales, y Molina cada vez canta menos y habla menos, y encima cuando habla es para decir tonterias, como por ejemplo: «voy a tocar esta mierda de canción», si va con esa actitud derrotista lo lleva claro, agradezco que al menos no la montase, pero se echa en falta a un Molina más guerrero y sarcástico.
Entiendo que esté desanimado con el panorama músical y con las ventas de sus últimos discos, pero podría haberselo currado más, y haber tocado temas de los últimos discos, y sobretodo haber tocado temas como «Ella», «Renegado», «Pêrseguido», «Galeras» o «Imperio de Paletos» (temas que no deberían faltar nunca en un repertorio de Ñu) en vez de hacer sesiones instrumentales infumables de más de 10 minutos (ni que fueran Dream Theater), por no hablar de la colaboración de Judith Mateo, que afortunadamente sólo fueron dos o tres temas, pero ni punto de comparación con el fallecido Jean François, será muy graciosa pero a mí no me pega nada en Ñu, mejor que haga giras con Molina en solitario pero en Ñu yo busco otras cosas.
En fin, dudo que vuelva a verles, tenía ganas de verlos porque eran una cuenta pendiente después de muchos años, pero si van a ir en este plan casi que me ahorro el viaje (menos más que el concierto fue gratis).